sábado, 30 de abril de 2016
viernes, 29 de abril de 2016
#CoreGTD: La diferencia entre incubar y diferir
Un aspecto de la metodología Getting Things Done® (GTD®) que crea muchos problemas a los usuarios inexpertos, es el de la terminología ambigua utilizada para algunos elementos y procesos clave. Por ejemplo, ya veíamos, cuando hablábamos de la diferencia entre hacer y conseguir, que en GTD® se utiliza el término «proyecto» con un significado ligeramente distinto al que la mayoría de las personas están acostumbradas. Y, como dice mi buen amigo José Miguel Bolívar, el hecho de que la diferencia de significado sea, en muchas ocasiones, tan sutil, agrava aún más el problema —porque si el significado de la palabra fuera radicalmente distinto, el nuevo significado sería más fácil de recordar para el recién llegado.
Algo parecido sucede con otros dos conceptos clave de la metodología de David Allen, como son «incubar» y «diferir». No sólo tienen un significado ligeramente distinto en la vida cotidiana, sino que, además, estos dos términos son casi sinónimos fuera del ámbito de GTD®. Como es lógico, esto dificulta enormemente el desarrollo correcto del hábito de vaciar las bandejas de entrada, el segundo de cinco hábitos básicos de la productividad personal.
Se incuba lo que no requiere acción
Ya sabemos que la pregunta clave, al aclarar el significado de las cosas de la bandeja de entrada, es: esto, ¿requiere acción? Para esta pregunta sólo hay dos posibles respuestas: sí requiere acción, o no requiere acción. Si algo no requiere acción puede ser por tres razones: o es basura —y decides tirarlo—, o es información útil que puedes necesitar en el futuro —y decides archivarlo—, o puede esperar —y decides incubarlo, ya sea para hacerlo o tomar una decisión más tarde.
De alguna forma, incubar equivale a lo que muchas personas entienden por posponer, pero no en el sentido de hábito irracional e impulsivo —eso se llama procrastinar—, sino como consecuencia de un acto proactivo, consciente y reflexivo. Y es que, cuando incubamos algo, antes hemos tenido que pensar qué es y qué significa para nosotros. Es decir, no se puede hablar de «incubar» sin haber completado primero un proceso racional de toma de decisiones.
Una vez que algo es incubado —es decir, pospuesto tras un análisis racional—, tenemos la obligación de volver a ello de manera regular, de forma que podamos evaluar: 1) si puede continuar incubado; 2) podemos desecharlo —porque ya no tiene valor para nosotros—; o 3) ha llegado el momento de hacer algo al respecto, y necesita ser delegado, hecho inmediatamente o diferido. Esta es una de las piedras angulares de la revisión semanal, parte del cuarto hábito básico de la productividad personal, como veremos más adelante.
Se difiere lo que sí requiere acción
Cuando decidimos que algo requiere acción, en realidad lo que estamos haciendo es determinar que queremos ocuparnos de ello lo antes posible. Y como acabamos de ver, existen tres maneras de ocuparnos de algo lo antes posible. La primera es delegarlo, cuando hay alguien más adecuado que nosotros para hacerlo, ya sea porque es su responsabilidad o porque es la persona que tiene los conocimientos necesarios para hacerlo. La segunda posibilidad es hacerlo nosotros sobre la marcha, aplicando la regla de los dos minutos, lo cual tiene sentido solo si nos va a llevar menos tiempo hacerlo que gestionarlo con GTD®. Y la tercera posibilidad es diferirlo.
Pero, ¿qué significa exactamente «diferir» algo, desde el punto de vista de GTD®? Significa que nos estamos comprometiendo a hacerlo en cuanto se den las circunstancias necesarias para ello, una vez que hallamos terminado de aclarar el significado de las demás cosas que aún quedan en la bandeja de entrada. Es decir que, en GTD®, «diferir» implica un compromiso más o menos inmediato de hacer algo al respecto, al contrario de lo que sucede al «incubar».
Muchas personas usan la regla de los dos minutos y hacen sobre la marcha muchas más cosas de las que deberían. Una de las razones es que, en su psique, asocian diferir con dejarlo para luego, sin garantías de que vayan a acordarse de ello cuando llegue el momento. Es decir, como todavía no tienen un sistema de recordatorios verdaderamente confiable —lo que David Allen llama una «memoria extendida»—, un gran número de practicantes de GTD® prefieren hacer gran parte del trabajo sobre la marcha, olvidándose de aclarar el significado de las cosas, en lugar de esperar a vaciar la bandeja de entrada antes de decidir qué hacer.
Un reflejo de este pésimo hábito es la manera en que muchos profesionales afrontan la gestión de su correo electrónico. En lugar de aclarar el significado de cada email, y diferir su ejecución —si procede— hasta dejar la bandeja de entrada vacía, prefieren «hacer» los correos sobre la marcha, perdiendo la visión de conjunto de todo lo que tienen que hacer, lo que les permitiría hacer mejores elecciones de qué hacer primero, y qué hacer después.
En la práctica, diferir no significa más que esperar unos minutos antes de ponerse a hacer. Como siempre digo en mis talleres, aclarar el significado de todo lo que hay en la bandeja de entrada antes de ponerse a hacer, sirve para actualizar la «foto» del trabajo que tenemos por delante. Después, una vez tengamos ante nuestros ojos la nueva foto —con todo el trabajo que acabamos de diferir—, podremos elegir con confianza por donde tiene más sentido continuar trabajando. En un próximo post veremos cómo construir esa foto, cuando hablemos del tercer hábito básico de la productividad personal: organizar.
Foto por Bradley Davis vía Flickr
7 ladrones de tiempo que no consideramos como tales
Las distracciones — prefiero la palabra ‘distracciones’ sobre el término ‘ladrones del tiempo’ — pueden venir de fuera o de dentro.
Habitualmente preferimos dar la culpa a estas distracciones exteriores, pero la verdad es que las distracciones interiores afectan más a nuestra productividad.
Rubén Alzola hace un repaso de las principales distracciones internas:
Cuando se habla de ladrones de tiempo, solemos hacerlo sobre herramientas: el teléfono, el email, las reuniones, el móvil, etc. No obstante existen algunos ladrones de tiempo que mucha gente no considera como tales pero que pueden ser incluso más “letales” que los anteriores.
jueves, 28 de abril de 2016
El método científico para mejorar tu productividad
Un científico entraba en su laboratorio después de dos semanas de vacaciones con su familia. No era el científico más organizado y en un rincón de su laboratorio encontraba una pila de placas de petri con cultivos de Staphylococcus que ha utilizado para algunos experimentos antes de su ausencia.
Al inspeccionar las placas, notó que estaban contaminadas con un hongo, lo que significaba que el científico tenía que destruir las placas porque ya no servían para sus experimentos.
Pero también observó algo extraño en uno de los cultivos contaminados: las colonias de Staphylococcus que se encontraban alrededor del hongo habían sido destruidos, mientras las colonias a más distancia del hongo estaban en buenas condiciones.
Una hipótesis se formó en la mente del científico, Alexander Fleming. Se planteó la hipótesis de que el hongo, Penicillium, estaba produciendo una sustancia anti-bacteriano.
El descubrimiento accidental de un antibiótico rápido y eficaz cambió el curso de la historia. A pesar de que este evento fue un accidente, fueron las habilidades de observación y razonamiento de Fleming que hicieron posible el descubrimiento.
Todos hemos oído hablar del método científico.
Así lo hago yo
Ya sabes que me gusta el tema de la productividad personal. Leo un montón de posts, libros y artículos científicos sobre este tema. Pero antes de aplicar un consejo a mi manera de organizarme, quiero asegurarme que realmente funciona.
Lo que ha funcionado para otra persona o en un experimento controlado, no necesariamente funcionará para mi. Cada persona es diferente, cada entorno es diferente y no existen soluciones únicas cuando se trata de los hábitos productivos.
