viernes, 31 de mayo de 2019

Óptima Infinito cumple 11 años

Por: José Miguel Bolívar

Mañana, día 1 de junio, Óptima Infinito cumple 11 años y, en esta ocasión, he decidido adelantarme un día para celebrarlo.

Reflexionando un poco sobre todo este tiempo, y también pensando en el futuro, lo cierto es que me cuesta imaginarme a mí mismo sin este blog.

Escribir para pensar y pensar para escribir se ha convertido en un hábito y, si en algún momento dejara de hacerlo, estoy seguro de que lo echaría de menos. De hecho, esto es lo que me suele pasar todos los años en la última parte de las vacaciones veraniegas: que me entra «mono» de escribir 🙂

Aunque este año los números han roto la trayectoria de los últimos años (te explicaré por qué en un momento), estoy muy contento con el blog.

Han sido cerca de 40 posts, y entre ellos están algunos de los mejores artículos que he escrito desde que comencé allá por 2008. «Mejores» para mí, claro está.

Yo destacaría algunos posts «de alcance» sobre metodología GTD® – podría incluso calificarlos como «master classes» – y también algunas reflexiones sobre efectividad y los diversos factores que influyen en ella y la condicionan.

Curiosamente, este último año no he escrito nada sobre mi metodología de efectividad personal OPTIMA3®.

En contra de lo que esto pueda parecer o indicar, OPTIMA3® está más viva que nunca. De hecho, durante los últimos meses he realizado grandes avances, y también he incorporado muchos cambios.

Me atrevería a decir que OPTIMA3® ha llegado a un punto de madurez suficiente como para poder ir pensando en serio en escribir un libro sobre ella (aunque seguramente serán dos). Un buen indicio de ello, probablemente el más importante, es que me apetece mucho empezar a hacerlo.

En cuanto a las tradicionales estadísticas, este año son bastante más moderadas que en años anteriores.

Tengo que admitir que este blog se ha quedado técnicamente «viejuno» y eso se nota.

En concreto, Google me está penalizando fuertemente en los últimos meses por el hecho de no tener todavía activadas las conexiones seguras (https://).

Esta penalización se ha acusado sobre todo en las visitas orgánicas (las procedentes de búsquedas de Google), que son la principal fuente de tráfico. Lógicamente, el aumento de suscriptores también se ha visto afectado negativamente.

Así, en feedly he pasado de los 5.000 suscriptores del año pasado a 5.110 a día de hoy, un ligero incremento del 2%. Esta cifra, sumada a las suscripciones por email, y a las suscripciones con otros lectores de RSS distintos de feedly, totaliza unos 7.650 suscriptores, lo que en la práctica significa apenas un 1% más que el año pasado.

Por otra parte, el tráfico ha experimentado un importante descenso, por las razones técnicas que antes indicaba. El número de usuarios únicos pasa de los 256.000 del año pasado a 223.000 (-13%), mientras que el número de páginas vistas ha bajado de 813.000 a 688.000 (-18%).

Por otra parte, esto mismo ya ha pasado antes, en años anteriores, y luego la recuperación ha sido total y espectacular, así que reconozco que no me preocupa demasiado.

Además, ya estamos trabajando en diversas iniciativas para que este blog se renueve técnica y estéticamente por completo y quede «a la última».

Las cifras del año que viene nos dirán si estoy en lo cierto, y el descenso se debe a circunstancias técnicas o si, por el contrario, la temática del blog está despertando menos interés que antes, en cuyo caso habría que darle una vuelta al tema, por si tuviera sentido introducir cambios.

Llegados a este punto es cuando pido disculpas un año más por no haber cambiado todavía la plantilla del blog y prometo que el año que viene habrá cambiado. Este año voy a arriesgarme nuevamente a quedar mal 😀

La famosa plantilla, que llevaba preparada un par de años, ha quedado una vez más obsoleta antes de estrenarla. En realidad, te estoy hablando de la tercera versión de la plantilla. Sí, la tercera vez que se nos queda obsoleta antes de estrenarla; resulta patético, lo sé.

A estas alturas tengo muy claro que querer aprovechar el necesario cambio de plantilla de este blog para implantar una plantilla común para OPTIMA LAB fue una decisión totalmente errónea por mi parte (¡y muy costosa en términos económicos!).

Debí cambiar la plantilla cuando tuve disponible su primera versión terminada, allá por 2014… Pero bueno, ya no hay vuelta atrás y ahora lo único que importa es cambiarla de una vez por todas.

Cambiando de tema, en pocas semanas tendrá lugar la GTD Summit 2019, en Ámsterdam. Intuyo que, probablemente, será una de las últimas ocasiones para ver al maestro David Allen en acción, así que estoy deseando aprovecharla y contando los días para que llegue el momento. Si te animas, aún estás a tiempo de asistir. Si lo haces, avísame para que nos veamos.

Por mi parte, escribiré una crónica sobre este evento, que promete ser memorable. Con ella, cuando la publique a finales de junio, pondré fin a este «curso académico» y me despediré de ti hasta septiembre, para tomarme el tradicional descanso veraniego en el que seguir «afilando la sierra», que diría el maestro Covey (y quién sabe, igual también empiezo a escribir sobre OPTIMA3®…)

Poco más que añadir por ahora. Solo me queda darte las gracias una vez más por estar ahí y seguir siendo un elemento imprescindible de este gran proyecto de aprendizaje que es Óptima Infinito. Un abrazo fuerte!


viernes, 24 de mayo de 2019

¿Cómo vender consultoría online en 3 sencillas etapas?

Por: Franck Scipion

En este post quiero hablarte de una hoja de ruta donde veremos tres sencillas etapas por las que vas a pasar cuando crees tu negocio digital.

Porque si, existen tres etapas y te las voy a contar para que te puedas preparar de la mejor forma posible para vivir lo que te espera en este camino.

Allá vamos.

Esta hoja que voy a compartir contigo es la hoja de ruta que vas a tener que seguir si nunca has vendido absolutamente nada en tu vida o en un negocio.

Voy a detallarte estas tres etapas.

Pero antes, una advertencia previa.

Crear un negocio digital es un acto de fe.

No existen garantías, nadie te puede decir si va a salir bien o no.

Esto es igual que la vida, igual que cuando te casas, que cuando tomas la decisión de tener hijos o de comprarte una casa.

No tienes ninguna garantía de que estos proyectos vayan a salir bien.

Y esta es exactamente la misma actitud que debes tener con tu negocio online.

Es un acto de fe que tienes que tomar.

Una decisión y sobre todo, el compromiso de crear un negocio de verdad y hacerlo funcionar.

Y lo más importante de todo, que este negocio al final tenga la capacidad de transformar tu vida.

Vamos ya con las 3 etapas:

1. Etapa “El pantano de las ideas”:

Es el momento en que ya has visto información por internet  y de repente te das cuenta que hay un mundo completamente nuevo y alucinante que tiene la capacidad de transformar tu vida.

La mayoría de las personas, cuando descubren que se puede trabajar desde internet y disfrutar de una vida mucho más libre, vendiendo conocimientos y ayudado a los demás, se preguntan: “Dios, ¿para qué estoy trabajando para una empresa?.

¿A quién le importa lo que estoy haciendo?.

