lunes, 2 de noviembre de 2015

8 manías comunes que alguien productivo aprovecha al máximo

Por: Iago Fraga

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Lo primero de todo, la acción que quiero que lleves a cabo con esta lista para ser más productivo es muy simple: contén las ganas de considerar estas situaciones como errores de productividad.

Lo que puede parecer una manía, un impulso o un error no tiene por qué serlo. Y si te corriges o cambias de reacción pensando que lo que sucede es malo, estarás perjudicando tu productividad.

Por ello, cuando tu memoria vuelva a dejarte tirado en una situación o no puedas sacarte de la cabeza un tema, piensa que puede tratarse de una excepción a un fenómeno muy útil y, sobre todo, que podrías sacarle provecho al asunto.

Las 8 manías improductivas o productivas según tu reacción

Empezar de 0 cada dos por tres

El cerebro humano tiene una gran capacidad de cálculo pero no infinita. Piénsalo. A veces intentas resolver un gran problema, fracasas y haces borrón y cuenta nueva. Gracias a este mecanismo logramos empezar sin lastre del pasado en Septiembre, reescribir nuestros objetivos en fin de año y tantos otros “nuevos inicios”. Borrar en productividad, es perder experiencia pero, es preferible perder esa experiencia a dejarse ahogar por objetivos, planes y tareas que se han quedado obsoletos y privan de atención a lo importante. Visto así, ¡esta técnica tiene sus usos!

Olvidar cosas

Me habéis oído muchas veces que olvidar tiene su utilidad. El caso típico de un novato que empieza en productividad, hace su primera lista de tareas y ésta se satura es flagrante. Olvidar nos mantiene con una lista razonable de cosas en mente cada día. Cuando nos equipamos para olvidar menos mejoramos pero hay que combatir la saturación. Aprender a dejar correr según qué cosas, es parte de ser altamente productivo.

Hacer primero las tareas cortas

Sé que esta puede levantar ampollas pero sí: querer tachar primero los elementos rápidos tiene lógica, no es solo una manía. Es más, el caso extremo de tachar todos los elementos pequeños para acabar abordando el principal es una situación ideal en productividad: la monotarea. La mayoría de la gente no es consciente de esto, pero si rehuimos de las listas largas es por experiencia (y no solo intuición como se explica aquí).

Quedarte atascado en algo inacabado

El efecto Zeigarnik de las camareras ataca de nuevo. Esto lo hemos experimentado todos al pensar “tengo la sensación de que me dejo algo” y rara es la vez que no tenemos razón. La parte negativa de este efecto es que muchas veces no somos capaces de concentrarnos justo por esta inquietud constante pero, que la mente disponga de su propio sistema de “post-its” (¡y que funcione!) no es una mera curiosidad ni merece pasar desapercibido.

Obsesionarte con algo

Este entra en juego por ejemplo cuando alguien tiene que tomar un avión importante de madrugada, o cuando una persona tiene un evento especialmente significativo (presentación de tesis, boda, etc.). Hay indicios evidentes de que nuestra mente tiene un mecanismo capaz de mantenernos alerta. Puede hacer que nos levantemos 4 veces en una noche por si es ya la hora o hacernos olvidar todo salvo lo que nos obceca. Este recurso natural, aunque un poco autodestructivo si dura mucho, nos da una capacidad temporal inigualable de concentración. Cuenta con que puede que aparezca cuando más lo necesites y que te haga pasar más de una mala noche.

Dejarte influenciar por lo que opine la mayoría

No podemos estar constantemente pensando en todo. Que la opinión de los demás nos engañe de vez en cuando no quita que no nos simplifique la vida en miles de situaciones (la próxima serie que ver, la aspiradora que comprar, el colegio al que mandar a tu hijo, etc.). Cuanto más compleja de tomar sea una decisión y menos veces preveamos tener que tomarla, más nos dejaremos influenciar por la opinión de los demás porque “no compensa” analizar todas las opciones. Y es lo sensato. Es algo peligroso y delicado, pero extremadamente útil.

Usar una rutina

La palabra rutina despierta casi odio. Es más, hay hasta un movimiento de gente que intenta hacer cada día memorable (vídeo en inglés) porque para ellos un día olvidado es un día perdido. Pero tu rutina es la configuración más optimizada que has logrado. Aunque duela, la rutina logra que a las 9h00 empieces tu actividad y a las 9h05 estés haciendo tareas útiles. Los productivos no combaten la existencia de rutinas, sino que las llenan de cosas interesantes.

Preocuparte en cada momento de lo que ves

¡Si hay una que odio especialmente, es ésta! Un papel en el suelo tiene muchísimas más probabilidades de hacernos reaccionar que una bomba a punto de estallar a 10km que podríamos desactivar con una llamada. Somos seres humanos. Reaccionamos a estímulos y nuestras vías de percepción de estímulos están limitadas en alcance (oído, vista, olfato; y tacto y gusto ya ni digamos). Por ello, hay una diferencia crucial entre que lo primero que veas al llegar a casa sea una televisión o un escritorio. Somos muy buenos reaccionando, no tan buenos anticipando. ¡No lo olvides!

¿Qué otras has notado a tu alrededor?

La idea principal tras estos “manías” es que las vamos a repetir una y otra vez lo queramos o no. Funcionamos así. Una vez dicho esto lo que nosotros podemos hacer es decidir cómo reaccionamos ante ello.

Y si bien dan unas ganas tremendas de rebelarse y de decir que nosotros somos la excepción, habría realmente que ver si compensa. Porque en el tiempo que gastamos combatiéndolos, otra persona puede optar por entender cómo funcionan, minimizar daños y hacerlos jugar a su favor.

Así que opinas ¿hay que combatirlos o que aprovecharlos?


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Tecnicas de Organizacion
De Iago Fraga en Técnicas de Organización


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