viernes, 29 de septiembre de 2017

Por qué OPTIMA3® si ya existe GTD®

Por: José Miguel Bolívar

Como probablemente ya sepas, OPTIMA3® es una metodología de segunda generación que comparte principios con GTD® e incorpora los avances más relevantes de los últimos años en efectividad personal. Esto significa varias cosas.

En primer lugar, que OPTIMA3® se basa en los mismos principios productivos universales que GTD®. Dicho de otro modo, «qué» hay que hacer para mejorar la efectividad personal es, a día de hoy, algo poco discutible. Además, esos «qués» son válidos para cualquiera, ya que todas las personas compartimos una misma naturaleza.

En segundo lugar, que OPTIMA3® profundiza en estos principios productivos universales aprovechando los numerosos avances en neurociencia de los últimos años. Este nuevo conocimiento se combina con la experiencia de miles de horas aplicando, experimentando y facilitando el aprendizaje y desarrollo de la efectividad personal y permite ofrecer una propuesta alternativa, que busca obtener el máximo rendimiento de los principios productivos universales.

En otras palabras, OPTIMA3® propone «cómos» que complementan, potencian, mejoran y, en ocasiones, sustituyen a los propuestos por GTD®.

Después de casi dos décadas siendo utilizada a diario por personas de todo el mundo, independientemente de su edad, género o actividad, GTD® se ha convertido, sin lugar a dudas, en el nuevo estándar en productividad personal. La innovación que supone «Getting Things Done» en materia de productividad es disruptiva y el mérito de David Allen es indiscutible.

GTD® marca un antes y un después en lo referente a la efectividad de los profesionales del conocimiento, dejando al descubierto la falsedad e inutilidad de las propuestas de la #productividadbasura, carentes del menor rigor científico.

Frente al negocio de la «gestión del tiempo», ya convertido en «commodity», Allen postula un conjunto de hábitos de eficacia probada, que años después han sido sistemáticamente validados por la neurociencia, lo que significa que GTD® es la primera metodología de efectividad personal basada en evidencias científicas.

Entonces, si todo esto es así, ¿qué sentido tiene una metodología como OPTIMA3®? La respuesta es sencilla y los motivos son diversos.

La neurociencia sigue avanzando

Como dijo Newton, «si he visto más lejos es porque estoy sentado sobre los hombros de gigantes». En otras palabras, el conocimiento es dinámico y acumulativo.

GTD® marca el inicio de una nueva era redefiniendo el término «productividad» para los profesionales del conocimiento. Lo hace, sin embargo, de forma empírica, ya que muchos de los principios productivos en los que se basa la metodología aún no habían podido ser probados científicamente.

Actualmente disponemos de abundante conocimiento científico que era inexistente cuando apareció GTD®Hoy conocemos mejor el funcionamiento de nuestro cerebro, por qué hacemos mucho de lo que hacemos y qué podemos hacer distinto para lograr resultados distintos. Gracias a ello, contamos con múltiples oportunidades para mejorar y ampliar lo que ya sabemos que funciona.

El aprendizaje se puede facilitar

Por otra parte, la experiencia de Allen procede de múltiples fuentes: consultoría, mentoring, coaching, formación… Esta trayectoria profesional queda patente en su obra, en la que los «cómo» se ofrecen con amplios márgenes de libertad, tanto en cuanto a su interpretación como a su aplicación. Este margen de libertad, que es impecable desde el punto de vista del coaching o la consultoría, puede ser un obstáculo desde el punto de vista de la formación y el aprendizaje, ya que favorece los errores de interpretación de la metodología.

La pedagogía de GTD® es, en mi opinión, más compleja de lo necesario, lo que significa que se puede optimizar. El motivo principal de mi afirmación es que la exposición del método suele estar más alineada con su aplicación que con su aprendizaje, y eso hace que para algunas personas GTD® parezca complejo aun sin serlo.

Al exponerse según la secuencia de los diversos procesos que lo componen, la explicación de los hábitos sencillos se mezcla con la de otros que lo son menos y esta mezcla supone un reto extra para el aprendizaje. OPTIMA3® adopta un planteamiento distinto al de GTD®, y comienza explicando los hábitos más sencillos, independientemente del lugar que ocupan en los procesos, para luego, a partir de ahí, explicar los hábitos más avanzados y, finalmente, cómo se integran todos los hábitos en los distintos procesos del método.

Queda espacio para la mejora

En línea con lo anterior, las distintas formas («cómos») de aplicar un mismo principio productivo («qué») influyen de manera significativa tanto en el nivel de efectividad que se puede obtener de su aplicación como en la facilidad del proceso de generación de hábitos necesarios para ello.

Cuanto más concreto es un hábito, más fácil es entenderlo y mantenerlo. Paradójicamente, también cuesta más desarrollarlo, ya que suele conllevar un cambio más profundo. A pesar de que un mayor grado de libertad a la hora de practicar el hábito pueda parecer inicialmente preferible, en la práctica esta libertad se convierte un problema, ya que dificulta y retrasa el proceso de automatización del comportamiento, a la vez que limita el potencial impacto del hábito.

La forma en que se plantean diversos hábitos en GTD® admite nuevas alternativas, aparentemente más rígidas o estrictas, pero que arrojan mejores resultados a medio y largo plazo en términos de efectividad, a la vez que facilitan la consolidación y mantenimiento de comportamientos clave.

Por otra parte, GTD® es una metodología esencialmente centrada en la mejora de la productividad personal, es decir, de la eficiencia personal. OPTIMA3® pone su énfasis en la eficacia personal y, en concreto, en mejorar la calidad de los procesos de toma de decisiones, entendiendo que en este campo queda todavía mucho trabajo por hacer.

Otra diferencia importante entre ambas metodologías es la atención especial que presta OPTIMA3® a la relación que existe entre felicidad y efectividad.

Hay quien quiere más

El planteamiento de GTD® llevado a la práctica es más que suficiente para la gran mayoría de las personas. De hecho, son muchas las personas que se acercan a GTD® e implantan únicamente algunas de sus mejores prácticas. Del mismo modo, de entre las que implantan el método completo, tan solo una parte lo hace de forma lo suficientemente coherente y sistemática como para sacar el máximo partido de la metodología.

Para la mayoría de las personas, GTD® ofrece todo lo que necesitan, y más. Sin embargo, también existe un grupo menos numeroso de personas a las que les gustaría poder llegar todavía más lejos en la mejora de su efectividad personal.

A diferencia de GTD®, que sirve para cualquier persona, OPTIMA3® está indicado para personas con una trayectoria previa trabajando en su desarrollo personal y profesional. Me refiero a personas con un desarrollo ya consolidado que desean ir «un paso más allá» en cuanto a aprovechar al máximo su potencial.

Conclusión

Los retos a los que se enfrentan los profesionales del conocimiento son cada vez mayores. La efectividad personal, como competencia transversal, se ha convertido en un recurso imprescindible a la hora de vivir y trabajar con tranquilidad y confianza en un mundo en constante cambio.

