domingo, 31 de mayo de 2015

Trabajo del Conocimiento: De los Objetivos a los Resultados

Por: Jose Miguel Bolivar

La gestión por objetivos funciona – si conoces los objetivos. El noventa por ciento de las veces no los conoces.

Peter Drucker

Decía recientemente, en «Repensando la Compensación en el Trabajo del Conocimiento», que la dirección por objetivos no funciona en este tipo de trabajo. La poca utilidad y los muchos inconvenientes de este modelo de gestión son un secreto a voces, aunque aún quede gente por ahí que no se haya enterado. ¿Por qué? Por el motivo que daba Peter Drucker hace ya unos años: el noventa por ciento de las veces desconoces los objetivos. ¿Qué significa esto? Que el noventa por ciento de las veces no existe información suficiente para poder establecer unos objetivos coherentes y realistas basados en datos rigurosos y, por tanto, si quieres tener objetivos no te queda otra que inventártelos, con todas las consecuencias que ello supone.

Una de las consecuencias de que los objetivos sean en su mayoría inventados es que se hacen generalmente merecedores de, al menos, uno de estos calificativos: irrealistas, poco ambiciosos, injustos, ridículos, inalcanzables… Otra de las consecuencias de que los objetivos sean en su mayoría inventados es que dejan de jugar el papel motivacional para el que se supone que se establecen. Cuando algo se percibe como demasiado fácil o demasiado difícil de alcanzar, su capacidad para motivar es prácticamente nula. Y esta situación puede ser aún peor, porque otra consecuencia adicional de que los objetivos sean en su mayoría inventados es que a menudo acaban resultando profundamente desmotivadores, al dar fácilmente lugar a injusticias. Esto se debe a que, como son inventados, es fácil que resulten demasiado fáciles de conseguir para determinadas personas de la organización mientras que para otras personas resultan realmente difíciles, cuando no inalcanzables. Por si fuera poco todo lo anterior, como los objetivos son inventados, no pueden contrastarse con datos ni pueden por tanto discutirse, situación que permite su manipulación arbitraria con fines poco éticos como, por ejemplo, establecer objetivos inalcanzbles para reducir gastos salariales.

La dirección por objetivos es un vestigio más del viejo paradigma del control, al igual que ocurre con los antiguos modelos de planificación. Estos modelos podían tener sentido en un paradigma que surge cuando los entornos eran estables y predecibles. Cuando estas condiciones ya no se cumplen, como ocurre en estos tiempos líquidos en los que vivimos, esos viejos modelos hacen aguas por todas partes.

La dirección por objetivos y los modelos clásicos de planificación parten de la creencia de que el futuro, aunque no es predecible, si es en gran medida previsible, aunque sea con cierto margen de error. El problema es que el margen de error se ve enormemente influido por la velocidad de cambio. Cuando una situación tiende a mantenerse relativamente estable a lo largo del tiempo, con poca probabilidad de cambios repentinos y/o drásticos durante ese tiempo, el margen de error será probablemente aceptable. Pero cuando la situación puede cambiar de forma significativa en un breve espacio de tiempo, y verse también alterada por una amplia variedad de imprevistos, el margen de error pasa a ser tan grande que la probabilidad de que la previsión se acerque siquiera a la realidad tiende a cero.

Este hecho lo cambia todo. Como se sabe – porque se sabe – que la probabilidad de cumplir el objetivo es remota, una tendencia natural es establecer objetivos inferiores a los que se podría llegar a obtener en condiciones idóneas. Otra tendencia es «hackear» el sistema a fin de lograr el objetivo. En este segundo caso, el fin para el que se establece el objetivo se olvida y queda en segundo plano, pasando el objetivo a convertirse en un fin en sí mismo

¿Qué ventajas aportan entonces los resultados frente a los objetivos? Probablemente la más significativa de todas es hacia dónde enfocan la atención. La dirección por objetivos centra la atención enel futuro, dirigiéndola hacia la consecución de algo a menudo irreal, inalcanzable o ridículo. Por el contrario, la gestión por resultados se centra en el presente, en lo real, en qué se lleva conseguido a día de hoy. Establecer objetivos implica el riesgo de ser tremendamente injustos con las personas, ya que los objetivos, por ser inventados, pueden ser muy fáciles o muy difíciles de conseguir. Medir los resultados obtenidos por las personas es algo objetivo, ya que es real. Además, un factor externo que facilite o dificulte la consecución de objetivos puede dar lugar a que casi todas las personas logren sus objetivos o a que casi ninguna lo haga. Sin embargo, si el foco está en los resultados, lo anterior no afecta. La dirección por objetivos establece un valor arbitrario como indicador de referencia y mide si se logra o no. La gestión por resultados mide lo que se ha conseguido a nivel organizativo y cuál ha sido la contribución relativa de cada persona a dicho resultado.

En el trabajo manual, la contribución unitaria es fija: una persona en una cadena de producción genera el mismo valor por hora que la persona que tiene a su lado en la cadena. Y cada hora ambas generan el mismo valor que la hora anterior. Es un escenario estable y predecible en el que la productividad es algo cuantitativo y en el que es fácil establecer objetivos y cumplirlos.

En el trabajo del conocimiento, la contribución unitaria es variable: cada hora de cada persona contribuye distinto. Las horas de una misma persona contribuyen distinto. Es un escenario inestable e impredecible en el que la productividad es algo, sobre todo, cualitativo y establecer objetivos se parece mucho a jugar con la bola de cristal.

En la dirección por objetivos, lo realmente importante se obvia, ya que el foco se pone en cumplir el objetivo. En la gestión por resultados, el foco se pone en lo realmente importante, que es qué cosas hay que hacer y cómo hay que hacerlas para que se produzcan los resultados.

En el trabajo del conocimiento, la productividad ya no es lo que era, porque la generación de valor es independiente de hacer muchas cosas o de cumplir objetivos. En el trabajo del conocimiento, el valor está en conseguir resultados.

Optima InfinitoEste artículo, Trabajo del Conocimiento: De los Objetivos a los Resultados, escrito por José Miguel Bolívar y publicado originalmente en Optima Infinito, está licenciado para su uso bajo una Licencia Creative Commons 4.0 Internacional.
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jueves, 28 de mayo de 2015

✓ 10 hábitos para ser una persona exitosa

Por: Andres Gananci
Éxito

Todos hemos vivido historias diferentes en nuestras vidas. Nos hemos encontrado con experiencias que nos han hecho sentir ser los mejores y en cambio otras nos han hecho sentir más mediocres. Esa diferencia entre una y otra es abismal y lo que marca esa diferencia no es nada más y nada menos que el desarrollo de distintos hábitos, hábitos que nos ayudan a triunfar en nuestra vida. Recuerda, que la cantidad y la calidad de cada hábitode éxito que ejecutes definirán la altitud de tu nivel de éxito.