¿Por qué nunca me dan las gracias por mi trabajo?.

Cuando podría estar terminando de construir mi vida profesional, disfrutando de libertad y trabajando a la vez con una conexión a internet”.

Este es el mensaje que tiene la capacidad de despertar en ti un deseo completamente poderoso.

La primera fase por la que pasas es esta, el pensar: ¿Y si me meto en este tema e intento construir un negocio digital basado en algo que yo tenga y que pueda ofrecer a los demás?

Es normal que lo primero que se te pase por la cabeza sea: Yo no valgo para esto.

No tengo ni idea, no tengo habilidades especiales, no estoy especializado, no veo qué servicios puedo vender.

Esto pasa porque tienes la mala costumbre de no mirar las cosas que haces bien.

Seguramente seas una persona que tiende a ser perfeccionista, siempre te falta algo.

Siempre miras lo que te falta para llegar a la perfección y nunca consideras todas las cosas que ya haces bien.

Lo cual es completamente normal.

Al principio, no te debe extrañar que no tengas las ideas claras o incluso que te encuentres con que tienes demasiadas ideas.

Este es uno de los principales problemas con los que te puedes encontrar.

Tanto si te pasa una cosa u otra, tienes que poner una regla aquí.

Esta fase inicial, el pantano de las ideas, es una trampa letal.

Muchas personas se encuentran presos en este pantano de ideas y no salen nunca de ahí.

Ponen el modo de sobre analizar en bucle las propuestas que tienen en mente y esto lo hacen día tras día y semana tras semana y no son capaces de salir de ahí.

Para salir de este bucle debes marcarte un horizonte temporal.

Máximo 15 o 30 días para empezar a atacar una idea posible negocio.

Porque tienes que entender que esta es la fase inicial.

Y que aunque es una fase interesante de introspección y de ideas nuevas, en algún momento tienes que arrancar con la mejor idea posible y hacer el camino para saber si esto va a funcionar o no.

Yo llego a personas que me dicen que me siguen desde el año 2010 pero a los que realmente nunca he visto en ninguna de mis formaciones.

Y ahí siguen con la idea de construir algo y todavía no lo han hecho.

Ha pasado ya una década.

No quiero que esto te pase a ti también.

Date un tiempo ilimitado para hacer este análisis.

Deberías seguir un método para tratar de dejar fluir tus ideas.

Y para analizarlas bien y así ver cuales son las que más te gustan para poder montar  tu negocio digital.

Y a partir de ahí arrancar con el camino.

La etapa del caos creativo

Ahora vamos con la segunda etapa una vez que has completado la de crear tu negocio digital.

En la etapa del caos creativo seguramente estés captando tu primer cliente o tus dos primeros clientes.

Pero no tienes ni idea de cómo entregar la solución.

La has vendido, casi ni te crees haberlo hecho pero lo has conseguido, te la han comprado y a partir de ahí tienes que entregarla.

En estos primeros proyectos, con estos primeros clientes, vas a hacer un montón de cosas completamente inútiles, vas a meter la pata, tenlo claro.

Meter la pata forma parte del proceso.

Uno de los principales problemas de esta etapa es añadir demasiado valor.

Te pones a trabajar y a trabajar y al final el cliente se siente abrumado.

Pero no quiere todo esto que le has dado.

Tan solo te había contratado para resolver un pequeño problema, ojalá lo hayas logrado.

Al principio de esta fase del caos creativo, te das cuenta que estás trabajando demasiado.

Párate un momento a revisar un poco lo que estás haciendo.

El orden en el que estás haciendo las cosas.

Tienes que ver la secuencia de las cosas que tienes que hacer para que el cliente vaya pasando de un hito al siguiente y al final completar el recorrido y llegar a la meta.

En estos tres o cuatro primeros proyectos es donde vas afinar tu método de entrega, y es lo que llamo yo el caos creativo.

Porque al principio todo será demasiado intenso, pero al final el propósito es que el cliente consiga lo que él esperaba de ti cuando te ha contratado.

La etapa de la maestría

La tercera etapa, una vez que ya has ejecutado tu método con tres o cuatro clientes, es “la etapa de la maestría”, en la que ya tienes clara tu misión en el mercado.

Y ya entiendes mucho mejor cómo puedes ayudar a la gente.

Y sobre todo empiezas a tener tu método de entrega, una serie de pasos a seguir para ejecutar la entregar tu servicio a tus clientes.

Este es un método básico, pero por lo menos no estás del todo perdido con lo que tienes que hacer.

Y quizás en esta etapa de la maestría, ya confirmas tu misión, porque ya te crees capaz de crear un negocio digital.

Y porque ya has conseguido al menos cinco clientes y estás trabajando con más clientes.

A lo mejor en esta etapa ya se activa un poco el boca a boca.

Lo estás haciendo cada vez mejor y tus clientes obtienen cada vez más resultados.

Estas son las tres etapas por las que vas a tener que pasar, sí o sí, no hay forma de saltarte alguna.

¿Cuánto tiempo tienes que estar en cada etapa?

Esto es muy variable.

Pero si quieres ser completamente honesto contigo mismo, depende del tipo de proyectos que entregues, de la complejidad que tienen estos proyectos  y sobre todo, de tus habilidades y capacidad de entregarlas.

Ojalá ya hayas tenido la capacidad de entregar  proyectos bajo el umbral de una empresa.

Por ponerte un ejemplo, si has trabajado en campañas de Facebook Ads para una agencia digital, te será mucho más fácil vender tus proyectos a tus clientes, porque ya tienes una estructura de trabajo marcada.

Pero aun así vas a tener que pasar por todas estas etapas.

Creo que entre tres a seis meses es el tiempo que necesitas para poder superar esta etapa inicial.

Con lo cual el mensaje es mucho más rápido que lo que te cuentan por ahí.

Al principio lo fundamental es elegir un solo colectivo, un público, un target al que te vas a dirigir.

Este target debe tener un problema y una sola solución.

No deberías ofrecer varias soluciones en estas tres etapas, es la mejor forma de generar aún más caos.

Y además seguro que morirías en el intento de crear tu negocio digital.

Una sola solución.

Un solo target.

Tienes que hacer de alguna forma que tu solución enganche con el mercado y que tengas tú la capacidad de entregarla.

Con lo cual no tienes que esperar una media de tres años para conseguir tus primeros clientes.

No.

No tienes que construir un infoproducto para empezar a vender.

Deberías vender servicios, esto es mucho más inteligente, mucho más rápido.

Y además vas a aprender mucho más de la interacción con tus clientes al principio.

No necesitas tampoco una reputación 10 o ser un súper experto para empezar a vender.

La clave está en identificar qué problema que vas a resolver.

Y sobre todo resolver el problema mejor que los demás competidores del mercado.

Créeme que por poco que estés atento a lo que está pasando en el mercado detectarás que hay un montón de clientes insatisfechos en el mundo digital.

Basta con elegir un problema que vas a resolver y resolverlo mejor que la competencia.

No hay más, no es complejo, se trata de decidir.

Toma acción.

No te pierdas los posts anteriores de la serie “Los errores de los emprendedores”:

Imagen Shutterstock

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Ejecutar: el paso peor entendido de GTD®

Por: José Miguel Bolívar

Este post cierra una trilogía sobre tres conceptos que, en mi opinión, son los peor entendidos y aplicados de toda la metodología GTD®, junto con los proyectos.

