viernes, 22 de enero de 2021

XVII Jornadas OPTIMA LAB: Volver a disfrutar

Por: José Miguel Bolívar

Los pasados 11, 12 y 13 de enero tuvieron lugar las XVII Jornadas OPTIMA LAB, las terceras ya que hacemos en formato virtual.

Estas Jornadas han sido sin duda especiales, al menos para mí.

Aunque mi sensación habitual al finalizar unas Jornadas suele ser siempre de satisfacción por lo alcanzado, en esta ocasión ha sido diferente.

Más que satisfecho, me he sentido completamente satisfecho. He disfrutado mucho en estas XVII Jornadas y esto ya no es una sensación tan habitual.

De hecho, para recordar una sensación parecida tengo que remontarme a las primeras o las segundas Jornadas de la red.

Ha sido una sensación genial aunque inesperada, ya que sólo han pasado cuatro meses desde las anteriores.

Éramos las mismas personas que entonces y, sin embargo, las dinámicas han sido completamente diferentes. ¿Por qué? La verdad es que no tengo del todo claro los motivos.

Podría ser porque nuestras últimas decisiones estratégicas están arrojando sus frutos o tal vez consecuencia de la amplitud, profundidad y riqueza del cambio que hemos vivido estos meses.

En cualquier caso, parece que este proceso de evolución hacia una nueva red (¿alguien dijo OPTIMA LAB 2.0?), además de aumentar nuestra efectividad, también nos está permitiendo volver a disfrutar.

Reconociendo las señales

Desde mucho antes de su celebración ya había indicios claros —señales evidentes— de que estas Jornadas iban a ser distintas.

Por ejemplo, en el tablero de Trello que utilizamos para proponer temas a tratar se podían observar varios cambios significativos, tanto cuantitativa como cualitativamente.

En lo cuantitativo, el número de temas propuestos, que tradicionalmente solía oscilar entre 40 y 50, alcanzó la considerable cifra de 60.

Puede parecer una diferencia mínima pero, expresado como número de temas propuestos por nodo, supone pasar de 7 a 20, casi un 300% más.

En lo cualitativo, tres diferencias notables.

Primera: la ratio entre temas estratégicos y temas operativos.

Por primera vez —al menos desde que yo recuerdo— la cantidad de temas estratégicos propuestos ha superado, en mucho, al de temas operativos.

Para mí, esto es un indicio de que la implicación de los nodos ha llegado a otro nivel. Lo estratégico rara vez surge cuando la implicación es superficial.

Segunda: todos los temas eran temas «de verdad».

Reconozco no haber echado de menos ese pequeño —pero aparentemente inevitable— cupo de temas absurdos, preguntas sin sentido y propuestas vacías de Jornadas anteriores. Una gozada.

Tercera: el ritmo al que se fueron añadiendo las propuestas.

En esta ocasión, la mayoría de los temas se habían ido añadiendo de manera natural durante los meses transcurridos desde las Jornadas anteriores.

Esto hacía presagiar conversaciones más relevantes, ya que improvisar en el último momento rara vez da como fruto propuestas de calidad.

Sentido y autenticidad

Autenticidad significa decir lo que piensas y hacer lo que dices. Así de fácil y así de sencillo. Yo también me refiero a ella como «coherencia».

La efectividad exige autenticidad y la autenticidad sólo es posible desde la claridad de ideas y la autoconfianza.

Creo que discrepar —con criterio— es una práctica excelente para construir y avanzar con sentido. Si todas las personas pensáramos igual, la vida sería aburridísima.

Los «buenismos» y los «buenrollismos» no sólo no conducen a ninguna parte sino que —en mi experiencia— suelen ir de la mano de la mediocridad.

Por el contrario, decir lo que realmente piensas te permite «estar a lo que estás», en lugar de estar pensando en lo que deberías decir o cómo lo deberías decir.

Por eso, la autenticidad es imprescindible para «aportar valor», algo mucho más deseable —al menos para mí— que «quedar bien».