A continuación, os enseñaré los hábitos más comunes que practican aquellos que han conseguido lograr sus propósitos a lo grande. Son muy sencillos y si los aplicas diariamente, verás resultados en poco tiempo. Aquí van, no pierdas detalles:

1. Fijar metas

Coge un boli y un papel y empieza a escribir tus metas diarias, semanales, mensuales e incluso anuales. Sin unas metas que nos dirijan en la vida y sin algo tangible para trabajar, estaremos perdidos.

2. Establecer buenos hábitos a diario

Estos hábitos son los cimientos del éxito. Las personas exitosas tienen muchos hábitos buenos y pocos malos. Y, ¿qué hábitos consideramos buenos? Entre estos se encuentran ver poco la televisión, leer mucho, estar formándose continuamente, por ejemplo. En definitiva, estos hábitos son la mejor forma para aprender de otros y evitar errores que podríamos cometer.

3. Hacer ejercicio

Practicar ejercicio te convertirá en una persona más energética y a la vez más productiva. Además, con el deporte, no solo conseguirás un mejor físico y una mayor autoestima, sino que también te enfrentarás a situaciones más retadoras que antes.

4. Alimentar el alma, la mente y el cuerpo

Cuando digo que hay que alimentar al cuerpo, me refiero a que hay que darle placer, seguridad, resguardo y muchos más mimos de este tipo. En cuanto alimentar a la mente y al alma no es más que rodearnos de personas afines a nuestra forma de pensar, ten en cuenta que las grandes amistades te pueden ayudar a alcanzar tus metas más rápido; también, hay que hacer lo que realmente nos gusta y dedicar nuestro tiempo a cosas que nos hagan feliz de verdad.

5. Relajarse y tomarse descansos de vez en cuando

Las personas que creen que descansar es no ser productivo, son menos productivas. Hay que saber parar en el momento en que la mente está agotada. Lo ideal sería llegar a un equilibrio entre trabajo y descanso para aumentar tu productividad.

6. Planear y priorizar

No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Haz una lista de cosas que tengas que hacer y realiza las más importantes, no pases a la siguiente sin haber terminado la anterior, persigue tu objetivo hasta conseguirlo, cueste lo que cueste. Y establece límites de tiempo para llevar a cabo la tarea.

7. Administrar el dinero

Tendemos a gastar dinero en cosas innecesarias (smartphones, dispositivos electrónicos u otras cosas de valor) y a vivir por encima de nuestras posibilidades. La solución a esto es cambiar esta mentalidad consumista a una mentalidad con miras a invertir. Gastar tu dinero de esta forma inteligente, hará crecer tus inversiones considerablemente.

8. Conocer tus fortalezas

Todos tenemos fortalezas y debilidades, o defectos y virtudes. Para alcanzar el éxito es esencial potenciar esas fortalezas que todos tenemos, y que a veces escondemos, y mejorar las debilidades para que o te limiten o frenen.

9. Mejorar tus capacidades

Enfócate en cómo puedes superarte y ser mejor de lo que ya eres. Para eso, céntrate en conseguir en los siguientes 30 días la fórmula para ser el mejor en tu industria.

10. Visualización

Mejora la imagen que tienes de ti mismo y del mundo que te rodea para que tus metas crezcan hacia objetivos más altos. Las personas tienden a tener pensamientos pesimistas del tipo: "no soy suficientemente bueno en esto" o "no soy capaz de esto". Estos pensamientos nos limitan y nos desaniman, pero francamente lo que te limitan no son estas percepciones, de hecho se puede cambiar a mejor, sino lo que te limita es la forma en la que te percibes a ti y a los que te rodean. Un buen ejercicio para visualizarme como yo quiero es escribiéndolo y visualizando la forma en que actuaré en los momentos más difíciles. Repitiendo este proceso, poco a poco esos pensamientos se convertirán en realidad.

En definitiva, el éxito es la consecuencia lógica de las cosas bien hechas y estas cosas se logran con paciencia, con el desarrollo de distintos hábitos exitosos.

Imagen «Éxito» cortesía de Shutterstock

Andres Gananci

Andrés Gananci es un emprendedor y aventurero apasionado de la vida que fundó su primer negocio online con tan sólo 17 años. 12 años después, sigue viajando por el mundo mientras trabaja desde casa.


miércoles, 27 de mayo de 2015

Perspectiva GTD: Los Proyectos

Por: Jose Miguel Bolivar

En este segundo «horizonte de enfoque», que David Allen identifica metafóricamente con el nivel de vuelo de un avión a 3.000 metros, se encuentra lo que en GTD se denomina «proyectos». Dice Allen que «[proyectos son] los resultados a los que se puede llegar en un año y que conllevan más de una acción». La razón para incorporar el parámetro de un año – explica Allen – es que cualquier obligación que haya que completar en este período de tiempo se va a tener que revisar al menos una vez a la semana.

Por otra parte, Allen nos propone una lista de verbos que dan lugar a resultados, que es precisamente a lo que en GTD se llama proyectos. Finalizar, investigar, distribuir, maximizar, aprender, organizar, diseñar, presentar o resolver son algunos ejemplos de estos verbos. En general, aunque Allen no lo dice de forma explícita, cualquier verbo que corresponda con «acciones no físicas y visibles» es un «verbo de proyecto». Una «acción física» es aquella que se ve cuando está hecha. Por ejemplo, escribir, enviar un email, llamar por teléfono, imprimir o dibujar son verbos de acción.

La mayoría de los verbos que empleamos para expresar lo que tenemos que hacer no cumplen su cometido, ya que en realidad no expresan lo que tenemos que hacer sino lo que queremos conseguir. Cuando dices que tienes que «organizar una reunión» lo que realmente estás diciendo es que quieres o necesitas «que la reunión esté organizada». Para conseguir este resultado, lo que vas a tener que «hacer» es llamar a gente, escribir textos, enviar emails, etc. Comprender y aplicar esta distinción entre «acción» y «proyecto» es clave para ganar claridad sobre lo que de verdad tienes que hacer para conseguir los resultados que buscas.

Por otra parte, David Allen insiste en que resistas la tentación de «filtrar» los proyectos, algo que, en mi experiencia, constituye uno de los principales «errores de novato» y es, además, una de las formas más fáciles y rápidas de saber si alguien «usa GTD» o «cree que usa GTD». Un proyecto es un resultado. Punto. «Presupuesto para 2016 terminado y distribuido al comité de dirección» es tan proyecto en GTD como «aceite del coche cambiado». ¿Por qué? Porque en ambos casos vas a tener que «hacer» más de una «acción» para lograr el resultado esperado.

Otro aspecto que trata Allen es cómo organizar los proyectos. Lo ideal, según él, es gestionarlos en una lista, al igual que harías con una lista de llamadas. Yo comparto su opinión. A la mayoría de las personas esta propuesta le resulta extraña, ya que están acostumbradas a organizar conjuntamente los proyectos y sus acciones relacionadas. Sin embargo, hacer esto en GTD esto no tiene mucho sentido, ya que la lista de proyectos y las listas de acciones tienen finalidades distintas.

En cuanto a cuándo llevar a cabo la revisión de este nivel, David Allen propone tres tiempos diferentes:

  1. Por una parte, durante la revisión semanal del sistema.
  2. Por otra, cada vez que tengas la sensación de que tus proyectos clave se están quedando atrás.
  3. Por último, siempre que creas que has perdido el control de tus prioridades a corto plazo.

