miércoles, 16 de septiembre de 2015

Ausentismo Presencial, un problema muy real

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Cada día, miles de zombis se desplazan desde casa a un lugar para pasar el día: la oficina. Aunque están físicamente en su despacho, no trabajan; simplemete están presentes.

José Ignacio Azkue llama este fenómeno ‘ausentismo laboral’:

Quizá tengamos el procesador de texto abierto con esa acta de la última reunión a medio hacer y que no conseguimos hacerla avanzar. Puede que, incluso tecleemos un texto incomprensible para hacer ver que estamos trabajando. Poco después la borraremos, pero lo importante es nuestra cabeza está en otro lugar, tal vez divagando sobre las malas notas de nuestra hija, las vacaciones que nos gustaría pasar, las cosas que nos gustaría decirle a la cara a ese cliente tan desagradable y exigente, con el que mañana tenemos que reunirnos. O tal vez pasemos buena parte de nuestra mañana en Youtube, viendo un vídeo tras otro sobre temas que no nos interesan especialmente pero que han cautivado nuestra atención, mientras que por el rabillo del ojo vigilamos la actividad que rodea el puesto de trabajo, por si alguien se acerca. Así podremos cambiar la pantalla a tiempo de no ser descubiertos.

Aunque debe admitir que también caigo a veces en la trampa del ausentismo laboral, aplico un flujo de trabajo para evitarlo cuando puedo.

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