martes, 31 de enero de 2017

Importancia y urgencia en entornos VUCA

Por: Jerónimo Sánchez

IncendioSolo por si acaso: no, no voy a hablar de la matriz de Eisenhower. Ya sé que lo que nos han dicho toda la vida que tenemos que hacer, si queremos mejorar nuestra productividad personal, es aprender a organizarnos y priorizar. Y que la mejor manera de hacerlo es clasificar las tareas según su importancia y urgencia utilizando la técnica del famoso general norteamaricano. Solo hay un pequeño detalle: la naturaleza del trabajo ha cambiado mucho desde entonces, y como seguramente te habrás dado cuenta si has intentado llevar a la práctica esta técnica, hoy en día ya no funciona.

Esta y otras técnicas son el pilar sobre el que se asientan muchos cursos de gestión del tiempo desde hace décadas. Un paradigma este —el de la gestión del tiempo— que lleva años haciendo aguas por todas partes, como muchas organizaciones ya han descubierto, a veces de mala manera. La cuestión es que hemos pasado de ser trabajadores de carácter principalmente manual, a profesionales del conocimiento. La importancia y urgencia de las cosas ahora cambian a mucha mayor velocidad, y la cantidad de cosas que nos gustaría hacer sobrepasa con mucho la cantidad de tiempo que tenemos disponible para hacerlas.

Esta nueva naturaleza del trabajo, que muchos han calificado como VUCA —acrónimo de la expresión inglesas «volátil, incierta, cambiante y ambigüa»—, ha cambiado completamente las reglas de juego de la productividad personal. Ya no es suficiente con saber hacer el trabajo por el que te pagan «oficialmente», también es necesario aprender a trabajar de una manera distinta, como parte del desarrollo de las competencias blandas o cualidades que son indispensable para los profesionales del siglo XXI. Entender que las prioridades no se asignan, sino que se tienen y evalúan sobre la marcha. Y que gran parte de las urgencias con las que tenemos que lidiar cada día en realidad tienen su origen en una forma de trabajar «obsoleta» y, por tanto, son completamente evitables.

Para evaluar correctamente las prioridades en un mundo VUCA, y por tanto decidir mejor qué hacer en cada momento, es necesario contar con un inventario completo y permanentemente actualizado de todos los compromisos adquiridos, con los demás y con uno mismo. Para ello, debemos asegurarnos de desarrollar un flujo de trabajo tal que nos permita «canalizar» todos los inputs que requieran una potencial acción, de manera que podamos aclarar su significado, identificando los resultados que queremos alcanzar y cuál —o cuáles— son las siguientes acciones que requieren. Sólo mediante la revisión de un sistema de recordatorios realmente completo y actualizado, es posible elegir aquello que tiene más sentido hacer en cada momento, con la confianza de que estamos haciendo primero aquello que tiene más valor para nosotros, teniendo en cuenta las circunstancias.

En cuanto a las cosas urgentes, aunque un porcentaje de ellas son realmente urgencias, la mayoría son simplemente el fruto de una mala gestión de nuestros compromisos. Por ejemplo, somos muy dados a posponer la fecha de inicio de las cosas que tienen una fecha límite lejana en el tiempo. Es decir, como todavía no urge, preferimos trabajar en otras cosas que «supuestamente» son más importantes o urgentes. Y al final, ya sabemos lo que pasa: estrés, frustración, baja calidad por las prisas y fechas incumplidas.

En un mundo VUCA, la mejor estrategia es empezar a trabajar en las cosas tan pronto aparecen en nuestro radar, avanzando cada día un poco con muchas cosas en paralelo. Esto contrasta enormemente con el hábito de muchas personas de trabajar en cada asunto de manera exclusiva hasta que ya no pueden seguir avanzando, momento en que se plantean entonces cambiar a otro asunto. Agrupar lo que tenemos que hacer según lo que nos limita para hacerlo te permite aprovechar mejor tus recursos —por ejemplo, si estás con tu jefe, trata todos los temas que tienes que tratar con tu jefe, independientemente de a qué asunto pertenezcan, en lugar de tener que molestarle a cada rato con una cosa distinta, simplemente porque pertenecen a proyectos diferentes. Trabajar por contexto, tiempo y energía disponible, a la larga, te permitirá terminar las cosas mucho antes, sin estrés y con una mayor calidad, reduciendo al mismo tiempo el número de las urgencias futuras autoinducidas.

En definitiva, hoy, como hace décadas, seguimos teniendo que lidiar con cosas más y menos importantes, y con cosas más y menos urgentes. Pero definitivamente, tenemos que aprender a lidiar con ellas de una manera muy distinta a como lo hacían nuestro padres y abuelos. Los entornos VUCA y la nueva naturaleza del trabajo imponen formas de hacer diferentes. Cuanto antes lo interiorices, más rápido estarás en el camino de mejorar tu efectividad personal.


En la productividad personal, el tamaño sí importa

lunes, 30 de enero de 2017

El voluntarismo acaba con tu efectividad

Por:

Hay más trabajo que horas y solo hay una solución: la palabra «No».