En mi experiencia, si realmente haces las revisiones semanales, las situaciones 2 y 3 rara vez se dan.

En «Haz que funcione», Allen aprovecha la explicación de este segundo nivel de perspectiva para enfatizar una vez más la importancia de la revisión semanal. Esta revisión nos sirve, dice Allen, para mantenernos despiertos, actualizados y creativos.  ¿Qué significa esto?

  • La revisión para «mantenerse despierto» consiste en capturar todos los aspectos que se han podido ir quedando en tu entorno o en tu mente, fuera de GTD. En otras palabras, se trata de recopilar o capturar todo aquello que deberíamos haber recopilado o capturado en su momento y, por una razón u otra, no lo hicimos.
  • La revisión para«mantenerse actualizado» consiste en poner al día las listas de tu sistema GTD. Durante este ejercicio de revisión es muy habitual, por ejemplo, encontrar acciones en tus listas que ya han sido completadas pero siguen ahí sin tachar. Esta revisión también incluye la agenda o calendario.
  • La revisión para «mantenerse creativo» se supone que es algo que se produce de manera espontánea cuando llevas a cabo las otras dos, así que Allen no aporta detalles relevantes sobre cómo hacerla.

Personalmente, me parece que todo lo anterior puede llegar a complicar innecesariamente algo que, al aplicarlo, resulta mucho más sencillo. Lo cierto es que el día a día «te come» y eso hace que, en la práctica, tiendas a revisar únicamente tu agenda y tus contextos. El impacto de esta realidad es que la fiabilidad de tu sistema se ve afectada de forma negativa por la falta de revisión. Para compensar esta «degradación natural» de la fiabilidad de tu sistema, necesitas hacer una revisión de mantenimiento o, dicho de otra forma, la revisión semanal sirve para mantener la fiabilidad de tu sistema.

Por otro lado, no me parece pedagógicamente acertado mezclar la explicación de la revisión semanal (cuándo se revisan los proyectos) con la explicación de este segundo nivel de perspectiva (para qué se revisan los proyectos y cómo se hace). Que los proyectos se revisen generalmente durante la revisión semanal es independiente de la perspectiva que proporciona la revisión de los proyectos. Si el nivel de acciones se revisa para decidir qué hacer, el nivel de los proyectos se revisa para ganar perspectiva a corto plazo sobre la evolución de nuestros proyectos, es decir, en qué medida nos estamos acercando al ritmo esperado a los resultados en los que estamos trabajando. La revisión semanal sirve para mantener el sistema fiable. La revisión de los proyectos sirve para saber cómo avanzan nuestros proyectos.

En resumen, el nivel «3.000 metros»:

  • Contiene los resultados (proyectos) que quieres conseguir y en los que ya estás trabajando
  • Sirve para ganar perspectiva sobre el estado actual y la evolución temporal de tus proyectos, profundizando en la perspectiva vertical de tu sistema
  • Se revisa para asegurarte de que todos tus proyectos activos avanzan al ritmo que deben y tienen al menos una siguiente acción identificada en alguna parte del sistema (agenda, lista a la espera, archivo de seguimiento o contextos)
  • La perspectiva que nos ofrece es una perspectiva a corto plazo, que típicamente abarca la semana que acaba de terminar y la semana que va a empezar

Para finalizar, esta revisión forma parte del proceso de revisión semanal, que en general será cada siete días pero puede hacerse también cada seis o cada ocho días. La revisión de los proyectos, si están todos los que tienen que estar y se hace bien, puede llevar entre 30 y 60 minutos y es, con diferencia, la parte más importante de toda la revisión semanal.

Optima InfinitoEste artículo, Perspectiva GTD: Los Proyectos, escrito por José Miguel Bolívar y publicado originalmente en Optima Infinito, está licenciado para su uso bajo una Licencia Creative Commons 4.0 Internacional.
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Reunión diaria de equipo, más allá de las 3 preguntas ↦

Por: Jeroen Sangers

No soy experto en la técnica de Scrum, pero hay un elemento que he llevado a todos los equipos con que he trabajado: la reunión diaria.

Se trata de una breve reunión (no más que quince minutos) para compartir el estado del proyecto. Cada miembro del grupo contesta rápidamente las mismas tres preguntas:

  • ¿Qué has hecho desde ayer?
  • ¿Qué es lo que harás para mañana?
  • ¿Has tenido algún problema que te haya impedido alcanzar tu objetivo?

Samuel Casanova nos explica los detalles de este tipo de reunión. Creo que aun tu equipo no trabaja según el método Scrum, empezar cada día con estas tres preguntas puede evitar muchos problemas.

Esta reunión permite resolver muchos conflictos y situaciones que de otra forma hubieran estallado demasiado tarde. Aunque pueda parecer una pérdida de tiempo, estamos ahorrando tiempo en reuniones adhoc que muchas veces son complicadas de convocar y que cortan constantemente el flujo productivo del equipo.

Pese a que la reunión diaria de Scrum se pensó desde el principio para equipos de desarrollo de software, esta herramienta es perfectamente aplicable a cualquier trabajo en equipo que necesite sincronizarse para conseguir unos objetivos marcados.

Lea el artículo en El Canasto ↦


martes, 26 de mayo de 2015

5 claves que me han ayudado a exprimir Evernote

Por: Berto Pena

¿Puede una aplicación cambiar para siempre la forma en la que trabajas y te organizas? En mi caso sí. Se llama Evernote. Es junto a mis Hábitos personales mi gran aliado productivo. Pero para conseguir eso primero tuve que aprender.

(Aclaración. Me gustaría decir que Evernote nunca me ha pagado ni dado nada, lejos de regalarme una camiseta hace unos cuantos años. Escribo sobre esta aplicación por pasión ;-)

En el momento en el que me dí cuenta que Evernote iba a ser mi herramienta principal, me puse en serio a descubrirla. Y no hablo de pillar “cuatro cosas” aquí y allá, sino de aprenderla a fondo. Lo hice sin casi esfuerzo, mediante artículos y tutoriales en blogs, vídeos y screencasts que descubría en mis rincones del día.

En todo este tiempo, he descubierto mucho. Pero estas cinco claves están detrás de que él y yo nos llevemos tan bien…

1Utilizo pocas libretas y estiro las notas

Si no tienes una estrategia de organización, y si no haces el esfuerzo por contenerte, es fácil terminar con cientos de libretas y varios miles de notas. A mí me costó lograr la sencillez y simplicidad que necesitaba, pero ahora me doy cuenta que es uno de los ingredientes esenciales de mi éxito diario. Yo hago dos cosas:

  1. Antes de crear una nueva libreta pienso 3-4 veces si de verdad es necesario, y si no puedo aprovechar alguna de las (suficientes) libretas que ya tengo. Casi siempre es así.
  2. Estiro mucho las notas, poniendo bastante contenido en ellas. En lugar de hacer dos, tres o cinco notas para una cosa, lo junto todo en una sola y utilizo elementos visuales para separar claramente el contenido (líneas horizontales, encabezados, etc).

