viernes, 29 de enero de 2021

Cómo Capturar bien agiliza tus proyectos GTD®

Por: José Miguel Bolívar

Lo bien o mal que aplicas el paso Capturar afecta a tu sistema en general y a tus proyectos en particular. Por eso voy a explicar en este post cómo Capturar bien agiliza tus proyectos GTD®.

Capturar es un hábito clave de la metodología. A mí me gusta llamarle «el hábito cero», ya que tu sistema nunca será 100% fiable hasta que no lo domines por completo.

Cuando empiezas a dar los primeros pasos por el camino para dominar GTD®, Capturar es uno de los primeros grandes obstáculos que te encuentras en él.

Es un obstáculo porque la mayoría de las personas ya tienen un hábito que se parece mucho a Capturar pero que es completamente distinto de Capturar.

Esto hace que inicialmente no entiendan el concepto y que, además, les cueste mucho sustituir el hábito improductivo que ya tienen por el de Capturar.

Capturar es mucho más

Capturar es un único hábito pero se aplica de diversas maneras y en situaciones distintas. Lógicamente, esto ayuda poco a su comprensión y correcta aplicación.

GTD® nos dice que la principal ventaja de Capturar es sacar todos los asuntos incompletos de tu cabeza, lo cual supone un primer paso imprescindible para eliminar el estrés.

Aunque la entiendo, hasta ahora no he encontrado ningún documento científico que apoye la afirmación de que los asuntos incompletos generan estrés.

En cualquier caso, aún dando la afirmación por válida, me parece una ventaja secundaria en comparación con alguna de las otras.

Lo mismo ocurre con evitar los olvidos o que tu sistema esté completo. Son sin duda grandes ventajas también pero tampoco me parecen las más importantes.

En mi experiencia —y aunque GTD® no lo explique— las dos ventajas clave del hábito Capturar son enfriar el pensamiento y reeducar la atención.

Estas dos ventajas son también las que tienen una mayor incidencia sobre cómo avanzan tus proyectos. Por eso es fundamental Capturar bien.

Entendiendo qué es lo que llama tu atención

Dice GTD® que Capturar es recopilar todo lo que llama tu atención en contenedores de confianza que vacías con regularidad.

De los diversos elementos que contiene esta afirmación, vamos a centrarnos en uno en concreto: «todo lo que llama tu atención».

Como expresión alternativa, GTD® también dice «todo aquello que tiene un valor potencial para ti».

Aquí tenemos un problema y es que a la mayoría de las personas sólo les llama la atención las situaciones de riesgo, es decir, aquellas que —si las ignora u olvida— pueden acarrear consecuencias indeseables.

Se han insensibilizado ante todas las demás cosas que también deberían llamar su atención —por tener un valor potencial para ellas— y, al ser incapaces de reconocerlas, las ignoran.

Un reto combinado

Así que el reto al que se enfrentan la mayoría de las personas al comenzar su camino para dominar GTD® es doble.

Por una parte, dejar de sobre-reaccionar ante situaciones que —por muy importantes y urgentes que se perciban— tienen una importancia casi siempre relativa y una urgencia real cuestionable.

Por otra, dejar de prestar sistemáticamente atención a lo último, lo más ruidoso  o lo más «tachable».

Una de las mejores estrategias para evitar la sobre-reacción es enfriar el pensamiento, es decir, dejar pasar un tiempo entre que aparece algo y que decidimos y actuamos sobre ello.

En cuanto a la gestión de la atención, una de las mejores estrategias para evitar las distracciones permanentes es gestionarlas proactivamente, minimizando su impacto negativo.

Capturar bien es un hábito fantástico porque nos permite hacer ambas cosas simultáneamente: enfriar el pensamiento y minimizar el impacto negativo de las interrupciones.

Capturar lo inesperado

La tesis de la que parte GTD® es que una persona efectiva está siempre a lo que está, al margen de si está realizando una tarea o echándose una siesta.

