domingo, 1 de mayo de 2016

Descubre qué quieres hacer con tu vida y vende infoproductos sin estar trabajando 24 horas al día. Deborah Marín (OyeDeb) en EK 023

Por: Franck Scipion
deborah marin oyedeb

Si tienes un runrun en tu cabeza que te dice que tu trabajo y tu vida no son lo que tú quieres hacer, tienes un problema común. Y ese problema es el que tuvo (y superó) nuestra protagonista de hoy durante parte de su vida.

Encontrar lo que quieres hacer con tu vida y ganarte tu sueldo con ello no es fácil. Pero si no te pones excusas, experimentas y te lanzas a ayudar a otras personas sin dejar tu vida de lado, puedes conseguirlo.

23ª entrega del podcast Emprendedores Knowmadas D.I.Y.

Hoy traigo conmigo a Deborah Marín, autora de OyeDeb.com, y creadora compulsiva de programas online que buscan ayudar a otras personas a vivir como quieren con el trabajo que quieren.

Si quieres descubrir…

  • Cómo descubrir tu pasión y no desfallecer hasta encontrar algo de lo que te gustaría trabajar toda la vida.
  • Por qué tienes que desconectar de tu trabajo y no renunciar a tu vida a cambio de tu negocio.
  • Los secretos para mantener una gran marca personal y conectar con tus lectores de diferentes formas.
  • Cómo crear tu primer infoproducto y qué errores evitar durante el camino.

Dale al play y/o descárgate el Audio.

Nota: Ahora también puedes seguir el podcast Emprendedores Knowmadas D.I.Y en iTunes, Stitcher, SoundCloud, e iVoox desde tu navegador, o desde tu móvil.

Descubre qué quieres hacer con tu vida y vende infoproductos sin estar trabajando 24 horas al día. Deborah Marín (OyeDeb) en EK 023

Descarga el audio

Enlaces mencionados en la charla

Transcripción de la charla


Descubre qué quieres hacer con tu vida y vende infoproductos sin estar trabajando 24 horas al día. Deborah Marín (OyeDeb) en EK 023

 

FRANCK SCIPION 00:00 Aló, amigos. Nuevo episodio en el podcast Emprendedores Knowmadas Do It Yourself.

Hoy tengo una cita con una mujer reinventada, una urbanita que ha decidido irse a vivir al campo, una publicista que ha decidido hacer de la escritura su oficio y su estilo de vida, una atrevida que ha decidido sumergir a su chico en su negocio, en el backstage, y alguien con un fuerte carácter y una gran sensibilidad.

Demos la bienvenida a Deborah Marín del excelentísimo blog Oye Deb. Hola, Deborah. ¿Cómo estás?

DEBORAH MARÍN 00:34 Hola, Franck. Vaya presentación [risas].

Nada, muy contenta, la verdad, de que me hayas invitado, y yo de haber aceptado porque hasta hace poco no me atrevía mucho con esto de las entrevistas así en vídeo y en directo. O sea, que un poco nerviosa por un lado pero muy contenta también.

FRANCK SCIPION 00:50 Ya veo que tengo suerte. Muchas gracias por estrenarte entonces en esta disciplina de la entrevista en formato vídeo. Es un placer tenerte por aquí, porque desde el primer momento en el que me topé con tu blog, percibí enseguida que detrás había una voz muy distinta a lo que solemos encontrar en el mundo del emprendimiento.

Así que vamos a dedicarle toda la sesión de hoy a tu blog “oyedeb.com”, para tratar de explicarle a la gente como has logrado posicionar tu plataforma digital en el mercado y encontrar un hueco totalmente tuyo, porque creo que es un blog que respira tu personalidad. Y de paso vamos a hablar más en detalle de tu propia historia.

Arrancamos, si te parece, con los estudios. Decides estudiar Comunicación Audiovisual y encuentras sin mucha dificultad un trabajo en una productora de cine. ¡Vamos!, para una joven recién licenciada mejor imposible como primer trabajo, ¿no?

DEBORAH MARÍN 01:47 Sí. La verdad es que nunca tuve problemas para encontrar trabajo, inclusive ya trabajé los veranos entremedias, mientras estudiaba.

Y ahora, al preguntarme, pienso que probablemente es porque estamos hablando de una época precrisis en la que más o menos yo creo que todo el mundo que acabó en la “uni” conmigo, nos fuimos colocando tranquilamente. Pero sí, la verdad es que no tenía muy claro que quería hacer eso.

De hecho, después de la “uni” estuve un año trabajando como camarera, porque quería ordenar mis ideas, no estaba 100% segura de quererme dedicar a lo audiovisual. Ya se vio más tarde que no me quería dedicar a lo audiovisual, pero aun así estuve unos años trabajando en productoras de todo tipo: hice publicidad, docus, tele y en la última, que es en la que estuve más tiempo, hacíamos películas.

“Después de la ‘uni’ estuve un año trabajando como camarera, porque quería ordenar mis ideas, no estaba 100% segura de quererme dedicar a lo audiovisual

FRANCK SCIPION 02:38 Parece bastante divertido. Es decir, no parece ser muy rutinario o muy aburrido como trabajo.
DEBORAH MARÍN 02:45 Bueno [risas], depende. Yo creo que el cine desde fuera, o el audiovisual en general desde fuera, parece mucho más glamuroso de lo que es en realidad para la mayoría de personas que  trabajan en él. Yo creo que los puestos creativos son, en el caso del cine, los de director, guionista, dealers de arte…, o sea, los jefes de equipo, digamos.

Pero yo en mi trabajo, en el último especialmente, era coordinadora de producción, y el trabajo que tenía era de oficina. Al final, estaba como en una oficina cualquiera respondiendo emails, organizando citas, yendo a reuniones, llamando por teléfono.

Sí que es verdad que tenía el aliciente de que estabas construyendo algo muy grande que estaba muy bien, pero para mí tenía muy buenas condiciones, porque cobraba bien, estaba a un minuto literal de mi casa andando, trabajaba con buenas amigas mías en el mismo despacho y cobraba decente también.

Siempre tenía ese runrún de que no tenía mucho significado.

Pensaba, “¿Pero qué hago aquí? ¿De qué sirve esta película?  ¿Una película más en el mundo para qué?”. Y sentía como que no.

No sé, supongo que hay gente a la que no le importa mucho esa parte de su trabajo, pero a mí me hacía realmente mucho daño cada día. Tenía la sensación de que estaba perdiendo mucho el tiempo, también la energía y también la creatividad por otro lado.

FRANCK SCIPION 04:17 Desde luego conformarse no es lo tuyo. Así que decides afrontar esta situación y dejas el trabajo sin más para ofrecerte quizás un regalo increíble para muchos.

Es un año de descubrimiento completo. Algunos optan por viajar por el mundo y tú decides formarte; formarte en busca y captura de tu felicidad en el futuro. Así que te metes de lleno en este mundo del do it yourself: manualidades, costura, cosas muy muy creativas que por lo visto llevas muy dentro.

DEBORAH MARÍN 04:55 Sí. Ya desde pequeña pasaba bastante tiempo sola porque mis hermanos eran mayores,  entonces quedé casi como hija única. Básicamente lo que hacía era leer y hacer manualidades de todo tipo. Ya en la adolescencia poco a poco fue desapareciendo.

Y ya, desde luego, cuando empecé a trabajar es como que se volvió– o sea, en la “uni” tuve oportunidad de volverlo a sacar porque había una parte muy práctica en lo de audiovisual que me daba opciones, pero después es como que murió.

La verdad es que sentí que murió. Y entonces, cuando me enfrenté a ese momento de saber que si podía evitarlo, no querría trabajar para nadie nunca más.

Entonces me tenía que buscar la vida con algo mío, y pensé: “Explora. Explora las cosas que te han apetecido hacer siempre y que no has hecho por equis o por hache”. O sea, había cosas que yo siempre quería: “Ay, pues podría probar esto, podría probar lo otro: serigrafía, cerámica, costura, patronaje; todo esto, y mira a dónde te llevan”.

Es verdad que lo hice con un ánimo un poco de búsqueda,  no sólo de disfrute completo, sino que yo quería probar cosas que quizás pensaba: “Quizás puedo dedicarme al diseño de ropa. Entonces voy a aprender cómo se hace la ropa”.

Todo este tipo de cosas siempre para mí tenían un fondo práctico, pero era como una exploración. Y sí, no era un año sabático realmente, pero estuvo muy bien porque todo lo que el paro y los ahorros me permitieron, lo empleé en aprender y en un poco buscar.

