viernes, 15 de julio de 2016

La experiencia productiva se alcanza pensando poco

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Hay diferentes maneras de categorizar a las personas. Hay quien se define por su lugar de procedencia, por su familia, por los bienes que posee, sus conocimientos…

De entre las muchas clasificaciones que hay, la que más me convence es aquella que define las personas en base a sus experiencias.

Somos el conjunto de experiencias que acumulamos a lo largo de nuestra vida. Estas experiencias, además de conformar lo que somos, van definiendo nuestra personalidad y la manera en que afrontamos cada nueva situación que se nos presenta.

Especial mención merece la denominada “Experiencia Productiva”.

La Experiencia Productiva es aquella que se produce cuando estas haciendo en un momento determinado aquello que consideras que es lo que tienes que hacer, de forma relajada, sin que vengan distracciones a la mente, y con el mínimo esfuerzo. La sensación de Experiencia Productiva se circunscribe a cualquier aspecto de nuestra vida, tanto del trabajo como de la vida personal.

Esta sensación de control y dominio provoca un estado de satisfacción que David Allen en su libro Getting Things Done llama "mente como el agua". Un estado donde somos capaces de centrarnos únicamente en lo que estamos prestando atención en ese momento, olvidando todo lo demás, y favoreciendo nuestro proceso creativo. Mihály Csíkszentmihályi, profesor de psicología en la Universidad de Claremont (California), habla de estado de flujo, y equipara este estado con alcanzar la felicidad.

Con estas premisas, alcanzar la felicidad de manera continuada es sencillo, consiste únicamente en mantenerse todo el tiempo realizando aquellas actividades que nos permiten generar nuestra Experiencia Productiva. ¿Por qué entonces nos salimos con tanta frecuencia de ese estado de imperturbabilidad y felicidad?

Una de las causas que más contribuyen a salir de esa Experiencia Productiva es el entorno VUCA (en inglés “Volátil, Incierto, Complejo, Ambiguo”) en el que nos movemos. El constante cambio de las circunstancias y necesidades, unido a la ingente cantidad de distracciones en sus múltiples formas, nos dificultan mantenernos en la tan deseada Experiencia Productiva.

Para conseguir enfocarnos y alcanzar la Experiencia Productiva una de las claves consiste en pensar poco. Cuando digo pensar poco no me refiero a hacer las cosas como un autómata, sino a concentrar las veces que se piensa. Una de las mejoras que introduce la metodología GTD para adaptarse a entornos cambiantes es la de predefinir el trabajo. De esta forma consigues varias cosas:

  1. Las distracciones que vienen a tu mente las capturas, de manera que puedes seguir rápidamente con lo que estabas haciendo, sin salirte de "la zona", que es como se conoce en el ámbito deportivo a estar enfocado.
  2. Piensas, como dice José Miguel Bolívar, pocas veces al día y de forma concentrada, solamente en los momentos que defines tu trabajo, y para revisarlo.
  3. A la hora de hacer, solamente tienes que ejecutar aquello que ya habías definido, con lo que favoreces el mantener tu Experiencia Productiva.

Como conclusión podemos decir que la Experiencia Productiva es un estado que te ayuda a hacer lo que tienes que hacer en cada momento contribuyendo a generar un estado que favorece tu felicidad. Puedes ampliar información sobre cómo alcanzar tu experiencia productiva aquí.

Imagen Ioga cortesía de Shutterstock

CGUI_1_cuadrada_2000x2000.jpg Cruz Guijarro

Cruz Guijarro es consultor artesano en soluciones para personas y redes productivas


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