sábado, 31 de diciembre de 2022

Once años de Consultoría Artesana

Por: José Miguel Bolívar

Como es habitual, llega de nuevo el momento de hacer balance. Son ya once años de consultoría artesana. ¡Quién lo iba a decir!

Me cuesta resumir con una sola palabra este 2022 que ahora finaliza. Intenso, extraordinario, agotador, fantástico, retador, ilusionante. Todo eso y más.

El saldo es rotundamente positivo y eso significa mucho, porque también ha habido dificultades y momentos duros.

Somos lo que hacemos repetidamente

Empiezo por mis hábitos saludables, pequeñas cosas que tienen un alto impacto en mi satisfacción personal. Decía el año pasado que parecía que me costaba mantener el ritmo simultáneamente en todas las áreas en las que me marco ciertos estándares.

Este año no ha sido así. Por fin he logrado no solo mejorar en relación con el año previo, sino superar todas mis metas. He mejorado en peso, horas de sueño, actividad física y también en lectura.

Dejé los videojuegos, que me robaban un tiempo demasiado valioso, y cambié mi estrategia de lectura.

Mi momento de leer es por la noche, en la cama. En ese contexto, los libros relacionados con la efectividad y en inglés generaban demasiada fricción. Mis agotadas neuronas se rebelaban.

Decidí probar algo distinto. Aunque ha habido de todo, la mayoría de los libros que he leído este año han sido de ficción y de fantasía. 29 libros en lugar de los 24 que me había propuesto. Muy contento, la verdad.

He descubierto a Brandon Sanderson, de quien he devorado ya gran parte de su obra. De su mano, también he descubierto a Robert Jordan, de quien he finalizado hoy el cuarto volumen de su saga, La Rueda del Tiempo.

En cuanto al peso y la actividad física, el gran descubrimiento del año ha sido la marcha nórdica. Fue realmente Jordi Fortuny quien me la descubrió hace un tiempo, pero ha sido este año cuando me lo he empezado a tomar en serio.

En septiembre hice un curso con Nordikando y desde entonces no paro. Me encanta, me sienta fenomenal y, por si fuera poco, está jugando un papel clave en el peso, ya que he perdido a razón de un kilo por mes desde que empecé.

Para el año que viene, voy a intentar mantener el ritmo de lectura, mejorar mi técnica de marcha nórdica —además de hacer algunas rutas largas—, y perder otros dos o tres kilos, hasta llegar a mi objetivo.

La vida es lo que ocurre mientras tú haces otros planes

En cuanto a lo profesional, ha sido como vivir cinco o seis años en solo uno. Para mí, que en el pasado era un sobreplanificador compulsivo, la mayor satisfacción ha sido comprobar lo útil que es la planificación adaptativa. O, como decimos Jordi y yo, el «vamos viendo xtreme»

Hace ya mucho que sustituí los objetivos por la claridad de ideas. En mi experiencia, contar con una buena brújula y un mapa actualizado supera con creces al itinerario mejor planificado.

Enero llegaba con grandes perspectivas. Habíamos hecho los deberes, optimizando y automatizando procesos.

También había con nosotros dos personas a punto de certificarse como GTD trainers y nos disponíamos a lanzar el Nivel 3 de la formación GTD oficial.

En resumen, teníamos todo listo para disfrutar cómodamente del año en nuestra zona de confort.

Aquello duró solo unas semanas.

Adiós a GTD

A finales de enero nos informaban de que la David Allen Company cambiaba su estrategia comercial y dejaba de operar directamente en España. Si quieres más detalles, los tienes aquí.

Tan solo unas semanas después estallaba la guerra de Ucrania, con todo lo que ello ha significado en los meses posteriores. Parafraseando a los chicos de Supertramp, uno de mis grupos favoritos, Crisis? What crisis?

Ha llegado el momento de practicar el «vamos viendo xtreme», así que Jordi y yo nos lanzamos a hacer varias sesiones de ese deporte de riesgo tan pasado de moda: pensar.