Por eso siempre estoy haciendo pruebas. Antes de aceptar una solución, quiero comprobar su efecto. Aplico el método científico a la creación de mis hábitos productivos1 y te recomiendo que tu también empiezas a hacerlo.2
Los pasos del método científico
Existen muchas descripciones del método científico, pero para nuestro objetivo quiero explicar la versión clásica de cinco pasos:
- Observa y mantén tus sentidos abiertos y observa el mundo a tu alrededor. Verás que encontrarás muchas pistas sobre posibles problemas en tu forma de organizarte. Se curioso y hazte preguntas.
- Busca información. Cuando has encontrado una pregunta interesante, analiza el problema y busca soluciones. Seguramente no eres el primero en encontrar este problema y con una búsqueda en Google puedes encontrar varias respuestas.
- Formula una hipótesis explicando provisionalmente los hechos observados y las posibles causas.
- Experimenta para validar tu hipótesis
- Saca una conclusión. ¿Has podido validar tu hipótesis? Sino, vuelve a empezar.
En este infografía de Elesapiens puedes ver exactamente la relación entre los pasos del método.
Infografía del Método Científico
Un kanban para tus experimentos
Yo hago el seguimiento de mis experimentos en un Kanban en la aplicación Trello. Te he compartido una plantilla de este Kanban, para que la puedes copiar. He creado una columna para cada uno de los pasos de método científico más una columna para experimentos históricos.
El Kanban para aplicar el Método Científico a tu productividad
Cada vez que tengo una idea o pregunta basada en mis observaciones creo una tarjeta nueva en la columna ‘Observaciones, ideas y preguntas’. Más o menos una vez a la semana reviso las ideas nuevas y calcula el retorno de mi inversión para poder ordenar las diferentes ideas por prioridad.
De vez en cuando activo una idea arrastrándola a la segunda columna. Es cuando empiezo a buscar información para buscar posibles soluciones.
Si no hay nada en la tercera columna, la del hipótesis, paso la primera tarjeta. He decidido que este columna sólo puede contener una tarjeta a la vez, para limitar así el número de pruebas simultáneas.3
Una vez que he desarrollado mi hipótesis, paso la tarjeta a la siguiente columna y empiezo a diseñar y ejecutar el experimento. La clave en este fase es elegir muy bien las métricas.
Al completar la prueba, llega el análisis de los resultados. Tengo la suerte de tener suficiente conocimiento de estadísticas, pero para la mayoría de la personas, esto será el paso más difícil. ¿Has podido confirmar tu hipótesis?
Así funciona el método científico en la practica
José, uno de mis clientes de consultoría, ha empezado con este método hace poco, y una de sus primeras observaciones fue que ha visto que muchos blogs hablan de los beneficios de empezar el día más temprano. José ha registrado esta observación en una tarjeta en la primera columna de su Kanban. Para calcular el retorno de la inversión, José utilizo la secuencia de Fibonacci4 y asigna un nivel — subjetivo — de inversión de 3 y un retorno de 5.
Unas semanas más tarde, José decide investigar esta observación. En internet encuentra mucha información — poca fiable — que parece confirmar los beneficios de levantarse más temprano, aunque también hay algunos informes que dicen lo contrario. Su investigación de la literatura científica tampoco daba ninguna respuesta definitiva.
Decide que su hipótesis inicial será “Si me levantaré más temprano, seré capaz de completar más tareas que requieren que me enfoco”.
Una vez establecido la hipótesis, empieza a diseñar su experimento. En su lista de tareas ya utiliza una etiqueta para aquellas tareas que requieren tiempo y energía y por tanto ya cuenta con datos históricos sobre el número de tareas de enfoque que es capaz de terminar por día. José decido levantarse cada día una hora antes de su hora habitual y así tener la primera hora sin interrupciones para sus tareas de enfoque. Durante el experimento anota sus experiencias en los comentarios de la tarjeta en Trello.
Después de dos semanas José analiza sus resultados. Efectivamente, ha podido incrementar el número de tareas de enfoque que termina cada día de por media 3 a 4. ¡Un incremento de 33%! Pero resulta que no le sirve de nada, porque el análisis estadística da un valor p demasiado bajo debido a la poca cantidad de datos. Los resultados no confirman la hipótesis.
Ahora José tiene que decidir qué hacer: continuar el test para conseguir más datos o dejar el experimento. Revisando sus notas de la investigación, José sabe que el experimento ha tenido efectos negativos a su estado de ánimo debido a la falta de sueño. Mientras estaba haciendo la prueba ha añadido una nueva tarjeta a su Kanban: “Dormir al menos ocho horas al día” y José decido pasar el experimento a la columna historia para dedicarse a este otro experimento.
¡Experimenta!
No debes creer lo que te dicen los expertos y gurus. Se como José: experimenta y encuentra qué funciona para ti utilizando el método científico.
Imágen Petri cortesía de Shutterstock, imágen Método científico cortesía de Elesapiens
- También utilizo el método que describo en este artículo en otras partes de mi vida, como el desarrollo de mi negocio. ↩︎
- Soy consciente de la paradoja. Te digo que no debes creer todo lo que te dicen los ‘expertos’ y al mismo tiempo te estoy diciendo lo que debes hacer… ↩︎
- Si consigo mejorar la productividad y estoy haciendo múltiples experimentos simultáneos, no sabrá que cambio ha causado la mejora. ↩︎
- La sucesión de Fibonacci comienza con los números 0 y 1, y a partir de estos, «cada término es la suma de los dos anteriores», es la relación de recurrencia que la define: 1, 2, 3, 5, 8, 13… ↩︎
Fundador del Canasto, formador y consultor artesano especializado en mejorar el rendimiento de personas, equipos de trabajo y organizaciones utilizando las modernas técnicas y herramientas de efectividad y colaboración.
Mis 7 Reglas de Oro para utilizar Whatsapp sin volverme loco
Comparado con la mayoría de la gente, yo empecé a utilizar Whatsapp anteayer. Cuando por enfermedad de mi padre tuve que utilizarlo para coordinarme con mis hermanos, tenía una cosa clara: me iba a enganchar, como la mayoría. Por eso tenía que ser yo quien pusiera primero las reglas. Imponerlas. O eso, o derrota total.
No sé si soy el campeón del uso más óptimo de Whatsapp. Pero lo tengo controlado. Y para mí eso ya es bastante. Tengo clarísimo que si no hubiera puesto primero mis hábitos, antes que la aplicación, me hubiera vuelto loco. Porque seguro que igual que yo, habrás visto a las personas más cuerdas y centradas autenticamente agilipolladas por el (mal) uso de esta aplicación. Sí, está pasando…
Whatsapp forma parte ya de mi vida. Y dentro de las cosas que no me convencen, me gusta, la verdad. La utilizo principalmente para hablar con la familia, enviar alguna foto de mis viajes y mis perros, pequeñas cosas de casa, y escribir a algún amigo para quedar.