No necesitas organizarte mejor, sólo debes eliminar la mayoría de las cosas de tu lista interminable de tareas.

El voluntarismo de comprometerte con buena intención con más cosas de las que eres capaz de hacer es garantía para dejar de ser una persona efectiva. Porque las personas efectivas, tienen que claro qué es lo tienen que hacer y qué es lo que no tienen que hacer, saben cual es la aportación de valor de lo que hacen y asumen, sintiéndose bien con ello, que habrá cosas a las que no van a llegar… por el momento.

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domingo, 29 de enero de 2017

La leyenda de la multitarea o por qué debes dejar de intentar hacer varias cosas a la vez

Por: Franck Scipion
multitarea

Dime si te suena esta situación.

Estás en tu ordenador trabajando para uno de tus clientes mientras revisas Twitter de vez en cuando, contestas un email y mandas un Whatsapp a otro cliente que anda preguntando.

Y sí, eres capaz de hacerlo todo a la vez. Deberías estar orgulloso, ¿no?

No, ni mucho menos.

Todos somos capaces de hacer 2 o 3 cosas a la vez. Por supuesto, puedes estar hablando por teléfono con tu mujer y a la vez contestar un email urgente que te acaba de entrar.

Pero lo que no puedes es concentrarte en ambas tareas y hacer bien tu trabajo.

Tarde o temprano tu mujer acabará por decirte “¿me estás escuchando?”, o te darás cuenta de que has enviado un email con faltas de ortografía y hasta con frases sin sentido.

Y por eso hoy quiero que entre tú y yo matemos a la multitarea.

Quiero que desaparezca de tu negocio y de tu vida para siempre porque no sirve para nada. ¿Quieres que te demuestre por qué?

Sigue leyendo (y no lo hagas mientras haces otra cosa, por favor).

Las 2 principales razones por las que debes eliminar la multitarea a partir de hoy

#1 Tu cerebro NO está preparado para ser multitarea

Creemos que nuestro cerebro es impresionante. Y lo es. Pero no tiene esa capacidad mágica que creemos para estar a 4 cosas a la vez y hacerlas todas bien… por supuesto que no.

Para empezar, es imposible concentrarse en 2 cosas a la vez. 100% imposible. Necesitarías 2 cerebros para dedicar el 100% de cada uno de ellos a cada tarea, y eso por ahora, no se puede hacer (ni creo que se pueda hacer a corto plazo).

Cuando estás en “modo multitarea” lo único que consigues es cometer más errores y tardar más en hacerlo todo. Volvamos al ejemplo anterior.

Estás creando algo para tu cliente mientras escribes un tweet, revisas el correo y contestas un Whatsapp. ¿Qué pasa aquí?

  1. Tu cerebro no está trabajando para dar lo mejor para tu cliente: entregarás un trabajo mediocre, falto de creatividad y de sentido. No estás dando el 100%. Para ser sincero, no estás dando ni el 50% a tu cliente.
  2. Tardas el doble en hacerlo todo: como tienes que estar cambiando de pestaña, cogiendo el móvil y volviendo a pensar en qué estabas haciendo con tu cliente, tardas en situarte y vas más lento.
  3. Te agobias: parece que estás haciendo muchas cosas, te sientes más ocupado y te agobias más. Si hubieras hecho estas tareas de una en una todo hubiera sido más rápido, limpio y ordenado.

Lo haces todo peor, tardas más y encima tienes la sensación de estar haciendo demasiadas cosas.

¿Empiezas a odiar la multitarea? Bien, vas por el buen camino.

#2 Hacer muchas cosas a la vez NO significa ser más productivo

Te voy a ser sincero: mi negocio ha mejorado, yo he sido más feliz y he visto más avance en Lifestyle al Cuadrado a medida que hacía menos cosas.

Cuantas menos tareas tengo o menos cosas hago, más tiempo tengo para pensar y recapacitar sobre todo mi trabajo. Y eso solo me lleva a otro lugar: seguir eliminando tareas y centrándome en las pocas que me generan felicidad e ingresos.

Todo lo demás no es productivo.

Hemos visto que probablemente tardes mucho más en hacerlo todo si vas cambiando de una tarea a otra. ¿Por qué? Porque tu cerebro, cada vez que cambia de tarea, tiene que adaptarse.

Y eso implica que necesita de cierto tiempo para enfocarse. Es el coste de la adaptación. Por eso siempre recomiendo, por ejemplo, crear tus posts de la siguiente forma:

  1. Un día haces una investigación sobre todo lo que podrías escribir, apuntas ideas y las guardas.
  2. Otro día pones título a todos los posts, aunque sean provisionales y defines sobre qué vas a hablar más o menos.
  3. Otro día los escribes, sin corregir y sin maquetar hasta que pones el último punto.
  4. Otro día revisas el post, lo maquetas y lo dejas listo para publicar.

El cerebro se concentra cada día en hacer una sola tarea. Eso maximiza tu productividad porque tardas menos en hacer cada una de ellas.