En el mundo real, cuando estás a lo que estás, aparecen interrupciones —tanto externas como internas— y lo hacen en el momento más inesperado.

Las interrupciones son parte de la vida, así que quejarse de ellas es una actitud tan infantil como inútil.

Lo que una persona efectiva hace ante una interrupción —en lugar de quejarse— es gestionarla proactivamente.

Eso significa, en primer lugar, evaluarla. ¿Es algo que requiere una respuesta inmediata, simplemente urgente o ni siquiera eso?

Excepto en el primer caso, la buena práctica es Capturar esa interrupción y seguir con lo que estabas haciendo.

Capturar lo esperado

Pero Capturar va más allá. Porque, además de lo inesperado, mucho de lo que ocurre en tu día a día es esperado, ya que lo provocas tú.

Por ejemplo, crear un documento, descargar unos datos o mantener una conversación profesional.

En un gran porcentaje de los casos, tus acciones producen cosas y esas cosas también hay que capturarlas, al menos si quieres Capturar bien.

Cuando has terminado de crear tu documento, ese documento hay que capturarlo. Lo mismo ocurre con esos datos que acabas de descargar.

Durante una conversación profesional surgen cosas que necesitas Capturar: cosas que necesitas hacer o esperar a que otras personas las hagan, así como información que necesitas recordar o conservar.

Si terminas una conversación profesional y no has capturado nada, o la conversación sobraba o has aplicado mal el paso Capturar.

Capturar bien hace que tus proyectos avancen solos

Una pregunta recurrente por parte de las personas que empiezan el camino para dominar GTD® es qué hacer cada vez que completan una siguiente acción de un proyecto para que este no se pare.

Les preocupa que, si no anotan en ese momento la siguiente acción, se les olvide y el proyecto se pare. Obviamente, si capturas bien, esto nunca ocurre.

Lo que tienes que hacer al completar una acción de un proyecto es Capturar el resultado de esa acción y olvidarte tanto de ella como de ese proyecto.

El problema es que los resultados de las acciones, como no son «urgentes», no llaman la atención y, por tanto, se dejan sin Capturar.

El reto es que los resultados de tus acciones llamen tu atención.

A fin de cuentas, los resultados de tus acciones tienen —o deberían tener— «un valor potencial» para ti.

Si sistemáticamente capturas los resultados de tus siguientes acciones, tus proyectos no sólo no se pararán nunca, sino que avanzarán con la máxima agilidad posible.

Otras prácticas como Capturar la siguiente acción o Capturar que tienes que añadir una siguiente acción no sólo son malas prácticas, sino que son rework y una sobre-complicación del sistema.

La clave para agilizar tus proyectos GTD® es muy sencilla: Aprende a Capturar bien, a lo «pro» 😉

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lunes, 25 de enero de 2021

Cómo reinventarse y construir una nueva vida

Por: Franck Scipion

Son muchos los que en algún momento hemos tenido un trabajo que no nos gustaba o nos hemos dado cuenta de que no estamos a gusto con nuestra vida. Esto mismo me pasaba a mí cuando trabajaba en una de las Big Four. Trabajaba mucho y cobraba más pero no era feliz. En ese momento ... Leer más

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domingo, 24 de enero de 2021

7 estrategias para convertir fans de Facebook en leads

Por: Amaia Ocerin

No hay duda de que las redes sociales son un estupendo canal para crear una comunidad online sobre tu nicho específico y son, además, una de las formas más rápidas y baratas para dar a conocer tu negocio. Que crezca el número de fans que tiene tu página es importante. Pero precisamente en términos de ... Leer más

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viernes, 22 de enero de 2021

XVII Jornadas OPTIMA LAB: Volver a disfrutar

Por: José Miguel Bolívar

Los pasados 11, 12 y 13 de enero tuvieron lugar las XVII Jornadas OPTIMA LAB, las terceras ya que hacemos en formato virtual.

Estas Jornadas han sido sin duda especiales, al menos para mí.