FRANCK SCIPION 06:35 Y pasó exactamente esto que estabas comentando, esta exploración que llevabas de tus habilidades creativas tenía un fin, y en 2009 decides montar tu primer proyecto. Es un proyecto que está pensado para crafters y lo llamas Dumbo. Y ya en este proyecto integras un blog para dar a conocer la propuesta.

Cuéntanos un poco esta transición para crear un primer negocio.  No sé si hay mucho ADN emprendedor en la familia o si estabas algo impresionada con esta idea de crear por vez primera tu negocio.

Pensaba, ‘¿Pero qué hago aquí? ¿De qué sirve esta película?  ¿Una película más en el mundo para qué?’. Y sentía como que no

DEBORAH MARÍN 07:11 La verdad es que no estaba muy impresionada con crear mi negocio, creo que por dos cosas: primero, porque no me lo tomé como, “voy a crear una empresa, voy a poner dinero, voy a dedicarme a saco”, sino que de alguna manera Dumbo fue la continuación de ese año que yo ya llevaba invirtiendo un poco en descubrir esa parte más creativa.

Y por el otro, porque sí que es verdad que en mi familia todos somos autónomos, y yo no había sido muy consciente de esto. De hecho, no me di cuenta hasta hace relativamente poco que pensé: “Si es que en mi casa todos–“. La gente siempre me pregunta: “¿No tenías miedo de renunciar a tu sueldo, a tu cosa fija?”. Y yo: “Pues no”. Pero no entendía por qué no.

Entonces, me di cuenta, y digo: “Claro, si es que en mi casa se ha vivido siempre así, y lo que yo he visto a mi alrededor ha sido eso, entonces no me parece nada extraño”. Por otro lado, Dumbo lo hice junto con Arieh, que era mi pareja entonces y sigue siendo mi pareja ahora.

Él tenía ganas de hacer algo un poco más creativo, fuera de su trabajo. Y usando todas estas habilidades que yo había aprendido, pensamos que viendo un poco que era lo que se estaba haciendo en Estados Unidos ya -que ahí sí que estaba ya en ebullición y en España estaba como recién iniciándose-, fuimos a New York. Estuvimos de vacaciones ahí un verano.

Fuimos a investigar este asunto y me di cuenta de que sí, que evidentemente había gente que no se sacaban un sobre sueldo, sino que se dedicaban a ello.

Y yo pensé que si aquí lo estaban haciendo, yo también podía; “ya vendrá a España. Todavía no, pero ya llegará”. Y entonces lo decidimos allí. Lo decidimos estando en un barrio Brooklyn que se llama Dumbo. Estábamos allí sentaditos mirando el atardecer y lo estuvimos hablando ahí.

Lo decidimos, y en ese momento ya le pusimos nombre y todo. Y enseguida funcionó. Yo lo que hice fue empezar un blog que me parecía un paso muy natural para mí.

Y tanto con el blog como con la marca -quizás porque no había mucha competencia todavía y el círculo en España de este tipo de marcas era relativamente pequeño- enseguida empezamos a coger nombre y la cosa empezó a tirar.

Pero, ya te digo, no hicimos ni gran inversión, ni corrimos ningún riesgo ni nada. Probamos unas pocas unidades, un sistema gratis -porque en aquel entonces era Blogspot y era gratis- y la tienda la pusimos en exit y al final era todo muy sencillo, y fue dando y fue tirando adelante.

FRANCK SCIPION 09:48 Genial. Y de nuevo, más o menos al año, con un proyecto que parece que tira bien y que podía desarrollarse muchísimo más, vuelve la “mariposa tócalo todo”, como la he llamado, que seguramente llevas dentro, y decides montar un nuevo proyecto, esta vez con una comunidad social en su centro, y no estoy refiriéndome a una red social, sino a un club que es el Club Handmade.

Cuéntanos el planteamiento inicial de este proyecto y cómo esto enlaza desde Dumbo al Club Handmade.

DEBORAH MARÍN 10:24 Eso del club ya era una idea que yo había tenido en ese año de pensar mil cosas y pensar qué podía hacer con mi vida, y un poco la recupere porque se dieron las condiciones. Conocí a una chica a través de Dumbo, que también tenía una marca ella de ropa.

Nos hicimos muy amigas, y ella alquiló un espacio en el centro de Barcelona pequeñito, pero era para poner su taller y su showroom. Entonces allí hablando un día -ella ya sabía un poco de mis ideas y de que aún estaba pensado qué hacer; ya tenía Dumbo, pero yo seguía con lo mío dándole vueltas- dijimos: “Igual aquí podríamos hacer talleres”, de lo que  surgiera: de punto de crochet, de estampación, de lo que surgiera; todo de cosas creativas.

Y ahí, lo que pensé es, “podemos hacer esto, y podemos hacerlo aun mejor”, porque al yo pensar en cómo me sentía yo cuando no estaba usando la creatividad en mi vida, pensé que probablemente había un montón de chicas en la misma situación con otros trabajos, y que no necesariamente iban a hacer lo que hice yo, sino que estaban bien con su trabajo, pero aparte querían entrar en el mundo de la creatividad de otra manera, y que probablemente estarían rodeadas de personas que no comprendían muy bien eso.

Entonces, añadí la idea de hacer club social. Es decir, además de que vinieron a los talleres, organizar actividades para que se conocieran, para que interactuasen y para que se hicieran amigas al final. Porque yo me di cuenta con Dumbo que era importante esa especie de red de apoyo, de gente que comprende lo que estás haciendo, que no dice: “¿Ahora te da por aprender esto, ahora te da por aprender lo otro?”.

Necesitas un grupo que comprenda lo que haces. Por eso  iniciamos el Club Handmade. Y realmente también tuvo muy buena aceptación. Y sí, estaban muy contentas, la verdad.

FRANCK SCIPION 12:10 Y de nuevo, al año más o menos, te entra el gusanillo de explorar una cosa nueva y llega tu siguiente creación: Craft and the City. Ahí se da una mezcla perfecta entre viajes, talleres y shopping para un público que es muy claro: chicas creativas.

Esto es lo tuyo, es tu expertise. Para mí, visto desde lejos, lo único que estás haciendo es poco a poco refinar la idea inicial que tenías, y en efecto, sacar una nueva iteración de tu proyecto o una nueva marca, si quieres, pero tampoco te estás alejando tanto de las propuestas iniciales.

Lo bueno es que cada vez estás aprendiendo con la práctica desde la trinchera, que es la única forma que hay para mí de aprender cuando estás montando un negocio.  Explícanos, ¿cómo nació Craft and the City?

DEBORAH MARÍN 13:04 Justamente así. Yo seguía un poco, como te acabo de contar, con esta idea de: tengo estas dos empresas en marcha pero no acaban de ser lo que yo necesito, no acaban de ser lo que yo quiero, pero bueno, van adelante, están bien.

Y me planteé que necesitaba algo que me diera un poco más de dinero y más tiempo para, de alguna manera, buscar eso que yo estaba necesitando, que era realmente una empresa que me encajara perfectamente.

Y entonces, iterando precisamente la idea del club, que fue como, “ahora mismos sólo estamos llegando a las chicas de Barcelona, es decir, ellas tienen que venir a nuestra sede social que está aquí”.

En esta misma idea, si yo organizo un fin de semana cada cierto tiempo -decidí que fuera cada tres meses-, en una ciudad diferente, pues las chicas de todas partes vienen allí, nos juntamos allí y hacemos lo mismo pero  superintensivo, y con lo que gano en una edición puedo añadir otro pellizquito al bote y poder pagar mis cosas y además tener tiempo entremedio para seguir con mi asunto y ponerme un poco en serio a buscar el “qué”.

Y así empezó. Y también, la verdad, yo pensaba que a la primera edición no iba a venir nadie, y sí, vinieron muchas chicas. La hicimos en Barcelona. La segunda la hicimos en Valencia y la tercera en Bilbao. Y ahí ya murió, ya lo maté. Hice tres.

FRANCK SCIPION 14:40 Cuéntanos, ¿por qué decides definitivamente matar Craft and the City? ¿Qué cosas no terminaron de gustarte?
DEBORAH MARÍN 14:48 Una de las cosas que no era mi cosa favorita, que también con el club me pasaba lo mismo, era el hecho de tener, digamos, horarios y citas. O sea, yo ya sabía que tal día tenía un  curso del club y tenía que ir, y en Craft and the City sabía que ese finde lo tenía que pasar ahí y, además, lo tenía que pasar con gente.

Yo ahora estoy mejorando este aspecto de mí misma, pero no soy una persona– o sea, me lo paso bien pero tiene que ser a tiempos limitados.