Después de casi dos décadas demostrando que funciona, GTD® se ha convertido por méritos propios en el nuevo estándar en productividad personal. La vida y la ciencia, sin embargo, siguen avanzando y cada día disponemos de más y mejor conocimiento científico aplicable a la mejora del rendimiento y la felicidad humanas.

A los principios productivos universales sobre los que se apoya GTD® les queda todavía mucho potencial sin explotar, y hay personas que esperan la oportunidad dispuestas a intentarlo. Ahora, gracias al nuevo conocimiento disponible, es posible aprovechar todavía más el valor de estos principios universales, a la vez que facilitar simultáneamente su comprensión, aprendizaje y aplicación en forma de hábitos. Ese es el reto y la razón de ser de OPTIMA3®, la efectividad personal más allá de GTD®.


jueves, 28 de septiembre de 2017

¿Qué es la productividad? Los 4 pilares de la productividad

Por: Iago Fraga
Con este artículo empiezo hoy una nueva serie en este blog que voy a llamar #ProductividadDesdeCero. Con esta serie tengo la intención de visitar algunos de los conceptos más importantes que cualquier hijo de vecino necesita para ser muy productivo pero que por algún casual no había tocado hasta ahora. Así que meto el acelerador […]

4 puntos típicos de descoordinación con los demás

Por: Berto Pena

¿Sueles caer en la descoordinación con los demás? ¿Sabes compenetrarte bien en el trabajo? ¿Sabes comunicar bien en las Reuniones y el Correo? ¿Sabes colaborar de forma efectiva para evitar malentendidos y urgencias? ¿Sabes delegar bien y hacer un seguimiento puntual del trabajo de otros?

Coordinate Mejor

Mucha gente no. O comenten muchos errores, o directamente pasan de cuidar esto… Por eso hace tiempo me puse a trabajar en un nuevo Curso que lancé ayer mismo: se llama «COORDÍNATE MEJOR», y ya está disponible de forma gratuita para todos los miembros de mi Lista Privada. (¡Apúntate! si todavía no estás, porque recibirás cursos gratis durante todo el año.)

La coordinación con otros es un punto vital de Productividad que sin embargo se suele pasar por alto incluso por muchos que dicen saber de esto. Se habla más de cosas más evidentes y aparentes, como el Correo, gestión de tareas y demás.

Saber coordinarte va de trabajar con menos estrés, pidiendo mejor las cosas, evitando que se te escapen, o que haya retrasos y duplicidades. Va de eliminar rifirrafes con ese cliente coñazo o el jefe caótico, va de “sintonizar” mejor con el compañero de al lado o ese freelance al que solo ves por Correo. Va de aprender una habilidad que hará que tu trabajo suba de nivel cada día.

Descoordinaciones en el trabajo hay de todos los colores y sabores. Pero hay especialmente cuatro que se repiten muchísimo. Fíjate…

1Pedir mal, escribir mal, hablar mal

Una mala comunicación con quien trabajas siempre es la primera piedra de la mala organización y ejecución. Todo se empieza a torcer desde el momento de comunicar algo. Un correo escrito a la carrera o una conversación improvisada y descuidada, suele ser fuente de malentendidos, confusiones, descoordinaciones, falta de información, parálisis en decisiones, y sobre todo imprevistos y urgencias.

La mala comunicación también causa lentitud, falta de eficiencia, y los resultados llegan contados. Los proyectos no avanzan todo lo rápido que podrían porque los que trabajan no están sincronizados, no reman acompasadamente, no hay “coreografía”. Y este panorama es el pan de cada día para miles de profesionales.

2No saber qué están haciendo los demás

Este es uno de los mayores despropósitos que veo en el trabajo: intentar colaborar con los demás actuando como compartimentos estanco (????). No cuentas en qué temas o partes de tus proyectos estás, los de al lado tampoco te dicen su parte, y los que trabajan a distancia menos. La consecuencia es que la información no fluye entre las personas y llegan las descoordinaciones y malos rollos. En forma de duplicidades en tareas, plazos que se agotan o fechas límite que son como una guillotina, redundancia de trabajos, y sobre todo mucho imprevisto y urgencias que cada día merman la capacidad de avanzar de todos.

Claro que no tienes que contar a los demás todo lo que haces o cada nuevo paso que des. Y viceversa. Pero sí que tiene que haber un suficiente flujo de información que garantice que actuaís coordinados, que “sintonizáis la misma frecuencia”. Esto puede hacerse en la reunión semanal, en conversaciones puntuales cara a cara, o utilizando un correo de “actualización” (con un formato específico acordado por todos).

Da igual si trabajas en equipo o en solitario como yo, SIEMPRE vas a necesitar coordinarte con alguien. Y… ¿sabes hacerlo?

3Asignar trabajos sin fechas, o con plazos confusos

Cuando hay tanto trabajo, tantas personas que coordinar, tantas listas de tareas y agendas que alinear, es imprescindible tener una referencia que TODO el mundo entienda. Y esa referencia es un “idioma” comun llamado las fechas límite, los plazos de entrega.

Da igual si eres comercial o programador, si eres el director general o el becario, si eres el proveedor o el cliente, TODO el mundo entiende esto: «el 28 de Septiembre». Esa imprescindible referencia no solo sirve para “llegar a tiempo”, sino para que cada persona pueda colocar todas las piezas (tareas) que tiene y acertar. Porque son muchas y complicadas.

Pero con las fechas también ocurre esto otro… se habla de fechas y plazos, pero de una forma confusa y peligrosa. Porque los típicos «para finales de semana», o «en torno a mitad de mes», son una trampa gigantesca en la que seguimos cayendo. Al hablar de fechas y plazos hay que ser ultraconcreto; en términos de días concretos y horas concretas.

4Acciones acordadas pero olvidadas

Piensa en las veces que has ido a una reunión, se acordaron una serie de acciones (incluso haciéndolo bien, asignando las personas y las fechas), pero con el paso del tiempo la mayoría han caído en el olvido. El problema es que muchas terminan volviendo cuando menos te lo esperas… y cuando más daño te hacen. ¿Por qué pasa esto? Por otro de los puntos clásicos de la descoordinación: la falta de Seguimiento.

El trabajo es algo vivo, tremendamente cambiante. Por eso hay que revisarlo de manera regular, y además a dos niveles: (1) individualmente, cada día y cada semana. (2) colectivamente, al menos cada semana. Porque si echamos a correr y por el camino no hablamos y repasamos cómo están las cosas, ¿cómo vamos a llegar al sitio que queremos de la manera que queremos?

Son cuatro puntos TAN de cajón que cuando los cuento en público o cuando los escribo (como en este artículo), casi enrojezco. ¿Cómo podemos descuidar algo tan básico y necesario?

Porque no entrenamos esta capacidad individual que cada vez es más decisiva: saber coordinarte con los demás.

La entrada 4 puntos típicos de descoordinación con los demás aparece primero en ThinkWasabi.


“Franck, ¿cómo sé que no eres un vendehúmos o que puedo confiar en ti y en las soluciones que ofreces?”

Por: Franck Scipion
por que confiar en franck scipion

“¿Es Franck Scipion un vendehúmos?” Como ves, esta semana me llega una pregunta muy directa que puedes llegar a pensar que hasta me incomode contestar. No hay problema, al contrario. En este episodio te explico por qué puedes confiar en mí y en las soluciones que te ofrezco para ayudarte con tu negocio.

