jueves, 25 de abril de 2013

Evitar el trabajo a deshoras

Por: Berto Pena

Cuando hace más de un año y medio empecé a trabajar en serio en Hightrack y tuve que empezar a compaginar dos trabajos a la vez, uno de mis mayores temores era volver a caer en el mal hábito de trabajar a deshoras.



A deshoras significa los fines de semana, alargar en exceso la jornada, trabajar en momentos de descanso, etc. Te haces una idea. Esto, si se hace puntualmente por picos de trabajo o el lanzamiento de algo, es hasta beneficioso. Si se convierte la tónica general entonces tienes un problema.


En el pasado descubrí que la raíz del problema de trabajar a deshoras (al menos en mi caso) era que apenas tenía estímulos fuera del trabajo: poco ocio, poca vida social, nada de deporte, etc. Eso era la excusa perfecta para decirme “tengo mucho trabajo”.


En esta nueva ocasión, en la que nuevamente me he tenido que enfrentar a cargas de trabajo bastante gordas, puedo decirme que no he caído en el ese viejo hábito. Además de mi voluntad para no caer, me he apoyado en varias sencillas ideas que ido descubriendo por mi mismo o aprendiendo de otros. Son estas:


Reforcé mi planificación diaria y semanal: saber claramente lo que puedo hacer, lo que tengo que hacer y lo que no tengo que hacer, me ayuda a parar a tiempo.


Fijo objetivos claros: «¿qué es lo que quiero conseguir hoy?» “Hacer un montón de cosas” no es un objetivo de trabajo, es la primera piedra para no saber parar a tiempo. Saber lo que busco es esencial.


«Por hoy ya está bien. Mañana sigo»: la mente es como un caballo de carreras al que hay que apretar, apretar y apretar, y luego dejar descansar. Saber parar en este punto me permite continuar mañana.


Tengo un horario de trabajo: aunque los viajes, cursos y proyectos a veces marcan mi ritmo, siempre fijo un horario de trabajo para mañana o esta semana. Fijar unos límites ambiciosos pero contenidos me ayuda a decir «hasta aquí Berto».


Invierto y cuido mi descanso: es ahí donde encuentro las ideas y energía que invierto al día siguiente. Procuro que mi descanso sea entretenido y al aire libre, alejándome todo lo que puedo de tecnología y pantallas.


Decir no a ciertas cosas: no soy una máquina ni pretendo serlo. Así que hacer el doble de cosas sin caer en el trabajo a deshoras a veces implica decir no a ciertas cosas o abandonar otras que antes estaban conmigo. Hay que aceptarlo con naturalidad, los objetivos e intereses van cambiando.


Y si tengo que trabajar a deshoras… hablo antes conmigo. Primero tengo que ver la necesidad para ello, luego pongo límites, después busco un rato extra de descanso (tal vez al día siguiente) para compensar.


Estoy muy contento por dos cosas: (de momento) no he caído en mi viejo mal hábito de trabajar horas extras como si eso fuera lo normal. Y en segundo lugar porque veo que soy yo el que va por delante de mis tareas en lugar de perseguirlos como hacía antes.




0 comentarios:

Publicar un comentario