Yo recargo mi energía estando sola en mi cuarto leyendo tranquila en casa, y cuando estoy largo rato con gente, acabo muy cansada. De hecho, iba a Craft and the City y la semana siguiente me la pasaba catatónica en el sofá; no podía con mi vida.

Yo ya fui viendo que eso no, que evidentemente el trabajo ideal tenía que ser yo con mi ordenador, con mis pensamientos y con el menor número de gente posible a mi alrededor.

Por otro lado, justamente eso que te planteaba, al darme tiempo entremedio entre una edición y otra para pensar y poner orden en mi cabeza, en ese entremedio encontré Oye Deb.

Yo empecé Oye Deb en septiembre de 2012, y la edición, la cuarta, la que nunca se hizo, tenía que suceder en diciembre de 2012. Vi que Oye Deb funcionaba cuando empecé, porque el primer día ya dio resultado.

Entonces dije: “Ahora estoy perfectamente. Esto realmente me encanta. Encima me está dando dinero más que cualquier otra cosa que haya hecho antes. Creo que tiene mucha perspectiva de futuro. Creo que ahora ya puedo dejar de hacer esto de los fines de semana intensos”.

FRANCK SCIPION 16:29 Debes tener don para crear empresas, porque las tres que has montado, de alguna forma, han funcionado. Quizás no te han llenado a ti del todo -y no les has dado la continuidad que tenían- pero eran ideas que tiraban. Comentas en tu página “Acerca de” que en Oye Deb la cosa empieza muy bien desde el principio.

Empiezas a hacerte visible rápidamente, y para mí algo más importante: te haces memorable. ¿Es suerte o tiene que ver con una estrategia que has  diseñado y pensado un poco? Cuéntanos un poco.

Yo recargo mi energía estando sola en mi cuarto leyendo tranquila en casa, y cuando estoy largo rato con gente, acabo muy cansada

DEBORAH MARÍN 17:07 Te diría que ni suerte ni estrategia, porque yo creo que Oye Deb y el modelo de negocio de Oye Deb me funcionó desde el primer día. Es decir, yo los dos primeros meses facturé por una guía que puse a la venta desde el primer día, una guía muy sencilla en PDF.

Los dos primeros meses creo que llegué a casi 10.000 euros facturados, y no había invertido nada. Entonces era como: “¡La gente quiere esto!. Y este modelo de producto digital tengo que ver si tiene continuidad, pero aparentemente funciona”.

La visibilidad no la empecé de cero, porque yo ya llevaba cuatro-cinco años con el blog de Dumbo a tope. Es decir, a mí me encantaba escribir allí y escribía cada día y tenía muchos lectores. Cuando les dije que iba a dejar Dumbo y que iba a moverme a Oye Deb, yo me llevé casi a 1000 personas a la lista.

Entonces, yo empecé con ellas y esa gente fue la que empezó a hablar de mí en otros sitios y la que empezó a comprar mi primer producto. Entonces, suerte no, yo creo que la visibilidad primera fue por el trabajo anterior, que ya llevaba muchos años currándomelo sin pedirles nada a cambio.

Sobre el tema de la estrategia mucha gente me lo pregunta. Y a mí me gustaría ser estratega pero es que no me sale, porque yo tengo esta cosa de que tengo mucho miedo a aburrirme y no hago nada que no sienta que tengo que hacer en el momento, entonces no se me da muy bien hacer planes.

Yo intento planearme siempre el año, y si vieras mi año en enero y el año como termina, no tiene nada que ver, porque yo voy haciendo: “Ah, pues ahora me apetece esto, pues lo hago. Ah, pues esto que tenía previsto ahora no me encaja, pues no lo hago”.

Entonces, no tengo muchas maneras de seguir una estrategia. Y yo cuando empecé Oye Deb, porque al principio ya vi que de repente, “hombre, cuánto dinero. Hombre, pues esto va bien”, no tenía planes de hacerlo crecer de ninguna forma en especial ni de: “Venga, ahora 1000 suscriptores, en tres meses quiero 6000”; nunca me he puesto este tipo de metas.

Entonces he ido avanzando con lo que me iba viniendo y un poco reaccionando en consecuencia. Así que creo que ni suerte ni estrategia, la verdad. No sé.

FRANCK SCIPION 19:26 Pero aun así, no te voy a dejar escapar de este tema. Quiero escuchar tus secretos para crear una marca personal, que es la que tú has conseguido colocar en el mercado.

Yo entiendo que gran parte de esta propuesta es ser tú misma. Este es uno de los pilares, pero seguramente hay algo más. En fin, cuéntanos cómo una persona con o sin estrategia tiene que tratar de nutrir la marca de su negocio con personalidad, porque realmente es lo que percibo en tus proyectos.

DEBORAH MARÍN 20:01 Sí, totalmente. Yo creo que la marca personal es muy importante. Para mí siempre ha sido como muy sencilla de trasladar quién soy yo, o esa parte de mí que quiero enseñar al mundo trasladarla a algo online.

Yo creo que por eso todos mis anteriores proyectos funcionaban. Es decir, yo decía en el blog: “Se me ha ocurrido esto”, y la gente reaccionaba bien. Aparte de eso, cultivar una audiencia tiene que ver con que la gente conecta contigo, y eso, de alguna manera, me ha salido natural.

Pero siempre me preguntan este tema de la marca personal. Yo no soy para nada experta en esto. Me he dedicado mucho tiempo a pensar en ello. Pero sí que es verdad que una de las cosas en las que yo más pienso desde el principio de Oye Deb, más de forma consciente -y antes yo creo que lo hacía igualmente de forma inconsciente-, es en la coherencia.

Y por coherencia entiendo varias cosas: por un lado, yo entiendo que todo lo que tú pones ahí fuera en el mundo online evidentemente es una pequeña parte de ti.

Es decir, tú no eres lo que pones online. Pero cuando tienes una empresa online -o no online, da igual-, todo lo que vuelcas ahí, es decir, cada enlace que compartes, cada cosa que pones en una red social, aunque no sea profesional, aunque sea tu perfil público personal, tiene un significado y dice cosas de ti.

Y esas cosas no son “tú” al completo, pero es lo único que a tus lectores -la gente que no vive contigo ni son tus amigos- les llega, es lo único que les ayuda a formarse una imagen sobre ti.

Entonces yo he ido aprendiendo a no ir con cuidado, porque no es una cuestión de ir con cuidado en plan, “esto no lo puedo decir, esto sí”.

No es una cuestión de ir con cuidado y con miedo, sino de pensar que cada interacción que tú tienes o cada intervención o cada entrevista o cada cosa que pones ahí fuera está diciendo cosas de ti y está dando una imagen de tu marca.

Eso me parece muy importante, esa coherencia en ese sentido. Y por otro lado la coherencia de todo lo que haces con la empresa en sí. Es decir, yo antes de cambiar la web, me paso meses pensando en qué quiero que diga la web y cómo quiero que lo diga.

Antes de crear un producto digital nuevo, me paso mucho tiempo pensando si encaja o cuál debería ser el siguiente o cuál es el más interesante no sólo para mis lectores sino para la proyección de mi empresa. A mí me sale muy natural porque es mi manera de comportarme: pensar mucho las cosas y tratar de que sean muy compactas.

Pero creo que eso es lo que marca un poco la diferencia, porque es como que todo lo que haces va en una dirección, y si no, todo salpica para todos lados y a la gente como que no le queda muy claro lo que haces ni quién eres ni nada.

FRANCK SCIPION 22:54 ¿Esto no sería la definición de estrategia?
DEBORAH MARÍN 22:57 Sí, no sé. Yo lo relaciono tanto conmigo que para mí es como que siento que está bien ahora,  qué quiero hacer a continuación.

Pero me lo pienso mucho dentro de lo que sería, “qué quiero que sea Oye Deb”. Sí, puede ser estrategia, pero yo siempre que pienso en estrategia pienso en una a largo plazo.

Yo lo aplico a las acciones diarias, a cualquier decisión en la empresa, o lo que tenga que ver con Oye Deb. Pero, sí, realmente es bastante probable que de fondo tenga sentido como estrategia, de marca personal.

FRANCK SCIPION 23:37 Todo lo que cuentas demuestra que tu intuición tiene por lo menos su lugar en tu forma de emprender.

No es una cuestión de ir con cuidado y con miedo, sino de pensar que cada interacción que tú tienes o cada intervención o cada entrevista o cada cosa que pones ahí fuera está diciendo cosas de ti y está dando una imagen de tu marca

DEBORAH MARÍN 23:47 Sí, muchísimo. La verdad es que yo no me consideraba una persona particularmente intuitiva, y en lo personal me cuesta mucho aplicarlo, o cada vez estoy aprendiendo más, pero siempre para los negocios, pues no sé.