73ª entrega del podcast Emprendedores Knowmadas D.I.Y.

Una duda muy especial es la que me llega para este episodio y que más de uno pensará que me pueda poner incómodo. Jorge me pregunta directamente si soy un vendehúmos o por qué debería confiar en mí como para comprar uno de mis programas formativos.

¿Qué crees que voy a responder?

Tendrás que escuchar el episodio para averiguarlo.

“Franck, ¿cómo sé que no eres un vendehúmos o que puedo confiar en ti y en las soluciones que ofreces?”

Una de las frases que más repito en el blog es que la venta por Internet se basa en la confianza. Por eso, lejos de sentirme incómodo con la pregunta de esta semana, me gusta que me haya llegado.

Me gusta porque me permite explicar en qué deberías fijarte a la hora de valorar si un profesional es el adecuado para ayudarte en tu negocio.

Hoy te hablo de lo que he conseguido con Lifestyle al Cuadrado, los resultados que han logrado mis alumnos al trabajar conmigo y cuál ha sido la trayectoria profesional antes de tener el blog.

¿Quieres saber por qué no soy un vendehúmos?

Entonces, dale al play y/o descárgate el Audio.

Nota: Ahora también puedes seguir el podcast Emprendedores Knowmadas D.I.Y en iTunes, Sticher e iVoox desde tu navegador o desde tu móvil.

“Franck, ¿cómo sé que no eres un vendehúmos o que puedo confiar en ti y en las soluciones que ofreces?”

¿Quieres profundizar más sobre el tema que he explicado hoy?

  1. Qué es un vendehúmos y cómo lanzarte al mercado de forma honesta y transparente sin ser uno de ellos.
  2. Cómo conseguí 1.043 suscriptores en menos de 3 meses con un “blog” nuevo.
  3. Cómo generar 314 millones de visitas mensuales en menos de un año con un community manager que sonríe 24 horas al día.
  4. Caso de éxito en La Tribu: 3 Estrategias increíblemente poderosas para pasar de 0 a 10000 visitas en 3 meses.
  5. ¿Es posible facturar 6.500€ en un mes con un micronicho de programación? El caso de éxito Programación Siemens.

¿Te ha gustado este episodio?

Si te ha gustado el episodio y quieres apoyar el podcast de Emprendedores Knowmadas D.I.Y., te voy a pedir 3 cosas:

  1. Comparte este episodio en redes sociales utilizando los botones que puedes ver al principio o al final de este artículo.
  2. Deja una review comentando por qué te gusta este podcast en iTunes. Estas reviews son muy útiles, ayudan a conseguir más oyentes y a ayudar a otras personas que están en la misma situación que tú.
  3. Envía una pregunta relacionada con el mundo de los Emprendedores Knowmadas a http://ift.tt/2kugBO6 y estaré encantado de incluirla en próximos episodios.

Patrocinador del episodio

Raiola Networks

Fotografía: Financial fraud concept. Liar businessman with dollar cash (Shutterstock). 

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domingo, 24 de septiembre de 2017

Cómo pasé de tener 1.366 visitas al mes a despedir a mi jefe en tan solo 3 meses

Por: Jesús Matos
despedir a tu jefe

Este es un post de invitado de Jesús Matos de enquilibriomental.net. Fue uno de mis alumnos en las últimas ediciones de Visibilidad Ascendente y Autoridad Ascendente y lo he traído al blog para que te cuente una historia de la que podrás aprender muchísimo. Una historia que le llevó a despedir a su jefe y vivir de su blog en apenas 3 meses. ¡Te dejo con él!

En estos últimos meses he experimentado un cambio bestial en mi vida. He sido capaz de hacer realidad mi sueño: vivir ayudando a otras personas.

He conseguido salir del mundo oscuro de las grandes corporaciones para poder dedicarme al 100% a vivir de mi blog. Ahora soy yo el que pone los horarios, el que se toma vacaciones cuando quiere y el que toma las decisiones. Además, me puedo dedicar a ayudar a otras personas a no sentirse tristes.

¿Qué más puedo pedir?

No te voy a engañar, no ha sido nada fácil. He tenido que trabajar muy duro para conseguirlo, pero de verdad que ha merecido la pena.

Y hoy vengo a contarte el camino que he seguido para lograrlo. Un camino duro y lleno de trabajo, pero también lleno de alegrías y de sueños cumplidos.

¿Me acompañas en este pequeño viaje?

¿Por qué empecé a escribir en un blog?

La verdad es que desde siempre me ha gustado escribir. Con 4 o 5 años ya lo hacía, incluso ilustrando yo mismo mis creaciones. Después las grapaba con una cartulina y montaba ediciones de bolsillo para mis padres y mis tíos (ediciones de bolsillo de un niño de 4 años…).

Con 26 años tuve la “suerte” de que una gran empresa a nivel nacional se fijase en mi currículum de psicólogo.

Me pusieron encima de la mesa unas condiciones que nadie en su sano juicio podría rechazar. Estábamos a principios de 2014 y con la que estaba cayendo en España, me iban a pagar más de 2.000 euros al mes.

¿Sabes lo que hice a las 2 horas de estar en mi primer día de formación?

Empezar a enviar currículums para salir de allí. Así de negro lo vi.

Al mes y medio de estar trabajando decidí que poco iba a conseguir si esperaba que otros me diesen un empleo, así que me lancé a escribir un libro.

En poco menos de un mes lo tenía listo.

Conseguí un agente literario al que le encantaba el libro, pero me recomendó que montase un blog, que sin eso las editoriales ni siquiera abrirían mi libro.

Y me puse a ello.

Todo lo que me llevó a querer huir de mi trabajo

Como te contaba, a principios de 2014 me ofrecieron una plaza de psicólogo en una gran empresa.

Sueldazo, todos los gastos pagados y trabajar de 8 a 15. La única pega era que me tenía que mudar a Málaga (buen tiempo, más barata que Madrid, podía ir andando al trabajo… una pega espectacular).

Ni corto ni perezoso me lancé a la aventura.

El primer día de formación en Madrid me di cuenta de que la gente que trabajaba allí no era ni de lejos feliz. Todos se quejaban de la presión, de que no se valoraba su trabajo y de que estaban lejos de realizarse profesionalmente.

Yo me iba mosqueando cada vez más, pero ya había dejado mi anterior trabajo y no tenía muchas opciones, así que no me quedó otra que seguir con la decisión.

A los 15 días de estar en una ciudad maravillosa, tener un sueldazo, vivir solo y tener coche propio, ¿sabes cómo estaba?

Pues deprimido. No triste ni de bajón. Tenía una depresión de caballo.

Me había dejado engañar. Caí en la trampa de que un sueldo más alto y una casa más grande me harían feliz (lo peor es que yo sabía que no era así).

Perdí todo aquello que me importaba.

Dejé atrás a mi familia, a mi pareja, a mis amigos, mi grupo de Rock & Roll y el trabajo de mis sueños (cobraba poco, pero me dedicaba al 100% a ayudar a otras personas). Estaba desolado… y lo peor es que hasta mi autoestima se vio afectada.

