Déjame que te cuente un pequeño secreto: lo Básico. Eso que todo el mundo da por supuesto y la mayoría no valora. Eso que (con un punto de desprecio) se califica de «obvio» o «de sentido común»; o con el clásico «la teoría ya me la sé». Lo Básico. Eso fue precisamente en lo que me centré cuando empecé mi transformación personal… hace ya más de doce años.
Cuando por necesidad me acerqué al mundo de la Productividad Personal yo no quería ser productivo, sino averiguar cómo tirar mi reloj y cambiarlo por una brújula, por así decirlo. Es decir, descubrir y desarrollar los Hábitos que me ayudaran a ser dueño de lo que hacía, trabajar de forma más inteligente y sobre todo ganar en calidad de vida.
A diferencia de otras intentonas, cuando inicié mi transformación me concentré en los cimientos. ¡Y funcionó!
Perspectiva: Hacer lo que Pienso y Decido
En mi empeño por concentrarme en lo Básico, una de las primeras y más impresionantes cosas que descubrí fue un recurso personal vital: la Perspectiva.
- La Perspectiva es tu capacidad para conectar tus acciones con tus Objetivos y Metas para así poder elegir-y-hacer según tus Prioridades. O dicho de otro modo: ser dueño de tus actos eligiendo lo que de verdad quieres.
Esto último es la clave de todo… Y pese a ser “muy obvio” no es nada nada fácil. Primero porque cambiar Hábitos siempre cuesta; no tanto como se dice por ahí, pero cuesta. Y en segundo lugar porque la vida y trabajo que hoy llevamos juega en contra nuestra. Todo a tu alrededor te está gritando: ¡Actúa SIN Perspectiva!
Fíjate si no el caldo de cultivo en el que nos estamos moviendo…
- Saturación de actividades y compromisos. Y mucho de eso solo es ruido.
- Vida digital desproporcionada con infinidad de distracciones (cada vez más divertidas y dominantes).
- Incapacidad para estar en lo que estás. La mente se ha reprogramado para descentrarse cada poco.
- Cultura de la urgencia. Todo se tiene que hacer «ya» o «para ayer» (y nosotros nos lo creemos).
- Cultura de la instantaneidad. Si te digo algo ahora me tienes que contestar ahora.
- Precipitación, prisas y carreras. Así vamos en el trabajo y en la vida personal y familiar.
- Incapacidad para decir “No”, de modo que la saturación anterior se sigue alimentando sola.
Con este panorama es fácil ir contra las Prioridades que uno dice tener, hacer tareas que no valen para tus Objetivos, o enredarte en actividades que te mantienen muy ocupado pero alejado de lo importante.
Por tanto, ¿cómo evitar hacer cosas que no tienen un beneficio directo para tu trabajo o tu vida? ¿Cómo evitar invertir tu tiempo en cosas que no te aportan ni a corto ni largo plazo? Cómo evitar elegir cosas que en el fondo no encajan dentro de tu escala de gustos y valores personales?
Desarrollando el Pensar-Decidir-Hacer
Olvídate de hablar tanto en tus Prioridades e intenta proyectarlas en acciones y tareas diarias. Bien con tu Planificación o Preparación diaria-semanal, o bien con un Plan específico para esos grandes Objetivos, como la Hoja de Ruta que utilizo yo. Cuando lo hagas, hazte siempre estas preguntas:
- ¿En qué actividades y proyectos quiero centrarme de verdad?
- ¿Qué parte de mi Tiempo-Energía-Atención voy a dedicarle a mis Prioridades?
- ¿Qué personas o actividades le están quitando Tiempo-Energía-Atención a mis grandes Objetivos?
- ¿Qué voy a hacer mañana (tareas y acciones) por esas Prioridades?
- ¿Qué cosas estoy descuidando y debería relanzar o recapturar?
- ¿Qué cosas tengo que evitar para no desviarme de mis Prioridades?
- ¿Qué tareas puedo terminar mañana para acercarme a mis Objetivos?
Por supuesto esto es un punto de partida. Y en juego tendrán que entrar los demás (jefe, clientes, familia, etc.)… Y ellos tienen otros planes para ti. Pero sin esta claridad de ideas, es dificilísimo cambiar tu reloj por una brújula. Pues es eso es justo lo que aprenderemos en la Nueva Edición de mi Programa Gratuito Vivir Sin Reloj, que empieza la semana próxima. ¿Te subes?
La entrada La Magia de lo Básico: Pensar-Decidir-Hacer aparece primero en ThinkWasabi.
0 comentarios:
Publicar un comentario