Eso me pasa también con la gente que a veces– alguna vez he hecho sesiones individuales y  nada más empezar a hablar con la persona o con los cuestionarios previos o los mails que les voy mandando es como que veo muy claramente por dónde deberían ir cuando a veces ellas ni siquiera lo están viendo, y es raro porque parece así como un superpoder extraño, pero creo que aplicado a esto de los negocios lo he tenido siempre muy activado y de hecho a veces la he cagado con decisiones, no malas, pero sí de cosas que igual no han estado tan bien o que las he tomado por dinero o por otras cosas que no eran exactamente lo que yo quería hacer, y no me han salido tan bien.

O sea, las veces que me he intentado ir de lo que yo sentía que estaba bien, luego el resultado no ha sido óptimo. Entonces a base también de tortitas vas aprendiendo a hacer caso.

FRANCK SCIPION 24:55 Seguimos con tu historia. Estamos en 2012-2013. Ya que tu vida online parece bien encarrilada, llega un cambio grande, grandísimo.

Después de toda una vida  como chica urbana, allí en Barna, decides o, mejor dicho, te planteas cambiar completamente de vida e irte a vivir al campo -es un tema muy interesante para mí-. Cuéntanos, ¿cómo llegas a esta conclusión de tener, de alguna forma, que irte a renacer al campo?

DEBORAH MARÍN 25:29 Mira, básicamente yo cuando ya vi que Oye Deb funcionaba y que por tanto era un trabajo que podía hacer desde cualquier lugar, tuve muchas ganas de irme de Barcelona porque yo nunca había vivido fuera de Barcelona, ni siquiera había hecho un Erasmus ni nada.

Había viajado pero dos semanas máximo. En cambio, mi pareja sí que había vivido en más sitios, y yo le dije: “Oye, ¿a ti te importaría si intentamos por un tiempo ver qué pasa e irnos a otro lugar?”, y me dijo: “No”. Entonces empezamos a pensar en posibles lugares.

Descartamos varios, porque empezamos a pensar más en ciudades: Londres, luego pensamos en Estados Unidos; pero cada una tenía sus problemas asociados. Finalmente, la opción fue Menorca, porque Arieh ha vivido muchísimos años allí y es un sitio que nos encanta.

Casi teníamos una casa ya a punto de firmar, pero al final se medio torcieron las cosas y yo sentí que no, y le dije: “Voy a empezar a mirar más cerca de casa, pero lo suficientemente lejos”.

Y la segunda casa que vimos fue ésta en la que estoy ahora. Y como nos gustó tanto la casa, nos dio un poco igual dónde estuviera. Fue el amor por el puro edificio. Entonces nos vinimos aquí.

Yo conscientemente no pensaba “quiero ir al campo”. Como te digo, una de las ideas era Londres, Nueva York o Los Ángeles, o da igual. Pero vimos este sitio y nos gustó tanto que dijimos: “Aquí será. Aquí vamos a probar”.

No era una cosa muy de, “necesito desconectar” o “necesito estar en contacto con naturaleza”. Es decir, me he dado cuenta a posteriori de que realmente lo necesitaba y que si la vida me trajo aquí era porque yo necesitaba venir aquí. Pero no fue una decisión tomada muy conscientemente.

FRANCK SCIPION 27:23 ¿Muchos miedos en el momento de hacer maletas y empezar a trasladar tu vida de Barcelona al campo, o nada? Pues nada, un episodio nuevo en tu vida y a arrancar con esta hoja en blanco.
DEBORAH MARÍN 27:36 Muchos miedos, sí, porque, ya te digo, yo nunca había salido de casa.

Yo vivía bastante cerca de mis padres y de mi hermano también; todos vivimos allí. Sí, me daba miedo echar de menos, pero pensaba: “Estoy a una hora de casa, tampoco es tan dramático. Podré ir siempre que quiera”, no me da tiempo realmente de echar de menos.

Pero tenía miedo de equivocarme. Es decir, de pensar que me iba a gustar y que no me gustara realmente. Un poco lo mismo que me pasaba con  los trabajos.

O sea, de empezar algo y decir: “Ay, no era como yo me pensaba”, que eso es algo que yo tengo mucha tendencia a hacer: yo idealizo las cosas en mi cabeza, me las imagino de una forma y luego la realidad no es tan sweet como en mi mente aparece.

Entonces cuando me encuentro así con las cosas reales del día a día, me dan como bajones. Además, los primeros días -las primeras semanas, de hecho- los pasé muy mal porque justamente se murió mi abuela.

Yo llegué aquí cuando ella estaba enferma, fue como, “ay, ay ay, todo son señales, quizás me he equivocado”.

Pero a la vez sentía que tenía que hacer esto por mí misma, tenía que salir alguna vez de casa, porque Barcelona al final es una ciudad grande pero es pequeña en realidad, y es muy hogareña -al menos para mí-, y tenía que salir de allí, tenía como que hacerme mayor.

O sea, para mí esto fue una cosa como de: “Hazte adulta y sal de aquí”.

FRANCK SCIPION 29:07 Obviamente,  desde tu nueva casa, allí en el campo, seguías metida más que nunca en el desarrollo de tu blog Oye Deb. El blog iba funcionando muy bien, pero hay otra cara al éxito del blog, y es que en algún momento te empiezas a dar cuenta que te habías transformado en una workaholic.

No parabas de dedicarle horas y horas al blog. Normalmente la gente no suele reconocer que tiene este problema de adicción al trabajo. ¿Cómo tú te das cuenta de que tienes un problema con el trabajo?

DEBORAH MARÍN 29:43 Fue al venir aquí. Esas semanas tan malas que pasé al venir aquí debido a la muerte de mi abuela, el cambio y el verme alejada un poco de mi nidito removieron muchas cosas.

Entonces yo empecé a decidir por fin -porque ya llevaba mucho tiempo queriendo hacerlo, porque mi hermana es terapeuta y no lo veo como, “vas a terapia porque tienes un  problema”, sino por crecer-, pues aquí me dije: “Esta es la mía. Ahora que estoy así, un poco tirando abajo, pues ahora es momento de empezar a ir a terapia”.

Entonces empecé a ir a terapia.

Lo primero que salió fue lo enganchada que estaba yo a mi trabajo. Claro, yo había pasado de no prestar mucha– o sea, yo cuando trabajaba por cuenta ajena hacia mi trabajo muy bien pero a la hora me iba y no pensaba en ello nunca y vivía muy tranquila, no era para nada adicta al trabajo trabajando para otros.

Esto había empezado en el momento exacto en que empecé a trabajar para mí misma. Yo creo que eso está muy bien decirlo cuando te pasa, primero porque la verdad es que creo que le pasa a mucha más gente de la que nos parece.

La mayoría de emprendedores que conozco tienen este problema realmente.

FRANCK SCIPION 30:59 Sí, te lo confirmo. No tengo datos, pero vamos, todos hemos pasado por fases en la que nos hemos pasado siete pueblos con las horas que dedicamos a nuestro negocio.

“Yo idealizo las cosas en mi cabeza, me las imagino de una forma y luego la realidad no es tan sweet como en mi mente aparece

DEBORAH MARÍN 31:30 Sí. Y no sólo era una cuestión de horas para mí, sino que mi espacio mental estaba plenamente ocupado por mi empresa y mi trabajo. Yo podía estar en cualquier sitio haciendo cosas que en teoría eran para pasármelo bien y yo estaba en mi mundo interior pensando.

Y si a lo mejor me había pasado tres días en Barcelona de fiesta por ahí, cuando llegaba el lunes a mi casa se me derrumbaba el mundo, porque sentía otra vez que tenía que volver a ponerme en esta energía. Me sentía además culpable por haber estado pasándomelo bien en lugar de atender a mis cosas.

Evidentemente, esto no estaba bien. Es decir, el trabajo es el trabajo y durante toda mi vida he sufrido mucho por el trabajo, porque para mí tenía que ser algo que tuviera significado y muy importante, pero de eso pasó al extremo opuesto.

Y ahora para mí el reto está en un poco– Bueno, ya lo he hecho, porque ya llevo casi dos años viviendo aquí. O sea, casi dos años en terapia, y eso es lo primero que trabajé. Para mí fue muy evidente que tenía que cambiar la forma con la que yo me relacionaba con mi trabajo.

