miércoles, 17 de febrero de 2016

#cienciaGTD: La necesidad de una «mente extendida»

Por: José Miguel Bolívar

Uno de los principios productivos básicos en los que se apoya GTD es «sacar siempre todo de tu cabeza y depositarlo en una memoria externa fiable». Una «memoria externa» es cualquier contenedor externo, es decir, fuera de tu cabeza, como por ejemplo una libreta o cualquier tipo de herramienta electrónica adecuada para ello.

Como hemos visto en posts anteriores de esta serie, si desarrollamos el hábito de «sacar siempre todo de la cabeza» no solo dejaremos de olvidar las cosas importantes, sino que también podremos conservar, por si lo queremos o necesitamos recordar y para cuando lo queramos o necesitemos recordar, todas aquellas ideas interesantes, planes, actividades y referencias diversas que en un momento dado nos llamen la atención.

La ciencia cognitiva nos explica que una gran ventaja adicional de este hábito de «sacar siempre todo de la cabeza» es que sentirás mucho menos estrés, ya que, como sabemos, el estrés autogenerado tiene en parte su origen en la necesidad que siente nuestra mente de recordar todas esas «cosas».

La ciencia ha demostrado también que las limitaciones de la memoria, tanto si hablamos de memoria operativa como de memoria a largo plazo, son de tal magnitud que no puedes confiar suficientemente en ninguna de ellas para que te recuerden con garantías todo lo importante siempre que sea necesario.

Cuando intentamos que la memoria nos recuerde lo que queremos cuando lo necesitamos, lo único que conseguimos es sobrecargar a nuestro cerebro, ya que mantener ese nivel de memoria requiere tener activados varios patrones de excitación neurológica y, lo que es aún más difícil y costoso, mantenerlos activos sin distracciones ni interferencias por parte de la nueva información entrante.

Por su diseño, el cerebro es un medio intrínsecamente activo, en el que los patrones fluyen incesantemente. Esto es lógico, ya que nuestro entorno es generalmente cambiante, con nuevos estímulos apareciendo a cada instante. Pero, precisamente por que está diseñado para reconocer patrones cambiantes, el cerebro es bastante mediocre a la hora de seguir la pista a información estática, lo que hace que muchos detalles se pierdan o incluso sean alterados inconscientemente.

La forma de asegurarnos de que los detalles se conserven tal y como son, sin olvidar ni modificar nada, es externalizar la memoria, es decir, utilizar un medio pasivo externo como, por ejemplo, el papel o cualquier dispositivo electrónico. La razón por la que esta memoria externa es una opción mucho mejor a la hora de almacenar información estática, es que siempre tendrás la certeza de que lo que te encuentres al consultarla será exactamente lo que en su día pusiste en ella :-).


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