Si en el primer post escribía sobre los errores y malentendidos habituales acerca de los contextos, y en el segundo hacía lo propio sobre qué es realmente una siguiente acción, en este tercer post vamos a hablar sobre el paso «Ejecutar».

«Ejecutar» es el peor entendido y aplicado de los 5 pasos para administrar el flujo de trabajo, por dos motivos:

  1. Casi nadie sabe qué es Ejecutar en GTD® y, a pesar de ello, todo el mundo cree saberlo.
    Al igual que ocurre con otros conceptos de GTD®, como por ejemplo proyecto o agenda, «Ejecutar» es una palabra de uso habitual, pero que en GTD® significa algo completamente distinto de lo habitual.
  2. «Ejecutar» en GTD® incluye elementos diversos, cuya interrelación puede resultar compleja de entender.
    Para «Ejecutar» en GTD® hay que integrar el modelo de 6 niveles de perspectiva, las 3 formas de trabajar y el uso del sistema de recordatorios.

Ejecutar es elegir

El primer error habitual es creer que la esencia de Ejecutar es hacer. Esto es falso.

Ejecutar consiste en elegir con confianza qué hacer – y también qué no hacer – en cada momento.

La efectividad depende más de lo cualitativo que de lo cuantitativo, hasta tal punto que la ejecución sin sentido es falsa efectividad.

A muchas personas les cuesta interiorizar esto, ya que nos han educado en el paradigma industrial, dónde solo tiene cabida la productividad, es decir, la eficiencia.

El paradigma de la efectividad es más amplio y, en lugar de limitarse a lo cuantitativo, incorpora también lo cualitativo.

En el trabajo del conocimiento siempre hay más cosas para hacer que tiempo para hacerlas. En este escenario, decidir qué hacer y qué no hacer en cada momento aporta tanto valor como el hecho de hacerlo.

Porque, como decía el maestro Drucker, «no hay nada tan inútil como hacer con gran eficiencia algo que no debería haberse hecho en absoluto».

En el paradigma de la efectividad se pueden dar dos paradojas, imposibles en el paradigma de la productividad:

  1. Hacer pocas cosas y que la efectividad sea muy alta, hasta el extremo de que la opción más efectiva en un momento dado puede ser no hacer nada en absoluto (si con ello se consigue el resultado deseado)
  2. Hacer muchas cosas y que la efectividad sea muy baja. Si alguna vez has llegado a casa con la sensación de no haber parado de hacer cosas en todo el día, y no haber hecho nada, ya sabes a qué me refiero.

En este nuevo paradigma, lo fácil es hacer y lo difícil es elegir qué hacer en cada momento para lograr la eficacia óptima con los recursos adecuados.

Decisiones racionales y elecciones intuitivas

El paso «Aclarar» de GTD® consiste en pensar y en decidir, de manera racional, qué son y qué hacer con las cosas que han ido a parar a nuestras bandejas de entrada.

El paso «Ejecutar» consiste en elegir, de manera intuitiva, qué tipo de trabajo hacer y, en su caso, elegir una de las decisiones que se tomaron al «Aclarar» y llevarla a cabo.

El reto al que nos enfrenta el paso «Ejecutar» es que la calidad de las elecciones está condicionada por la calidad de la información que empleemos para elegir.

Dicho de otra forma, una intuición «bien informada» nos llevará a tomar buenas elecciones, mientras que una intuición «mal informada» nos llevará a tomar malas elecciones.

El árbol y el bosque

Es imposible contar con una intuición bien informada a partir únicamente de información relacionada con el corto plazo (de una semana a un mes vista). Lo mismo ocurre si únicamente es profesional o solo personal.

Cuando la información es tan limitada, solo eres capaz de ver algunos árboles aislados, ignorando por completo que en realidad hay todo un bosque y que esos árboles que ves son tan solo una mínima parte de él.

El modelo de 6 niveles de perspectiva de GTD® existe para que puedas ver el árbol y el bosque, ya que integra el corto, medio y largo plazo, tanto personal como profesional.

La calidad de tu intuición depende en gran medida de lo bien o mal que entiendas y apliques este modelo y, en particular, sus cuatro niveles superiores.

Cuando tu perspectiva es alta, es decir, cuando tienes claro tu propósito y tus valores, tu visión, tus metas y objetivos, tus áreas de enfoque y responsabilidad, tus proyectos y tus acciones, elegir bien qué hacer en cada momento es muy fácil.

Cuando tu perspectiva es baja, es decir, cuando ignoras la información anterior, elegir bien qué hacer en cada momento es muy difícil.

Un síntoma de baja perspectiva es la sensación de no saber por dónde empezar o qué hacer.

Elegir la forma de trabajar

La primera elección que hay que tomar al aplicar el paso «Ejecutar» es elegir en cuál de las tres formas de trabajo tiene más sentido trabajar en cada momento.

Cuando disponemos de una intuición bien informada, la asertividad surgirá con fluidez y sin esfuerzo. El «trabajo según surge» ocurre inevitablemente, pero nunca puede ocupar todo nuestro día.

Una persona efectiva es la que también dedica la atención suficiente a definir su trabajo y a su trabajo definido, sin caer en la trampa de las urgencias.

Una persona inefectiva justifica la falta de atención a la definición de su trabajo y a su trabajo definido cayendo en la trampa de las urgencias y culpando al entorno.

En el trabajo del conocimiento, los imprevistos son inevitables, por definición, pero mucho menos frecuentes de lo que la gente cree.

La clave es saber diferenciar con nitidez el imprevisto real (pocos) del falso imprevisto (muchos).

La mayoría de las supuestas emergencias son fruto de negligencias y pueden esperar perfectamente. Trabajar permanentemente en «modo bombero» es un indicio claro de falta de perspectiva y de aplicar mal el paso «Ejecutar».

Elegir la acción a realizar

Cuando la elección sobre en cuál de las tres formas de trabajo trabajar nos lleva a hacer un trabajo definido, el proceso es el siguiente:

  1. Revisar el calendario, para tener claridad sobre los compromisos que tenemos que hacer ese día o en un momento concreto de ese día. También nos servirá para saber el tiempo disponible.
  2. Revisar las listas de siguientes acciones que tenga sentido revisar en función de las circunstancias en las que estás:
    1. Contextos disponibles.
    2. Agendas disponibles.
    3. Checklists o mapas de orientación disponibles.
  3. De las opciones disponibles, descartar aquellas que no encajan en el tiempo disponible.
  4. De las opciones restantes, descartar aquellas que no encajan con el nivel de energía disponible.
  5. De las opciones restantes, priorizar la que tiene más sentido hacer.
    Esta elección es muy sencilla si disponemos de una intuición bien informada gracias a la utilización del modelo de 6 niveles de perspectiva y nada sencilla en caso contrario.
  6. Una vez completada la acción, repetir el proceso, empezando de nuevo por elegir la forma de trabajar.

Resumen

«Ejecutar» en GTD® consiste en elegir con confianza qué hacer y qué no hacer en cada momento.

«Elegir» se aplica en uno o dos tiempos. En un primer tiempo, se elige en cuál de las tres formas trabajar. En un segundo tiempo, si has elegido trabajar en tu trabajo definido, se elige qué acción completar.