Aunque mi sensación habitual al finalizar unas Jornadas suele ser siempre de satisfacción por lo alcanzado, en esta ocasión ha sido diferente.

Más que satisfecho, me he sentido completamente satisfecho. He disfrutado mucho en estas XVII Jornadas y esto ya no es una sensación tan habitual.

De hecho, para recordar una sensación parecida tengo que remontarme a las primeras o las segundas Jornadas de la red.

Ha sido una sensación genial aunque inesperada, ya que sólo han pasado cuatro meses desde las anteriores.

Éramos las mismas personas que entonces y, sin embargo, las dinámicas han sido completamente diferentes. ¿Por qué? La verdad es que no tengo del todo claro los motivos.

Podría ser porque nuestras últimas decisiones estratégicas están arrojando sus frutos o tal vez consecuencia de la amplitud, profundidad y riqueza del cambio que hemos vivido estos meses.

En cualquier caso, parece que este proceso de evolución hacia una nueva red (¿alguien dijo OPTIMA LAB 2.0?), además de aumentar nuestra efectividad, también nos está permitiendo volver a disfrutar.

Reconociendo las señales

Desde mucho antes de su celebración ya había indicios claros —señales evidentes— de que estas Jornadas iban a ser distintas.

Por ejemplo, en el tablero de Trello que utilizamos para proponer temas a tratar se podían observar varios cambios significativos, tanto cuantitativa como cualitativamente.

En lo cuantitativo, el número de temas propuestos, que tradicionalmente solía oscilar entre 40 y 50, alcanzó la considerable cifra de 60.

Puede parecer una diferencia mínima pero, expresado como número de temas propuestos por nodo, supone pasar de 7 a 20, casi un 300% más.

En lo cualitativo, tres diferencias notables.

Primera: la ratio entre temas estratégicos y temas operativos.

Por primera vez —al menos desde que yo recuerdo— la cantidad de temas estratégicos propuestos ha superado, en mucho, al de temas operativos.

Para mí, esto es un indicio de que la implicación de los nodos ha llegado a otro nivel. Lo estratégico rara vez surge cuando la implicación es superficial.

Segunda: todos los temas eran temas «de verdad».

Reconozco no haber echado de menos ese pequeño —pero aparentemente inevitable— cupo de temas absurdos, preguntas sin sentido y propuestas vacías de Jornadas anteriores. Una gozada.

Tercera: el ritmo al que se fueron añadiendo las propuestas.

En esta ocasión, la mayoría de los temas se habían ido añadiendo de manera natural durante los meses transcurridos desde las Jornadas anteriores.

Esto hacía presagiar conversaciones más relevantes, ya que improvisar en el último momento rara vez da como fruto propuestas de calidad.

Sentido y autenticidad

Autenticidad significa decir lo que piensas y hacer lo que dices. Así de fácil y así de sencillo. Yo también me refiero a ella como «coherencia».

La efectividad exige autenticidad y la autenticidad sólo es posible desde la claridad de ideas y la autoconfianza.

Creo que discrepar —con criterio— es una práctica excelente para construir y avanzar con sentido. Si todas las personas pensáramos igual, la vida sería aburridísima.

Los «buenismos» y los «buenrollismos» no sólo no conducen a ninguna parte sino que —en mi experiencia— suelen ir de la mano de la mediocridad.

Por el contrario, decir lo que realmente piensas te permite «estar a lo que estás», en lugar de estar pensando en lo que deberías decir o cómo lo deberías decir.

Por eso, la autenticidad es imprescindible para «aportar valor», algo mucho más deseable —al menos para mí— que «quedar bien».

Y me ha gustado mucho el avance enorme que hemos realizado en estas XVII Jornadas hacia la autenticidad.

Hemos hablado más claro, diciendo más lo que realmente pensamos y menos lo que creemos que debemos decir.

Y aunque aún nos falta para superar por completo dinámicas inefectivas normalizadas durante años, estoy encantado con este nuevo rumbo hacia la autenticidad.