Mi realidad en el nuevo trabajo era que tenía 7 jefes por encima de mí a los que no les importaba otra cosa que los datos y el beneficio económico.

Tenía que ver 17 o 18 pacientes al día cada 15 minutos. Evidentemente, poco se puede hacer en tan poco tiempo, aunque me sirvió para ver las técnicas que mejor funcionan y hacen efecto en menos tiempo.

La presión era insoportable.

Llegó un lunes en el que tras el fin de semana, tenía más de 130 correos diciéndome lo buen psicólogo y pésimo gestor que era (es lo que tiene intentar rentabilizar un sector que no es rentable…). Además, como guinda del pastel, tras firmar el contrato me enteré que tenía que ir 2 días a la semana a Sevilla (201 km de ida y 201 km de vuelta). Después fueron 3 días.

Mi vida personal era otro desastre. Salía a las 15:15 los días que estaba en Málaga, pero no conocía a casi nadie y no tenía nada que hacer. Los días que estaba en Sevilla o bien iba y venía (lo que hacía que me levantase a las 5:00 de la mañana y llegase a casa a las 17:00 de la tarde) o me quedaba en un hostal. Vivir en un hotel es descorazonador, no se lo recomiendo a nadie.

La motivación para salir de aquel infierno era tan grande que primero escribí un libro y después, en 2015, empecé mi blog.

Mi vida actual no tiene nada que ver con aquel infierno.

Ahora tengo tiempo para dedicarle a mi familia y a mis amigos. Sigo trabajando como un bestia, pero en algo que me satisface al 100%.

Voy a contarte lo que he hecho para conseguir la vida de mis sueños en tan poco tiempo.

No me voy a dejar nada en el tintero… Así que… ¡sigue leyendo!

El primer paso: definir a mi lector ideal

Mi primer impulso fue posicionarme cómo alguien experto en felicidad. Hay una corriente nueva en la psicología que se dedica al estudio científico de las emociones positivas.

Además, cuando estudié el máster en psicología clínica tuve la oportunidad de ser tutorizado por uno de los mayores expertos a nivel mundial en esta disciplina (Carmelo Vázquez), por lo que sabía de lo que hablaba.

El principal problema es que, cuando le dices a alguien que tienes la fórmula de la felicidad, nadie se lo cree. Te catalogan como un vendehúmos desde el minuto uno.

Yo, que me he matado a estudiar, que tengo dos másteres, que he estado de ponente en numerosos congresos internacionales, que he visto a más de 1.500 personas en consulta, que he publicado artículos en revistas científicas y que defiendo la ciencia a capa y espada…

¡Estaba siendo catalogado cómo vendehúmos!

Menos mal que no tenía visitas en la web.

Tras darle una vuelta, me di cuenta de que lo que realmente se me da bien y en lo que tengo más experiencia es en ayudar a personas a gestionar la tristeza y a alcanzar un estado de bienestar pleno.

Entendí que el punto de dolor de alguien no es “tener una vida aburrida y querer vivir plenamente” sino “estar triste”.

Me dediqué a pensar en los pacientes a los que más había podido ayudar y me di cuenta de que la mayoría eran mujeres de mediana edad con un problema muy concreto. Su rutina diaria no promocionaba para nada el bienestar, sino que se veían atrapadas en un día a día que les consumía la energía y les empujaba a estar tristes la mayor parte del tiempo.

Así que decidí que me iba a dedicar al 100% a ellas.

Las estrategias que utilicé para multiplicar por 10 mis visitas a la web

Un Lead Magnet valorado en 250-300€

He probado varios Lead Magnet. Al principio empecé regalando una técnica de relajación en audio con un PDF adjunto, después compliqué aún más el regalo y monté un autorresponder de 9 emails.

En el primero regalaba un pequeño ebook titulado “19 señales de que eres una persona feliz” y después un curso de 6 módulos grabados en vídeo dónde explicaba alguna de las técnicas que mejor funcionaban para incrementar el bienestar. En alguno de los emails también hice una recopilación de los mejores artículos del blog.

En el momento que decidí que me iba a dedicar a ayudar a mis lectores a superar la tristeza elaboré el que es mi actual Lead Magnet y el que, de lejos, me ha dado mejores resultados.

Se trata de un training gratuito en vídeo de 4 clases:

  1. En la primera clase introduzco los factores que nos ponen tristes y cuento mi historia. Como he pasado por lo mismo que mi lector, soy capaz de hablar el mismo lenguaje que habla y conectar bastante bien.
  2. En la segunda clase explico el proceso completo de regulación emocional. Ayudo a que las personas que ven este módulo entiendan que todo lo que sienten es normal y que es posible dejar ir este tipo de emociones.
  3. En la tercera clase doy 2 técnicas específicas para ayudar a superar la tristeza.
  4. Y en la última clase explico otra técnica y regalo un audio para que puedan hacerla donde quieran.

El curso se entrega por email y aprovecho para pedir a los suscriptores que me cuenten su historia.

Con las respuestas tengo muchísima información sobre las problemáticas más comunes que tienen mis lectores, información que me ayuda a escribir en el blog para ayudarles de una manera más eficaz.

Además, a los que me responden a los emails les proporciono herramientas extra para que puedan progresar más rápido. Si te das cuenta, aporto un montón de valor a todo el que se suscribe.

Sinceramente, creo que una persona que se apunta al training gratuito y me escribe pidiéndome consejo se lleva la información equivalente a 4 o 5 sesiones con un psicólogo. Es decir, el equivalente monetario a 250-300 euros.

Además, si genuinamente creo que puedo ayudar a alguien, le ofrezco una sesión gratuita de 30 minutos.

¿Se puede dar más?

Guest Posting para relacionarme

Voy a decir algo que seguramente te resulte raro: a mí el guest posting no me ha ayudado a conseguir suscriptores de una forma directa.

He conseguido publicar en casi todos los blogs que me había propuesto y la verdad es que, salvo unas decenas de suscriptores, no he tenido resultados directos.

No quiero decir que el guest posting no sirva para nada, ojo, todo lo contrario. A mí me ha servido para hacer networking que después he podido aprovechar para otras acciones.

Te cuento lo que hice.

Durante 2015, hice 6 o 7 guest posts en los blogs que yo creía que me podían aportar más visitas. Eran blogs principalmente de coachs y psicólogos. La clave de esta actividad ha sido darme a conocer entre los profesionales del mundo del desarrollo personal.

Primero los seguí en Twitter, retuitee los post que me parecían interesantes e hice aportaciones en los comentarios. Después me lancé a la piscina y les escribí un email ofreciendo un artículo que genuinamente podía aportar algo a sus lectores.

En los meses posteriores, siempre que he podido me he apuntado a quedadas offline y he podido desvirtualizar a algunos de ellos. La verdad es que a mi esta actividad me carga de energía. He conocido personas maravillosas en estos meses (¡¡hola a todos, que sé que estáis leyendo!!).