Elegir con confianza es lo que te va a permitir ignorar con confianza, que es la única forma de ignorar sin estrés.

Cuando ignoras con confianza, además de saber lo que haces, sabes lo que no haces, y eso te permite estar a lo que estás.

Estar a lo que estás es lo que te permite enfocarte en las cosas más relevantes, fluir con tu trabajo y rendir relajadamente a tu máxima capacidad.

Por eso, el paso «Ejecutar» es, para mí, el más importante de los 5 pasos de GTD® para administrar el flujo de trabajo, ya que traza el camino que te lleva del «hacer por hacer» al «hacer con sentido».


jueves, 23 de mayo de 2019

6 Historias de vidas transformadas

Por: Franck Scipion

Esta semana os he venido explicando los 4 errores más comunes entre los emprendedores.

Hoy quiero contarte la historia de 6 de ellos que lograron superar estos errores.

Son 6 historias reales de reinvención profesional en el mundo digital.

Historias de superación y de transformación personal y vital.

Conocer historias como estas es una de las mejores cosas que puedes hacer si te estás planteando reinventarte profesionalmente y emprender en serio.

Seguro que conoces a algunos de ellos, se trata de:

  • Soma, de Producción Hip Hop.
  • Ana Sastre, de Marketing Libélula.
  • Jesús Porro, de Viviendo del Trading.
  • Malena Martín, de Aprendiedo Matemáticas.
  • Antonio Leyva, de Antonioleiva.com.
  • Javier Gobea, de Hormigas en la Nube.

Soma, de Producción HipHop

Oriol Prieto, conocido en el mundo artístico como SOMA, es un músico y rapero reconocido que pasó a montar su propio centro de formación online especializado en producción musical.

” … Una vez Franck planteó una pregunta que cambió el rumbo de las cosas: ¿Qué puedes vender en siete días? Yo pensaba que nada, pero entonces encontré una respuesta y lo que era el proyecto abstracto de mi blog, se transformó en un negocio.”

 

Ana Sastre, de Markéting Libélula

Ana  pasó de trabajar en una multinacional de ingeniería a tener su propio negocio de marketing digital en el sector del bienestar. 

“… Marketing Libélula me ha aportado muchas cosas como, por ejemplo, tiempo para mi desarrollo personal, para mis relaciones, para mí y también unos ingresos recurrentes, estables y que no dependen directamente de mi tiempo, al menos al 100%.”

Jesús Porro, de Viviendo del Trading

La de Jesús es la historia de un especialista y formador en trading, bolsa e inversiones que ha unido sus dos pasiones para crear un negocio de formación en trading.

“… Sé que ya tengo un proyecto para siempre, un proyecto cómodo, un proyecto rentable. Siento que tengo un negocio online pleno, el “lifestyle” que soñaba y una facturación de más de seis cifras. Ahora es todo relajación y confianza.”

Malena Martín, de Aprendiendo Matemáticas

La de Malena es toda una historia de reinvención profesional, después de 20 años como profesora de matemáticas creó una empresa familiar online que le permite conciliar la vida profesional con la personal y que en dos años ya facturaba 6 cifras.

“… Cuando tuve la necesidad de que alguien me orientara y me ayudara a pasar a otro nivel, sin duda pensé en Franck. Gracias a su programa conseguí consolidar el proyecto, no solo como un autoempleo sino como una empresa”.

Antonio Leyva, de antonioleyva.com

Antonio pasó de llevar una carrera típica de informático, trabajando para otros y sin tener muy claro que es lo que quería, a  tener un blog internacional y muy rentable, especializado en Kotlin para Android.

“… Creé un blog y mi objetivo era convertirlo en un verdadero proyecto online rentable. Eso implicaba ser un emprendedor y saber sobre ventas, así que me puse en contacto con Franck. Hoy en día ya podría vivir solo de este negocio.”

Javier Gobea, de Hormigas en la Nube

Javier trabajaba como programador subcontratado y malpagado por la Junta de Andalucía a tener en 2 años una agencia de wordpress que factura más de 6 cifras y cuenta con un equipo de varias personas.

“… Antes seguía haciendo trabajos a medida que solo me consumían tiempo. Ahora tengo todos los servicios productizados y puedo escalar mis ventas gracias a mi equipo. En dos años conseguí una facturación de 6 cifras.

Sin duda estas 6 historias resultan muy inspiradoras.

Te muestran cómo con trabajo, ilusión, determinación y un método guiado puedes dar un vuelco a tu vida profesional, construyendo por fin el proyecto de tus sueños.

¿Y tú?

¿Te decides a emprender?

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5 claves para aumentar tu capacidad de anticipación

Por: Berto Pena

El trabajo crece, se expande y se complica. Sin medidas drásticas puedes hacer poco para evitarlo pero sí que puedes hacer mucho en esto: cómo lo afrontas. Y ahí, la anticipación, es vital para que puedas con él sin morir en el intento y además brillando.

La preparación, el ir «por delante de», mirar ciertas cosas antes de que pasen, actuar con iniciativa con fechas y plazos… son cosas que poco tienen que ver con tu aptitud, y sí con tu actitud, y que marcan definitivamente cómo haces tu trabajo y hasta qué tipo de profesional vas a ser.

La anticipación e ir por delante de tu trabajo es algo que se puede entrenar. Y vale más que malgastar tu energía haciendo «listitas».

La anticipación (y su contraria, la no-preparación) está presente en numerosos momentos de tu trabajo. Y por repetidos la mayoría terminan perdiendo relevancia… vamos, que pasamos olímpicamente. Por eso me gustaría ahora repasar contigo los cinco que posiblemente más impacto tengan. Empezar a cuidarlos primero, y potenciarlos después, implicará mejoría sin cambios traumáticos ni bravuconadas que terminan a los dos días. (Y ese «cambio inteligente» paulatino pero constante es el que seguro te vendrá mejor. A mí me funcionó. Me funciona.)

1. Prepara reuniones y ciertas llamadas

Creo que todos preparamos las reuniones importantes. Aunque sea por instinto de supervivencia profesional o por temor a hacerlo mal, uno mira las cosas antes. Pero, ¿qué hay de las otras reuniones de trabajo más cotidianas (que además son mayoría)? Pasamos de ellas y las vemos como una molestia necesaria. Total, que entramos en ellas sin haber mirado nada. Y así nos va.

SOLUCIÓN: cuando fijes o aceptes una reunión crea inmediatamente una tarea en tu lista 1-2 días antes, para poder prepararla bien. Muchas veces 15 minutos bastan para mirar y anotar lo que vas a tratar, los puntos clave, etc.

2. Habla el «lenguaje de las fechas» y plazos

Las fechas y los plazos es lo que te permite a ti estructurar tu trabajo, llegar a tiempo, y cumplir con las necesidades de otros. Pero sobre todo anticiparte. Por eso es tan tan tan tan importante que tú y los demás lo habléis primero, y os apoyéis en él después para organizar el trabajo. Si se habla de lo que hay que hacer pero pocas veces de cuándo se va a hacer, tendréis un bonito caos en el que tú serás el protagonista.