Estos son las siete reglas concretas (¡de oro! para mí) me han ayudado a “utilizarlo con eficacia”:
- 1. Nunca lo utilizo para cosas del trabajo
Bueno, sí, pero para cosas muy puntuales y menores. Sobre todo cuando estoy de viaje por cursos, para comentar alguna cosa con la persona de contacto de la empresa a la que voy: «en 10 min estoy por ahí», «hay algo de atasco, llego un pelín tarde», «haremos la pausa del café a las 11»… cosas así. JAMÁS para hablar de algo medianamente serio como un contrato o el temario de un seminario. En ese caso, desvío a la persona a mi correo o una llamada de teléfono, que es como las personas serias tratan las cosas serias. - 2. Los grupos los utilizo y me salgo en cuanto puedo
Intento ser “mister antigrupo”. Porque son una trampa mortal en la cada día caen millones de personas, y una de las causas de que esta aplicación haga tanto daño. Porque escalan, y el volumen de mensajes que generan es salvaje. Ahora bien, utilizados puntualmente, los grupos son utilísimos. Pero ojo, de cuando en cuando y si está justificado. Si soy yo el que lo creo, lo elimino pasado el evento o la ocasión. Y si me añaden a uno me salgo en cuanto puedo. No, no me importa dejar a mi paso muchos: «Berto ha dejado el grupo». - 3. Personalizo y controlo las notificaciones
Para empezar a los grupos les quito la notificación, sólo lo tengo para los mensajes. Porque conozco personas con más de 15 grupos que cada tres minutos reciben una notificación. Y el volumen de “dings” es salvaje (el caso es que no les pagan por eso y además tienen otra vida, trabajo, Correo…) Por otro lado, como hago con mis otras distracciones, las elimino cuando necesito cierta concentración, o me interesa disfrutar de un momento mío o junto a otros: una película, un café, un libro… - 4. Nunca empiezo el día revisando o contestando mensajes
Si no lo hago con el Correo… no lo voy a hacer tampoco con Whatsapp. Tras el desayuno, arranco el día con la tarea más importante del día. Es mi hábito favorito y nunca le fallo (él tampoco a mí). Elijo esa tarea el día anterior y antes de terminar el día lo dejo todo preparado para empezarla a tope. Luego, en la primera pausa para el café, sí reviso ciertos mensajes. - 5. Contesto lo que me interesa cuando me interesa
En Whatsapp tengo una rutina similar a la del Correo: atiendo los mensajes que me interesan y otros los dejo para otro momento. No hay necesidad de contestarlos todos en cada momento, y mucho menos cuando entran. De lo contrario, el nivel de multitarea, interrupciones y cachondeo, llegaría a niveles épicos. (Si pasa algo —y hablo de urgencias—, sé que los de casa o mis hermanos me llamarían.) - 6. Utilizo atajos de teclado para escribir más rápido
Me interesa escribir rápido en Whatsapp porque así puedo salir de ahí antes. Por eso, aprovechando esa funcionalidad de mi teléfono, puedo escribir frases típicas con menos esfuerzo: «Llego en 5 minutos», «Ahora no puedo, te llamo luego», «Estoy de viaje, te escribo al volver al hotel», «No lo hablemos por aquí. Escríbeme mejor al correo», cosas así. Basta con detectar frases habituales (tendrás mil), asignarles una abreviatura, y reutilizarla tantas veces como necesites. (Estos atajos también me ayudan a sobrellevar una limitación mía: soy la persona más lenta del planeta escribiendo en el teclado virtual de un teléfono. Debe ser una tara mía.) - 7. Sé parar a tiempo y decir “adiós”
Si la conversación se alarga, si no está aportando, o si quiero enfocarme en otra cosa, no tengo ningún reparo en cortarla. Claro que no dejo a nadie con la palabra en la boca, pero paso de regalar mi Tiempo a un chat. Tengo cosas más importantes en la vida. Así que no dudo en decir «te dejo que tengo cosas que hacer», o , «ya lo hablamos en persona que por aquí se alarga».
Con todas estas cosas intento convertir en hábito algo que me interesa recordar cada minuto: que Whatsapp es una buena herramienta, pero es eso, solo una herramienta.
Y es que con Internet y las aplicaciones, aprendí hace años una verdad que a muchos les está costando la salud: o las controlas tú, o serán ellas las que te controlen a ti.
miércoles, 27 de abril de 2016
Cómo desperdicié las 3.000 visitas generadas por mi blog durante su primera semana de vida (y cómo puedes evitar que esto te pase a ti)
Este es un post de invitado de Víctor Lloret de Surfea tu Vida.
Por fin me había decidido. Iba a lanzar mi blog para poder cambiar mi manera de ganarme la vida.
Corría el mes de abril de 2015 y había pactado un despido en mi empresa para poder dedicarme a mi propio proyecto de emprendimiento. Necesitaba un cambio en mi vida, salir fuera de mi zona de confort y Surfea tu Vida me lo iba a dar.
Decidí que mi proyecto tendría como objetivo ayudar a emprendedores a tomar un nuevo camino en su vida, de la misma manera que lo estaba haciendo yo. Mi blog serviría para ayudar a ganar libertad, disfrutar más de la vida y aficiones y para poder trabajar en lo que a uno más le llene y le apasione.
Por fin me había decidido, después de mucho tiempo inmerso en una crisis existencial y diciéndome a mí mismo no sé qué hacer con mi vida, iba a lanzar mi propio blog para vivir tal y como yo quería.
Me formé, leí y aprendí mucho sobre blogging para que el blog triunfara y, al fin, llegó el gran día: el día del lanzamiento.
El lanzamiento que jamás habría podido soñar
La cosa no podía ir mejor. Las estrategias que había preparado estaban funcionando a las mil maravillas. La aceptación y repercusión de los primeros días superaron muchísimo las expectativas y me veía un poco abrumado y desbordado por la cantidad de gente que me estaba leyendo.
Te voy a mostrar los datos concretos para que te hagas a la idea de lo que conseguí en mis primeros días. La primera semana y el primer mes fueron de un éxito brutal:
- Primera semana: 2.658 visitas.
- Primer mes: 3.182 visitas.
Más de 3.000 visitas en el primer mes, estaba alucinando. No me esperaba que todo fuera a ir tan deprisa. Me habían escrito y contactado varias personas, el proyecto había gustado y había tenido muy buena acogida.
Ese éxito inesperado fue contraproducente para mí. Me creí que ya lo tenía todo hecho. Sin mucho esfuerzo había conseguido más de 3.000 visitas, aquello estaba chupado. Pero no, a los pocos días recibí una buena cura de humildad.
El batacazo que no había previsto
En el segundo y el tercer mes llegó la gran hostia. Las visitas y las suscripciones bajaron y bajaron y no había manera de frenarlo. Al final se estancaron y de ahí no había manera de moverlo.
No sabía que había pasado. Toda esa gente que me había visitado el primer mes, de golpe me había olvidado y ya no volvía a leer mis artículos. ¿Por qué no me querían seguir leyendo?
Te voy a enseñar los datos de los siguientes meses y cómo evolucionó el nivel de visitas y suscripciones:
- Segundo mes: 541 visitas.
- Tercer mes: 593 visitas.
- Gráfico de evolución de visitas
- Evolución de suscripciones: el ritmo de suscriptores bajó considerablemente pasando de 77 suscriptores antes del lanzamiento y 99 suscriptores más el primer mes de vida del blog a 6 y 10 altas nuevas en los dos siguientes meses.
Conclusión sobre mi lanzamiento
La había cagado de manera brutal. Había desaprovechado un impulso y una inercia muy grandes por pensar que ya lo tenía todo hecho. Desperdicié más de 3000 visitas en mi primer mes por no haber sido activo ni hacerme visible en la etapa de post lanzamiento.
Tampoco supe convertir esas visitas en nuevos suscriptores, por lo que ayudé a que esos lectores se olvidaran de mi.
En el artículo de hoy voy a contarte cómo preparé mi lanzamiento para obtener ese nivel de visitas en sus primeros días de vida. Te contaré las 4 fases que debe tener un lanzamiento y lo que hice yo en cada una de ellas.
Además, también te explicaré cómo aprovechar esas visitas generadas para hacer crecer tu blog para que no te ocurra lo que me pasó a mí.
Te mostraré una serie de acciones y estrategias que seguiría a día de hoy si tuviera que lanzar de nuevo mi blog, con el objetivo de obtener un impacto aún mayor que el que tuve y de consolidar esas visitas para obtener un beneficio mayor.
Vamos allá.
Cómo preparar el lanzamiento de un blog de forma óptima
Preparar un lanzamiento puede hacerse de dos maneras: a lo loco o con una estrategia para provocar el mayor impacto posible.
Si te lanzas a lo loco, quiere decir que abres tu blog directamente y ni te has planteado para quién escribes, qué imagen quieres que tenga, quién te va a leer, sobre qué quieres escribir, etc.
Ir sobre la marcha está muy bien para blogs personales, pero si quieres que tu blog sea profesional debes preparar una estrategia y un plan de lanzamiento.
Voy a ir explicando las cosas que hice bien al lanzar mi blog y también las que no fueron tan buenas o directamente no hice y hoy, sin duda, aplicaría en mi estrategia de lanzamiento.
Fase 1: preparación del blog para el lanzamiento
Cuando tuve la feliz idea de crear un blog realmente no sabía dónde me metía. No sabía demasiado sobre el tema por lo que lo primero que hice fue leer y formarme sobre ello. No quería ser uno más y caer rápidamente en el olvido.