2Me he olvidado de clasificar y etiquetar

Con el etiquetado en Evernote he pasado por todas las fases: no hacerlo; poner alguna de vez en cuando; etiquetas todas las notas; poner tres o cuatro por nota hasta terminar con más cien etiquetas en mi sistema… Al final me he dado cuenta que, sabiendo buscar en serio, no necesito etiquetar tanto.

La clave no es tenerlo todo bien etiquetado y clasificado. Sino poner un buen título a las notas y saber buscar.

3Lo utilizo para todo. Pero todo es todo (casi)

Un error que cometí al principio era tener en Evernote “bastantes cosas” pero no todas. El resto estaban desperdigadas en el Email, en papel y libretas, en Dropbox, en notas manuscritas… Me puse muy en serio a centralizar ahí toda la información, y ahora lo utilizo para todo, todo. Lo personal, familiar y profesional.

Trabajar sin papel (el famoso “paperless”) va principalmente de hacerte más eficiente y ágil. Y para eso, lo primero, es centralizar todoen un solo sitio.

(Un apunte importante: no guardo en Evernote información sensible.)

4Utilizo las imágenes… una barbaridad

Desde siempre he utilizado imágenes en Evernote. Pero de un tiempo a esta parte mi uso se ha convertido en intensivo: fotografías, capturas y escaneos, y por supuesto imágenes que capturo en páginas web, y que acompañan a anotaciones o ideas.

Creo que es cuando rompes la “barrera del texto”, y empiezas a combinar texto, imágenes, adjuntos, audio, etc. de forma activa, cuando Evernote destapa todo su potencial de verdad.

La gran mayoría de la gente utiliza Evernote para guardar texto. Su potencial se destapa cuando mezclas imágenes, archivos, audio…

5Me muevo con atajos y búsquedas

Da igual el número de libretas y notas que tengas en Evernote. La clave es saber moverte por él. Yo apenas “navego” por Evernote. Entre los atajos y las búsquedas guardadas y las que hago sobre la marcha, no pierdo tiempo buscando visualmente algo.

Una de las claves para que tú formes un buen equipo con una aplicación es saber moverte (ágil) por ella. Por eso los atajos son cruciales, y han cambiado la forma en la que trabajo. Ahí pongo las 3-5 notas que más utilizo, donde se concentra el 80% de mi actividad diaria. Es un rincón que cuido mucho y que limpio y reviso con frecuencia (quito notas, añado otras…).

Y después de estos cinco puntos, sin duda la clave principal era la que comentaba al principio: aprender, aprender y aprender. Y no pierdas de vista algo importantísimo: a mi me importa un bledo Evernote en sí. Porque para mí es sólo una herramienta. El objetivo último es que Evernote me facilite la vida y el trabajo. Por eso me he molestado en aprenderlo. Y dominarlo. ¡Y lo he conseguido!


lunes, 25 de mayo de 2015

Dos plantillas de emails que harán muy complicado rechazar una de tus propuestas de guest blogging

Por: Franck Scipion
guest-blogging

Todavía no has querido salir de la ‘cueva’.

Se está muy agusto, pero sabes que para cazar suscriptores para tu proyecto tendrás que salir.

Pero prefieres procrastinar.

Dejar las cosas para mañana o a ver si suena la flauta y la propuesta te llega al mail.

Si estás en este momento, te digo una cosa: estás perdiendo una buena oportunidad para tu negocio.

Y para ti.

Una buena estrategia de guest blogging puede hacer que cuando vuelvas a la cueva te lluevan los suscriptores.

En todo este trabajo existen una serie de factores que pueden hacer que tu propuesta sea un fracaso.

No vale cualquier cosa: Relevancia antes de nada

Tienes que plantear un post invitado que vaya directo al corazón de las preocupaciones de los lectores del blog donde quieres escribir.

No te puede servir lo primero que te venga a la cabeza.

Debes analizar bien los contenidos del blog, entender los temas más importantes y tratar de hablar sobre ellos.

Me refiero a aquellas cosas que les impide dormir a los lectores.

Haciendo esto vas a demostrarle al blogger que has entendido los temas más relevantes de su público.

Y de esta forma ya ganas el primer punto a tu favor.

Título que enamore

Piensa bien cual puede ser el título de tu propuesta, puedes usar una de las fórmulas de títulos de gancho.

Los grandes bloggers saben que un gran título es casi el 80% del éxito del post.

Hay muchísimos contenidos que se comparten en las redes sociales apenas sin leer.

Con lo que el título debe ser realmente con gancho.

¿Dónde puedes encontrarlo?

Usa palabras poderosas como las que hay en cualquier novela pero sobre todo presentando un beneficio muy claro a una preocupación o un tema que interese a los lectores del blog.

Piensa en presentar un beneficio claro en el título.

Y para ilustrar este tema, voy a plantear una propuesta imaginaria que me sería difícil de rechazar para mi propio blog:

67 formas de conseguir 1000 visitas en 30 días

Qué te parece, ¿te gustarías leerlo?

He aquí una gran idea: ¿por qué no defender tu propuesta con argumentos sólidos?

Un factor que nadie está haciendo actualmente es argumentar por qué estás enviando esta propuesta de artículo a este blog, en particular.

Es una forma de diferenciarte por tu profesionalismo.

Hace poco viví un momento parecido con un ejemplo que te voy a contar.

Me mandaron un mail con una propuesta de guest post en la que la primera sensación fue:

“Ostras, esto es muy largo”.

Era un mail inmenso que empezaba con: “Estimados editores”.

La persona ni siquiera sabía mi nombre, ni siquiera se ha planteado que estoy yo solo en el proyecto.

Además contenía varios errores graves como escribir mal el nombre de mi blog.

Es un ejemplo claro de lo que podría ser una propuesta mal planteada, con un correo muy largo y que demuestra que no ha hecho un trabajo previo antes de enviar la propuesta.

Acuérdate de que un blogger visible no suele tener tiempo, por lo que un correo largo hay bastantes posibilidades que no lo responda.

Encima en el ejemplo que te he puesto era totalmente impersonal, por lo que sabemos ha usado una plantilla mala con errores de todo tipo.

Incluso en el tono se notaba un punto miedoso con varias propuestas de posts. Prefiero una única pero que sea más relevante para mi público.

Las temáticas que me ofrecía eran sobre ganar dinero en dos días y sin hacer prácticamente nada. Algo que si la persona me hubiera leído un poco sabía que es lo que más odio.

De toda la propuesta si que destaco dos puntos positivos:

  • Proponía enviarme el post en formato HTML. Eso es algo que a mi como blogger me va a facilitar el trabajo.
  • Se proponía mover el artículo en redes sociales, lo cual es un punto a su favor.

2 plantillas email que no aceptan un NO como respuesta

Lo primero que debes tener claro a la hora de hacer una propuesta es el asunto del email.

Hay muchas teorías sobre lo que hay poner para que se lean o consigan más clics.