SOLUCIÓN: en correos, reuniones, llamadas o conversaciones de pasillo, introduce ya esa coordenada de oro en el lenguaje de las fechas: CUÁNDO. Y si los demás no lo indican cuando piden algo, pregunta. No cuesta nada y elimina millones de problemas.

3. Trocea el trabajo en partes más pequeñas

Si miras a tu Agenda-Calendario y lo comparas con el de hace 5-6 años probablemente esté más saturado y fragmentado. Y eso plantea un problema bastante serio: ¿cuándo haces las cosas gordas si casi «no tienes tiempo»? Muchas veces la consecuencia de eso es ir dejándolas hacia el último momento, para hacerlas con las clásicas prisas, muchas dosis de experiencia, y finalmente salvar el expediente.

SOLUCIÓN: conociendo bien las fechas puedes repartir mejor tu trabajo: dividirlo en fases, partes y tareas más pequeñas, para poder empezar pronto y distribuirlo mejor en los «huecos» de tu Agenda en los días previos a la entrega o fecha límite.

4. Haz un buen seguimiento de lo «que te deben»

Hay tareas que encargas a otros y ya está, no hay que seguirles el rastro; pero hay otras que no puedes perder de vista. Para eso hay que hacer un buen seguimiento, con tiempo, con anticipación. Porque si te empeñas en preguntar por ellas justo en el último momento, tendrás problemas. Recuerda que los demás no tienen el mismo ritmo que tú, que tienen más trabajo que tú, y que incluso puede que pasen de ti.

SOLUCIÓN: en el momento de encargar-pedir-delegar algo, crea una tarea en tu lista para hacer un seguimiento posterior en tal fecha. Y asegúrate de que poner margen suficiente para la acción de seguimiento: ya sea enviar un correo, hacer una llamada o comentarlo en una reunión, pregunta por eso cuando todavía hay un colchón de días suficiente.

5. Revisa SIEMPRE diaria-semanalmente

Llámalo Planificación si te gusta más. A mí nunca me ha importado el nombre pero sí lo que implica: mirar tu trabajo ANTES de empezar el día y la semana y prepararlo en condiciones. No puedes… lo repito: no puedes empezar a trabajar a ciegas, sin saber lo que tienes y no tienes que hacer, sin marcar objetivos y visión, sin adelantarte a reuniones y llamadas, sin identificar el «core» de ese día o de esa semana, sin otras muchas cosas que haces en ese momento innegociable de preparación revisión diaria (el día antes) y semanal (el viernes antes).

SOLUCIÓN: crea un evento repetitivo en tu Agenda-Calendario para asegurar que diaria y semanalmente harás esos dos ejercicios que representan la base de la anticipación en el trabajo. Asegúrate sobre todo de repetirlo al terminar la semana para hacer un buen cierre y anticiparte bien a todo lo que viene en adelante.

La anticipación y la preparación no son sinónimo de éxito, sin duda; luego hay que ejecutar y hacerlo bien o muy bien. Pero sin anticipación todo es exceso de improvisación. Y convertir eso en un hábito es peligrosísimo. ¿Ves por qué decía que todo era cuestión de actitud? ¡Y de Hábitos!

La entrada 5 claves para aumentar tu capacidad de anticipación aparece primero en ThinkWasabi.


miércoles, 22 de mayo de 2019

¿Cómo superar el miedo a emprender algo nuevo?

Por: Franck Scipion

En los anteriores post te he venido contando los errores más frecuentes que cometen los emprendedores.

Hoy vengo con el cuarto de los errores más importantes de los emprendedores novatos.

¿Te suena el síndrome del impostor?

El síndrome del impostor, o mejor dicho dejarse vencer por el impostor que todos llevamos dentro.

Porque este tema del impostor es algo que no solo le ocurre a los novatos.

Nos pasa a todos.

A medida que vamos avanzando y nos vamos encontrando con retos más difíciles, siempre nos sentimos impostores.

Este es un tema súper interesante que tiene que ver con una incapacidad crónica en el ser humano.

La de valorar su aporte al mundo de forma justa.

Todos tendemos a infravalorar nuestro aporte en el mercado.

Infravaloramos el valor añadido que podemos generar.

Primero, en el mercado, compartiendo nuestros contenidos.

Y luego, con cada cliente, cuando les ayudamos a resolver un problema.

Yo suelo decirles a mis alumnos que pueden aplicar el factor pi.

¿Qué es el factor pi?

Es un sistema que recomiendo utilizar cuando tienes un nuevo infoproducto o servicio y piensas en ponerle precio.

Por ejemplo, quizás decides ponerle un precio de 1.000 euros.

Sin pensarlo mucho, ya te garantizo que lo que acabas de diseñar no debería valer esos 1.000 euros.

Si no que debería tener un valor de 1.000 multiplicado por el número pi, que es 3,14 y un montón de decimales adicionales.

Con lo cual, en vez de vender a 1.000 euros de forma natural, podrías vender a 3.000 euros.

Con esto estarías realmente mucho más cerca del valor que estás creando en el mercado, que no es el precio que tú le has puesto.

Porque todos tendemos a infravalorar lo que aportamos en el mercado.

Este tema es especialmente interesante porque tiene que ver con los miedos.

Puedes tomar la decisión de seguir a tus peores demonios.

Puedes decidir dejarte vencer por estos demonios: y en este caso, entrarías en el mercado con tarifas súper bajas, por ejemplo, a 100 euros o 200 euros.

Ahí de nuevo te dejas vencer por el impostor que llevas dentro y aplicas tarifas baratas.

Creyendo que así te va a ser fácil vender, y en el práctica no lo es.

Después te va a costar literalmente tres años de tu vida, conseguir subir de forma paulatina tus precios y tu tarifa hacia el valor que realmente vale tu servicio.

Es igual de complicado vender algo a 50 euros que venderlo a 500 euros. Y casi igual de complicado vender algo a 1000 euros que venderlo a 3000 euros.

Con lo cual, no te creas que por tener un precio bajo te va a ser más fácil vender.

Porque en la mayoría de los casos no es así.

Además, atraerás un público duro y volátil, difícil de satisfacer.

Realmente lo que tienes que hacer es dejar de lado a tu mayor enemigo.

Porque en el momento en que lanzas una solución, realmente le estás poniendo precio al miedo.

Si consigues un cliente que te paga 1.000 euros el miedo habrá desaparecido y nunca más vas a vender por debajo de este valor.

La primera venta y el precio que vas a aplicar a tu solución es la base sobre la que vas a construir tu negocio del futuro.

Tu tiempo no es infinito, por lo que es mejor dedicarle tiempo a 5 clientes que a 50.

Esto es obvio.

Este es un modelo en el que atiendes mejor a tus clientes, y de esta forma, de manera natural consigues mejores resultados para tus clientes.

¿Cómo hacer para callar el impostor que tenemos dentro?

Hay muchas cosas que puedes hacer.

La primera de ellas, es dejar de mirar a los súper expertos.

Ya sean americanos o los que están en tu mercado.

Porque te estás comparando con personas que quizás se iniciaron hace  20 o 30 años en el mercado.

No estás siendo realista.

Estás comparando una pera con una manzana y no tiene nada que ver.

Para compararte, si quisieras hacerlo bien, deberías hacerlo con personas que han arrancado su negocio más o menos como tú, pero como esto es imposible, pues lo mejor es no hacerlo.