Y sí, ahora ya estoy infinitamente mejor, y la verdad es que mi calidad de vida ha mejorado muchísimo, no ya de vivir en el campo, porque la gente se piensa que es que te vienes a vivir al campo y estás todo el día mirando los arbolitos.

No, no era eso. Ha mejorado porque he trabajado interiormente para soltar esto totalmente insano que tenía en relación al curro.

FRANCK SCIPION 32:46 ¿Qué tuviste que hacer, ponerte horarios? ¿Qué cosas concretas tuviste que modificar en tu forma de relacionarte con el trabajo?

Porque yo creo que esto es aportar mucho valor a mucha gente que puede tener en estos momentos este problema.

DEBORAH MARÍN 33:00 Sí, yo creo que tienes que ver de dónde viene, porque las personas lo hacemos por diferente motivos, esto de agarrarte al trabajo.

Tienes que ver exactamente de dónde sale.

Una vez entiendes de dónde sale, para mí -no será para todo el mundo- pasaba por darme permiso para disfrutar de la vida, no para estar siempre agarrada a mis obligaciones, que era lo que yo había aprendido en mi casa.

En mi caso todos somos personas atadas a sus obligaciones. Y yo no quería hacer así. O sea, esa no era yo, era algo que yo había aprendido pero no era yo.

Y, por tanto, para mí pasó directamente por trabajar menos. O sea, la empresa ha funcionado perfectamente igual o incluso te diré que mejor, porque he podido crear cosas de mayor valor o hacerlo con una energía mucho más positiva o diferente, al menos.

Para mí pasó por obligarme al principio -porque me tenía que obligar- a pasarme una mañana leyendo una novela y que no pasase nada, y lograr luego sostener la tarde trabajando sin sentirme mal.

O a irme los tres días a Barcelona, salir de fiesta hasta las 8:00 de la mañana, volver luego a mi casa y que no pasase nada tampoco. Y si necesitaba tomarme el lunes de descanso para volver a conectarme en lugar de estar intentando estar aquí pegada en el ordenador para resolver lo que tenía que resolver, pues darme el permiso.

Para mí el proceso fue darme el permiso para vivir mi vida y luego vivir mi trabajo, que es una parcela de la vida, no el núcleo o el todo, que era lo que fue para mí durante un tiempo.

FRANCK SCIPION 34:39 Creo que es fundamental lo que acabas de decir, porque al final si nos metemos en esto de crear un negocio y desear construir y ayudar a mucha gente, no debemos perder de vista que el propósito de la vida es vivirla y disfrutarla, y nadie quiere esperar a tener 80 años para disfrutar de qué tipo de vida.

Lo que estás contando es tener momentos de relax en lo que disfrutas.

Además, para los que estamos trabajando con un negocio digital, tenemos esta posibilidad de tener flexibilidad en nuestro horario laboral, y creo que es fundamental integrar estos temas en nuestra rutina de trabajo.

Es lo que has dicho tú: a veces estamos ocupados pero no somos productivos para nada, y estamos ocupados perdiendo el tiempo detrás de la pantalla mucho tiempo.

En cambio, necesitamos estar desconectados a veces y pensar muy muy en profundidad sobre temas importantes como la creación de nuevos productos, y ahí te das cuenta que en dos horas sin que nadie te moleste, eres capaz de crear cosas increíbles.

Gracias por compartir esta reflexión. Es un tema que no suele salir. Es mucho más fácil hablar del éxito que estás teniendo y que todo va bien y que ganas mucho dinero, pero también es importante hablar de cosas que yo, desde luego, comparto completamente con tu experiencia, y aunque hayas dicho que cada caso es distinto, yo también tuve momentos en mi vida en los que me pasaba con los horarios.

Y hay que enmarcar un marco en el que primero la vida y luego el trabajo, básicamente.

“La empresa ha funcionado perfectamente igual o incluso te diré que mejor, porque he podido crear cosas de mayor valor o hacerlo con una energía mucho más positiva o diferente, al menos

DEBORAH MARÍN 36:08 Es que además, yo creo que es una trampa que nos ponemos, porque yo creo que todos los que empezamos a trabajar por nuestra cuenta, sobre todo en este tipo de negocios online, la llamada es como, “voy a hacer esto porque quiero vivir mejor, quiero tener más tiempo, quiero ser más libre, tener libertad de horarios, poder viajar mientras”.

Pero luego te encuentras con que lo haces y eres el peor jefe que has tenido nunca y te vuelves un esclavo de ti mismo, que es la cosa más paradójica a la par que ridícula que te puedas echar en la cara.

Yo pensaba, “para esto, para trabajar todo esto, me vuelvo a la productora,  que a las 7:00 tenía el boli en la mesa y se apagaba la luz y me iba”. No tiene sentido, y en pos de no sé qué libertad, matas toda tu libertad en el fondo.

FRANCK SCIPION 36:57 Es como una cosa nueva que descubres en tu vida. Llega un momento en el que hay que equilibrar un poco las distintas facetas que hay que llevar a cabo.

Cuéntanos, hoy en día, ahora que tienes estos temas más controlados, ¿cómo podría ser un día corriente en la vida de la autora de Oye Deb? Explícanos cómo trabajas.

DEBORAH MARÍN 37:22 Muy desorganizadamente, la verdad, porque no soy una persona que tenga muchas rutinas, de hecho, apenas ninguna. Ahora, las únicas horas que tengo marcadas en la semana e intento cumplir siempre son dos días en la mañana entre semana, que voy a un gimnasio aquí en el pueblo de al lado.

Voy a hacer yoga y a hacer pilates. Intento cumplirlo. Y una vez cada 15 días, que voy a terapia por la mañana.

El resto del tiempo, depende. También depende mucho porque en este negocio, por ejemplo, si tienes lanzamientos o si estás preparando un producto nuevo, evidentemente hay muchas más horas de trabajo implicadas, por tanto, estoy más trabajando en casa y no hago mucho más, aparte de salir a dar una vuelta con los perros por ahí por el bosque o algo. La rutina depende mucho si es invierno o si es verano.

Aquí como estás muy conectada con las estaciones, vives así como un poco a la antigua. Es decir, si es invierno pasamos mucho tiempo dentro de casa. Y entonces intento leer todo lo que puedo.

Esto no lo he dicho antes, pero yo sé que voy mal, yo sé que empiezo a trabajar de más cuando los libros se me van acumulando en la mesita de noche y no los toco en unos días.  Es en plan: “¿Cuánto hace que no has leído?”.

Mal, mal, mal. Reserva espacio para leer y para lo demás, pero eso me da la señal de alerta siempre. Paso mucho tiempo leyendo. Luego, si es verano -si hace bueno o cuando empieza a hacer bueno- al menos un par de veces al día salgo a bañarme a la piscina.

Hacemos unos días muy relajados, la verdad. Luego, como los dos trabajamos juntos, el jueves nos vamos a comer al pueblo de más allá o nos vamos a la playa o vamos a Barcelona a ver a alguien. O sea, que tenemos una vida un poco desorganizada.

Supongo que podríamos ser más productivos si hiciéramos horarios, pero es lo que te digo, yo empecé en esto porque no quería vivir con horarios. Entonces para mí de momento me funciona así. Mientras reserve espacio para hacer cosas que quiero hacer aparte de trabajar, no me importa no tener horarios. Para mí está bien el equilibrio.

FRANCK SCIPION 39:40 Hablando de no rutinas y de ser esclavos de su negocio, ¿que ritmo de publicación tienes en tu blog, si es que tienes un ritmo de publicación en tu blog? Creo que es un buen tema.
DEBORAH MARÍN 39:51 Sí, es un buen tema. Mira, yo empecé publicando en Dumbo. Ya te digo, publicaba cada día. En Oye Deb, desde el principio, me marqué un día a la semana.

Luego, cuando llegue aquí y descubrí todo ese momento workaholic y empecé a ir a terapia, hubo un momento en que decidí que no hubiera calendario. De hecho, mandé un mail a las lectoras y les dije: “Mirad, pienso que no me puedo comprometer a hacer uno a la semana porque tampoco está bien para mí”.

Y me di cuenta de que tampoco luego me sentía bien, porque entonces no encontraba tiempo nunca para hacer el artículo y pasaba mucho tiempo hasta que lo hacía. O sea, que necesitaba también un poco la rutina. Y he vuelto a publicar una vez por semana, eso no me lo salto.

Luego sí que a veces -porque a mí me gusta mucho el email, y sí que es verdad que a veces al margen del artículo de la semana- les mando alguna newsletter extra con cosas a lo mejor ya más  personales, no tan hechas para publicar. Pero voy escribiendo cuando me sale.