A mi lo único que me funciona es ser realmente explícito.

¿Para qué le estás escribiendo?

En este caso para colaborar como autor invitado.

Por lo que en el asunto pondría: “Autor invitado”. Al grano. No hace falta nada más.

Antes de abrir el mail, el blogger ya sabe de qué va.

Luego un mensaje corto:

Hola (nombre del blogger)
¿Podría enviarte un par de ideas para escribir un post como autor invitado en tu (nombre del blog)?
He estado estudiando los posts que mejor han funcionado y creo haber encontrado una propuesta perfecta para tu audiencia, ¿tienes tiempo para darle un vistazo rápido?
Gracias
(Tu nombre y tu blog)”

Como ves es un mensaje claro y corto.

Le estás diciendo que has estudiado sus posts y que has hecho un trabajo previo.

En función de la respuesta de esta persona pues entonces responderías.

Algunos te van a decir que no aceptan autores invitados. Una pena.

Y otros te van a decir que sí. Es difícil de rechazar una propuesta bien hecha.

Entonces le podrías responder:

Okay, super.
Cuando he analizado los posts en tu blog he visto unos XX posts (poner aquí un número) sobre la temática de ganar dinero con un blog. Pero nadie ha hablado de ganar dinero con una tienda de productos de Amazon (para mencionar aquí una subtemática), y creo que puede ser muy interesante para tus lectores.”

Haces una única propuesta y le pones un título con gancho.

También abordarías los puntos sobre el post con tres o cinco. No te extiendas mucho.

Cuéntale un poco de qué va a ir el artículo porque más allá del título conozca algo más de los temas que quieres poner en el post.

Por lo que podrías seguir el mail así:

¿Cómo lo ves tú?
¿Valdría para tu blog?
Estaría encantado de poder enviarte un borrador del post, para que decidas con un texto trabajado. O si lo crees conveniente puedo proponerte otra idea.
Gracias
(tu nombre y tu blog)”

Obviamente entre esta propuesta trabajada y explicada y la que me ha llegado a mi no hay color.

Te garantizo que tu tasa de aceptación en grandes blogs va a mejorar mucho.

Puedes encontrar 1000 argumentos posibles antes de plantear tu email:

  • A raíz de una comentario de unos de tus lectores…
  • Hace tiempo que no hablas de ….
  • Tu post que mejor ha funciona es __________. Qué tal si te hago una propuesta similar, que ya sabes que este tema suele funcionar bien
  • etc…

Es dificí rechazar una propuesta argumentada.

Así que ya sabes.

Si quieres que te publiquen empieza por hacer bien tus tareas.

Lee todo el blog de este blogger, comentarios incluidos durante una semana.

Ya verás cuantas propuestas increíbles vas a identificar.

Tan sólo tienes que vencer a tu miedo al rechazo, para ir a por centenares de “lectores frescos”.

Enhorabuena anticipada, ¡guest poster de primera!

 

Imagen de freedigitalphotos

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Fuerza de voluntad vs. hábitos (por qué debes dejar de esforzarte para lograr lo que deseas)

Por: Autor Invitado

Este es un artículo invitado escrito por Lucía Serrano, de SuperHábitos.

proceso, habitos

Necesito organizarme, ¡pronto!
¡Si tan solo tuviera la disciplina de Juanito!
¡No me alcanza el tiempo para todo!

¿Te suenan estas frases?

Son muy comunes en momentos en los que nos sentimos estancados o frustrados con respecto a nuestras metas personales o profesionales.

Tendemos a pensar que la causa de nuestros problemas es que nos falta disciplina y orden, y que el problema es que no hacemos suficiente.

Pero estamos errados: el problema es que no todo es igual de importante.

Un mejor enfoque: La Regla del 80/20

La regla 80/20 (o Principio de Pareto) establece que el 20% de las causas produce el 80% de los resultados. Así, por ejemplo:

  • El 20% de los clientes de una empresa trae el 80% de las ganancias. Entonces podríamos centrarnos en esos clientes y dejar de hacer el trabajo dedicado al 80% restante.
  • El 80% del tiempo utilizamos sólo el 20% de nuestra ropa. Podríamos tranquilamente eliminar ese 80% extra y tendríamos más espacio, tiempo y dinero.

Para lograr más no debes hacer más, sino que debes hacer lo importante. Necesitamos eliminar la ilusión de que estar ocupados es estar avanzando, y concentrarnos en las actividades que traen resultados significativos.

La mejor práctica es formar hábitos que estén en ese 20%, en vez de auto explotarnos para hacer el 100% de las actividades en nuestras listas. Así tendrás más resultados sin tener que exprimir cada segundo o llevar tu fuerza de voluntad hasta el límite.

El poder de los hábitos

Los hábitos son acciones que hacemos con naturalidad día a día, con un gasto energético mínimo y en automático: cuando hacemos algo que es un hábito nuestro cerebro tiene prácticamente el mismo nivel de actividad que cuando dormimos.

Ni tú ni yo nacimos con el hábito de lavarnos los dientes. Lo formamos desde muy pequeños, con prácticas cotidianas y disparadores claros: cada vez que terminabas de comer tu madre te lo recordaba.

Ahora, en cambio, lo tienes naturalizado y lo haces en automático. Puedes estar un poco dormido, pensando en cualquier otra cosa o apurado, y aún así te lavarás los dientes correctamente.

Una vez que convertimos una actividad en hábito la hacemos y mantenemos sin necesidad de estar forzando o torturando cada día, y si incorporamos como hábitos las actividades del 20% nuestros resultados aumentan drásticamente.

Por eso hoy compartiré contigo 5 elementos clave para que formes hábitos con esfuerzos cotidianos muy pequeños y de esa forma aumentes tu productividad y foco.

Cómo formar un hábito de forma simple (y así aprovechar la regla del 80/20)

1. Disparador

Los disparadores son acciones concretas que nos dan pie para ejercitar una práctica y automatizarla.

Por ejemplo, si queremos desarrollar el hábito de hacer ejercicio, podemos establecer que cada vez que nos lavemos los dientes (disparador) vamos a hacer flexiones (hábito).

2. Conducta

Definir con la mayor especificidad posible qué es eso que vamos a hacer. Entonces diremos que cada vez que nos lavemos los dientes (disparador) haremos 10 flexiones (conducta). Así será simple saber cuándo cumplimos y cuándo no.

3. Recompensa

Necesitamos generar una recompensa para que esas conductas se conviertan en nuevos hábitos. Cuando nuestro cuerpo y cerebro detectan feedback positivo luego de cumplir una actividad, asumen que es algo bueno y debe repetirse.

Siguiendo con el ejemplo, cada vez que hagamos las 10 flexiones (conducta) comeremos luego un pequeño bombón de chocolate (recompensa).

4. Recordatorios

Al principio puede ser difícil cumplir con el disparador-conducta. Por eso antes de comenzar a ejercitar un hábito es bueno escribir alguna frase que nos inspire y recuerde en un lugar que esté a la vista, ¡puede ser un cartel al lado de tu cepillo de dientes! 😉

5. Revisión

Lo más normal es que los primeros días ejercitando un hábito estemos muy entusiasmados, pero luego volvemos a nuestro guión anterior y abandonemos la práctica. Por eso este elemento es indispensable para mantener los hábitos en el tiempo.