En esas semanas aprendí mucho, muchísimo, y una de las cosas que descubrí fue la importancia de realizar un buen lanzamiento para recibir el mayor número posible de visitas desde el primer día.
Con esa idea decidí que, mientras fuera trabajando en el diseño y en la idea de mi blog, en paralelo también iría trabajando en un plan de lanzamiento para ser visible desde el primer día.
¿Qué hice bien?
Creación de Squeeze Page
En el mismo instante en el que contraté mi hosting y configuré mi blog creé una página de bienvenida (Squeeze Page) para que todo aquel que entrara en Surfea tu Vida supiera de qué iba el proyecto y qué podría encontrar en él.
Gracias a tener esta página yo pude empezar a promocionar mi blog y enviar a esos lectores interesados a algún sitio.
Por si no sabes cómo crear una página de bienvenida te voy a dar dos opciones muy sencillas:
- Utiliza un plugin simple como puede ser Easy Coming Soon y haz una página muy sencilla en un momento.
- Crea una landing page más profesional y atractiva leyendo este artículo de Franck en el que te cuenta cómo hacerlo con Leadpages.
Capturar emails
Desde el primer momento hay que tener un formulario para capturar emails de usuarios. Este es el punto más importante a la hora de planificar un lanzamiento.
Para sacar rendimiento de las visitas que están interesadas en tu proyecto y que llegarán antes de abrir tu blog debes capturar su email. De esta manera irás generando tu lista de suscriptores incluso antes de que tu blog haya visto la luz.
Igual te preguntas por qué alguien se va a suscribir a un blog si aún no ha leído ni uno solo de sus artículos. Pues bien, te voy a dar una razón ahora y te daré otra un poco más adelante.
Si alguien se ha tomado la molestia de llegar a tu página de bienvenida y tú le has explicado bien de qué irá tu proyecto y encaja con sus gustos, sus intereses o lo que está buscando, querrá saber más de él.
Ahí es cuando te ofrecerás a informarle de cuándo abrirás el blog al público y podrá leer su contenido.
Créeme, esto funciona. Yo mismo generé 77 suscriptores antes de lanzar siquiera mi blog. Y no, no eran ni amigos ni familiares míos, que ya te veo venir.
Trabajar el diseño e implementación del blog mientras estaba cerrado
Esas semanas en las que fui promocionando mi blog las dediqué a trabajar en el diseño y en el contenido que iba a ofrecer. Planifiqué y creé las páginas y entradas que quería que estuviesen en el blog desde el inicio.
Me fue muy bien para no agobiarme y ser más productivo. No tenía una prisa inmediata para lanzar pero sí me marqué una fecha para hacerlo y no eternizarlo. Trabajé contenidos y diseño para que se viera bien atractivo.
Trabajar mucho el diseño no es ni aconsejable ni necesario. Es más, mi consejo es que con un diseño normal y buen contenido ya debes arrancar tu blog.
Para mejorarlo siempre hay tiempo. Que no te acabe de gustar el diseño no debe ser una excusa para no lanzar el blog.
Como siempre dice Franck:
Hecho es mejor que perfecto.
Yo lo hice porque, al ser programador web y ofrecer servicios de creación de blogs para emprendedores, quería que la imagen del blog fuera mi marca, un reflejo de lo que sabía y podía hacer. Para mí era una manera de generar confianza.
¿Qué haría a día de hoy?
Crear y ofrecer un Lead Magnet
Esta es la segunda razón por la que se querrán suscribir aunque no tengas el blog lanzado.
Un lead magnet es un contenido de calidad que se ofrece al lector a cambio de su email. Es un gancho para captar suscriptores interesados en la temática de tu blog aportándoles a cambio material de mucho valor.
De esta manera conseguirás que vean el tipo de contenido que puedes ofrecer y, si les interesa, querrán obtener información acerca de las novedades de tu proyecto.
Sin duda mi página de bienvenida hubiera tenido mucho más impacto y hubiera convertido más suscriptores si hubiera ofrecido algún producto de calidad a los lectores que me dejasen su email.
Si solo explicando de qué iba a ir Surfea tu Vida ya gané muchos suscriptores, imagínate si hubiera creado un ebook o algún material de gran calidad.
Poner una cuenta atrás en mi landing page
Puede parecer una tontería, pero poner una cuenta atrás hasta el día del lanzamiento me hubiera beneficiado en 2 cosas:
- Al tener una fecha de lanzamiento publicada no hubiera retrasado el lanzamiento por ningún motivo. En mi caso dejé pasar dos de las fechas que me había propuesto porque aún quería que el blog quedara mejor.
- Hubiera generado interés y una expectación por el lanzamiento de mi blog que no conseguí sin esa cuenta atrás.
Definir mejor el lector ideal
En el proceso de creación de mi blog, con ese tiempo extra que me daba el plan de lanzamiento, debería haber definido y segmentado mejor a mi lector ideal.
Pequé, como muchos bloggers novatos, en pensar que mi público objetivo era muy amplio. Quise abarcar a mucha gente pensando que cualquiera podía estar interesado en lo que quería contar.
¡Error!
En este tiempo he aprendido que hay que poner el foco en ese público específico al que uno quiere dirigir su mensaje. Esos al final serán, en su mayoría, los potenciales clientes.
No hay que tener miedo de hacerlo porque eso no excluye al público que esté fuera de ese grupo de leerte y seguirte. La gente te seguirá igual si está interesada en tu mensaje, no te preocupes por ello.
Definir mejor el objetivo del blog
En la línea del punto anterior, definir bien el objetivo del blog y el mensaje principal que quieres transmitir es muy importante.
Seleccionar bien los temas de los que quieres hablar y poner el foco en ellos, ya que serán los que atraerán a ese público que has definido y que te interesa tener.
Escribir de muchas cosas y sobre muchos temas diferentes dispersa la atención y el mensaje del blog. Atrae a gente que lee pero que después no se convierte en cliente, por lo que si quieres un blog profesional estarás desperdiciando mucho tiempo sin obtener un resultado tangible.
Yo cometí este error. Empecé escribiendo sobre muchas cosas sin seguir una línea editorial clara.
Con el tiempo he visto que es un error ya que te interesa que tu público te sea fiel y no se canse leyendo artículos que no tienen nada que ver con lo que venía a buscar.
Aprovechar las estadísticas
Google Analytics tiene que estar configurado en tu blog desde el minuto 1. Es una herramienta muy potente no solo para ver cuanta gente te visita, sino para saber desde dónde te visitan.
Yo lo tenía configurado desde el inicio pero no lo trabajé. No interpreté bien los datos y a día de hoy me arrepiento.
Si lo hubiera hecho, hubiera sabido dónde centrar los esfuerzos de difusión y promoción de contenido.
Me hubiera servido, por ejemplo, para saber qué redes sociales me funcionaban mejor y, solo con eso, hubiera incrementado mi presencia en ellas para darme más visibilidad.
Fase 2: promoción previa al lanzamiento
Esta fase hay que trabajarla bien ya que será la que te dé las visitas de calidad que te interesan para tu proyecto.
Si aciertas con el análisis previo y consigues atraer a tu público objetivo incrementarás las posibilidades de ganar suscriptores fácilmente.
¿Qué hice bien?
Perfiles en redes sociales desde el primer día
Desde antes de configurar mi blog ya tenía las cuentas y las páginas creadas en las redes sociales que quería trabajar.
Yo empecé con Facebook, Twitter y Google+, además de Linkedin, en la que ya tenía mi perfil profesional.
Esto es importante, aparte de para que nadie te quite el nombre de usuario, para ir haciendo comunidad.
A medida que vayas haciendo publicaciones irás ganando seguidores y público potencial para tu negocio. Es básico para incrementar la visibilidad.
Publicar en grupos de Facebook
Esta es la acción promocional que mejor resultado me dio. Promocioné el blog en muchos grupos de Facebook afines a la temática de mi blog y que tenían muchos seguidores que podían estar interesados en mis contenidos.