Tenemos claro quiénes somos y dónde estamos. También sabemos qué queremos. Y no queremos seguir vinculados a la formación GTD oficial.

Una nueva OPTIMA LAB

En consecuencia, el proyecto original OPTIMA LAB pierde sentido, por lo que decidimos ponerle fin en lo que serán las últimas jornadas. Ahora, OPTIMA LAB somos únicamente Jordi y yo y nuestra intención es seguir así.

Por otra parte, somos conscientes de que, gracias a nuestro paso por la David Allen Academy, tenemos mucho que aportar al mundo de la efectividad. Y, además, queremos aportarlo.

Nuestro planteamiento inicial era desarrollar una versión de GTD más amigable didácticamente, pero dedicándole los mínimos recursos, para poder centrarnos en nuestro gran proyecto futuro.

Un futuro ambicioso

Un proyecto futuro centrado en desarrollar un framework —una «caja de herramientas»— para que cada persona pudiera crear su propio método de efectividad personal.

Como también sabemos que hacer llegar la efectividad a todo el mundo es una visión ambiciosa que difícilmente podemos hacer realidad nosotros dos solos, queríamos diseñar un modelo fácilmente escalable, para que cualquier persona que quiera pudiera formar parte de él.

Contactamos con nuestros editores y les encanta el proyecto. El roadmap está claro: desarrollamos la versión amigable de GTD y el nuevo framework, escribimos el libro, desarrollamos los materiales didácticos y luego todo el programa de certificación.

Sin embargo, todos estos planes, por muy ilusionantes que sean, van a tener que esperar hasta el verano. Teníamos muchos compromisos ya adquiridos con clientes.

Cuando llega julio nos ponemos manos a la obra. Trabajando en paralelo, vamos desarrollando la versión amigable de GTD, el nuevo framework y escribiendo el libro.

Y no solo eso. También hay que pensar en el 1 de septiembre, fecha en la que finaliza el contrato con la David Allen Company. Hay que tenerlo todo preparado para entonces.

Un verano hiperproductivo

La verdad es que ha sido un verano con una productividad espectacular. Cuando llegó el 1 de septiembre no solo teníamos todo listo, sino que habíamos desarrollado el framework, escrito casi medio libro y desarrollado gran parte de lo que luego sería el DISCOVERY.

Durante el proceso, nos damos cuenta de que la versión amigable de GTD no nos convence. Una vez empezamos a profundizar en el tema, descubrimos que allí hay mucho potencial, que se puede hacer algo muy grande, un GTD remasterizado y sin ruido.

A finales de octubre lanzamos el DISCOVERY y el primer curso nos confirma que tenemos algo muy potente entre manos. Adiós a la fricción, a la frustración de saber que lo que vas a decir se va a malinterpretar.

Es muy satisfactorio comprobar cómo las personas pueden aprender fácilmente a aplicar las buenas prácticas de GTD sin necesidad de cinco pasos, ni de proyectos, ni de contextos, ni del resto de la jerga GTD.

La realidad duele

Sin embargo, la primera edición del DISCOVERY también nos echa un jarro de agua fría por encima. Habíamos planteado el curso con un enfoque learning by doing —aprender haciendo—, muy en línea con el planteamiento aplicado al framework y al libro.

El experimento fue un fracaso. A la mayoría de la gente no le gusta que la enfrentes a un problema sin decirle cómo afrontarlo. Prefiere que le expliques tú cómo hacerlo y luego repetirlo ella. Vamos, que prefiere el learning by repeating.

Evidentemente, para la segunda iteración habíamos vuelto al modelo que la gente quiere, al que está acostumbrada. Este cambio, sin embargo, nos provocó una crisis en nuestro otro proyecto.

Una crisis que se vio reforzada de algún modo al hablar con nuestros editores, que nos confirmaron que a la gente le gusta la personalización, pero sin riesgos.

Una cosa es «tunear» un método que te dan como punto de partida y otra, muy distinta, tener que construir tú tu propio método, de principio a fin.