Un momento semanal para revisar cómo vamos es clave para aprender qué funciona y qué no para mantenernos enfocados y mejorando.

Lucía Serrano es comunicadora social, escritora y editora en Superhábitos.com, una comunidad de emprendedores que crean negocios que los apasionan y que hacen del mundo un lugar mejor. Para ella el secreto para emprender con éxito no es aprender las últimas tácticas de tu gurú favorito, sino desarrollar los hábitos correctos.


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Tecnicas de Organizacion
De Autor Invitado en Técnicas de Organización


Productividad personal. Aprende a liberarte del estrés con GTD

Por: Jerónimo Sánchez

Productividad personal. Aprende a liberarte del estrés con GTD

Llevo muchos años estudiando, investigando y escribiendo sobre productividad personal y GTD, y honestamente, ha habido muy pocos libros que me hayan impresionado. El más importante de ellos, por supuesto, “Organízate con eficacia”, más conocido en la comunidad por su título original en inglés, “Getting Things Done” o GTD, del norteamericano David Allen.

Pero, como muchos de los que habéis intentando poner en práctica los principios que subyacen de GTD ya sabéis, una cosa es percibir que detrás de lo que cuenta Allen hay algo que te puede cambiar la vida, y otra muy distinta es aprehenderlo en toda su dimensión, ponerlo en práctica de manera razonable y sacarle todo el jugo que se le puede sacar.

Lo que hizo David Allen con su primer libro, y en cierta medida también con el tercero, es asombroso. Miles de profesionales pasamos de creer que el estrés permanente y los días laborales de 12 horas eran algo consustancial a la era moderna, a sentir que había otra manera de trabajar que, no solo nos permitía reducir el estrés a niveles marginales y recuperar nuestro tiempo, sino obtener metas verdaderamente significativas.

Pero para los que lo conseguimos, alcanzar este “nirvana” de la productividad suele tener un precio muy alto, en tiempo, caídas del vagón y vueltas a empezar. Y eso por no hablar del coste de oportunidad por la cantidad de proyectos e ideas que pasan de largo y nunca llegan a cuajar por una efectividad deficiente.

Con todo y el esfuerzo de David Allen a la hora de compendiar y organizar más de tres décadas de experincia, transformar los QUÉs de su libro en CÓMOs –con paradas intermedias en los PORQUÉs–, no es nada evidente. Y Allen, viniendo del mundo del coaching y con limitados recursos pedagógicos, no lo pone nada fácil.

En este contexto llega José Miguel Bolivar, con más de 10 años de experiencia practicando GTD, varias décadas enseñando con un desparpajo pedagógico de otro mundo –sé de lo que hablo porque lo he visto en aula– , acostumbrado a contar las cosas con peras y manzanas, y saca este libro.

Tuve el gran privilegio de acceder al manuscrito antes de su envío a la editorial, y desde entonces llevo pensando cómo hacer justicia a esta guía indispensable para implementar GTD. Y después de darle muchas vueltas, no se me ocurre otra manera mejor de describir lo que representa el primer libro de José Miguel que decir que, de haberlo leído allá por 2006, me hubiera ahorrado al menos 18 de los 24 meses que calculo me llevó implementar GTD con solvencia por mis propios medios.

No importa si en algún momento te planteaste poner en práctica esta metodología de efectividad personal y desististe, o si ya eres un practicante consumado –¿existe tal cosa?–; hazte un favor a ti mismo y consigue una copia del libro de José Miguel y vuelve a intentarlo o revisa tu sistema a fondo. No te arrepentirás.

Alguno podrá pensar que exagero, o que me dejo llevar por el profundo aprecio, respeto y admiración que siento por el maestro. No lo creo. José Miguel se ha ganado a pulso mi admiración, la mía y, me consta, la de otros muchos colegas, sustentándola día tras día con su trabajo. Este libro es la culminación de una trayectoria que dura ya unos cuántos años, desmenuzando y explicando el método de David Allen como pocos. Así que no, insisto, decir que estamos ante un libro que se convertirá muy pronto en un clásico no es exagerado. Estoy absolutamente convencido de ello. Y si no, al tiempo…


GTD. Obtener una mente como el agua

Por: David Torné

Una mente tranquila es una mente preparada para dar el máximo, capaz de mantenerse enfocada en la siguiente tarea a realizar. David Allen, creador del método GTD, utiliza la expresión la mente como el agua para describir este estado. Externalizamos todo pensamiento relacionado con nuestra actividad en el sistema de listas, liberando espacio para resolver las cuestiones que nos importan.

¿Pero cómo? ¿Qué pasos debemos llevar a cabo para que GTD no acabe convirtiéndose sólo en un conjunto de listas para administrar responsabilidades y se consolide como una vía para alejar el estrés?

David Allen en Organízate con eficacia insiste en el factor decisivo de la primera recopilación para vaciar del todo nuestra psiquis de temas pendientes, no sólo los que recordamos explícitamente, también aquellos que quedan en la sombra. Nos cuenta como en su rol de consultor acompañaba a los clientes en el recorrido por su oficina, su casa y el resto de emplazamientos donde transcurre su vida para ir revisando todos y cada uno de los rincones con la intención de no dejar ningún detalle fuera y conseguir un vaciado como el descrito. El proceso se podía prolongar durante dos días …

Puede parecer una cantidad de tiempo exagerada pero se trata de inventariar toda nuestra actividad, hay que trabajar a fondo. Me gusta utilizar el símil del inventario, ya que al igual que las tiendas o almacenes dedican un día a final de año a recontar toda su mercancía en stock, llegando a cerrar en día laborable, uno ha de plantearse hacer lo mismo si quiere llevar a cabo un proceso serio y eficaz.

Una buena imagen del peso que nos sacamos de encima es todo el material recogido durante la primera recopilación. Nada de un simple inbox sobre la mesa, necesitamos un rincón de una habitación para colocar todo lo que vamos recogiendo, ya sea en forma de anotación, objeto a reubicar o documentación física.

Concretar tus asuntos

Pero para aliviar la carga no es suficiente con la mega-recopilación, la terapia continúa con el procesado. Procesarlo todo sin dejar nada en los inbox, lo remarco porque la experiencia puede ser agotadora. Trataremos cada uno de los elementos preguntándonos si es una acción, si la archivamos o la eliminamos. En el caso de las acciones incluirá su transformación en acciones GTD, en proyectos, ajustando la descripción, clasificándolas con contexto y niveles de tiempo y energía.

Para cada cuestión habrá que detenerse a reflexionar un momento para saber que representa y qué espacio ocupa en nuestra actividad. En cierto modo es una parte en sí del proceso para diluir las preocupaciones, concretándolas y ubicándolas en nuestra perspectiva. Ya no son algo desdibujado que no sabemos muy bien en qué consiste y cuando nos caerá encima.

