viernes, 13 de marzo de 2015

Sacando partido de tus fortalezas

Por: Berto Pena

Cuando uno se aproxima al mundo de la Productividad suele hacerlo para corregir algo que no va bien. «Quiero arreglar esto, dejar de fallar aquí…» Ser productivo parece que sólo va de tapar goteras. ¿Alguna vez te has planteado que también va de aprovechar las cosas que YA tienes?


En nuestro afán por dejar atrás nuestro bajo rendimiento u organización, nos empeñamos en desarrollar nuevas habilidades y hábitos. Y eso buenísimo. Pero crecer y mejorar no sólo implica desarrollar nuevos hábitos o aprender nuevas técnicas, sino poner en juego y exprimir hasta la última gota tus fortalezas productivas. Las que ya tienes, hoy, en este mismo momento.


¿Y qué quiero decir con “fortalezas productivas?


Hay personas a las que se les da mejor planificar; otras con gran capacidad para concentrarse y aislarse de distracciones; otras son buenísimas a la hora de hacer-y-terminar (y no dejar cosas a medias); otras son capaces de distinguir bien imprevistos y urgencias, y manejarlas después; a otras se les da bien colaborar, comunicar y coordinarse con otros; otras aprovechan bien el tiempo, optimizando su agenda, etc.


Y a ti, ¿qué se te da bien? ¿Cuál o cuáles son tus fortalezas? ¿Las conoces bien? Y, muchísimo más importante, ¿las aprovechas a tope?


No conocer y exprimir las fortalezas productivas de uno mismo es como tener un turbo y negarse a utilizarlo.


Y ¿por dónde empezar con todo esto? ¿Cómo ponerse en marcha? A los alumnos de mi Curso Online les propongo tres pasos:


1. Identificar tus Fortalezas


¿Qué se te da bien? ¿En qué destacas? No hace falta que busques cosas en las que sólo obtengas una “nota alta”. Seguro que hay cosas que harás mejor que otras. Ésas ya son tus fortalezas. Recorre las principales áreas de tu actividad y la productividad a la caza de tus puntos fuertes (antes ponía algunos ejemplos). Tienes que tenerlos muy bien identificados.


2. Aplicar tus Fortalezas


Se trata de organizar y decidir tu plan de trabajo teniendo en cuenta no sólo lo que tienes que hacer (tareas próximas…), sino que harás uso activo y decidido de tus fortalezas productivas. La clave pasa por potenciar (cuidar el momento, proteger de enemigos, aumentar la actividad…) las áreas donde ya eres bueno. ¿Y qué consigues con esto? Aumentar tu impacto, mejorar resultados, avanzar más. Al final sacarás más de lo que ya eres, y de lo que ya haces.


3. Evaluar la acción de tus Fortalezas


Consiste en evaluar semanalmente si en tu planificación primero, y en el día a día después, has sido capaz de aprovechar activamente tus fortalezas y habilidades. Es un ejercicio básico que todo profesional debería hacer. Una pregunta tan tan obvia, que casi da vergüenza hacerla: «¿estoy aprovechando día a día todo lo bueno que tengo?» Y sin embargo es una pregunta que no muchos se hacen…


Para cambiar hay que cambiar; y ello implica sumar cosas nuevas. No hay duda. Pero también, más a menudo de lo que parece, mejorar no va de lanzarse a una cruzada por sumar hábitos y técnicas leídas en un blog o un libro, sino mirar hacia dentro, detectar tus puntos fuertes, y exprimirlos hasta la última gota. Pero, claro, esto no llama la atención. Son muchos los que lo subestiman o lo pasan por alto. Yo te recomiendo el cambio inteligente.




0 comentarios:

Publicar un comentario