Porque las comparaciones son odiosas.

Y lo único que puede salir de esto es que te vas a sentir mal, no lo hagas.

Todos tenemos mentores, yo por ejemplo tengo un mentor en EEUU.

Y es una persona que factura mucho más que yo.

Y aunque es más joven que yo, ha logrado cosas mucho más grandes que yo y estoy aprendiendo de esta persona.

Pero aprendiendo desde el lado satisfactorio de enseñar y de recibir conocimientos, no desde el punto de vista de la envidia o del orgullo de no estar a su altura.

Con lo cual, no lo hagas, porque no sirve ni nada.

La segunda cosa que quiero que hagas es entender que tan solo tienes que encontrar personas que sepan menos que tú.

Y esto es muy importante que lo entiendas, porque esto es como correr una carrera popular o un maratón.

Verás por delante un montón de personas, pero si te das la vuelta, a lo mejor tienes tres o cinco mil personas detrás de ti.

Que van más despacio que tú.

Y con este colectivo o un grupo ya es más que suficiente para desarrollar tu actividad.

Sobre todo al principio; en el 98% de cualquier mercado hay novatos que ni siquiera han leído un libro sobre su temática.

Tú llevas ya leídos 10 ó 15 libros, te formas con cursos y con expertos.

Atiendes ya a clientes y estás avanzando con ellos.

La mejor forma de aprender una cosa es enseñando.

Con lo cual, ha llegado tu momento de hacerlo.

Vamos a poner un ejemplo, vamos a imaginarnos a una joven promesa del golf.

Es un chaval de 20 años, que está haciendo el circuito europeo.

Después del primer año fracasa en su tentativa de hacerse un hueco en el circuito.

No ha conseguido los resultados que esperaba y no da la talla para dar el salto de triunfar en el mundo del golf.

Este chico ya lleva un tiempo trabajando en campos de golf y tiene un montón de contactos.

Se transforma en coach.

Y se dirige a un target de gente que están comenzando y que además son super ricos.

Este chico está facturando cinco o seis cifras al año.

Es la misma persona, con el mismo nivel de habilidades, pero cambiando el target.

De repente este chico se hace rico.

Otro ejemplo: un chaval que estudia en la universidad y suspende de forma sistemática todas las pruebas de inglés.

De repente, esta persona por causas de la vida llega a China, y se da cuenta que hay un mercado tremendo de gente que quiere aprender el inglés.

Monta un negocio de enseñar en inglés para los chinos, y se está forrando con esta idea.

Recuerda, las mismas capacidades, las mismas habilidades; lo único que ha hecho es cambiar el mercado y con él, su target y  su grupo objetivo.

Con lo cual, la respuesta a tu problema es hacer lo mismo.

Tú no tienes que salir de tu tierra para hacer esto.

En digital podemos hacerlo.

Pero tienes que darle la vuelta a todo y buscar a los novatos.

Empezar a ofrecer lo que ya tienes a estos novatos, porque no necesitas aprender nada más.

Ya puedes estar monetizando los conocimientos que ya tienes.

Por poco que busques a personas, las encontrarás detrás de ti en el camino que tú ya estás recorriendo desde hace mucho tiempo.

Estos son los conceptos fundamentales que te van a permitir derrumbar al impostor.

El miedo no existe, es una percepción.

No siempre el problema es el dinero

Vamos a imaginar a una persona con quien estoy hablando para venderle un servicio en 2.000 euros y esta persona me dice: “no, es demasiado caro”.

Resulta que esta persona está hipotecada y paga 1.500 euros de hipoteca al mes, se acaba de comprar el último modelo de BMW y además está puesto a la última moda en los productos de Apple, etc.

Como puedes ver, no es que esta persona no tenga el dinero.

Se trata de que esta persona no ha visto el valor que había en mi propuesta y esto es una cuestión de prioridades.

Tienes que entender muy bien que los precios nunca van a ser el problema, puedes vender lo que sea, a quién sea, al precio que sea.

¿Cuánto cuesta un bolso?

Esto dependerá si es un bolso de Louis Vuitton o no o si es un bolso de los chinos que puedes encontrar en un bazar todo a un euro.

¿Cuánto vale un coche?

Más de lo mismo.

¿Cuánto vale un servicio de consultoría?

Si trabajas con emprendedores, a lo mejor vendes una web por 500 euros, mientras que las  agencias la van a vender a 50.000 euros.

El precio es irrelevante.

Lo que sí es relevante es el valor percibido por tus clientes potenciales.

El valor percibido, son dos cosas:

  • La promesa que estás haciendo: y esto tiene que ser súper atractivo para ellos, porque si no se visualizan en una situación de futuro mucho mejor que lo que es su situación actual, probablemente no van a decidir actuar para cambiar su vida.
  • Tu propia capacidad de convencer, ser capaz de generar resultados con la promesa que estás haciendo. Y esto se basa en tu autoridad, tu capacidad en temas sociales y tu capacidad de ir generando resultados en el mercado año tras año.

Y esto es lo que realmente tienes que entender.

Tienes que aportar valor y encontrar personas que perciban el valor que estás ofreciendo.

De tal forma que ellos tomen la decisión de adquirir de manera natural tu producto o servicio.

Deja de pensar que el precio es un problema para vender.

Cuando crees que poniendo precios más bajos vas a vender más, te pasa exactamente lo contrario, haces dudar sobre tus servicios a tus posibles clientes.

Entiende que tu impostor se nutre de tus miedos.

Yo te recomiendo afrontar un problema real.

A partir de ahí tienes que buscar clientes potenciales que realmente sepan menos que tú sobre este asunto.

De tal forma que tú les vas a poder acompañar en la solución de este problema. En vez de preocuparte por tus precios deberías obsesionarte por tu capacidad de generar resultados para tus clientes.

Y si no tienes ni idea de qué tipo de nicho de mercado podías elegir para arrancar, déjame darte una idea, estamos en el momento de la trasformación digital.

De las personas y de los negocios, con lo cual, cualquier actividad relacionada con aliviar la complejidad tecnológica para tus clientes, en los procesos de ventas, en los procesos de entrega o en los procesos de gestión.

Es algo que de cajón va a encontrar mercado.

Cómo haría yo para empezar a vender cuando nunca he vendido una solución.

Lo primero que haría es: especializar mi oferta y tratar de buscar cinco clientes para ofrecerles mis servicios, pero un servicio relativamente sencillo que se pueda entregar en dos semanas como mucho.

La idea es darles algo que sea de valor a cambio de un testimonio.

Entonces trabajaría gratis para cinco clientes para conseguir cinco testimonios potentes y ya tendría preparado el servicio de continuidad.

Después de este aperitivo de dos semanas que les das a estos clientes, debes intentar venderles, una vez que ya te han visto trabajar y que están convencidos de que puedes conseguir resultados para ellos.

Puedes hacerles pagar ya.

Por ejemplo, si estás trabajando con un servicio de publicidad de Facebook Ads, en este caso trabajaría dos semanas gratis demostrando que tengo capacidad de generar leads y clientes para ellos.

Y justo después le plantaría mi tarifa es de 500 euros al mes y hay que pagar mes a mes, pero con un compromiso mínimo de seis meses.

Esto sería una forma de hacerlo.