No me pongo en esto, pero sí intento que el ritmo de publicación del blog sea uno por semana, los martes.

FRANCK SCIPION 41:00 Hablemos un poco más de los productos y de los servicios. No sé si están todavía vigentes, pero tienes un apartado en la plataforma donde pone “tienda”, en donde podemos ver una serie de productos y servicios.

Cuéntanos un poco cuáles son las cosas que ofreces a tus lectores.

DEBORAH MARÍN 41:17 Lo que he ido construyendo con estos años es la guía de la que te hablaba, que es con la que arranqué, que es una guía para negocios handmade justamente.

Es una guía muy sencilla. La inauguración de Oye Deb empezó con eso. Es para crear una marca desde cero con todos los básicos, pero tenerlo todo clarito y un poco, al menos mentalmente, poderte organizar.

Lo siguiente que vino fue El Ideatorio, que ya sí. Y este curso lo hice justamente porque resuelve aquello que era lo que a mí me hacía más daño en la vida, que era no encontrar qué quería hacer. Entonces éste abre nueva edición cada año. Ahora estamos a punto de abrir una.

El curso es para encontrar tu fórmula para emprender. Es decir, yo trato de intentar que la gente, de alguna manera, consiga lo que conseguí yo, que es ir uniendo todas esas piezas del puzzle hasta dar con algo que realmente es muy tuyo y que realmente te da lo que tú quieres que te dé un trabajo.

Luego, después de El Ideatorio, creé Mi Diario, que es un curso para usar la escritura como forma de conexión contigo misma, que es un poco lo que yo hacía antes de ir a terapia.

Mi única manera de cómo sentarme a reflexionar y ver qué me pasaba era escribir mis cosas. Entonces éste es un curso muy de conexión interior con una misma a través, ya te digo, de la escritura de un diario.

Y el año pasado creé La Revisión, que es un método a base de preguntas. Es un método para las que ya tienen un proyecto o una empresa, y es a base de preguntas.

Porque yo tengo esta idea -un poco en relación a lo de la coherencia-, de que cuando empiezas un proyecto y más adelante también cuando ya lo tienes en marcha, tienes que revisar y revisar, una y otra vez, porque tú vas evolucionando, tus gustos van evolucionando, tu experiencia crece y a veces el proyecto se va quedando atrás porque lo tienes como al principio.

Este sistema de preguntas hace que puedas cada vez enfocar de nuevo: “Un momento, ¿qué está pasando? Voy a hacer de nuevo toda esta batería de preguntas, tomarme tiempo para pensar”. Es básicamente un método para repensar la empresa.

Y lo que viene a continuación, que es lo que estoy preparando después del lanzamiento de El Ideatorio, es un curso, una clase intensiva para crear tu primer producto digital.

Porque ya que yo he hecho mi negocio a base de productos digitales, creo que el paso siguiente es enseñar a mis lectores cómo pueden hacer el suyo, el primero al menos.

FRANCK SCIPION 43:41 Vas más o menos al ritmo de un infoproducto al año, por ahora.
DEBORAH MARÍN 43:46 Sí.
FRANCK SCIPION 43:47 Una de las cosas que me ha llamado la atención es que organizas una especie de retiro en tu casa.

Cuéntanos, ¿de dónde surge la idea y por qué crees que es una buena idea tener un momento, me imagino muy privilegiado, contigo ahí en tu sitio más íntimo?

DEBORAH MARÍN 44:11 Como te he dicho antes, creo que ha quedado claro que la cosa de los grupos y la gente no era mucho lo mío. Pero cuando empecé con Oye Deb esto no lo hice desde el principio.

De hecho, fue a partir de que vinimos a vivir aquí, porque la casa tenía las condiciones para alojar a gente, y el entorno favorece un poco la reflexión y estar un poco metido en ti mismo.

Pero un poco por la herencia del Club y de Craft and the City. Evidentemente, estar en contacto con la gente tiene un millón de cosas buenas.

A mí me agota si me paso, pero también es muy agradable recibir lo que la gente ve en ti. Con esto siempre pienso en Ángel Alegre, que hace estas reuniones de gente que le sigue y se meten todos en un bar, y de repente van 100 personas.

Y yo siempre le digo: “Ángel, ¡pero qué locuras! ¿Cómo haces eso?”. Y a él le encanta. Y yo pienso, “¡jolín! A mí, de alguna forma, también me gustaría poder tener ese contacto con muchos de mis lectores”. Por la parte lógica que es que te llena, pero por la otra es porque también tienen mucho que decir.

Esa gente es la que al final te permite vivir de esto. Entonces hay que escucharlos. Yo los escucho mucho por email y cada vez que me quieren decir algo, yo estoy superatenta.

Pero el contacto no se puede sustituir. Entonces pensé que pese a que yo quiero basar mi negocio en los productos digitales, también me gusta hacer experimentos en otros formatos.

Entonces pensé que la casa sería un buen lugar, porque el máximo que pueden venir a la vez son siete personas. Se hace así, de poquitos a poquitos. De momento sólo hemos hecho tres. Este año no he hecho ninguno. Ahora cuando venga la primavera quizás me anime y organice algún otro.

No me lo pongo como algo habitual, pero cuando me apetece, pues sí, ¿por qué no?

Y, jolín, han salido grupos superchulos de este. Con las últimas que vinieron el año pasado tenemos un grupo de WhatsApp que todo el día hablan, son amiguísimas, han quedado un millón de veces y son las chicas más majas de la historia.

La verdad es que luego eso a mí me llega, porque ves que se van con algo más. Aparte de lo que yo les he podido aportar, han creado algo paralelo ellas solas y se lo llevan, y lo llevan mucho más allá, no solamente esos tres días en casa. Es muy guay.

FRANCK SCIPION 46:32 Te confirmo que para ellos, me parece una fantástica idea la que tienes, y muy a menudo hablo con gente que tiene negocios tradicionales de cliente-proveedor, y muy raramente tienen amigos que sean sus clientes.

En cambio, en negocios que se basan de forma intensa en lo que es la persona -sea el mío o el tuyo-, yo le digo a mucha gente que tengo muchos amigos que son mis clientes, y son amigos de verdad, y así lo siento. Ahí, yo el tema de separar lo que es la vida profesional de la vida personal, no sé hacerlo. Claramente, no sé dónde marcar un límite entre ambos mundos y no sé si existe tal cosa.

Volvamos al tema de El Ideatorio. Creo que esta es tu propuesta base, fundamental. Nos explicabas que el curso nace porque tú necesitas, de alguna forma, enfocar mejor esta credibilidad de todas estas ideas que tenías, y te das cuenta que no eras la única que tiene este problema de no saber muy bien dónde poner tus fuerzas y enfocar tu energía.

Cuéntanos, ¿cómo diseñas este primer curso?

La idea la tienes. Sabes que esto va a funcionar porque percibes que en el mercado hay más gente que tiene esta necesidad. Explícanos el proceso de crear este producto, es decir, ¿cómo lo haces?

DEBORAH MARÍN 47:59 Yo creo que, como todo lo que he hecho, es decir, todos los productos que he creado, incluso las empresas anteriores, eran todas a partir de una necesidad que había tenido yo. Cuando me planteé pasar de la guía y hacer algo más, enseguida salió esto.

Fue como, “lo que yo tengo que hacer es contarle al mundo -o a la parte del mundo que me vaya a leer- cómo he conseguido llegar a esta empresa”, porque mi vida ha cambiado absoluta y radicalmente al yo poder llegar a esto. Yo me sentía realmente mal.

Ya te digo, no hay cosa que me haya hecho sufrir más que esos años en los que estaba que no sabía qué hacer. Y probaba, y no, y probaba, y no, y probaba, y no; y decía: “¡Jolín! ¿Qué  problema tienes?, si tienes talento, si eres inteligente, si lo que haces te sale bien, ¿por qué no eliges ya la cosa? ¿Qué hay de malo?”.

Sentí que no puedes permanecer. Y era básicamente que no había encontrado el “qué”. Y, de hecho, tenía miedo a que no llegara nunca, que a lo mejor tienes este problema y resulta que te pasas la vida en búsqueda continua y nunca llega.

Por suerte me di cuenta que si hacía ciertas cosas y si te detenías lo suficiente a pensar en ellas, había métodos, había ejercicios, algunos del mundo del coaching, otro cosas que yo hice por mí misma, otro cosas que leí en libros aleatorios que iba leyendo por ahí mientras que estaba en este proceso de búsqueda.

