miércoles, 3 de abril de 2013

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Lo que conocíamos como trabajo ha cambiado. Ya no se trata únicamente de nuestros quehaceres profesionales, esa línea que había entre lo personal y lo profesional ya no existe, simplemente porque en una sociedad permanentemente conectada eso ya no tiene sentido. Pregúntate donde trabajas: ¿En una oficina? o la ubicación de tu trabajo. Lo que produces u ofreces reside en un ordenador, en la nube, en la red… Ya no estás atado a un espacio ni a una jornada de ocho horas, aunque esos contratos sobre papel a los que estamos sujetos se empeñen en decir lo contrario.


Si con lo laboral los límites se desdibujan, con lo personal pasa lo mismo. Nuestras preocupaciones y obligaciones no saben de horarios ni emplazamientos. Siguen en tu lista de temas pendientes, ocupan tu mente en forma de preocupaciones, o se empeñan en quitarte tiempo de tu jornada laboral insertados cómo compromisos familiares ineludibles u otro tipo de recados. ¿Te suena? No me extraña, es una constante, siempre ha sido así. Pero ahora el profesional nose resigna a dejarlo en segundo plano, no es una tarea de estar permanentemente a la espera.


Ya complejo de por sí, ponlo todo en movimiento, en tu entorno real. Lidiaras con todas tus actividades y obligaciones compaginándolas con interrupciones, imprevistos o urgencias que te apremian. Su correcta gestión, junto con la correcta administración de nuestra actividad, marca la diferencia entre un buen profesional y uno que destaca. He aquí donde reside la importancia de cultivar esa habilidad llamada productividad personal.


Productividad personal es planificar, focalizar en el momento sin perder el horizonte hacia el que te diriges, pero también saber encajar los imprevistos e interrupciones, reflexionar sobre lo hecho y gestionar la frustración evitando convertirla en lastre insalvable. Obtener el control de tu flujo de actividad diario, para moldearlo y generar la capacidad de crear espacio - margen - para enfrentar esos cambios imprevistos sin caer en fricciones que acaban en estrés.


No es una nimiedad, hace falta dedicación, formación y persistencia para conseguir una mejora palpable. En este nuevo mundo donde la formación reglada (o formal) no llega a dar respuesta a todas las nuevas demandas, somos nosotros los responsables de buscar alternativas y estructurar nuestros propios planes de formación en red para mejorar y aprender. Buscar unas lecturas sobre el tema es el primer paso, pero si quieres una formación continuada busca un grupo de blogs solventes y una comunidad en la que integrarte para obtener una formación continuada, a través del consumo de contenido y la discusión.


En su día me decante por Get Things Done (GTD) como método rector de mi flujo de actividad. Sencillo de comprender y aplicar, escalable para cualquier tipo de persona y con la capacidad de ofrecer resultados a partir del primer día, no hubiera consolidado sin la malla de conocimiento que ha significado la comunidad que le rodea. A nuevos tiempos, nuevas necesidades, nuevas habilidades y nuevas formas de HACER y APRENDER


David Torné (@davidtorne). Profesional de las TIC, desarrollador y blogger. Interesado en la productividad personal y metodologías de gestión como GTD. Puedes seguirle a través de su blog y conocer más sobre el tema.



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