Aplicando el «vamos viendo xtreme»

Así que hay que volver a pensar. Retomar la brújula, analizar la nueva información y tomar decisiones. Nadie dijo que fuera fácil. Por ejemplo, ¿qué hacemos con el libro que tenemos casi escrito?

En estas situaciones es cuando me gusta releer «Todo lo que ganas cuando sabes perder». Jordi y yo lo tenemos claro: efectividad es hacer bien las cosas correctas. Cueste lo que cueste.

A corto plazo, vamos a centrarnos en desarrollar y potenciar OPTIMA GTD al máximo.

Entre otras cosas, queremos ofrecer un programa de certificación para que cualquier persona que lo desee pueda certificarse e impartir formación en OPTIMA GTD. Cuando terminemos de perfilar los detalles los iremos compartiendo en nuestros blogs.

También hemos decidido, ahora, en diciembre, tomar la distribución de un nuevo producto centrado en la toma de decisiones. Creemos que «marida» estupendamente con el resto de lo que hacemos, así que Jordi y yo nos vamos a certificar como Master Trainers y Coaches en enero.

Las últimas semanas del año las hemos dedicado —aparte de a trabajar mucho (ya con OPTIMA GTD)— a redefinir la estrategia de publicaciones. Gran parte de este trabajo ha sido tener en cuenta las necesidades de las personas a las que podemos aportar algo de utilidad.

¿Por qué un libro si pueden ser cinco?

Por ejemplo, hay personas que llevan años «peleándose» con GTD sin conseguir que les funcione como esperaban. Algunas habrán tirado la toalla y otras seguirán «en la lucha». Son personas que quieren recuperar el esfuerzo invertido, por sí solas, sin ayuda de nadie.

Vamos a escribir un libro (libro 4º) específicamente para ellas. Será un libro que en lugar de explicar GTD, lo traducirá, eliminando la jerga y facilitando la comprensión de sus buenas prácticas.

Hay otras personas —la mayoría— que viven muy alejadas de la efectividad y que podrían mejorar sustancialmente sus vidas con un pequeño puñado de buenas prácticas. Son personas que nunca llegarán a algo como GTD, ni con jerga ni sin ella, simplemente, porque es mucho más de lo que necesitan.

También vamos a escribir un libro (libro 5º) para ellas. Será un método «tuneable», algo muy potente y, a la vez, mucho más sencillo y asequible que el framework que habíamos creado.

Por último, entendemos que hay un grupo de personas que sí adoptarían las buenas prácticas de GTD si no fuera por la jerga GTD.

Para este grupo vamos a escribir una trilogía (libros 1º, 2º y 3º). Serán además los libros que entreguemos en nuestras formaciones de OPTIMA GTD (DISCOVERY, EXPERIENCE y MASTERY).

Queremos publicar estos cinco en los próximos dos años, tres en 2023 y el resto en 2024. Os iremos contando.

Y eso es todo por ahora. A ver cuánto de esto se ha cumplido y cuánto ha cambiado dentro de un año. Pase lo que pase, lo disfrutaremos gracias al «vamos viendo xtreme».

Muchas gracias, de corazón, por haber llegado hasta aquí. Te deseo un 2023 repleto de lo que para ti sea más valioso e importante. Un fuerte abrazo.

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viernes, 2 de diciembre de 2022

Productividad Personal Edición 2022: Reflexiones Día 14

Por: José Miguel Bolívar

En este décimo cuarto post de Productividad Personal Edición 2022 vamos a continuar con la parte de mi libro que trata sobre cómo delegar en GTD y también sobre la famosa regla de los dos minutos.

Una vez más, he detectado varias sobrecomplicaciones consecuencia de la ignorancia y el fundamentalismo que padecía cuando escribí el libro. Vamos a intentar explicarlo mejor ahora.

Delegar en GTD

En GTD, Delegar es el nombre que se le da a una de las seis decisiones que se pueden tomar en el paso Aclarar.

Personalmente, creo que es un «pegote» innecesario y que Allen la puso ahí porque tenía que ponerla en algún sitio para luego poder «vender» la lista A la espera y no sabía en qué otro sitio ponerla.

