miércoles, 15 de abril de 2015

El efecto Zeigarnik: el lastre de lo inacabado

Por: Iago Fraga

camareras, zeigarnik


¿Cocinas habitualmente? ¿Sabes ya qué vas a cenar esta noche?


Pues es probable que si efectivamente cocinas y lo tienes decidido ya, el resultado de esa decisión no dure mucho más de medianoche en tu cabeza. En cuanto le des el último mordisco al último tortellini, ese recuerdo en particular va a tener los minutos contados.


Por algún extraño mecanismo, lo más probable es que tu cerebro entierre ese recuerdo para priorizar la información reciente sobre lo antiguo. Así, entre otros, cuando buscas dónde habías dejado las llaves por ejemplo, el último sitio está en tu memoria claramente más fresco que todos los demás sitios en los que has dejado las llaves en tu vida. ¿Pero cómo funciona eso exactamente?


Observando camareras


A principios del siglo XX, a un psicólogo alemán llamado Kurt Lewin se le dio por ponerse a observar camareras. En concreto, su interés se focalizaba en por qué las camareras tenían una memoria tan excelente al recordar los pedidos aún por pagar pero eran prácticamente incapaces de recordar los que habían sido pagados ya.


A Lewin le fascinaba este curioso efecto de memoria y se preguntó a qué factores en concreto podría responder este fenómeno. ¿Era por el dinero? ¿Era porque lo impagado era forzosamente reciente? ¿Era porque para recordar algo se necesita borrar lo previo? ¿Qué era?


Lo que no se acaba, pesa


Sin embargo el efecto del que te hablo no se llama el “efecto Luwin” sino el efecto Zeignarnik porque no fue Luwin, sino una de sus alumnas de psicología quién logró aislarlo y acabó identificando los factores que influían directamente.


Recogiendo los estudios de su profesor, Zeignarnik partió sobre la hipótesis de que al realizar una tarea nuestro cerebro se prepara configurando un entorno de acceso rápido a toda la memoria que va a necesitar. Pasa como con las vías de tren. Los raíles se desplazan y se configuran para que cuando llegue el tren éste continúe a toda velocidad sin notar para nada que acaba de pasar de una vía a otra. Nuestras neuronas harían lo mismo según Zeigarnik.


El cerebro se estanca en lo inacabado


La psicóloga soviética demostró en 1927 mediante un experimento que si mientras haces una tarea te interrumpen, tu cerebro se queda configurado para hacer la tarea que aún no has terminado.


Esto implicaría a la vez que recuerdas muy bien ciertas cosas como lo que han pedido los clientes de una mesa que aún no ha pagado, pero también implicaría que vas sobrecargando tu cerebro con recuerdos que te lastran hasta que no acabes tus tareas. Es como si fueses dejando cada vez más papeles en tu escritorio de tareas que crees que harás pronto aún a riesgo de quedarte sin espacio.


¿Y qué hacer enconces con todo esto?


El primer aprendizaje que podemos sacar de esto es que no puedes liberar información de tu mente o enterrarla en un segundo plano hasta que no hayas dado por zanjada la tarea. Por lo que es conveniente que cierres al máximo lo que abres y evites ir acumulando tareas como si fueses a volver a ellas pronto.


Esto no implica forzosamente que tengas que acabar todo lo que empiezas, pero sí que adquieras el hábito de no dejar las tareas constantemente abiertas como si fueses a volver a ellas a corto plazo.


Así que resumiendo: cierra todo lo que puedas. Vacía tu mente regularmente, apunta lo que te ocupe la cabeza y para que no te aceche la idea, libérate lo que opinas ahora mismo dejando un comentario.


En mi opinión es sobre todo un principio que debemos tener presente. Para cuando te entren ganas de ir acumulando cosas sin zanjar, recuerda la sobrecarga que le vas a generar a tu cerebro. Tratemoslo bien, que es no deja de ser nuestra mejor herramienta.




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Tecnicas de Organizacion

De Iago Fraga en Técnicas de Organización





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