Este paso hay que hacerlo bien porque no hay que ser visto como spam por el resto de la comunidad. ¿Y cómo se hace esto?
Muy sencillo. Como te decía, yo analicé estos grupos afines a mi blog y, antes de publicar nada en ellos, los seguí y contacté con los administradores de cada uno. Les expliqué mi proyecto y pregunté si en su grupo podría haber gente interesada en mis contenidos y en los temas que iba a tratar.
Una vez hecha esta introducción, les pedí permiso para poder publicar algunos contenidos de vez en cuando, un par o tres de veces al mes, para no acabar haciéndome pesado.
Todos los administradores accedieron a que lo hiciera, les pareció una gran idea y me dieron su permiso. Con esto conseguí tener la tranquilidad y la seguridad de que mis contenidos no serían tratados como Spam, sino que serían útiles para esas comunidades.
¿Qué haría a día de hoy?
A día de hoy utilizaría otras estrategias de networking y no me quedaría solo en la de promocionarme en grupos de Facebook.
Comentarios en blogs del sector
Me haría una lista de blogs influyentes en mi sector y comenzaría a comentar los artículos que me gustaran. Haría comentarios aportando mucho valor para interesar tanto al blogger como a su audiencia.
Es una buena manera de empezar a hacer relaciones con otros bloggers para un futuro, todo el trabajo hecho será beneficioso más adelante.
Hay que tener en cuenta que en todas las secciones de comentarios puedes añadir la dirección de tu web, por lo que yo añadiría la mía para que quien quisiera pudiera entrar y ver mi página de bienvenida, dejándome su email en caso de estar interesado.
Difundir artículos interesantes de otros bloggers
El siguiente paso que daría sería el de compartir los artículos de estos bloggers en mis redes sociales.
Una vez lo hiciera, les informaría de ello y de esta manera iría “provocando”, de manera natural, que la gente influyente dentro de mi nicho me fuera conociendo.
Twittear con los hashtags relacionados con mi temática
Haría una lista de palabras clave relacionadas con la temática de mi blog, buscaría esas palabras en los hashtags de Twitter e iría compartiendo allí contenido interesante sobre esa temática.
Con los hashtags lo que consigues es que te salgan todos los mensajes publicados que referencian a ese tema en concreto, por lo que es útil para llegar a la gente interesada en eso.
Escribir guest posts en otros blogs
Después de realizar las tareas de networking que te he explicado arriba, si hoy tuviera que lanzar de nuevo mi blog escribiría varios guest post en diferentes blogs de mi nicho.
Un buen artículo con gran contenido y relacionado con la temática que tratarás en tu blog puede darte autoridad y atraer audiencia a la que no llegarías por ti mismo.
Es importante enlazar en estos artículos con el formulario de suscripción y el lead magnet para poder ganar suscriptores desde el primer momento.
Fase 3: contenido básico para lanzar tu blog
En esta fase hay que decidir con qué material nacerá tu blog. Qué páginas y qué entradas quieres que la gente lea desde el primer día.
Esta fase es importante ya que si das con los artículos clave podrás promocionar y triunfar con tu blog desde el primer día.
Si los artículos publicados el día del lanzamiento son épicos y enganchan a tus lectores, conseguirás que se suscriban más que si simplemente entran a dar un vistazo y se van.
¿Qué hice bien?
Creación de páginas de presentación
Las primeras páginas indispensables para un blog son la página Acerca de y la página Sobre mi.
La primera sirve para explicar tu proyecto, qué piensas ofrecer con él y a quien va dirigido. La segunda mostrará quién hay detrás del blog y quién está hablando.
En mi caso creé estas dos páginas por separado, pero también es usual que se fusionen en una sola. Un ejemplo de ello es la página de Franck. Puedes hacerlo como más te guste.
Preparar un post con la opinión/colaboración de 4 o 5 bloggers importantes
El primer artículo que preparé fue con la colaboración de 4 bloggers a los que admiro y que ya habían conseguido lo que yo quería conseguir.
Les hice una pregunta estrechamente ligada a los objetivos de mi blog y al mensaje que quería transmitir a mi audiencia acerca del cambio de vida. Gracias a su experiencia y a su mensaje el post tuvo una gran aceptación.
Con este artículo gané mucha visibilidad, ya que todos lo compartieron en sus redes sociales, y también gané autoridad, puesto que había conseguido la colaboración de 4 bloggers influyentes.
Lanzar con 2 o 3 artículos más
Además del post colaborativo publiqué 3 artículos más el día del lanzamiento. Analicé 3 temas principales que interesaban a mi audiencia y escribí un post para cada uno.
Procuré que fueran grandes posts y me los trabajé mucho para que gustaran. A día de hoy ya no me gustan tanto…
Al lanzar hay que intentar enganchar esas visitas que llegan y que lean todo el contenido posible. Si escribes 3 posts épicos conseguirás que a los lectores les gusten tus contenidos y quieran volver.
¿Qué haría a día de hoy?
Muchas más colaboraciones
Como te he dicho antes creé un post con la opinión de 4 bloggers que admiraba. Hoy en día lo que haría sería crear ese mismo post pero con la opinión de 15 o 20 bloggers.
Crearía un mega post con todos los bloggers influyentes de mi nicho para conseguir una difusión mucho mayor y de paso presentarme ante todos mis colegas de nicho. Haría algo similar a lo que hizo Franck en su round up de la máquina del tiempo.
Crearía un post de curación de contenidos
En mi lanzamiento también habría sitio para un artículo recopilatorio con los mejores artículos sobre mi temática escritos por otros bloggers.
El objetivo sería el mismo que con las colaboraciones: hacer networking activo, ganar autoridad y generar una gran difusión para los primeros días de vida del proyecto.
Tener instalado Thrive Leads en mi blog
La captación de suscriptores es vital para un proyecto basado en un blog. Con el tiempo he ido aprendiendo esto y he descubierto el plugin Thrive Leads como herramienta indispensable para optimizar esta conversión de visitas en suscriptores.
Sabiendo lo que sé a día de hoy, sin duda instalaría Thrive Leads en mi blog para ayudarme con esa tarea.
Seguir generando visibilidad las semanas posteriores al lanzamiento
A día de hoy me arrepiento de no haber seguido una estrategia de visibilidad para los días y semanas posteriores al lanzamiento.
Si me lo tuviera que plantear de nuevo me prepararía para las siguientes 3 o 4 semanas un par de entrevistas a gente influyente dentro de mi temática y otro par de artículos recopilatorios que interesen a mi audiencia.
Cuanto más se consiga alargar esta dinámica de visitas del lanzamiento más posibilidades hay de capturar lectores y suscriptores.
Fase 4: el trabajo post lanzamiento
La fase de post lanzamiento es casi tan o más importante que la fase de lanzamiento. En el lanzamiento se suelen conseguir grandes picos de visitas e incluso bastantes conversiones a suscriptores.
Pero si no sigues atrayendo y promocionando tu blog, estas visitas empiezan a desaparecer poco a poco.
Este fue mi tremendo error. Me centré en escribir contenido en mi propio blog y olvidé la importancia de atraer a los lectores.
Ellos no iban a venir solos a mi blog y yo me olvidé de eso.
¿Qué hice bien?
Publicar regularmente
Mi ritmo de publicación inicial fue de 2 posts a la semana. Tenía bastante claro que debía llenar mi blog de contenido, por lo que al principio intenté publicar de manera bastante frecuente.
Gracias a esto fui aprendiendo a escribir para un blog, que no es sencillo.
Con el tiempo he tenido que bajar mi ritmo de publicación, ya que no me da tiempo a escribir 2 artículos de calidad a la semana y hacer todo el resto de tareas que tengo que hacer para hacer crecer mi blog.
¿Qué estoy haciendo a día de hoy?
No vivir solo en mi blog
Esta es la mayor lección que he aprendido en el mundo del blogging.
En pocas semanas pasé de recibir 2.588 visitas al mes a recibir 593 sin saber qué había hecho mal ni cómo debía revertir esa situación.
Además no era un hecho puntual, sino que esos números se habían estabilizado.