Luego lo que haría para captar los diez siguientes clientes.

Siguiente fase: sería poner un precio que sea el precio ideal que quisiera tener para mis servicios.

Por ejemplo, de nuevo, volviendo a este ejemplo de los servicios de Facebook Ads, a mí me gustaría a medio plazo cobrar 1.500 al mes.

Entonces pondría este precio, lo tacharía y lo vendería con un descuento del 50%, 750 euros al mes.

Es una oferta de lanzamiento para los 10 primeros clientes.

Y ahí ya te sentirías más cómodo para vender a este precio, mientras irías aprendiendo y afinando el método de entrega.

Obsesiónate con que estos diez clientes consigan resultados y a partir de ahí quita el descuento.

De esta forma, ya llevarías tres o seis meses comunicando al mercado que es precio final es de 1.500 al mes, pero que estamos de lanzamiento.

Puede hacerse poco a poco, pero teniendo claro que tienes que afrontar la situación real y no dejarte vencer por el impostor que llevas dentro.

Porque si aplicas tarifas demasiadas pequeñas, te metes en un camino del que te será muy complicado salir con vida.

Así que tengo una pregunta para ti, ¿vas a dejarte vencer por el impostor que todos le llevamos dentro o le vas a callar la boca?

Dime, que por lo menos vas a intentarlo, poniendo unos precios justos para el valor que estas aportando al mercado.

Yo lo tengo claro.

No te pierdas los posts anteriores de la serie “Los errores de los emprendedores”:

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martes, 21 de mayo de 2019

¿Cómo leer la mente de tus clientes?

Por: Franck Scipion

En este post quiero hablarte del tercer problema importante que suelo encontrarme en la mayoría de emprendedores digitales.

Y es el de pensar solo en sí mismos. algo que se refleja en sus productos y en su negocio.

En vez de responder a las necesidades de sus clientes.

Mata a tu ego

Debes entender que tienes que matar a tu ego.

Porque es completamente irrelevante.

En un negocio la gente tiene una serie de problemas y tú tienes que dirigirte a sus problemas.

Ellos tienen que entender rápidamente cómo puedes ayudarles a resolver sus problemas.

Sabes ya qué debes hacer, ¿verdad?.

Céntrate en entender mejor la psicología de tus clientes.

Céntrate en cuáles son sus miedos, sus deseos, sus frustraciones y en cuáles son sus objetivos.

Céntrate en aportar respuesta y en ofrecer una solución que les permita avanzar en el propósito que se han marcado.

Esto se llama aportar valor.

Cuando hablas con un posible cliente, si solo te centras en describir las características de tu solución, lo único que puedes conseguir es aburrir a esta persona.

Tienes que hablar siempre de los beneficios de tu solución.

Los beneficios son el resultado de utilizar el producto que vendes.

O el resultado de la solución que ofreces, el servicios que das.

Por ejemplo, nadie quiere comprar una pizarra blanca.

Pero en cambio si hablas con personas que son infoproductores, y entienden que tienen que producir contenidos superiores, en este caso podrías desarrollar tu estrategia de comunicación hacía lo que ellos desean.

Explicar cómo la pizarra es una herramienta que puede ayudarles en este propósito.

Va a ser mucho más fácil vender algo relacionado con lo que necesitan hacer ellos, en vez de centrar el mensaje sobre las características de la pizarra, de como se limpia fácilmente, se puede dar la vuelta, etc.

Tienes que centrarte en explicar cómo pueden, gracias a esta pizarra, crear contenidos superiores, que es el objetivo que tienen estas personas y así te será mucho más fácil vender este tipo de solución.

Debes tener muy claro que todos vendemos un resultado.

El dentista no limpia dientes, el dentista vende una sonrisa irresistible.

Como el entrenador personal no vende salud, o puede vender salud, pero también vende un cuerpo de diseño de los que podemos presumir en la playa, etc.

Todos los profesionales vendemos una transformación y debemos tenerlo claro.

Tienes que dejar de pensar en ti, en tus propios objetivos, y lo que hace tu producto, porque es irrelevante, no nos importa.

Lo que tienes que hacer es explicar cómo puedes ayudar a tus posibles clientes a llegar hasta la cima o la meta que ellos se han marcado.

Explícales cómo puedes acelerarles, como puedes liberarles con menos riesgo, o como puedes liberarles con una mayor calidad.

Estas son las preguntas fundamentales.

Debes tener muy claro a quién te diriges.

A qué tipo de persona estás vendiendo.

Y de esta forma, pues, podrás entender más que nadie sus deseos, sus frustraciones, sus problemas actuales y  sus necesidades.

Si haces esto te anticipas, conociendo su forma de pensar y su psicología, anticipando sus objeciones y sus expectativas.

Te será mucho más fácil vender, con lo cual no se tratará de ti, de lo que estás haciendo, se trata de ellos y de cómo puedes ayudarles.

En los próximos post te voy a explicar cómo encontrar el mejor nicho del mercado posible para ti, para desarrollar tu actividad digital.

Te contaré por qué no necesitas aprender absolutamente nada más.

Por qué puedes empezar hoy mismo a monetizar tus conocimientos.

Y cómo podrás matar para siempre el impostor que todos llevamos dentro.

Te contaré cuál es la hora hoja de ruta en sencillas etapas para poder empezar a captar tus clientes en digital e ir creando un sistema que te va a permitir a transformar tu negocio por completo.

No te pierdas los posts anteriores de la serie “Los errores de los emprendedores”:

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La forma más sencilla de especializar tu propuesta

Por: Franck Scipion

Otro de los errores que cometen casi todos los emprendedores digitales es el de posicionarse como un generalista.

Especializa tu propuesta

Déjame hacerte una pregunta:

¿Qué tipo de vida quieres tener?

¿Quieres tener la vida de un médico de familia?

Un médico de familia atiende a un montón de pacientes todos los días.

Apenas tiene diez minutos con estos pacientes.

No tiene tiempo para hablar con ellos.

Este es un modelo de negocio que consiste en ver a un montón de pacientes para ganarse la vida.

¿O prefieres tener la vida de un neurocirujano?

Se trata de un médico cuya especialidad es muy concreta.

Le llaman desde cualquier punto del territorio o de vez en cuando tiene que hacer intervenciones en otros lugares del mundo.

Porque se ha especializado en una cosa concreta.

Tiene poca competencia y es muy probable que en su rutina diaria esta persona tenga como mucho un par de operaciones al día. Y luego una consulta privada y un montón de charlas que dar.

¿Qué quieres hacer exactamente?

Debes entender que los expertos cobran más dinero.

Los expertos suelen tener una vida más glamurosa, de alguna forma.

Hay un mayor reconocimiento de su trabajo.

Y de alguna forma, los expertos también venden de forma mucho más sencilla que el generalista.

Es fundamental que aclares tus ideas y que trates de buscar un posicionamiento mucho más específico. Esto en internet es crucial.

Porque en internet, la gran diferencia, si lo comparas con el mundo offline, es el número de competidores con el que vas a tener que lidiar.

Hay mucha más competencia en internet.

La tienes en tu propio país, pero también la tienes a nivel internacional.

Todos estamos atraídos por la facilidad de acceso a los clientes que nos ofrece el mundo digital.