Anuncios en Facebook para abrir las puertas de la visibilidad

La primera gran revolución en cuanto a visitas y suscriptores se refiere, fue cuando, allá por marzo de 2016, decidí empezar a invertir algo de dinero en Facebook Ads.

En aquel momento seguía con un trabajo por cuenta ajena, por lo que me podía permitir esta inversión. Lo que hice fue simplemente publicitar una publicación en la que invitaba a mis lectores a suscribirse.

En el texto de la publicación tocaba de lleno la problemática principal de mi lector ideal. Además, llevaba adjunta una foto mía haciendo referencia al mismo problema (los seres humanos estamos programados para que nos cueste decir que no a alguien a la cara, por lo que me pareció buena idea poner mi imagen).

jesus matos anuncio facebook

Para que te hagas una idea, con 150 euros mensuales invertidos consigo unos 500 suscriptores al mes. Es una pasada, y todo en piloto automático.

Esta es la evolución de la gráfica antes de publicitarme en Facebook ads (febrero de 2016).

jesus matos visitas febrero

Y esta después de publicitarme en Facebook ads (abril de 2016).

jesus matos visitas abril

Si te das cuenta multipliqué casi por 5 mis visitas a la web.

Un Macrocongreso online para multiplicar los suscriptores

En abril se me ocurrió la idea de montar un evento online que agrupase a gente grande del mundo del desarrollo personal.

Mi objetivo principal era poder ayudar a cuantas más personas mejor, pero tenía claro que con mi nula visibilidad no podía hacer algo de la magnitud que me apetecía hacer.

La idea era conseguir 15 o 16 personas que estuvieran dispuestas a grabar una conferencia en vídeo sobre “Superación de la tristeza e insatisfacción personal”. El problema principal de mis lectores.

Así que ni corto ni perezoso, me puse a escribir a todos los grandes del mundo del desarrollo personal (a casi todos, alguno se quedó en el tintero, pero para la segunda edición prometo escribirles).

Empecé primero por aquellos que me habían dejado escribir en sus blogs unos meses antes y absolutamente todos me dijeron que sí. Después me lancé a la piscina y mandé un email con la propuesta a grandes que creía que ni siquiera me iban a contestar. Y algunos sorprendentemente me dieron hasta su número de teléfono personal para poder hablar de la propuesta.

Fue increíble.

Tras muchísimas gestiones reuní a 16 personas que querían colaborar. Puse una fecha límite y me lancé a hacer la landing page. Fue un trabajo costoso porque tuve que hacer varias versiones, ya que alguno de los ponentes no sabía si podía participar hasta el último momento.

Lancé la landing page 10 días antes de que comenzara el evento y conseguí 1.900 suscriptores.

No invertí ni un euro en publicidad, lo que hice fue elaborar un checklist de promoción del congreso para los participantes y con pequeñas acciones en las redes sociales conseguimos ese pedazo de cifra.

He de decir que tuve muchísimos problemas técnicos. Muchísima gente me escribió diciéndome que no se podía suscribir desde la versión móvil de la web y creo que potencialmente hubiese podido tener muchísimos más inscritos en el congreso sin esos problemas. A día de hoy todavía no sé qué ocurrió.

Nota mental: para la próxima contratar a alguien experto.

La verdad es que la gente acabó encantada con las conferencias. Recibí mucho feedback de los inscritos y la experiencia fue todo un éxito.

Aquí tienes la gráfica de visitantes durante el congreso (del 8 de junio al 8 de julio). Fue espectacular.

jesus matos visitas junio

Evidentemente no mantengo esos datos, pero sí que supero actualmente las 10.000 sesiones al mes. Nada mal para el peor mes del año.

Aquí tienes la evolución en suscriptores en los primeros meses del año 2016 para que veas cómo han crecido (tengo al mono de Mailchimp dando palmas de alegría).

Crecimiento mail chimp

Una pasada.

Cómo pasé de no ingresar nada a facturar 1.000 euros al mes

Te he contado todos mis secretos para conseguir visibilidad, pero desgraciadamente las visitas no tienen ni proteínas ni carbohidratos, por lo que alimentarse de ellas es complicado.

Por eso ahora te voy a contar exactamente lo que he hecho para poder empezar a vivir del blog y ganar dinero, que es lo que tú tendrás que hacer tarde o temprano si quieres vivir de esto.

Mi trabajo, la “motivación” para comenzar a generar ingresos con mi blog

A partir de febrero la presión en el trabajo se volvió insoportable. Era una persecución constante porque todos los días me llegaban correos recriminándome los datos. Mis pacientes seguían contentos, pero a mis jefes no les hacía ninguna gracia que lo que primase para mí fuese el bienestar de las personas en lugar de los datos.

Sentía que ya había llegado el momento, que no quería aparecer ningún día más por las instalaciones de esa empresa. Y es que muchas veces las emociones negativas te ayudan a actuar.

No quería seguir viajando a otra ciudad, no quería pasar más noches solo en un hotel y no quería que me siguiesen diciendo cómo tenía que hacer mi trabajo, así que probé a regalar la primera sesión de terapia gratis.

Parece que la acción tuvo mucho éxito porque en pocas semanas apenas tenía huecos para seguir dando citas.

Me enfrentaba a jornadas maratonianas. Trabajar por las mañanas por cuenta ajena y por las tardes ver a mis propios pacientes. Apenas me quedaba tiempo para llevar a cabo otras acciones en mi negocio y necesitaba más horas para poder crecer.

Lo tenía claro. Iba a dejar el trabajo.

Me puse de fecha límite el 31 de mayo. Prometí públicamente en La Tribu que dejaba el trabajo antes del 30 de abril, pero retrasé esta decisión por un motivo muy importante: tenía entradas para ver a AC DC en Sevilla el 10 de mayo, así que ya aprovechaba el viaje.

Lo tenía todo, simplemente tenía que dar el paso.

Y entonces llegó la llamada de mi jefe. Fue el jueves 12 de mayo (2 días después del concierto). Me querían en Madrid el martes 17 en recursos humanos y allí me esperaba el jefazo de turno para decirme que lo sentía, pero que prescindían de mis servicios.

La verdad es que se quedó un poco a cuadros cuando vio que me alegraba ante esta decisión. Había conseguido la jugada perfecta: despido, indemnización y derecho a paro (que se puede compatibilizar con pagar autónomos durante unos meses).

Hay veces que el destino se pone de nuestra parte.

Ahora, 2 meses y pico después, aunque me ofreciesen 100.000 euros al mes por hacer el trabajo que hacía no volvería ni loco.

Ahora me dedico a ayudar a personas, el único objetivo que tiene mi intervención es el bienestar pleno de los que confían en mí.

No tengo ningún jefe que me diga qué tengo que hacer, ni cómo lo tengo que hacer.

Trabajo los días que me da la gana.

Me voy de viaje cuando quiero y estoy satisfecho al 100% con lo que hago.

Infoproductos: el generador de ingresos pasivos que necesitaba

Empecé con mi bagaje con los infoproductos allá por agosto de 2015. Monté un pedazo de programa en vídeo que duraba 12 semanas y el precio era “alto” porque realmente tenía mucha miga: 199 euros.