Una nueva actitud

Otra de las cosas que me han gustado mucho de estas XVII Jornadas ha sido la actitud renovada que he percibido en los demás nodos.

No sé cuánto de lo que he observado es consecuencia directa de ser menos nodos y cuánto de ser los nodos adecuados.

Me explico. La presión del grupo siempre está ahí. Si en el grupo hay determinadas dinámicas mayoritarias, romperlas exige un sobreesfuerzo importante.

Cuando las intervenciones están más centradas en el yo-mí-me-conmigo (lo que Daniel Goleman llama el «it’s all about me»), la aportación de valor a la tarea es mínima.

Por el contrario, cuando las intervenciones están centradas en el tema que se está tratando —con un interés genuino en la tarea y en aportar valor— el resultado es radicalmente distinto.

En estas Jornadas he sentido este interés genuino con una intensidad y frecuencia distintas de otras ocasiones.

Y no me cabe duda de que esta actitud renovada ha tenido mucho que ver con todo lo que hemos logrado avanzar.

También he notado un crecimiento profesional significativo en ambos nodos en comparación con Jornadas anteriores.

Imagino que en buena parte tendrá que ver con que el grado de involucración de cada nodo ha aumentado notablemente.

Esto es lógico. Al ser menos personas, cada persona tiene que responsabilizarse de más temas y esto hace que la visión global sobre la red aumente.

Pero también hay una componente de actitud individual y me ha gustado mucho verla. Me hace sentir que avanzamos adecuadamente en el camino hacia una red real.

Lo realmente importante (y difícil) es posteriorizar

Dice el maestro Peter Drucker que priorizar no tiene mérito, que es muy fácil y que cualquiera puede hacerlo, que lo realmente difícil es «posteriorizar».

Y posteriorizar es algo que hemos hecho intensivamente en estas Jornadas, eso sí, sintiéndonos muy bien con lo que hemos decidido no hacer (al menos por ahora).

Aplicar más el realismo es algo que ya habíamos empezado a hacer en los últimos meses y que a mí me ha permitido volver a disfrutar con mi trabajo.

En el caso concreto de las Jornadas, esta nueva dinámica me ha servido para ganar claridad sobre dónde debemos enfocarnos a corto, medio y largo plazo.

Tenemos por delante un futuro muy ilusionante, en el que nos esperan proyectos muy bonitos y muy alineados con nuestra visión.

Esta reflexión de calidad desde el realismo ha sido sin duda una de las cosas que más me han gustado de estas XVII Jornadas.

Un modelo a seguir

Hacer una pausa frenética en el día a día para pensar me parece un ejercicio no sólo saludable sino imprescindible. Por eso siempre me siento satisfecho al terminar unas Jornadas.

También es cierto que nuestra metodología OPTIMA LAB para gestión efectiva de reuniones nos lo pone muy fácil.

La diferencia entre estas Jornadas y otras anteriores no está tanto en lo que hemos logrado sino en lo que ha habido diferente.

En esa mayor autenticidad, en ese más estar a lo que estamos, en esa mayor implicación genuina en el proyecto OPTIMA LAB.

Estas son las diferencias que han hecho especiales para mí estas Jornadas y las que me gustaría seguir viendo en el futuro.

Unas Jornadas a las que sólo les ha faltado poder reunirme físicamente con el resto de nodos, algo que cada vez echo más en falta. Espero que en 2021 podamos tener de nuevo unas Jornadas presenciales.

Pero sean presenciales o virtuales, me encantaría que conservaran la esencia de estas XVII Jornadas OPTIMA LAB. Porque creo, sinceramente, que son el modelo de Jornadas a seguir.