Había cosas que a mí me habían funcionado, es decir, de todo lo que yo he hecho en todos estos cinco años, hay un montón de cosas que puedo decirlas, puedo enumerarlas que a mí me sirvieron para llegar a esto.

Por lo tanto, ¿por qué no las junto y hago un método sencillo que la gente pueda seguir? Que esté organizado y que esté  bien pensado y que empiece por cero, por comenzar a conocerte a ti mismo un poco, tus cosas básicas: qué te gusta hacer, qué no, cómo quieres esto, cómo lo otro.

Y vaya evolucionando hasta sacar ideas y luego darles una pequeña forma empresarial. No es un curso realmente para montar la empresa, sino que te deja un poco en las primeras fases.

Es decir, un pequeño modelo de negocio, un esquema mental, unos pequeños numeritos, y a partir de ahí, si eso te parece que tiene sentido, ya luego tendrías que poner en marcha otras muchas cosas.

Pero hasta llegar ahí -que esto es lo que a mí me parecía importante, que es lo que a mí me había dolido tanto-, pensé: “¿Puedo explicarlo quizá?”, y pensé: “Sí, puedo explicarlo, porque hay estas ciertas cosas que puedo contar, que son las que hice”.

Entonces eso fue. Estuve trabajando un tiempo en desarrollarlo. Me pareció que tenía sentido cuando lo terminé. Algunas personas lo probaron y dijeron: “Sí, tiene sentido”. Y pensé: “Bueno, éste será”.

Yo pensaba en aquel momento: “Con que una sola persona encuentre lo que yo he encontrado haciendo El Ideatorio, ya me doy por satisfecha”. Y sí, aparentemente funciona en general.

FRANCK SCIPION 50:53 Yo creo que este objetivo que te has planteado de ayudar a una sola persona deberíamos tenerlo todos al arrancar nuevos infoproductos, cursos o talleres.

Ayudar a una sola persona ya merece la pena. Es fantástico. Yo sé que has llegado a ayudar a muchísimas más personas con este curso, porque te ha funcionado realmente bien.

Deborah, ¿eres de las que rehace los materiales de sus cursos de edición en edición o no sueles tocar demasiado las cosas que sí han demostrado que funcionan? En fin, cuéntame un poco, ¿cómo gestionas estos temas tú?

DEBORAH MARÍN 51:31 Los toco totalmente. Los toco siempre, todo el rato. De hecho, igual debería parar de tocarlos a veces, pero no puedo.

Porque, como te digo, voy aprendiendo cosas nuevas, y como todos mis cursos no están basados en algo que ha dicho  otra persona o un método que ya existe, es decir, me salen de mí, de mis cosas y de mi experiencia, entonces cada vez que aprendo algo nuevo lo quiero poner donde toque, en el curso que le toque, siempre hay algo que puedo mejorar.

Sobre todo en El Ideatorio, que es el que sale una vez por año. Por ejemplo, ahora, nos pasamos igual tres meses añadiendo contenido, no sólo a nivel contenido sino en la forma de entregarlo, porque también a veces es verdad que los formatos hacen que la gente pueda seguirlo mejor o peor, cuándo lo entregas, cuándo no.

Entonces yo todo esto, cojo el feedback que la gente me da a final del curso y, además del feedback, yo lo reexamino todo: “A ver, un momento, ahora que volvemos a tener tiempo, ¿qué podemos hacer mejor?”. Y estoy todo el rato construyendo sobre lo construido. Pero creo que esa es la manera.

Es que lo otro… Yo no me sentiría bien si volviera a hacer como, “venga, y te entrego otra vez lo mismo, venga, y te entrego otra vez lo mismo”, porque sería como injusto, porque yo sé más cosas en este momento y no las estaría compartiendo, y por otro lado me  parece un poco vago también.

Quiero decir, yo tengo la obligación de hacerlo bien y de dar todo lo que yo sé a mis lectores. Guardarme no me parece bien.

Y no hacerlo por pereza, pues tampoco me parece bien. Al final están pagando. Si considero que me ha dado mucho trabajo, subo un poquito el precio o ajusto algunas otras cosas para sentirme compensada como tengo que sentirme, porque al final es mi trabajo obviamente, y listo. Pero sí, arreglarlo, seguro.

FRANCK SCIPION 53:10 No te preocupes que yo creo que en el 100% de la gente que conozco que vende cursos que funcionan bien, es casi un repensamiento completo de cada edición, y esto es normal.

Y es lo que estás diciendo: iterando estas ediciones, el producto cada vez se hace mejor y se consolida. En consecuencia, no es nada raro lo que estás comentando.

Muchos de los que nos escuchan estoy seguro que ya tienen en mente crear un infoproducto, y he visto que vas a sacar este año un infoproducto sobre este tema.

Anticípanos algo, ¿cuáles son las grandes trampas que crees que hay  que evitar en una primera experiencia para diseñar un producto digital?

DEBORAH MARÍN 53:53 Según mi experiencia, es un poco lo mismo que al crear una primera empresa. Yo creo que el primer producto, igual que la primera empresa, tiene que salir de una especie de deseo, no de triunfar y de ya petarlo, sino de experimentar y de ver qué sucede, para luego -lo que tú dices todo el rato- poder iterar; decir: “¿qué ha pasado?”.

Con esto construyo lo siguiente y lo construyo mejor, o cambio un poco la dirección y entonces irá verdaderamente mejor. Claro que todos queremos hacer lo mejor, y cuanto antes lo hagamos mejor, pues mejor. Pero a veces el camino no es tan directo. A veces, hay que hacer una pequeña prueba.

Yo soy partidaria -y eso es lo que un poco voy a tratar de enseñar en la clase- de empezar pequeño. Pero porque para mí tiene muchísimas ventajas. Y no es nada poco ambicioso, al contrario, yo soy una persona muy ambiciosa, pero no me sabe nada  mal empezar peque, o sea, minúsculo, no pequeño, minúsculo.

Es decir, ¿qué es lo más sencillo que yo puedo hacer que también de precio va a estar bien, que es sencillo de consumir, que se adapta bien al público que tengo -si lo tengo- y que a mí me produce algún tipo de emoción? Pues esto.

En esta primera versión lo hago con el tiempo que tenga que dedicar -que sea pequeño no quiere decir que tengas que dedicarle tres días a hacerlo, es decir, máxima calidad-, pero no enredarse en: “¡Ostras, es que he visto este curso de ocho semanas en vídeo que también tiene los audios y está alojado en una web propia!”, no.

Para mí no hace falta. Se puede entrar por ahí si tienes dinero o si no te importa perderlo o yo qué sé, pero para mí lo más sencillo es ver qué pasa con tu público. Darles algo sencillo, y ver si lo quieren o no lo quieren. Y si no lo quieren ver a qué se debe, y si lo han querido, entonces querrán más de esto, o puedo añadir y construir encima de esto. Creo que es más una manera de probar.

Y creo que eso, además, te quita mucha presión. Yo más que nada lo hago porque a mí no me gusta vivir con presión. Yo me tomo todos los nuevos productos como un experimento, a ver qué pasa. Si les gusta, bien, si no, pues ya veremos por qué. Entonces, algo más que habré aprendido.

Yo creo que para mí la clave de empezar y hacerlo lo más relajadamente posible es empezar sin la gran expectativa, animarte a cubrir costes, y a partir de ahí todo lo que venga pues bienvenido, toda esa información.

FRANCK SCIPION 56:16 Estoy totalmente alineado con lo que dices de empezar con algo minúsculo. Tanto es así que yo les digo: “El primer infoproducto que tienes que sacar, lo tienes que sacar en siete días, ni un día más”.

Si te pasas de siete días es que ya es demasiado grande, e impides que justamente se creen estos productos. Cuando no tienes las ideas claras, crees que, “tengo que poner mucho de todo”. Pero al final, el valor no es poner mucho. El valor es quedarse con lo que funciona.

Es por eso que es tan difícil. Es que justamente hay que empezar por un proceso en el que vas añadiendo un montón de cosas para al final quedarte con la chicha. Y la chicha, a menudo, hay que perderse en productos demasiado grandes para darse cuenta de que no necesitas siete horas de vídeos para responder a un problema, ni mucho menos. Puede ser una guía PDF, y va que chuta.

De cara a la distribución de estos infoproductos, ¿con qué plataforma sueles trabajar tú o qué plataforma vas a recomendar a tus clientes?