Una vez finalizado ya tenemos nuestro sistema de listas en marcha, ya podemos empezar a funcionar de otra manera. Procurar no retener todo lo que surja en la mente, sembrando el hábito de la recopilación aunque en un principio signifique parar el flujo durante un instante para anotar/registrar esa ‘cosa’ evitando su retorno recurrente, disipando el foco dedicado a resolver. No debe ser de forma casual sino habitual, debemos convertirlo en un hábito.

Funcionar de otra manera

Funcionar, no sólo trabajar. Más allá del trabajo tendremos que concentrar en el sistema de listas todo tipo de actividad, sea personal, profesional, importante o detalles absurdos, como tu idea de aprender a tocar el banjo. Todo estará en el mismo lugar, ordenado con los mismos criterios, ya no es necesario que recurras a tu mente preocupante hacerte de si se te olvida algo. Tienes un sistema fiable en el que puedes confiar si sigues utilizándolo como debes.

Quizás lo más duro no sea cambiar los hábitos sino resistir a los impulsos que nos empujan a no registrar y tener presente algo en el momento que surge en lugar de anotarlo y entender que tenemos que dejarlo para más adelante.

Llegar a un estado de calma mental manteniéndolo de forma sostenida es una cuestión de consolidar hábitos y seguir las pautas marcadas por GTD de forma ortodoxa generando confianza  hasta un nivel subconsciente, allí donde la mente no siente la necesidad de retener algo porque instintivamente sabe que puede acceder al sistema para recuperarlo sin ningún tipo de fricción.

¿Me acordaré?

Anótalo y envíalo a tu inbox, cuando proceses ya lo volverás a tener presente

¿Me costará acceder a ello?

Si está en tu lista de siguientes acciones sólo debes filtrar por contexto, nivel de energía y de tiempo

¿Lo tendré en cuenta cuando sea necesario?

Si es una cita a la agenda, si lo tienes que tener en cuenta a partir de una fecha determinada tu archivo de seguimiento, en un proyecto en espera lo revisarás cada semana, si es una acción sin prioridad la recuperarás cuando revises toda la lista de algún día / Tal vez.

Me reservo de un segundo post para hablar de la otra gran cuestión que nos permite mantener la mente en calma. Mantenernos en la zona, en el momento actual haciendo lo que tenemos que hacer sin dejarnos arrastrar por el futuro ni lastrar por el pasado.

Imagen vía dewdrop bajo licencia Cretive Commons

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miércoles, 20 de mayo de 2015

Perspectiva GTD: Las Siguientes Acciones

Por: Jose Miguel Bolivar

En este primer «horizonte de enfoque», que David Allen llama metafóricamente «pista de despegue», se encuentran las acciones físicas que tienes que hacer, es decir, las siguientes acciones que has identificado al procesar o aclarar tus bandejas de entrada. En la práctica, en este nivel de perspectiva puedes encontrarte con más de un centenar de acciones, que pueden ser independientes o pertenecientes a alguno de tus proyectos. Evidentemente este conjunto de acciones es algo vivo, en constante cambio, ya que cada vez que procesas tus bandejas de entrada incorporarás cosas y cada vez que hagas algo lo podrás marcar como completado, eliminandolo de la lista. Por este motivo, Allen dice que en este nivel lo que tenemos es un inventario dinámico de asuntos por hacer.

En cuanto a los posibles formatos para gestionar estas siguientes acciones, la recomendación de GTD es que utilicemos diversas categorías que permitan mantenerlos organizados de forma sencilla. Entre estas categorías recomendadas tenemos, por ejemplo, la agenda, que engloba las acciones vinculadas a días y horas determinados, y también las listas de contextos: llamadas pendientes, cosas que hacer con el ordenador, acciones para casa o para la oficina, recados que hacer, asuntos que se pueden resolver en cualquier parte y temas que tienes que tratar con personas, bien de forma individual o en una reunión. Si lees habitualmente este blog, ya sabes que no comparto esta forma de plantear el contexto, ya que me parece insuficiente y ambigua pero, aún así, sigue siendo un enfoque infinitamente mejor que la lista única de tareas, es decir, que la tradicional «to-do list».

El siguiente aspecto a tener en cuenta es cómo y cuándo comprometerse. Dice Allen que hay muchas cosas a las que no necesitas seguir la pista, ya que las harás automáticamente cuando pienses en ellas. Sobre esto también habría mucho que hablar, ya que en mi opinión es abrir la puerta de par en par a las interrupciones, pero en cualquier caso es lo que Allen dice. Por tanto, se supone que en tu sistema GTD solo están aquellas otras cosas que no se recuerdan por sí mismas ni están tan presentes. Según GTD, conviene consultar tu agenda cada vez que tengas dudas sobre cuándo y dónde tienes que estar. En mi experiencia, a menudo esto es insuficiente. La forma de evitar sorpresas desagradables con la agenda es revisarla todos los días, como hábito, al empezar el día y al terminarlo. Total, son dos minutos y te permite tener una imagen siempre fresca de qué compromisos inamovibles te esperan a corto plazo.

Por su parte, dice Allen que la lista de acciones debería ser revisada cada vez que tuvieras algo de tiempo y quisieras comprobar que estás considerando todas tus opciones. Nuevamente, mi experiencia me dice que esto es generalmente insuficiente. Para que este tipo de herramientas sea de utilidad, hay que desarrollar el hábito de utilizarlas y eso significa que, excepto cuando surge una emergencia, antes de hacer nada deberías ir a tus contextos disponibles, ver qué te has comprometido a hacer en ellos y elegir siempre a partir de ahí. Si no desarrollas el hábito de ver siempre qué estás dejando sin hacer cuando decides hacer algo, ¿cómo vas a saber que eso que has decidido hacer es realmente lo que deberías estar haciendo?

Mi impresión es que Allen y yo estamos en realidad mucho más cerca de lo que parece en este punto, solo que Allen es menos tajante que yo al expresarlo. De hecho, Allen explica – y coincido al 100 por cien con él – que hay una diferencia exponencial entre la gestión parcial y la gestión total. Si tu listado de acciones es parcial, sentirás menor control que si es completo ya que, cuanto más claro tengas todo lo qué tienes que hacer antes de decidir qué hacer en concreto, más seguridad te inspirará tu decisión. Por mi parte, añadir que cuando algo lo haces de forma parcial significa que careces del hábito, ya que un hábito es algo que haces siempre; si solo lo haces a menudo, no es hábito sino tendencia.

El valor de este nivel de perspectiva es que promueve la ejecución. El motivo por el que muchas cosas importantes se postergan hasta el último momento es porque parecen acciones pero en realidad son proyectos. De hecho, el 90 por ciento de lo que la gente que no usa GTD llama «tareas» son en realidad proyectos en GTD. Y ya sabemos que los proyectos no se hacen. El problema con las listas de tareas es que, aunque la gente no lo sabe, no se puede trabajar sobre ellas porque lo que contienen no es «accionable» 0, como prefiero decirlo yo, no es «ejecutable». Por ejemplo, mucha gente cree que «convocar» una reunión o «preparar» una presentación son acciones cuando la realidad es que son proyectos. El hábito de procesar o aclarar nos permite identificar estos proyectos y, de ellos, extraer sus siguientes acciones. Eso se traduce en que al revisar nuestra lista de siguientes acciones estemos accediendo a una panorámica de acciones reales, es decir, de opciones que, a diferencia de las tareas, sí son «ejecutables».