En ese momento tenía 3 opciones:
- Seguir como hasta el momento y no mejorar a corto plazo.
- Abandonar el blog viendo que la cosa no avanzaba.
- Invertir en formación y descubrir cómo darle la vuelta a la situación.
Emprender un proyecto no es tarea fácil, pero no me iba a rendir tan pronto. Como ya te debes imaginar opté por la tercera opción y gracias a ella estoy relanzando y haciendo crecer mi blog.
He descubierto las estrategias que debería haber hecho en su momento para no perder todas esas visitas que había generado y las estoy empezando a poner en marcha.
Esas estrategias son las siguientes:
- Hacer un networking muy activo: generar relaciones con otros bloggers para posteriores colaboraciones. Difundo sus contenidos y entablo conversaciones con ellos para conseguir visibilidad.
- Hacer entrevistas a otros bloggers: estoy preparando una serie de entrevistas a otros bloggers para ganar autoridad y visibilidad hacia otras audiencias.
- Escribir guest posts en otros blogs: estoy publicando en varios blogs dentro de mi nicho y este artículo es el mejor ejemplo de ello.
- Trabajar bien las redes sociales: cuando empecé con el blog, solo compartía mis artículos en el momento de la publicación. Estoy empezando a mover mejor mi contenido, programar las publicaciones e interactuar mejor con mis seguidores para ir haciendo comunidad. A esto he añadido la difusión de contenidos de terceros que sean interesantes para mi audiencia y contactos directos con colegas blogueros.
- Promoción, promoción y promoción: ya no voy a cometer ese error de novato que tuve. No voy a vivir únicamente en mi blog, sino que voy a salir de él constantemente para crecer.
Esta gran cagada que hice cuando empecé mi blog. Es solo uno de los errores de novato que he cometido. Hay muchos más y lo bueno es que de todos he aprendido cosas.
Espero que esta historia te ayude a no cometer el mismo error que cometí yo. Sigue todos mis pasos para planificar tu lanzamiento y añade todo lo que yo hubiera hecho si lanzara hoy.
Si yo conseguí 3.000 visitas en una semana con todos esos errores, ¿qué podrás conseguir tú?
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La efectividad se demuestra al primer toque
Escribía recientemente mi socio Francisco Sáez, fundador y CEO de FacileThings – en mi opinión la mejor herramienta GTD® a día de hoy – que «cerrar puertas es clave para tu productividad». Yo estoy totalmente de acuerdo con él.
A lo largo de mi vida profesional, y especialmente desde que decidí especializarme en la mejora de la efectividad personal y organizativa, he podido observar en numerosas ocasiones la existencia de un patrón que aparece sistemáticamente en el caso de las personas y las organizaciones que son realmente efectivas: tienen el hábito de cerrar las puertas que abren.
Mis colegas de OPTIMA LAB sonreirán al leer esto – espero que sea eso lo que hagan – porque están cansados de oírme decir una y otra vez la expresión «hay que cerrar cajas» (no conocía la expresión «cerrar puertas» así que llevo años usando «cerrar cajas»).
La efectividad de una persona o de una organización viene en gran medida determinada por lo que yo llamo el «completion rate», es decir, el «ratio de finalización». El «completion rate» es la relación entre el número de cajas que se cierra y el número de caja que se abre, multiplicado por cien. Lógicamente, lo ideal es tener un «completion rate» del 100%, ya que eso significa que se cierran el 100% de las cajas que se abren. Mi impresión es que las cifras reales de la mayoría de las personas y organizaciones son sensiblemente inferiores.
La realidad que yo conozco es que la distribución del «completion rate» se asemeja mucho a la de la participación en Internet, es decir, hay un 1% de personas que cierra sistemáticamente casi todo lo que abre (completion rate > 90%), un 9% que cierra más cajas de las que abre (completion rate entre el 50% y el 90%) y un 90% que deja sistemáticamente abiertas más cajas de las que cierra (completion rate <= 50%).
Desde que hace años tomé conciencia de la importancia de «cerrar cajas» para la mejora de mi efectividad, he trabajado incansablemente – casi diría que de manera obsesiva – por desarrollar este hábito y a día de hoy, aunque en ocasiones sigo dejando alguna caja abierta por ahí, sí que me considero en ese 1% que cierra más del 90% de las cajas que abre.
Voy a ser claro: «cerrar cajas» cuesta mucho. Por eso se nos da tan mal. El cerebro «tacha» las cosas cuando las empieza, es decir, cuando «abre» la caja. A partir de ahí, todo se pone cuesta arriba, porque el trabajo sigue sin hacer pero la gratificación ya ha pasado. Por si esto fuera poco, constantemente aparecen en nuestro radar nuevas tentaciones, que nos brindan la oportunidad de «abrir» otras cajas sin necesidad de «cerrar» las que ya están abiertas.
Además, terminar lo que se empieza requiere de un esfuerzo progresivo exponencial, es decir, cuanto más se ha avanzado y más cerca se está de «cerrar la caja», más cuesta seguir avanzando. Por eso hay tanta gente que deja las cajas prácticamente cerradas pero sin cerrarlas del todo.
Los ejemplos de «cajas abiertas» son interminables. Te llega un email, lo abres para ojear de que va y lo dejas para decidir luego qué hacer con él. Esto es una «caja» que acabas de dejar «abierta». Para haber dejado la caja cerrada necesitarías haber identificado qué significado tiene para ti ese email, haber tomado una decisión al respecto y haber organizado tanto el email como tu decisión sobre él en un lugar de confianza para volver a ellos cuando fuera necesario o tuviera sentido.
En general, casi todos los «luego» van asociados a «cajas abiertas»: luego te digo, luego lo miro, luego lo acabo, luego lo pienso… ¿Qué significa luego? ¿De qué tipo de compromiso estamos hablando? ¿Luego si me acuerdo? ¿Luego si me apetece? ¿Qué hago con ese compromiso? ¿Cómo me aseguro de cumplirlo? Si estas preguntas no se responden, la caja sigue abierta. ¿A quién no le ha pasado lo de ir a apagar el ordenador y encontrarse varios borradores de emails a medio escribir?
Las «cajas abiertas» son una fuente adicional de estrés, lo que David Allen llama «incompletos», es decir, cabos sueltos que andan por ahí consumiendo recursos en nuestro cerebro, aunque a menudo no seamos conscientes de ello. Lo que ocurre cuando la «caja» se «cierra», es que el cabo suelto desaparece – y con ello su contribución al estrés – y en su lugar aparece una gratificante sensación de logro.
Por otra parte, «cerrar cajas» no solo tiene que ver con la eficiencia, también tiene que ver con la eficacia, ya que está íntimamente relacionado con la calidad. Esa costumbre tan española del «ya vale» es un ejemplo claro de la falta de hábito de «rematar» las cosas, y también de nuestra afición a la chapuza
Desarrollar el hábito de «cerrar cajas» marca un antes y un después. Esto lo saben los expertos en efectividad. «Cerrar cajas» tiene que ver con el sublime arte de «empezar y terminar», uno de los hábitos «core» de OPTIMA3®, ya que pocos comportamientos son tan ineficientes e ineficaces como empezar y dejar a medias una y otra vez la misma cosa.
Una persona efectiva trabaja siempre al primer toque, es decir, una vez que empieza algo, trabaja en ello hasta que lo finaliza. Da igual que sea un pensamiento, una decisión o una tarea. Si lo empieza, lo termina. Y hasta que no está terminado, no se pone con otra cosa. Evidentemente esto requiere, en ciertos casos, un trabajo previo, ya que hay cosas que, por su naturaleza, son difíciles de empezar y terminar si no se hace antes algo al respecto. En cualquier caso, este trabajo previo es siempre una inversión rentable, ya que va a permitir trabajar con la máxima efectividad.
El hábito de empezar, es decir, de «abrir cajas», ya marca una diferencia importante en términos de efectividad frente a quienes ni siquiera las abren. Ahora bien, entre los que simplemente «abren cajas» y los que sistemáticamente «cierran cajas» hay una diferencia todavía mayor.