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lunes, 18 de enero de 2021

Cómo maquetar un libro como un PRO

Por: Franck Scipion

Si lo tuyo es escribir y has seguido los consejos que te he ofrecido para conseguir escribir un libro, quizá a estas alturas tengas ya tu obra lista. Pero te falta un paso: maquetar el libro y darle formato. Te voy a explicar en este artículo cómo hacerlo para que tu libro ofrezca un resultado ... Leer más Cómo maquetar un libro como un PRO

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viernes, 15 de enero de 2021

No hacer nada productivo también es efectividad

Por: José Miguel Bolívar

Es probable que el título de este post te haya llamado la atención. ¿Cómo que no hacer nada productivo también es efectividad?

Pues sí. Así es. Aunque inicialmente pueda parecer una contradicción, productividad y efectividad son dos conceptos sustancialmente distintos.

Productividad es un término económico, una simple ratio entre producción y recursos empleados, sin el menor matiz cualitativo.

Sin embargo, efectividad es un término humanístico, íntimamente ligado al concepto de sentido o propósito y con un marcado componente cualitativo.

Por eso la productividad aliena al ser humano mientras que la efectividad le alinea con su esencia.

Y aún hay más diferencias notables.

Por ejemplo, la productividad es una medida 100% objetiva mientras que la efectividad es 100% subjetiva. Sólo tú decides lo que tiene sentido para ti.

Por todo lo anterior, utilizar indistintamente productividad y efectividad sólo puede explicarse desde la ignorancia, la codicia o la mala intención.

De qué estamos hablando

El origen de todo esto es puramente económico. Me refiero a la famosa productividad, que pone en relación la cantidad de recursos que empleamos para obtener otra cierta cantidad de «algo».

La «gestión del tiempo» tiene su origen (Benjamin Franklin, siglo XVIII) en este intento por maximizar la productividad, por hacer más con menos o, como mínimo, por hacer más en el mismo tiempo.

Mucho después (finales siglo XX), Covey pone de manifiesto la necesidad de aprender a decidir y a pensar con sentido.

Aquí es cuando aparece, por primera vez, la componente humanista. Se trata de una nueva línea de pensamiento que trasciende la productividad.

Década y media más tarde (principios siglo XXI), Allen hace operativas las ideas de Covey.

Y lo hace dándoles una forma más fácilmente reconocible, concretándolas en comportamientos y buenas prácticas definidas.

¿De dónde proviene entonces la confusión entre todos estos términos?

En mi opinión, el problema surge porque hay un solapamiento innegable entre ambas líneas de pensamiento.

En concreto, —y aunque con numerosos y significativos matices— la productividad puede formar parte de la efectividad personal.

Eso sí, cuando lo hace, es más como un efecto colateral positivo que como un fin en sí misma.

Pero, ¡cuidado!, también puede no estar. Por eso no hacer nada productivo también es efectividad.

El diablo está en los matices

Pensamos con eslóganes en base a términos vacíos.

La comodidad nos lleva a simplificar y simplificar nos lleva a perder los matices y, con ellos, el rigor.

Vivimos en la dictadura del pensamiento simplista. Parece que la sociedad haya decidido jugar colectivamente al juego «quien piensa, pierde».

Pero entremos en matices.

Productividad es simplemente un término económico, ajeno a la esencia del ser humano.

Productividad personal es un concepto que, por el contrario, rompe con la productividad como concepto puramente económico y la pone como medio al servicio de las personas.

Allen deja claro que la productividad personal —en lo que a productividad económica se refiere— tiene que ver con dedicar los recursos imprescindibles a «las obligaciones» para poder dedicar todos los demás recursos a lo que es realmente significativo para la persona.

Sin embargo, la ignorancia y la codicia han desvirtuado en gran medida el significado original del concepto «productividad personal».

En consecuencia, la mayoría de lo que podemos encontrar actualmente bajo esta etiqueta tiene poco o nada que ver con la «productividad personal» de verdad y mucho que ver con la productividad basura.

Luchar contra los elementos

Conscientes de la problemática que planteaba evitar que «productividad» y «productividad personal» se confundieran como un mismo concepto, en OPTIMA LAB decidimos innovar.

