martes, 11 de diciembre de 2018

El nuevo coeficiente intelectual es la Atención

Por: Berto Pena

«El nuevo coeficiente intelectual es la Atención». La frase no es mía, sino del profesor y divulgador Gregorio Luri, sacada de esta interesantísima entrevista. Y no puedo estar más de acuerdo con él y con todo lo que esa frase representa. Tenemos un problema creciente (y descontrolado) con la falta de Atención. Niños y adultos. Que no solo afecta ya a los resultados, la “productividad” o la “gestión del tiempo”, sino a nuestra capacidad para vivir y relacionarnos.

Trabajar Duro

Los enfermos de la Atención

Cuando hace casi quince años me acerqué por primera vez a la Productividad Personal, yo era un enfermo del tiempo. No tenía tiempo, me faltaba tiempo, no sabía gestionarlo. Ahora, además de ese enfermo del tiempo, tenemos otro tipo nuevo: el enfermo de la Atención. Su principal síntoma es la incapacidad para estar en lo que está, para hacer una sola cosa, y centrarse en ella para poner todas sus habilidades y conocimiento o, sencillamente, para disfrutarla. Porque ya no es solo una cosa del trabajo.

Así es. Cuando hace años algunos de nosotros empezamos a escribir o llamar la atención sobre cosas como las Distracciones, las Interrupciones o la Multitarea, nos referíamos mayoritariamente al ámbito del trabajo, la oficina, los proyectos, las tareas diarias… Hoy, la falta de Atención se ha descontrolado y también está presente en tu vida personal, familiar, tu descanso, tus aficiones…

Un sencillo ejemplo mío…

Desde niño he sido un ávido lector. Hace solo unos pocos años yo era capaz de leer hora y pico sin levantar la cabeza. Totalmente centrado en la lectura profesional, tomando apuntes y asimilando ideas… o sumergido de lleno en una novela de ficción o un apasionante libro de Historia. Ahora me cuesta llegar a la media hora sin mirar de reojo el móvil. Y eso que me entreno para ello, hago esfuerzos, me empeño en no distraerme mediante una rutina deliberada.

¿Quién manda realmente sobre nosotros?

Oficialmente mandan cosas como las prioridades, los objetivos, los proyectos, también los sueños y las metas. Pero en la vida real, en la práctica diaria, mandan las Distracciones y la Multitarea. Y lo hacen con abrumadora superioridad. De la mano del subconsciente y los malos hábitos (o la falta de ellos) están ganando la batalla. A niños y adultos. Porque ya el trabajo, el estudio o el tiempo libre, es eso que hacemos cuando las Distracciones y las Interrupciones nos dejan. Ellos marcan nuestro ritmo de vida, lo que hacemos o lo que dejamos de hacer, lo que empezamos y dejamos. Vivimos y trabajamos a tirones. Empiezo-paro-retomo-paro-reinicio-vuelvo a parar. Y así un día y otro y otro.

Y esa falta de Atención afecta a casi todo lo que hacemos y cómo lo hacemos:

  • Las tareas se vuelven más complicadas; también se alargan más. Cada día la lista de tareas se hace más cuesta arriba.
  • Se nos escapan detalles, oportunidades o situaciones que tenemos delante.
  • Trabajamos en estado de pre-alerta constante. Ya que si llega algo nuevo, lo que sea, tenga prioridad o no, ya saltamos a ello.
  • Vivimos las cosas a medias. Momentos personales o familiares irrepetibles, o sencillamente cotidianos pero igualmente bonitos, terminan empañados porque yo y los demás estamos mirando una pantalla.

La superficialidad y precipitación que nos contagian las Distracciones y la Multitarea, hacen que cada vez hagamos cosas con menos calidad, detalle y precisión. Y que vivamos todo de forma intermitente.

Que la Atención sea una prioridad. De verdad.

El nuevo coeficiente intelectual es la Atención. La Atención primero, y la Concentración después, es lo que hace que el resto de tus cosas funcionen. Todo lo que tienes y eres (estudios, conocimiento, experiencia, creatividad, análisis…), trabaja a pleno rendimiento y como un equipo cuando estás atento y concentrado. Si no, solo son un grupo de cosas que van a su bola, por separado.

He escrito este artículo a sabiendas deque muchas personas lo verán como una reflexión “interesante”; que al terminarlo otros cogerán el móvil para mirar el Correo o su Whatsapp casi impulsivamente; y que otros se encogerán de hombros y dirán con resignación «sí, este hombre tiene razón, pero ¿qué se puede hacer?» Pues mucho. Todo.

La capacidad de Atención es algo que se puede entrenar si tienes prioridades y quieres que sean prioritarias, si quieres tomar el control de tu trabajo, si quieres pilotar tu vida de forma diferente. Es una cuestión de Hábitos personales.

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