O eso o por marketing, para que quedaran tres decisiones a cada lado del flujo de trabajo. Sería muy posible, conociendo la obsesión de Allen por los juegos de palabras y teniendo en cuenta que en la versión en inglés las tres opciones de este lado del diagrama de flujo comienzan por «D»: Do, Delegate, Defer.

Se trata de una situación de hecho muy parecida a la de las Agendas, que no son más que un contexto de persona. Ponerles su propio nombre las hacía más «vendibles».

Al margen de lo anterior, meter aquí la decisión de Delegar es, en mi experiencia, otro de los muchos errores didácticos de GTD, básicamente porque es una falsa opción que genera mucho ruido. Me explico.

Si una siguiente acción la tiene que hacer otra persona, pueden darse dos escenarios, que la puedas delegar ahora mismo, mientras aclaras, o que requiera una acción previa en la que delegarla.

El primer escenario es simplemente un caso concreto de aplicación de la regla de los dos minutos, luego sobra.

El segundo escenario es también un caso concreto del paso Aplazar, luego también sobra.

Por si no fuera suficiente el despropósito que es por sí Delegar, luego voy yo en el libro y me pongo en plan fundamentalista diciendo que tienes que delegar sí o sí a nada que sea posible.

Bueno, pues esto fue de mi cosecha, porque desde luego GTD no dice nada de eso. Allen no entra en ningún momento en la conveniencia y mucho menos en la obligación de Delegar.

Allen solo dice que si hay alguien que consideres mejor opción que tú para hacer una siguiente acción, la delegues (si quieres, claro).

La prueba palpable de que Delegar es un «pegote» didáctico es que a día de hoy, en la versión remasterizada y sin ruido de GTD que Jordi y yo hemos creado, no existe nada que se llame Delegar.

Curiosamente, nadie lo echa en falta (lógico, porque sobraba) ni pregunta por ello en los cursos. ¡Ah! Y, por supuesto, cuando algo hay que delegarlo se delega sin más complicación y se pone el consiguiente recordatorio.

La regla de los dos minutos

De todos los que hay, que son muchos, la regla de los dos minutos es el segundo mayor despropósito didáctico de GTD después del concepto «proyecto».

Siendo una idea excelente y con todo el sentido del mundo —la toma de conciencia de que existe un umbral de eficiencia a la hora de decidir entre hacer en el instante o poner un recordatorio— el marketing arruinó la didáctica.

Podría haber sido la regla de los diez segundos, pero no, tenía que irse a los dos minutos que, ya puestos, podría haber sido también el cuarto de hora.

Cuando escribí el libro ya tenía amplia experiencia con los desaguisados que causaba este nombre aparentemente tan «resultón».

Por eso en el libro me pongo en plan fundamentalista y digo que ni te acerques a ella. Créeme, mi intención era buena.

He visto muchos sistemas GTD dejar de progresar por caer en el agujero negro de la regla de los dos minutos malentendida.

Como anécdota, un lector del blog compartió hace ya años un post mío titulado «La arriesgada regla de los dos minutos» en GTD Connect, el foro oficial de la David Allen Company.

Pues bien, me dieron un buen «tirón de orejas» por criticar lo que —muy probablemente— sea la característica estrella a la hora de vender GTD.

De nuevo, la prueba más evidente de que este nombre es un error es que en nuestro OPTIMA GTD DISCOVERY hemos resuelto el problema de raíz.

Y ha sido tan fácil como sustituir la desafortunada pregunta «¿lo puedes hacer en menos de dos minutos?» por «¿lo puedes hacer ahora, en un instante?».

Todo el mundo la entiende y a nadie se le ocurre meter una tarea en una carpeta «Hacer».

No, no te sorprendas, he visto a mucha gente guardar en una carpeta con ese nombre las tareas que iba a hacer luego, en menos de dos minutos.

Y con esto llegamos al final de este post tan criticón, ja, ja, ja. En la próxima entrega continuaremos en el apartado «Aplazar es la clave de la eficiencia». ¡Hasta entonces!

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