Me metí un curro de la leche durante muchas semanas y me pasó lo que le pasa a la mayoría: solamente vendí uno.

Volví a montar otro producto, esta vez más barato para ver si resultaba más atractivo. Monté un lanzamiento bueno y no vendí ninguno. Lo curioso es que, a los meses, me di cuenta de que tenía mal configurado Stripe y la gente no lo podía comprar.

La verdad es que lejos de frustrarme me reí muchísimo de mí mismo.

Tras empezar a conseguir visibilidad, metí en el autorresponder del Lead Magnet 3 emails ofreciendo mi nuevo curso y cayeron unas cuantas ventas. En julio fueron 4 cursos a 38 euros. Mis primeros ingresos pasivos.

Durante esas fechas coincidió con que me llegaron algunos emails de personas explicándome que les costaba ser disciplinados consigo mismos y hacer los cursos por su cuenta.

¡BINGO!

Pensé que quizás sería interesante montar un curso que durase todo el mes de agosto. Esta vez con fecha de inicio y fecha de fin.

En el curso recibirían un email diario con exactamente lo que tenían que hacer para, después de un mes, haber aprendido las técnicas necesarias para gestionar la tristeza.

Volví a hacer un lanzamiento y esta vez me aseguré de que Stripe funcionaba correctamente. Y me llevé una sorpresa increíble: vendí 15 cursos. 14 de ellos a 48 euros y uno a 99 (la oferta solamente duraba 7 días).

800 euros en ingresos pasivos.

No está nada mal. Encima, en un mes que tradicionalmente es malísimo para la industria del desarrollo personal.

Para resumir, creo que he escuchado a mi audiencia y he conseguido alinear mi Lead Magnet con un infoproducto.

Servicios: los ingresos básicos de mi blog

Cuando comencé a montar el blog era muy reacio a ofrecer servicios. Quería monetizar la web a base de ingresos pasivos.

Ten en cuenta que veía más de 18 pacientes al día, no me apetecía nada ni tenía energía para ofrecer sesiones por las tardes.

Hasta que llegó el punto en el que decidí tomar las riendas de mi destino y salir del trabajo que me estaba ahogando.

Decidí que iba a regalar la primera sesión de psicología, así que monté una landing conectada a timetrade (una aplicación para gestionar tu agenda) y, cuando alguien reservaba una sesión conmigo, me saltaba un email.

Empecé a tener un montón de reservas. Unas 7 u 8 por semana. Era una locura, pero había un problema.

Muchos de los que reservaban o bien no tenían Skype o no tenían ganas de presentarse a la hora adecuada, por lo que consumía un montón de horas esperando a gente que nunca llegaba.

Lo que hice entonces fue concretar la landing page con un formulario de contacto en el que me dejaban su número de teléfono. De esta forma podía hablar con ellos, asegurarme de que estaban interesados y darles la cita que mejor les viniese.

En el momento actual no tengo hueco para más pacientes y tengo 9 personas en lista de espera.

Podría meter más pacientes cada día, pero limitaría las horas que tengo para pensar dónde quiero dirigir mi vida y mi negocio. Además, creo que viendo más pacientes de los que veo no podría tratarlos de la misma manera.

Ya aprendí que el dinero no da la felicidad, así que mi próxima acción será subir los precios.

Para que te hagas una idea he pasado de facturar apenas 300 euros a facturar más de 1.500 en cuatro meses.

Si yo lo hice, tú también puedes hacerlo

Montar un negocio online es una aventura en sí misma. Son cientos de problemas los que surgen, pero poco a poco te vas dando cuenta de que probando distintas soluciones vas encontrando la clave de lo que te funciona y lo que no.

Aparte de haber conseguido un negocio rentable en menos de 3 meses (cosa impensable en un negocio offline), me ha dado la posibilidad de tener la vida que quiero.

Trabajo el día que quiero y el tiempo que quiero.

No te voy a engañar porque me he pegado días de 12 horas de trabajo (con una sonrisa de oreja a oreja), pero también ha habido semanas que he trabajado solamente 2 días porque me he ido un viaje.

Puedo elegir el lugar del mundo donde quiero vivir. No tengo jefes. Me dedico plenamente a ayudar a otros. ¡Y me dan las gracias!

Tengo muchísimo tiempo libre para dedicarlo a hacer deporte, a mis amigos, a mi familia y a otros proyectos.

Me he prometido a mí mismo no volver a usar zapatos para ir a trabajar, no madrugar si de verdad no me apetece hacerlo y viajar todo lo que me sea posible.

Además, tengo una profesión reconocida socialmente. Las personas que me contactan valoran mi trabajo, me perciben con autoridad para seguir mis recomendaciones y… ¡¡me pagan por adelantado!!

He sufrido mucho para llegar aquí. Me ha costado mucho llegar donde estoy ahora mismo. Pero, ¿sabes qué?

Que sé que solamente es el principio. Sé que tengo muchísimo que aprender y que todavía puedo seguir dando lo mejor de mí mismo a personas que lo necesitan.

Si ser Knowmada Digital no es felicidad… se parece mucho.

Y tú también puedes conseguirlo si quieres. Por eso quiero que me cuentes, si estás en la misma situación que estuve yo… ¿qué te impide despedir a tu jefe ahora mismo?

¡Nos vemos en los comentarios!

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viernes, 22 de septiembre de 2017

Efectividad personal: Tu defensa contra las exigencias

Por: José Miguel Bolívar

En uno de los comentarios al post que publicaba hace unos meses bajo el título «Cómo puedes evitar tú el estrés laboral», Xose, un lector, mencionaba la existencia actual de unos niveles de exigencia y autoexigencia hasta ahora desconocidos y que, en su opinión, seguramente contribuyen al incremento del estrés. El tema me pareció lo suficientemente interesante como para escribir este post.

El argumento de Xose es que, a día de hoy, hay un enorme contraste entre los retos que nos imponemos y nuestra capacidad real para conseguirlos, y que esta situación contribuye a generar estrés. Ya no solo se nos exige ser profesionales excelentes, sino que además hay que vestir a la moda, comer sano, hacer deporte regularmente, expresar nuestra creatividad, defender alguna causa noble y, en definitiva, seguir una serie de patrones sociales aceptados como indicadores de una «vida perfecta».

Comentaba también Xose que ha empezado a aparecer un nuevo tipo de libro, de moda en USA, y que poco a poco está llegando a Europa. Se trata de una especie de libros de «anti-ayuda», cuyo tema central es precisamente la necesidad de relajar un poco estos niveles de autoexigencia y aceptar que tener una vida perfecta es imposible, además de innecesario, y que lo único importante es que sea una buena vida.

Una de las causas de estrés es el «error de cálculo». El cerebro es francamente malo haciendo estimaciones. Por lo general, tiende a sobreestimar determinados factores y a infraestimar otros. Por ejemplo, nuestro cerebro suele hacernos creer que las consecuencias son peores de lo que realmente serían o que nuestras capacidades son muy superiores a cómo son en realidad. Por el contrario, suele hacernos pensar que las cosas son más fáciles de lo que realmente son y que van a requerir menos tiempo y esfuerzo del que en realidad van a requerir.