Gracias al excelente trabajo facilitado por Juanjo Brizuela en nuestras III y IV Jornadas, decidimos dejar de utilizar «productividad personal» e incorporar oficialmente el término «efectividad personal».

En realidad, llevábamos ya tiempo utilizando la expresión «efectividad personal» internamente, pero normalmente no nos entendían cuando la utilizábamos en público y eso nos despertaba muchas dudas.

Juanjo nos ayudó a ver que, como referentes en este campo, correspondía a OPTIMA LAB liderar el cambio y asumir los riesgos.

Lo hicimos, y creo que lo hicimos muy bien, porque «efectividad personal» es a día de hoy un término ampliamente utilizado. Pero no se puede luchar contra los elementos.

Actualmente vemos como se sigue confundiendo productividad con productividad personal y, ahora también, con efectividad personal.

Lo peor de todo es que sigue siendo mayoritariamente para vender productividad basura.

La efectividad es independiente de la cantidad

Pero el mal uso del término no altera en absoluto su esencia.

La efectividad personal —a la que normalmente nos referimos simplemente como efectividad—consiste en llevar a cabo de la manera más eficiente posible lo que tiene más sentido hacer en ese momento.

Si lo que tiene más sentido para mí es salir a dar mi caminata o ver una serie o echarme una siesta —y lo hago de manera eficiente, es decir, estando a lo que estoy— entonces estoy siendo una persona efectiva.

Si me echo la siesta pero lo hago pensando en lo que no he terminado o en lo que tengo que hacer después, no soy una persona efectiva, pero no por estar tumbado sin hacer nada, sino porque no estoy a lo que tengo que estar.

Y si estoy viendo tranquilamente una serie sentado en el sofá, porque es lo que tiene más sentido —para mí— hacer en ese momento, entonces soy una persona efectiva, aunque no esté «produciendo» nada.

Por eso, si lo que tiene más sentido en un momento dado es no hacer absolutamente nada de nada, no hacer nada productivo también es efectividad.

Lo que es fundamental entender es que la efectividad personal —la de verdad— va de enseñar a las personas a tomar elecciones alineadas con su sentido de la vida, con lo que es importante para ellas. En todos los aspectos.

Desarrollar esta competencia es imprescindible en el mundo actual, no para aumentar nuestra productividad, sino para tomar el control sobre nuestras propias vidas.

Lógicamente, como la efectividad es una competencia transversal, las personas que la desarrollan no sólo toman mejores decisiones y las implementan mejor en sus vidas, sino que esto afecta también positivamente a sus trabajos.

Pero —y esto es importante— el aumento de su productividad profesional es un efecto colateral positivo de haber mejorado su efectividad personal. No al revés.

Tu productividad mejora porque has mejorado tu vida gracias a la efectividad personal. Mejorar sólo tu productividad ni mejora tu efectividad personal ni mejora tu vida. Es más, podría incluso ocurrir justo lo contrario.

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lunes, 11 de enero de 2021

Los 7 tipos de negocios por Internet que mejor funcionan

Por: Franck Scipion

Internet es un canal de comunicación excepcional y una gran fuente de oportunidades. En los últimos años se han creado muchos proyectos online de éxito: Spotify, Uber y Airbnb son algunas de las más conocidas. Desde grandes multinacionales hasta pequeñas empresas han visto su oportunidad en el mundo online, que permite crear múltiples tipos de ... Leer más Los 7 tipos de negocios por Internet que mejor funcionan

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lunes, 4 de enero de 2021

Cómo vivir de tu pasión en 2021

Por: Franck Scipion

¿Cómo vivir de tu pasión? Esta es la pregunta del millón. La que se hacen millones de personas, incluida tú. Vivir de tu pasión es factible, aunque hay que hacer algunos matices. Empezaremos por definir lo que es vivir de tu pasión, veremos pros y contras de trabajar en algo que te apasiona y, por ... Leer más Cómo vivir de tu pasión en 2021

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