Si de verdad te consideras una persona efectiva, hazte esta pregunta y respóndete con sinceridad: ¿cuál es mi «completion rate», es decir, qué relación existe entre las cajas que cierro y las cajas que abro? La respuesta te dirá si realmente eres una persona efectiva o si simplemente lo crees…
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Kanban, una herramienta para el equipo
¿Sabes qué es un Kanban? Para mi es una herramienta imprescindible para colaborar con eficacia.
Muchas veces he notado que alguien no entiende del todo de qué va, cuando, por ejemplo, explica que simplemente es un sistema con tarjetas en columnas.
Samuel Casanova es experto en el uso del Kanban y ha compartido los 6 principios fundamentales del Kanban:
Kanban no pretende imponer una manera única de trabajar, es más, anima a comenzar al inicio tal y como se están haciendo las cosas antes de Kanban y poco a poco introducir las mejoras que se consensúen entre todos para ir introduciendo límites WIP, explicitando políticas, en definitiva ir evolucionando a un mejor desempeño.
martes, 26 de abril de 2016
No necesitas productividad, sino efectividad
Leía ayer un interesantísimo post de Francisco Sáez en FacileThings, incidiendo en una idea que, a mi juicio, resulta fundamental para el buen management en el siglo XXI: ¿Cuál es el sentido de la productividad?. O, ¿realmente somos productivos por la razón correcta? Una pregunta que yo mismo lanzaba ya hace algunos años en este mismo blog: ¿por qué debemos ser productivos? Esta ha sido, de hecho, una pregunta recurrente entre todos los que nos dedicamos a ayudar a mejorar la forma de trabajar de las personas y las organizaciones.
Como digo muchas veces, las palabras crean realidades, y claro, cuando se habla de «productividad», la inmensa mayoría de las personas piensa automáticamente en «hacer más en menos tiempo». Por eso, para un amplio porcentaje de los profesionales modernos, productividad es sinónimo de «explotación laboral», lo cual complica mucho la comprensión del problema y cualquier intento de mejora del rendimiento personal dentro y fuera de las organizaciones. ¿Cómo intentar mejorar algo que no se percibe como un problema?
Dejando a un lado las connotaciones negativas que tiene la expresión «mejora de la productividad», medir el rendimiento del trabajo en términos de cantidad de cosas hechas por unidad de tiempo, es algo que ya está claramente superado en la era de la información. Estoy de acuerdo en que el rendimiento medido en términos cuantitativos —eficiencia— es algo importante en un mundo taylorista, donde todo lo que produce un trabajador tiene un valor similar. Sin embargo, cuando la materia prima pasa a ser la información, y lo producido es conocimiento, la cosa cambia, y mucho.
En el trabajo del conocimiento, como no todo lo que haces tiene el mismo valor, muchas veces se puede ser más «productivo» —es decir, rendir más—, trabajando menos. Esto, que resulta aparentemente contradictorio desde el paradigma de la productividad, resulta de una obviedad supina para cualquiera que haya leído —y entendido— al padre del management moderno, Peter Drucker.
La efectividad, tal y como la definía Peter Drucker, consiste en hacer bien las cosas correctas. Es decir que, para el profesional del conocimiento, es la efectividad, y no la productividad, la verdadera medida de su rendimiento. Esto es verdad desde hace décadas —algunos trabajos de Drucker datan de mediados del siglo XX—, y, sin embargo, aún hoy, muchísimos profesionales y organizaciones continúan sin darse cuenta. El resultado: siguen obsesionados con medir el rendimiento sólo y principalmente de manera cuantitativa, y se aferran desesperadamente al tan dañino discurso de la gestión del tiempo, inútil a la hora de mejorar la efectividad.
Así pues, no es que las personas estén entendiendo «mal» el sentido de la productividad, simplemente están entendiendo lo que siempre se ha entendido por productividad. El problema viene, más bien, de seguir utilizando el término «productividad» para referirse a algo que en realidad es otra cosa.
Por eso, urge empezar a usar términos distintos para dos tipos de rendimiento del trabajo que también son distintos: «productividad» —obtener más en menos tiempo—, y «efectividad» —hacer bien las cosas correctas. En OPTIMA LAB, una red productiva que ayuda a personas y organizaciones a ser más efectivas para lograr sus resultados por medio del aprendizaje basado en la experiencia y nuevas metodologías centradas en las personas, lo tenemos claro desde hace tiempo: utilizamos la palabra «productividad» para referirnos exclusivamente a la mejora de la eficiencia, y la palabra «efectividad» para las ocasiones en las que queremos referimos a la mejora conjunta de la eficiencia y la eficacia, que es lo que verdaderamente determina el rendimiento en el trabajo del conocimiento.
Este cambio no solo evita confusiones, sino que permite enfocar mejor el esfuerzo en el objeto correcto —a saber, los resultados obtenidos, no necesariamente más dinero o más tiempo—, así como fijar mucho mejor las expectativas de lo que se puede y lo que no se puede conseguir. Cuando alguien piensa en la idea de hacer más en menos tiempo, es casi inevitable pensar en resultados económicos; cuando alguien piensa en la idea de hacer bien las cosas correctas, deja la puerta abierta a otras muchas posibilidades. Tal es la potencia de usar las palabras de manera adecuada.
Así que ya lo sabes, si tu trabajo es de naturaleza principalmente manual, puede que necesites mejorar tu productividad. Pero si la materia prima que utilizas para tu trabajo es la información, y no todo lo que haces tiene el mismo valor, entonces lo que necesitas es mejorar tu efectividad. ¿A cuál de los dos grupos de profesionales perteneces?
Foto por Donostia Kultura vía Flickr
Podcast #06: Cómo hacer esas cosas que siempre terminas retrasando
Que levante la mano quien no ha dejado para otro día… algo que tenía que hacer hoy. TODOS caemos en eso. Tú también. Y si no le pones remedio (de una vez) puede convertirse en un autentico problemón.
¿Sabes por qué te interesa ponerte las pilas con esto?
No por “ser más productivo”. A mí eso realmente me dice poco o nada.
Te doy una única razón (hay muchas más detrás de la Procrastinación):
Porque tu mañana tendrás más trabajo del que puedes manejar. Y no puedes permitirte el lujo de cargarlo con cosas que podrías-deberías hacer hoy.
lunes, 25 de abril de 2016
No estás usando tu calendario de la mejor manera posible
¿Sabes predecir el futuro? Pues, yo tampoco.
Aun así, he observado muchos profesionales que cada día intentan predecir el futuro. La forma habitual de hacerlo es crear citas ficticias en su agenda: “Mañana de 10:00 a 11:00 está reservado para escribir el informe”. Ya sabes que pasará mañana a las 10:00. Las cosas han cambiado, tu jefe acaba de llamarte, te despistes… y por eso desplazas la cita a la tarde.
En lugar de mentir en tu calendario creando citas subjetivas, ¿por que no reservas esta herramienta para compromisos de cosas que sólo puedes hacer en un día concreto?
Así es como lo explica David Sánchez:
Frente al demostrado ineficiente uso de fechas subjetivas, la efectividad personal óptima utiliza el concepto de fecha objetiva. Una fecha objetiva es una fecha que, o bien nos viene impuesta por el entorno o bien acordamos con terceras personas. Es, en definitiva, una fecha (puede ser un día o una combinación de día y hora) que, o bien no podemos cambiar (viene impuesta por el entorno) o que para cambiarla debemos negociar con alguien y no depende exclusivamente de nosotros (acuerdo con terceras personas) el cambiarla.
domingo, 24 de abril de 2016
Una forma ultra-simple de poder ganar 4.752 € en una hora cambiando tu enfoque de venta
Imagina que tus ingresos por una hora de trabajo fueran 4.752 euros.
¿Ciencia ficción?
En absoluto.
Y no he perdido la cabeza.
No te estoy hablando de lo que gana el gurú de turno por una consultoría.
Es algo que he logrado hacer yo sin tener que vender ningún riñón.
Tan sólo cambiando una idea en mi forma de vender: decir adiós a la venta tradicional 1 a 1 y pasar a la venta en masa con un sistema que tiene mucho potencial.