Tú ya conoces, porque las has sufrido, las consecuencias negativas de estos errores de cálculo: estrés, frustración, pérdida de confianza…

¿Cómo puede la efectividad personal ayudar en esta situación? Como veíamos en el post sobre cómo puedes evitar tú el estrés laboral, hay una serie de hábitos sencillos, al alcance de cualquier persona, que permiten mantener el enfoque y la sensación de control en un mundo en constante cambio. También existen otros hábitos sencillos que ayudan a lograr y mantener una perspectiva global de todos nuestros intereses, obligaciones, deseos y responsabilidades.

Dice acertadamente David Allen, el conocido autor de GTD®, que «puedes hacer cualquier cosa, pero no puedes hacerlas todas a la vez». La clave, por tanto, es disponer en todo momento del nivel adecuado de claridad y confianza para tener la tranquilidad de saber que lo que has elegido hacer es precisamente lo que tienes que hacer, y no cualquier otra cosa.

Las exigencias, tanto las autoimpuestas como las impuestas externamente, se abren hueco en nuestra vida precisamente por esta falta de perspectiva. A menudo olvidamos a qué nos hemos comprometido con anterioridad, tanto si han sido compromisos con otras personas como propios. Por lo general, tan solo disponemos de una visión parcial de lo más reciente. Todo lo demás que en algún momento anterior, consciente o inconscientemente, decidimos que queríamos, debíamos, o teníamos que hacer, o no hacer, queda normalmente en la penumbra.

En esta situación de desinformación permanente, es fácil que las exigencias se logren imponer. Lo más nuevo y lo más ruidoso suele ser interpretado por nuestro cerebro como lo más importante (otro error de cálculo más). En ausencia de un sistema externo de confianza que ponga las cosas en su sitio, el cerebro carece de recursos para rechazar estas nuevas exigencias y, por tanto, las acepta.

La solución a este problema es muy sencilla. Necesitamos disponer de un sistema externo de confianza que le dé información fiable al cerebro sobre todos esos compromisos, intenciones, ideas, posibilidades, objetivos y propósitos previos, a fin de que éste pueda aceptar o rechazar la nueva exigencia, con la confianza de que está haciendo lo correcto y lo más adecuado en todo momento.

Decir «no» a una exigencia, tanto interna como externa, es en realidad muy fácil cuando tienes claras las consecuencias positivas de ese «no» desde una perspectiva global. Lo esencial es entender que todo «no» es un «sí» y que todo «sí» es un «no». Cuando dices «sí» a una nueva exigencia es muy probable que, sin ser consciente de ello, estés diciendo «no» a otras exigencias a las que anteriormente habías dicho «sí». Y lo mismo sucede a la inversa.

Cuando dispones de una perspectiva global y actualizada de cuál es tu propósito, tus valores y principios, la visión de tu vida a largo plazo, las metas y objetivos que te acercan a esa visión, tus áreas de enfoque y tus compromisos a corto y medio plazo, te resulta fácil poner en contraste con todo lo anterior esa nueva exigencia que aparece y ubicarla en el lugar que le corresponde. Nuestra capacidad es limitada, por lo que, a menudo, aceptar una nueva exigencia se traducirá en renegociar nuestro compromiso con alguna exigencia anterior y renunciar a ella para dar paso a la nueva.

Más que decir «no» a las exigencias, el verdadero reto es ser capaces de decir «no» y sentirnos bien con ello. Tener perspectiva ayuda a superar este reto, ya que nos da claridad sobre las implicaciones de ese «no» y, en concreto, a qué otras cosas estamos diciendo «sí» gracias a él.

Como reflexión final, en realidad las exigencias no existen. Solo existen «inputs», «cosas» que llegan a nuestro radar o a nuestra vida y ante las que tenemos que tomar una decisión. La exigencia como tal no es más que un determinado tipo de sensación o de emoción que podemos experimentar durante este proceso de toma de decisiones cuando no se dan las condiciones adecuadas para decidir con confianza.

Si has desarrollado la competencia de la efectividad personal, sabrás que es posible reaccionar de forma equilibrada, sin sobrerreaccionar ni infrarreaccionar, decidiendo con tranquilidad y confianza cuál es la opción más adecuada. Cuando esto ocurre, la sensación de exigencia desaparece. Si aún no has trabajado el desarrollo de esta competencia, te invito a que lo hagas. Son hábitos sencillos, de eficacia probada, y al alcance de cualquier persona. Sin duda, tu mejor defensa contra las exigencias.


7 puntos débiles que puedes tener ahora en tu Calendario

Por: Berto Pena

Tu Calendario-Agenda es una herramienta vital dentro de tu sistema de organización personal. Sin embargo, no se le suele prestar demasiada atención. Suele verse como «un sitio con espacios en blanco que se van rellenando muy rápido, y que te dice que tu semana está a tope».

Puntos Débiles

En mi experiencia, unos cuantos de los “problemas de tiempo” y de Gestión Personal que sufre una persona se cuelan por el Calendario. En concreto hay una serie de puntos débiles, muy extendidos hoy, que pueden estar haciéndote más daño de lo que imaginas. Y la razón está aquí: lo que pones en el Calendario, y cómo lo pones, tiende a repetirse, convirtiéndose en un hábito que se queda para siempre contigo. Si es bueno, genial… pero si es malo, te va a ir quitando día a día, sin que te enteres.

Estos son los siete puntos débiles que te recomiendo vigilar en tu Calendario. Compruébalos hoy mismo, no esperes…

1Reuniones y citas a primerísima hora

Yo, si puedo evitarlo, nunca tengo reuniones ni citas hasta pasadas las 11 de la mañana. Y es lo que te recomiendo. De esa manera despejarás el arranque de cada día, disfrutando de tiempo ininterrumpido para centrarte en tus tareas. Así podrás ponerte a tope, encontrar ritmo y poder terminar cosas de verdad. Ahora, si casi cada día empiezas y al cabo de media hora ya tienes que parar para una reunión, en ese tiempo solo vas a hacer una cosa: leer el Correo.

2No reservar tiempo para tus prioridades

A las que cosas que quieres que ocurran (actividades, compromisos, estar con ciertas personas) tienes que reservarles tiempo por adelantado. El Calendario es algo que tiende a llenarse rapidísimamemente con cosas que no siempre son importantes. Si no bloqueas tiempo por anticipado para hacer ejercicio, descansar, estudiar o pasar un rato con tus amigos, otras cosas se llegarán antes y se quedarán con ese tiempo. Seguro.

3Días fragmentados con citas aquí y allá

Reuniones, visitas, comidas, llamadas, algún viaje… Si colocas todo eso en tu Calendario sin un criterio definido, poniendo cosas aquí y allá, todo eso irá salpicando y fragmentando tus semanas, con días en los que no podrás ponerte a trabajar en serio. Y al final dirás esto: «Trabajo es eso que de vez en cuando hago entre reuniones». En la medida que puedas, procura concentrar citas y reuniones sin separarlos demasiado, sobre todo despejando el arranque del día y despejando un día o una mañana entera.