“El primer producto, igual que la primera empresa, tiene que salir de una especie de deseo, no de triunfar y de ya petarlo, sino de experimentar y de ver qué sucede

DEBORAH MARÍN 57:26 ¿Te refieres a la promoción o a la manera de entregarlo?
FRANCK SCIPION 57:28 A la manera de entregar los productos una vez que se compran.
DEBORAH MARÍN 57:33 Para mí lo más sencillo, y hasta este verano que cambiamos la web, yo estaba trabajando con E-junkie y con PayPal.

Para mí era barato, sencillo y me permitía hacer afiliados cuando empecé hacerlo, y entregar muy automáticamente, y hacerlo todo de forma muy sencilla a cambio de muy poco coste.

Para mí era efectivo y muy fácil. Yo recomiendo eso porque es lo que me ha funcionado. Eso combinado con una buena estrategia de venta y un poco de prelanzamiento que tenga sentido y con una buena lista que haga un poco de caso, no hay por qué  hacer grandes virguerías a la hora de entregar.

Yo ahora -tres años después de empezar y de haber vendido muchísimos miles de euros- ya he puesto una tienda dentro de Oye Deb que ya tiene su WooCommerce, y que todo va más por dentro.

Pero al principio no hace ninguna falta. Es decir, la inversión de ahora se justifica porque ese dinero ya me lo he ganado, digamos. Pero al principio, yo creo que con los cinco dólares que vale e-junkie al mes, vas que te matas.

FRANCK SCIPION 58:42 Sí, otra vez estoy totalmente de acuerdo contigo. No hace falta buscarse excusas y retrasar la salida de tu producto al mercado por no tener tienda.

“Vende lo que tienes como lo tengas y en el momento en el que está, y luego, ya te irás preocupando de complicarlo y mejorarlo, obviamente”.

Me imagino que una de las preguntas recurrentes que tienen estos neoemprendedores -los que van a crear por vez primera un infoproducto- es el tema del precio. Te saco la pregunta del millón, Deb, ¿a qué precio tengo que vender mi infoproducto?

DEBORAH MARÍN 59:13 [risas] No sé. No lo sé. Depende. Un infoproducto puede ser de mil maneras diferentes y pueden tener mil formatos diferentes. Especialmente yo creo que depende del posicionamiento que tú quieras darle al producto.

Me gustaría que dependiera de la calidad del mismo, pero a la hora de la verdad, no suele depender de la calidad del mismo. Yo he comprado infoproductos bastante chungos por bastante precio, y al revés, infoproductos muy baratos que daban mucho valor.

Al final creo que depende un poco de la autoconfianza o el lugar en el que los quiera colocar el que los crea. Yo en eso no soy la mejor consejera del mundo.

Tengo que reconocerlo. Porque yo tiendo a lo barato. Yo tiendo a ir con mucho cuidado, y a no querer pasarme con los precios. Así que siempre estoy en un sitio que no es favorable para mi negocio en realidad. Yo creo que yo podría cobrar más por los productos que tengo, pero no me siento muy cómoda y es una cosa que debería terapeutizarme más.

A la hora de recomendar, yo siempre pienso que la manera de hacerlo es: si hay productos similares en el mercado que ya estén a la venta y puedes verlos, mira a ver qué ofrecen: si son más completos o menos completos que el tuyo, a qué precio se están vendiendo, si crees que se están vendiendo, aunque esto es muy difícil de decir, porque no es oro todo lo que parece.

A veces, te parece que la gente está vendiendo muchísimo y lo que que tienen es otro trabajo por otro lado, o sea, que tampoco es más viable esto. Pero un poco por equilibrar, no por tenerlo que poner igual, sino por tú buscar tu sitio en ese mercado.

Claro, evidentemente esa es la pregunta del millón, porque es que no hay una respuesta. Porque es que yo podría poner un PDF a 80 euros o a 3, o a 2.99 en Amazon, y sería lo mismo exactamente, el mismo producto.

Y en el fondo, yo creo que por eso viene esa fama que tenemos a veces de que si “vende humos”, de que si “nos flipamos”, de que si no sé cuánto… Porque es que hay unas disparidades en cuanto a precio y valor que no hay por donde pillarlas.

Yo creo que uno tiene que elegir el precio con el que se siente cómodo, y eso es lo que yo siempre trato de hacer. Si me paso de aquí, ahora mismo no voy a estar cómoda. Y yo prefiero -que es lo que yo hago-, si veo que el producto va bien y la gente lo aprovecha y les da resultado, pues dentro de un tiempo subir un poco el precio.

Y lo voy ajustando así, en función de cómo yo voy viendo que el producto resulta. Y así yo me siento más cómoda. Eso es lo que yo voy haciendo, voy subiendo poco a poco.

FRANCK SCIPION 61:50 Estoy de acuerdo con lo que dices, que el precio ideal no existe, que es lo que cada uno cree que sea conveniente para este producto. Pero, yo sí diría que para una primera experiencia, a mí me produciría más satisfacción vender muchas unidades que ganar mucho dinero.

Con lo cual, tirando más bien para abajo, sería seguramente a nivel de cómo te sientes tú. Mucho más interesante. Y tendrías también una base de clientes sobre la que trabajar, ofreciendo cosas de más valor. Hay de todo en este mundo.

Es lo bueno de esto de emprender, y es que no hay una receta universal que funcione, hay que seguir. Todo lo contrario, hay que explorar una vía. Y cuando uno viene y te dice: “Voy a hacer esto”, y tú dices: “Tú te vas a dar una hostia bien grande”, vuelve tres meses después y te dice: “Mira, tururú”.

Bueno, es lo que hay. Yo, por eso, creo que es fundamental tener esta humildad y cuando te dicen: “Franck, ¿esto va a funcionar?”, decir: “No tengo ni puta idea. Inténtalo, y luego ya veremos”. Es la única forma de avanzar.

Deb, llevamos una hora y siete minutos charlando. El tiempo se nos ha pasado volando. Yo quiero agradecerte esta charla en la que he descubierto cosas sobre ti y has compartido mucho valor.

Así que muchas gracias por la disponibilidad y lo que has dejado en este podcast. Cuéntanos a modo de conclusión, ¿cómo podemos ponernos en contacto contigo?

Y no sé si ya tienes fecha para el lanzamiento de este nuevo infoproducto, ¿más o menos cuándo podemos esperarlo en el mercado? Si no quieres pillarte los dedos, no pongas ninguna fecha.

DEBORAH MARÍN 63:29 No pasa nada. Siempre me pillo los dedos y no me importa quedar mal. Luego digo: “Mira, no he llegado a tiempo”, y no pasa nada. Igual que reconozco que era una adicta al trabajo, puedo reconocer que ahora no llego a tiempo porque vivo más fuera que dentro.

La idea es que lo vendamos a partir de la primera semana de abril. Porque es una clase que va a suceder en directo. Es decir, va a tener un día y una hora y es una clase intensiva, porque me interesa que lo sigan, que lean todo el material de golpe y luego en función de eso, ya trabajen en su idea.

Entonces, en principio se va a vender, pongamos, de fecha abril, que es el mes que yo me he planteado como meta. Me pueden encontrar en: oyedeb.com. Tengo redes sociales también, las pueden ver todas ahí abajo del todo de la Home. No las uso mucho, tengo que decir.

No es mi cosa favorita, las redes sociales. La que uso, sobre todo, es Instagram, y la uso para hacer fotos más personales de aquí del campo, del bosque, de la niebla y de mis cosas que ahora mismo me llaman la atención.

Y sobre todo, si me quieren seguir o si les apetece estar un poco enterados, yo lo que les recomiendo es que se apunten a la newsletter, porque a mí, ya te digo, que redes sociales no tengo a la gente actualizada por ahí en absoluto.

Hablo muy poco de trabajo por ahí. Pero, en cambio, donde les digo de todo y donde encima les mando cosas que luego no se publican, etcétera, es en la newsletter. Así que cuando entren a Oye Deb, hay un sitio donde pone newsletter, está en amarillo, muy claro, y hay formularios por todas partes para apuntarse. O sea, que por ahí.

FRANCK SCIPION 65:07 Genial. Nada, muchas gracias, Deb. Ha sido un placer compartir este rato contigo. Hemos tenido un pequeño percance al principio del podcast, pero todo ha ido muy bien y ha sido un placer para mí tenerte aquí.
DEBORAH MARÍN 65:20 Igualmente para mí estar. Muchas gracias.
FRANCK SCIPION 65:23 Cuídate mucho, Deb. Chao, chao.
DEBORAH MARÍN 65:25 Chao.

Rss footer separator

ACCEDE A MI CENTRO DE RECURSOS SOBRE BLOGGING:
El camino más corto hacia tus primeros 1.000€ online

0 comentarios:

Publicar un comentario