Y me ha gustado mucho el avance enorme que hemos realizado en estas XVII Jornadas hacia la autenticidad.

Hemos hablado más claro, diciendo más lo que realmente pensamos y menos lo que creemos que debemos decir.

Y aunque aún nos falta para superar por completo dinámicas inefectivas normalizadas durante años, estoy encantado con este nuevo rumbo hacia la autenticidad.

Una nueva actitud

Otra de las cosas que me han gustado mucho de estas XVII Jornadas ha sido la actitud renovada que he percibido en los demás nodos.

No sé cuánto de lo que he observado es consecuencia directa de ser menos nodos y cuánto de ser los nodos adecuados.

Me explico. La presión del grupo siempre está ahí. Si en el grupo hay determinadas dinámicas mayoritarias, romperlas exige un sobreesfuerzo importante.

Cuando las intervenciones están más centradas en el yo-mí-me-conmigo (lo que Daniel Goleman llama el «it’s all about me»), la aportación de valor a la tarea es mínima.

Por el contrario, cuando las intervenciones están centradas en el tema que se está tratando —con un interés genuino en la tarea y en aportar valor— el resultado es radicalmente distinto.

En estas Jornadas he sentido este interés genuino con una intensidad y frecuencia distintas de otras ocasiones.

Y no me cabe duda de que esta actitud renovada ha tenido mucho que ver con todo lo que hemos logrado avanzar.

También he notado un crecimiento profesional significativo en ambos nodos en comparación con Jornadas anteriores.

Imagino que en buena parte tendrá que ver con que el grado de involucración de cada nodo ha aumentado notablemente.

Esto es lógico. Al ser menos personas, cada persona tiene que responsabilizarse de más temas y esto hace que la visión global sobre la red aumente.

Pero también hay una componente de actitud individual y me ha gustado mucho verla. Me hace sentir que avanzamos adecuadamente en el camino hacia una red real.

Lo realmente importante (y difícil) es posteriorizar

Dice el maestro Peter Drucker que priorizar no tiene mérito, que es muy fácil y que cualquiera puede hacerlo, que lo realmente difícil es «posteriorizar».

Y posteriorizar es algo que hemos hecho intensivamente en estas Jornadas, eso sí, sintiéndonos muy bien con lo que hemos decidido no hacer (al menos por ahora).

Aplicar más el realismo es algo que ya habíamos empezado a hacer en los últimos meses y que a mí me ha permitido volver a disfrutar con mi trabajo.

En el caso concreto de las Jornadas, esta nueva dinámica me ha servido para ganar claridad sobre dónde debemos enfocarnos a corto, medio y largo plazo.

Tenemos por delante un futuro muy ilusionante, en el que nos esperan proyectos muy bonitos y muy alineados con nuestra visión.

Esta reflexión de calidad desde el realismo ha sido sin duda una de las cosas que más me han gustado de estas XVII Jornadas.

Un modelo a seguir

Hacer una pausa frenética en el día a día para pensar me parece un ejercicio no sólo saludable sino imprescindible. Por eso siempre me siento satisfecho al terminar unas Jornadas.

También es cierto que nuestra metodología OPTIMA LAB para gestión efectiva de reuniones nos lo pone muy fácil.

La diferencia entre estas Jornadas y otras anteriores no está tanto en lo que hemos logrado sino en lo que ha habido diferente.

En esa mayor autenticidad, en ese más estar a lo que estamos, en esa mayor implicación genuina en el proyecto OPTIMA LAB.

Estas son las diferencias que han hecho especiales para mí estas Jornadas y las que me gustaría seguir viendo en el futuro.

Unas Jornadas a las que sólo les ha faltado poder reunirme físicamente con el resto de nodos, algo que cada vez echo más en falta. Espero que en 2021 podamos tener de nuevo unas Jornadas presenciales.

Pero sean presenciales o virtuales, me encantaría que conservaran la esencia de estas XVII Jornadas OPTIMA LAB. Porque creo, sinceramente, que son el modelo de Jornadas a seguir.

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