Suele verse como un sitio donde “los espacios en blanco se rellenan muy rápido”, y en realidad es el día a día de tus próximos 30 ó 40 años.

4Muchos eventos y reuniones que se repiten

Es una de las mayores trampas en las que cae la gente. Y es tremenda. Porque todas esas citas semanales, quincenales, etc. actúan como una hipoteca que pagas sí o sí. Alguien la propone (o impone) y desde ese momento hasta que te mueras vas a tener que ir a esa reunión o evento. Valga para algo o no. ¿Te imaginas la cantidad de Tiempo, Energía y Atención que todo eso te va a quitar de forma permanente?

5No ampliar la duración de los eventos

Todos nuestros calendarios mienten: nos dicen que una reunión dura una hora; que una comida dura hora y media; y que un viaje dura un día y medio. Pero en la vida real luego siempre es más. Porque a cada cita o evento hay que añadirle algo de tiempo para ir, llegar o empezar, y otro tanto para volver o terminar. Si miras en tu Calendario cómo pinta la semana que viene y solo te fijas solo en el tiempo exacto que pone ahí, estarás viendo una foto distorsionada de tu semana de trabajo.

6Anotar las tareas y recordatorios ahí

El Calendario no está pensando para anotar tareas y acciones, sino citas, eventos y acontecimientos que tienen lugar en un día y hora concretos. Son dos herramientas distintas: gestor o aplicación de Tareas + gestor o aplicación de Eventos. Normalmente la gente no hace esa distinción y tiene un caos en su organización personal, con cosas apuntadas aquí y allá, y otras que no sabe dónde las tiene.

7No mirarlo con frecuencia diaria y semanal

El Calendario no solo sirve para saber cuándo tienes tal reunión que acordaste hace un mes, o a qué hora tienes que tomar un próximo vuelo. Es la herramienta que te dice el tiempo que no tienes… y no el tiempo que tienes. Algo vital para dos detalles que cada vez necesitas cuidar más: (1) Poder construir un plan de tareas diario y semanal realista y realizable. (2) Poder distribuirte mejor entre todos los frentes y proyectos que tienes abiertos.

Escucho a mucha gente que quiere mejorar su Gestión Personal y su organización. Y eso es genial. Pero siempre les escucho cosas como: «a ver si dejo de procrastinar», «a ver si organizo mis tareas de una vez», «a ver si dejo de distraerme con el móvil». Pero a casi nadie oigo decir: «a ver si mejoro la forma en la que manejo mi Calendario».

No lo subestimes, porque si creas unas reglas personales claras, si sigues unos hábitos sencillos, tienes muchísimo que ganar.

Es el día a día de tus próximos treinta o cuarenta años.

La entrada 7 puntos débiles que puedes tener ahora en tu Calendario aparece primero en ThinkWasabi.


domingo, 17 de septiembre de 2017

Cambio. Avanzar en mi proceso de mejora

Por: David Torné

Si estás leyendo este blog te interesa mejorar tu eficacia personal, ¿verdad? Este post va dirigido a aquellas personas que quieren mejorar su forma de hacer las cosas pero se dan cuenta que no avanzan con la velocidad esperada.

Te hablaré de cómo nos condicionamos al enfrentar un proceso de cambio, de los errores que cometemos y de lo que he ido aprendiendo estos años en mi proceso de crecimiento personal centrado en la eficacia y la productividad.

Lo que te quiero explicar es aplicable a la implantación de hábitos, a la consecución de un objetivo o la puesta en marcha de tu sistema de efectividad personal.

Como nos condicionamos

Sabemos que hay algo que no va bien o que queremos que vaya mejor. Identificamos el cambio que queremos realizar, por ejemplo realizar una revisión semanal para poner en orden nuestros asuntos o mejorar nuestra forma física.

Generamos unas expectativas. Mentalmente confeccionamos una historia con los beneficios que nos reportará este cambio. De cómo cambiará nuestra vida. Reforzamos nuestro deseo de dar un giro al estado actual.

Construimos un relato de cómo irá todo el proceso. No suele ser muy elaborado. Si antes de empezar a trabajar esbozamos una planificación, por breve que sea, se incorpora al relato mental cada una de las etapas que en ella se describe.

La dura realidad

Llega la hora de la verdad. Pasamos a la acción. Estamos llenos de convicción y entusiasmo. No hay nada que nos pueda detener, al menos durante los primeros momentos de esta aventura. Al cabo de unos días te das cuenta que seguir ese plan es cada vez más difícil:

Las expectativas. La historia mental que se ha ido elaborando en tu mente sobre cómo iban a ir las cosas no tenía en cuenta las dificultades. Era un relato sin el dolor que se produce cuando algo no sale cómo tú te esperas.

“Aferrarte al relato creado en tu mente sobre cómo deben ir las cosas es un foco de frustración”

Incomodidad. Estamos diseñados para evitar el dolor y el malestar. Dedicar 2 horas a la semana a realizar una revisión de los proyectos abiertos o salir a correr después de un día agotador en el trabajo no represente un riesgo vital pero es suficiente para activar tu voz interior.

Leo Babauta le llama la voz infantil. Se queja de forma sutil pero persistente hasta que no volvemos a una posición de confort.

El día a día. El enemigo más terrible. Todo proceso de cambio se debe compaginarse con la rutina, las responsabilidades diarias, las urgencias, las demandas de tu familia, amigos, compañeros de trabajo… Es una gota malaya que te empuja a dejar en segundo plano lo que quieres alcanzar.

Dinamizar el cambio

  1. Ser consciente de lo que te boicotea. A través de un escrito como este donde has descubierto el peligro de aferrarse a un relato mental como si de un plan real se tratara, o el problema que puede generar la mente infantil. A través de tu experiencia desarrolla un método para batirlos:

                Lleva anotado lo que te motiva a continuar con tu nuevo hábito. Cuando aparecían    detente y tómate unos minutos para releerlo y pensarlo.

  1. Visualizar. Conseguimos que la mente juegue a nuestro favor. Existen técnicas de visualización (basadas en la PNL) para ayudarnos alcanzar las metas que nos proponemos. Si quieres conocer más te dejo este artículo en mi blog de Men’s Health.
  2. Decir no. Eliminar/Incubar la actividad que no tienes que hacer necesariamente en ese momento. Alcanzar algo nuevo significa renunciar a cosas que ya haces o que se te presentan. Alerta! A menudo dar entrada a un nuevo hábito o una actividad que demora lo que tienes que hacer es una forma subconsciente de renunciar a tu meta.
  3. Trabajar lo más pequeño posible. Eres capaz de poner en marcha una pieza de actividad y dedicar toda tu atención en completarla? Llegando al extremo de completar el objetivo final que persigue?

No hace falta llegar al final

Sabes dónde empiezas pero no donde llegarás. Puedes crear un plan y seguirlo, pero en un momento concreto puede ser más eficaz demorarse para profundizar un aspecto o desviarte por un cruce del camino para alcanzar beneficios inesperados. Te hablo de adaptarse a la realidad y disfrutar del proceso.

Muchas veces nos castigamos por no haber alcanzado el hito pero cualquier cambio en positivo debe ser bienvenido.