Tenemos que asumir que el nivel de competencia es mucho mayor.

Con lo cual, si nuestros mensajes son genéricos, con tantos factores en el mercado, hablando todos a la vez, nos encontramos con demasiado ruido del que no podemos diferenciarnos.

De este modo no hay forma de destacar.

No se trata de gritar más, se trata de enviar un mensaje distinto.

Y a partir del momento en el que tienes un mensaje distinto, puedes salir del ruido y atraer a las personas que quieren conectar con tu mensaje.

¿Qué puedo hacer para especializarme y diferenciarme?

Las preguntas que te debes formular son:

  • ¿Cómo hago para especializarme?
  • ¿Qué puedo hacer para realmente tratar de hacerme distinto?
  • ¿Qué hacer para ser mucho más eficaz?

Y te tienes que plantear estas tres preguntas tanto a nivel de comunicación, como a nivel de lo que es tu capacidad de resolver problemas.

Si no estás especializado en estos momentos, Google no te va a hacer caso.

Cuando la vecina habla con tu madre, y tu madre le dice: “Sí, mi hijo hace cosas en internet”.

Lo más normal es que te llegue un posible cliente que quiere que le instales algo en el ordenador.

Cuando no tiene nada que ver con lo tuyo.

¿Por qué pasa esto?.

Porque básicamente eres uno del montón.

Si no has afinado tu propuesta de valor, la gente no entiende muy bien a qué te dedicas.

Eres consultor o trabajas en internet, pero la gente no entiende realmente cómo puedes ayudar a los demás.

Con lo cual, tendrás otro problema, los leads que te llegan son de peor calidad.

Y esto impacta en tu capacidad para vender a corto plazo a estas personas.

En cambio, si por ejemplo te dedicas a hacer campañas de publicidad en Facebook, cuando una persona habla de ti a alguien, es porque esta persona también tiene interés en hacer publicidad en Facebook.

Y aquí es cuando te encuentras con un prospecto mucho mejor cualificado.

Este es el problema muy extendido que supone que al final estés haciendo un poco de todo.

Pero un ser humano no tiene la capacidad de hacer todo bien.

Esto es completamente incoherente y no es congruente.

La gente no entiende que seas el rey de captar clientes en internet.

Hay tantas formas distintas de captar clientes en internet en estos momentos que la gente prefiere ir ver al rey de cómo captar clientes con YouTube o cómo hacerlo con Instagram.

O cómo hacerlo con Facebook Ads, o cómo hacerlo con Google Adwords.

Es mucho más creíble tener una propuesta como esta.

Si piensas desde el foco y no desde la atracción, sino desde la entrega, si te comportas como una agencia interactiva, al final serás un freelance que ofrece servicios por ejemplo de diseño, servicios de contenido, servicios de redes sociales y servicios de publicidad.

Al final lo que estás haciendo es trabajar de forma personalizada para tus clientes, pero no te especializas en nada.

Es probable que haya cosas que haces peor que otras, pero has vendido este servicio a un cliente que ya tenías en cartera, lo cual hace que este cliente confíe en ti.

Pero si al final tu cliente tiene pocos resultados, ¿cómo te valorará?

Nunca estarán contentos con tu prestación.

Si no especializas, tu oferta tiene un impacto negativo en tu capacidad de servicio y memorabilidad en el mercado.

También tiene un lastre muy grande en lo que es tu forma de entregar proyectos.

Sin duda alguna es mucho mejor posicionarte.

Si pensamos, por ejemplo, en los distintos servicios que puede tener una agencia interactiva (contenidos, branding, diseño web, redes sociales, publicidad online), deberías elegir una de estas cinco grandes familias y posicionarte en ella.

Si ya tienes un primer nivel de especialización y eres un consultor que decide únicamente hacer formación, también te especializas a nivel funcional hacia un área muy concreta.

Esto te va permitir hacer mucho más relevantes tus mensajes.

Tu cartera de clientes va a ir apoyando y reforzando la idea que eres un experto en esto.

Todo suma, todo te va a ayudar a finalmente a vender mucho mejor y mucho más rápido.

Otras formas de especializar tu oferta

Hay muchas otras maneras de especializar tu oferta, vamos a verlas a continuación.

Diferenciarte en base al idioma:

Hay mercados pequeños, como el catalán por ejemplo que pueden ser muy apetecibles.

Hay un factor identitario en este colectivo que hará seguramente que recibas apoyo de una parte de la población que está absolutamente convencida de que Cataluña tiene que ser un país.

Los mercados ya no son tan relevantes. Porque en internet ya podemos llegar a todo el mundo y basta con aplicar un filtro del idioma para poder hacerlo.

Diferenciarte en base a la tecnología:

Todos los que estamos trabajando con tecnología, tenemos que crear.

Hay tantas soluciones en el mercado que están establecidas que ya de por si generan un ecosistema de clientes y de proveedores.

Elige uno y de esta forma podrás posicionarte de forma natural hacia el segmento que utiliza esa tecnología determinada.

En base al tipo de clientes que quieres acompañar:

Pueden ser pequeñas empresas o empresas medianas, pueden ser novatos o pueden ser intermedios, o gente más avanzada.

En base al servicio a entregar:

Te recomiendo pensar muy bien también la especialización de lo que entregas.

Porque cuando eres un freelance o una pequeña empresa, uno de los mayores retos es tu capacidad de entregar proyectos de forma rápida con un nivel de rentabilidad alta.

Si tienes proyectos eternos que nunca cierras con un cliente, es probable que al final la rentabilidad de tu negocio no sea muy buena.

Piensa en tomar decisiones para poder realmente hacerte distinto en el mercado.

No te agobies, no es muy complicado.

Sé que es algo que genera bastante miedos, porque tenemos la impresión de reducir nuestro mercado y es así, lo estás haciendo.

En la práctica te estás haciendo mucho más relevante en este nicho de mercado.

Estás emergiendo con tu propuesta y de esta forma te darás cuenta de que vas a captar clientes de manera mucho más fácil.

Ten en cuenta que eres un pequeño negocio y que tú, con tres o cinco clientes ya puedes despegar e ir tirando.

No eres una multinacional, no necesitas miles o millones de clientes en estos momentos.

Lo más importante es que seas visible y memorable en el mercado.

Únicamente lograrás esto si especializas tu propuesta.

No cambies tu oferta si funciona

Un último tema, una vez que hayas elegido tu nicho de mercado y veas que la oferta funciona, mi recomendación es que no la cambies.

La oferta de servicios e infoproductos la podrás incrementar más adelante, pero al principio no necesitas absolutamente nada.

Tan solo una solución y un nicho de mercado para poder estar alcanzando cinco o seis cifras al mes.

Aquí tienes trabajo para tres o cinco años.

La clave es que consigas entender mejor que nadie las necesidades en tu nicho de mercado.

Para ello es fundamental que hables mucho con posibles clientes de tu mercado y que les escuches de verdad.

Entonces es cuando vas a ser capaz de generar resultados para estos clientes.

Y si lo consigues, vas a poder escalar muy rápido y no vas a necesitar crear más cosas.

La gente cree que tiene que crear más productos y servicios para seguir vendiendo y no es así.

Lo único que tienes que hacer una vez que has creado un producto que funciona es aprender a venderlo.

Nada más.

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