Para terminar, una serie de matices que me costó bastante tiempo entender y diferenciar porque, para mi gusto, Allen no lo explica suficientemente claro en sus libros. Se trata de saber «qué contiene» este nivel, «para qué sirve» ese contenido, «para qué se revisa», sobre todo en contraste con «para qué se revisa» cada uno de los cinco niveles restantes, y «qué tipo de perspectiva temporal proporciona».

Por eso, como resumen, el nivel «pista de despegue»:

  • Contiene las siguientes acciones físicas que tienes que completar, bien en un momento o fecha determinada, bien lo antes posible cuando te encuentres en el contexto adecuado
  • Sirve para que hagas cosas, es decir, está orientado a la ejecución de acciones que ya has decidido con anterioridad que tienes que hacer
  • Se revisa para «decidir» qué opción elegir de entre todas las posibles. Esto es importante porque es el único de los seis niveles orientado a la toma de decisiones con aplicación inmediata
  • La perspectiva que nos ofrece es una perspectiva a muy corto plazo, típicamente la del momento actual, la de hoy y, como mucho, la del resto de la semana

Para finalizar, a este tipo de revisión yo le llamo «revisión diaria» y eso no significa solo que haya que revisarlo todos los días, sino mucho más: hay que revisarlo sistematicamente, durante todo el día, antes de decidir qué hacer.

Optima InfinitoEste artículo, Perspectiva GTD: Las Siguientes Acciones, escrito por José Miguel Bolívar y publicado originalmente en Optima Infinito, está licenciado para su uso bajo una Licencia Creative Commons 4.0 Internacional.
Muchas gracias por suscribirte a Optima Infinito.

martes, 19 de mayo de 2015

¿Qué se está cociendo en TdO?

Por: Iago Fraga

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Como os dije a principios de año, este año Técnicas de Organización (TdO) viene cargadito de ideas y justo ahora, tengo muy buenas noticias para ti.

Seguramente habrás notado que el ritmo de publicación ha incrementado un montón con respecto a 2013. De hecho, el ritmo teórico marcado para el blog en estos momentos es de publicar un artículo cada dos semanas, pero uno de los efectos positivos de estar a tope de intensidad en una actividad es que las ideas fluyen y acabas poniéndote manos a la obra con proyectos que con otra perspectiva no harías.

Eso sí, de todas esas ideas que tengo ahora abiertas en paralelo no todas son visibles en los artículos y de eso quiero hablarte precisamente: de lo que se está cociendo en TdO y no se ve a simple vista.

Empecemos por lo gordo, porque tengo el placerazo de poder presentarte ya el…

¡Boletín mensual de productividad: “Gimnasio productivo”!

He recibido vuestros emails, opiniones y feedback. Algunos puntos van y vienen, pero uno de las afirmaciones que más me repetís es que os cuesta muchísimo pasar de la teoría a la práctica.

Hay una gran cantidad de información sobre productividad ahí fuera, las partes que más os están gustando de La revolución productiva son sin duda las inmediatamente aplicables pero hay un deseo de todavía más ayuda en este aspecto.

Es como si faltase un eslabón en la cadena. Al acabar un libro de productividad o un artículo se produce un gran momento de soledad en el que te preguntas: ¿y qué hago yo ahora? ¿lo intento? ¿y cómo?

Para evitar que te seduzca la idea de pasar a otra cosa, para evitar que te descuelgues en el camino y para motivarte con pequeños avances nace hoy: el “Gimnasio productivo”.

El formato – cómo entrenar conmigo

El gimnasio es un boletín, que pienso publicar mensualmente en paralelo a los artículos.

gimnasio productivoLo recibes por email (solo los que se inscriban) y una vez al mes te va a proponer la excusa perfecta para ponerte manos a la obra.

Tú durante el mes lees, lees, lees y sabes que al menos una vez al mes te va a llegar un reto claro, asumible, acotado y que si lo consigues, te hará avanzar un paso en cómo te organizas.

Los que quieran seguir leyendo de productividad encontrarán la misma actividad en el blog. El gimnasio es para los que quieren ese plus, ese paso extra de intentarlo. El gimnasio pretende dar el acompañamiento y la orientación que te ayuden a llevar a la práctica los conceptos que aprendes.

Le he llamado “gimnasio productivo” porque la idea es exactamente esa: un lugar donde entrenar, donde encontrar retos y objetivos y donde ir a buscar las siguientes instrucciones para mejorar.

Vamos a boxear con la productividad.

Da igual el nivel que tengas al empezar y da igual qué método uses para organizarte. Trabajaremos por misiones abordables como prefieras.

El objetivo es que logres mejorar tu productividad real, aunque a diferencia de cualquier gimnasio típico, este es totalmente gratuito.

Además, los objetivos irán acompañarlos con frecuencia de información que te ayude a realizarlos, síntesis y resúmenes que valen la pena aunque sea solo para almacenarlos en tu email por si algún día los necesitas.

¿Qué? ¿Qué te parece?

Cómo inscribirte

El primer boletín del gimnasio saldrá el 30 de Mayo así que date prisa si no quieres perderte el inicio.

Todo lo que tienes que hacer para inscribirte es dar tu nombre en este formulario y tu email. Y ya está. El 30 tendrás en tu correo el primero de los objetivos:

Nombre:   E-mail:  

Esta es una oportunidad de oro. En serio. Aprovecha mientras puedas porque ni va a durar toda la vida, ni es algo que se encuentre todos los días.

El proyecto secreto

Y…

La verdad es que me muero de ganas de hablar de ello pero, no puedo hablar de ello. Aún falta mucho por concretar.

En estos momentos estoy invirtiendo entre unas 10 y 14 horas semanales en un gran proyecto que compila y estructura todo lo que sé de productividad.

Es un ritmo super-exigente, sobre todo porque sigo manteniendo el resto de actividades como publicar, animar el Twitter, Facebook y alguna que otra colaboración (como la entrevista que me han hecho en Superhábitos), pero es algo que me motiva un montón. Me estoy aplicando con esmero y quiero que sea sobre todo profesional y eficaz.

No se trata de un libro, no se trata de una guía y no se trata de una publicación.

Hoy no puedo daros más detalles, tan solo dejaros con una imagen:

proyecto-secreto

Lo que sí os puedo prometer es que es uno de esos objetivos que ilusionan.

No solo por el paso que supone para mí a nivel personal, sino porque creo que es una de esas ideas que si sale realmente bien hará que la productividad llegue a más personas y que más gente logre aplicarla de verdad. Ese es uno de los objetivos fundacionales de este blog, actividad que me apasiona y objetivo por el que, sinceramente amigo mío, vale la pena pelear :).


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De Iago Fraga en Técnicas de Organización