Los webinars.
Si creías que tu precio/hora tiene un límite, estás equivocado
Tu precio por hora no está delimitado por el precio de mercado.
En realidad tu precio depende de 2 factores:
- El valor que das: porque si resuelves un gran problema a tus clientes en la mitad de tiempo, no deberías cobrar la mitad, sino el doble. Les obligas a perder la mitad de tiempo aportando el mismo valor que otros profesionales que tardan el doble.
- La cantidad de gente a la que aportas valor por cada minuto de tu tiempo: porque no es lo mismo resolverle la vida a 1 que a 80 a la vez, ¿verdad?
En resumen: olvídate de eso de que tu tarifa por horas tiene un límite o que depende de lo que cobren el resto de personas de tu sector.
Si tú aportas más valor, tardas la mitad en hacerlo y además lo puedes aportar a N personas a la vez, tu precio por hora se multiplica por ese N.
Tu precio hora no tiene límite: es proporcional al valor que das y al número de personas al que llegas
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Las increíbles ventajas de un webinar bien montado frente a la venta individual
Probablemente conozcas bien la venta 1 a 1.
Trabajas con el cliente cara a cara, codo con codo y es un servicio muy personalizado y con mucho valor.
Pero claro, necesitas poner una tarifa más alta porque en esas horas sólo podrás dedicarte a ese cliente (exclusividad total).
También te requiere un esfuerzo especial porque te metes a fondo en su proyecto y además acaba habiendo un “tira y afloja” al negociar el presupuesto, las horas y “los extras” del proyecto.
Por eso quiero que estudies bien esta alternativa que te voy a presentar: los webinars.
Un webinar un sistema de broadcasting por el que, desde tu casa o en tu empresa, haces una presentación en directo a la que se puede atender online.
¿Cuáles son las ventajas? Muchas.
- No tienes límite de capacidad, con lo que puedes tener con el mismo sistema a 10 o a 1000 personas.
- No necesitas moverte de la oficina o de tu casa. por lo que podrás hacerlo en cualquier sitio con conexión a Internet.
- No tienes que asumir ningún coste de sala, solo el de la herramienta para hacer el webinar (que suele ser muchísimo más barata).
- Puedes automatizar todo el proceso de inscripción y tan solo “esperar” a que la gente se apunte al webinar.
¿Qué consigues con ello?
Solo una cosa, pero muy importante: máxima rentabilidad en tu venta comparado con un proceso tradicional de visitas y reuniones en oficinas.
Y te aseguro que su efectividad está probada.
Porque no es nada más que la reinvención del concepto de evento offline tradicional llamado “seminario”. De hecho, la traducción de webinar es seminario online.
Estos eventos se han hecho para muchas empresas en industrias de todos los tipos durante muchos años.
Convocas a la gente en un hotel para impartir un par de charlas y luego aprovechas la ocasión para volver a calentar la relación con el posible cliente e idealmente vender algo relacionado con tu charla.
Los seminarios siguen muy vivos y se pueden ver especialmente en sectores como el farmacéutico.
Pero hoy en día tienes la opción de una vertiente online.
Y no sólo son ventajas para ti, sino también para el asistente:
- Ahorrará gastos de transporte hasta el lugar.
- Evitará perder el tiempo en desplazamientos.
- Podrá verlo cómodamente desde un sofá o desde su sala de trabajo habitual sin desatender su puesto ni tener que pedir un día libre.
- El precio del webinar, por supuesto, será bastante menor (o incluso gratis).
El único obstáculo que te separa de tu primer webinar
Para lograr grandes resultados, hay que asumir riesgos importantes.
Ya que si sigues haciendo lo mismo que llevas haciendo hasta ahora, seguirás igualmente sin conseguir los resultados que tanto ansías.
Tienes que hacer cosas nuevas.
O por lo menos, distintas, para darle un vuelco a tus resultados.
Y con los webinars deberás romper una gran barrera: hablar en público.
Aunque pienses que es fácil porque no estás en un escenario, ni tienes que dar la cara en la charla, créeme, conozco a más de uno que lo ha pasado mal en su primer webinar.
El mismo efecto de boca seca, la voz temblorosa y la traba de palabras.
No va a ser más cómodo, así que tendrás que superar tu miedo a hablar en público para hacer el webinar.
Pero hay una buena noticia: con la práctica, el miedo desaparece.
Quizás en el primer webinar no todo vaya sobre ruedas, pero… ¿no te caíste 100 veces de la bici antes de aprender a montar?
No lo olvides, estás ahí para vender
Si ya te has planteado hacer un webinar, recuerda que tu objetivo es vender una solución a tu audiencia.
Así que el otro miedo que tendrás que superar es la aversión a la venta.
Pero si preparas bien tu guión para el webinar no habrá problema.
Darás un contenido de muchísima calidad para que la audiencia se enamore de ti y luego pasarás a presentar tu producto.
Pero para hacer bien ambas cosas debes tener claro:
- El target al que te diriges.
- Su problema Nº 1.
- Y que esto esté alineado con la temática de tu webinar y con la solución que les ofreces.
Así estará chupado, porque no necesitarás forzar a nadie a que compre, sino simplemente contarles lo que te permite ese producto.
Este sistema de venta, que hace un año parecía algo muy yankee y desconocido en el mundo hispano, ya no lo es tanto.
Poco a poco estamos viendo a bloggers y negocios digitales montar webinars y webinars para presentar sus productos de forma mucho más atractiva.
Tú puedes crear tu primer webinar hoy y unirte a ellos o quedarte atrás.
Tú eliges.
La tecnología está de tu lado para comenzar a vender con webinars
Debes tener claro que cuando estás en un webinar te encuentras en un evento de broadcasting, es decir, de repente pasas a ser una cadena de televisión que emite en vivo.
Para emprendedores unipersonales y pequeñas empresas como tú y yo es genial tener acceso a esa tecnología.
Y sólo supone una “pequeña inversión”.
Sí, pongo “pequeña” entre comillas porque aunque pueda parecerte un poco cara hay que relativizar.
Hace 10 años una sesión en vivo te podía costar entre 5.000 y 10.000 euros, pero con el paso del tiempo la tecnología ha avanzado y los precios han ido bajando a medida que ha ido creciendo la oferta.
Además, las herramientas para hacer webinars cada vez tienen más funcionalidades que te facilitan la vida a la hora de grabar las sesiones, hacer la venta en directo o charlar con los participantes.
¿Problemas? También hay algunos.
Como siempre, con la tecnología (y el directo) pueden ocurrir muchos imprevistos, como un corte en la conexión de Internet en tu casa, un micrófono que no funcione o algún problema similar.
Pero con ello lo importante es ser lo más precavido posible y resolver con humor las pequeñas incidencias.
En cualquier caso utilizar un buen programa como GotoWebinar u otras herramientas alternativas para crear webinars te facilitarán mucho la vida.
La práctica hace al maestro
A pesar de los problemas que puedes tener con el formato, te recomiendo que no te lo pienses mucho y te lances cuanto antes a la aventura con los webinars.
Poco a poco dominarás la herramienta e irás mejorando tus presentaciones.
Conforme vayas mejorando tu relación con la plataforma, acabarás por rebajar el nivel de estrés de cara a los problemas técnicos.
¿Y sabes qué?
Desde que lancé mi primer webinar en 2012 siempre he recurrido a ellos porque me han dado un resultado de mínimo 4 cifras.
Por ejemplo, de los 4.752 euros que te dije al principio de una hora de trabajo.
“Tan solo” fueron 16 ventas a 297 euros.
¿Tú también quieres conseguir casi 5.000 euros con una sola acción de venta?
Pues lo dicho, no le des más vueltas, quítate el miedo y empieza a vender con webinars.
Será un cambio en tu estrategia que marcará la diferencia en tus ingresos y en la calidad de vida de tu negocio.
Y para que no lo retrases más, te haré una pregunta: ¿de qué va a tratar tu próximo webinar y cuándo será?
Déjame un comentario con tu futuro webinar y lánzate a hacerlo público de una vez para que ya no haya vuelta atrás.
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