Cambiar el chip de investigación a títulos, de títulos a escribir y de escribir a corregir en un día, tiene un gran coste de tiempo. Además, lo harás todo peor porque irás arrastrando ese coste de una tarea a otra.

Al final no será la mejor idea, el título será mejorable, el post estará falto de contenido y la revisión se hará rápida y mal porque estarás cansado.

Si hacerlo todo seguido es malo, imagina lo que ocurre si lo haces todo a la vez: desastre total.

Una tarea, un momento para hacerla.

Cómo abandonar tu adicción a la multitarea con éxito

Estás enganchado a la multitarea, admítelo.

Es tan adictiva como la Coca Cola o el tabaco. Y, para tu negocio, igual de perjudicial que esos asesinos silenciosos. Por eso te daré mi plan de acción para que elimines la multitarea a partir de hoy mismo.

Paso nº 1: cero distracciones

Este paso es difícil, pero difícil de verdad, porque te exige:

  1. Crear un calendario con bloques de tiempo asignados a tareas: crea un calendario en la herramienta que prefieras (me da igual que sea Google Calendar, Trello… ) y asigna bloques de tiempo a diferentes tareas. Por ejemplo, yo tengo varias horas de deep work en las que solo pienso en cómo mejorar el negocio, nuevas ideas, nuevos productos, etc. Y si no pongo esas horas en mi calendario, no lo hago.
  2. Cerrar el email y asignarle un horario: solo vas a mirar el email 2 veces al día en un horario establecido en tu calendario. Fin.
  3. Quitar todo lo que te mande notificaciones insignificantes: Whatsapp, Facebook, Twitter, Slack y todos estos Time Killers se quedan desactivados. No necesitas ni una sola notificación emergente en tu ordenador ni una alerta salvo que te llamen por teléfono (y a veces ni eso).
  4. Cumple con lo que le has prometido a tu calendario: si asignas 2 horas a trabajar para un cliente, cúmplelo. Cuando termines esas 2 horas podrás hacer otra cosa, pero mientras tanto no hay urgencias ni nada que te haga cambiar a otra tarea.

Solo con esto estarás ganando unos 10 minutos por cada hora de trabajo. Y si trabajas 8 horas al día, 5 días a la semana, estamos hablando de recuperar más de 6 horas.

Sí, la multitarea te quita 6-7 horas cada semana.


La multitarea te roba entre 6 y 7 horas semanales
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Paso nº 2: crear días temáticos

¿Y si cada día de tu semana estuviera dedicada principalmente a hacer una sola tarea?

Sí, tendrías más tareas en tu calendario, pero sabrías que el objetivo principal de cada día es cumplir esa y solo esa. Hasta que no la hayas terminado, no pasas a otra y por supuesto no la mezclas con otra.

Por ejemplo:

  1. Lunes: escribir un artículo para el blog.
  2. Martes: poner las facturas al día, hacer un repaso de la contabilidad y ver que todo está bien.
  3. Miércoles: trabajar para el principal cliente de la semana y avanzar en la entrega de ese proyecto.
  4. Jueves: reunirte con un nuevo cliente.
  5. Viernes: hacer networking enviando 2 emails a nuevas personas o a alguien que lleves tiempo sin contactar.

Ponte un objetivo para cada día y verás como la multitarea no te frena para cumplirlo.


Ponte un objetivo para cada día y cumplirás con tus promesas
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Paso nº 3: acostúmbrate a decir que no

Esta cita de James Altucher lo define muy bien:

Si algo no es un “¡Por supuesto!” entonces es un “no”.

Si algo no te apasiona, no te motiva o te lleva a decir “¡Claro que quiero hacerlo!” la respuesta a ese algo es “no”.

  • ¿Te piden una entrevista para un blog que no conoces, que no te suena y con preguntas genéricas? Di que no.
  • ¿Un posible cliente no te motiva para nada y, más allá del dinero, no te aporta felicidad trabajando? Di que no.
  • ¿Te invitan a un evento y no te interesa ir porque quieres disfrutar con tu familia de unas vacaciones? Di que no.

Y así hasta el infinito.

Diciendo que sí a todo es como acabarás con más tareas de las que puedes abarcar. E inmediatamente acabarás recayendo en la multitarea porque parecerá que no hay otra forma de avanzar.

Sé justo contigo mismo. Sé realista. Tu tiempo es tu tesoro, cuídalo.


Si te proponen algo y no es un sí inmediato, entonces es un no
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Paso nº4: céntrate en lograr pequeñas metas

¿Recuerdas cuando hablamos de los propósitos para el 2017? Sí, enero es un mes de proyectos y lanzamientos. Todos llenamos nuestras agendas con miles de objetivos y organizamos varios meses al milímetro.

Pero la realidad es que la amplia mayoría de veces todos esos planes son irreales. Queremos hacer demasiado y lo único que conseguimos es saturarnos.

No te estoy queriendo decir con esto que plantearse retos sea malo. Lo que es malo es fijarnos metas inalcanzables.

Márcate objetivos asequibles que sean sencillos de lograr y que te ayuden a llegar más lejos poco a poco. Y para eso te recomiendo que te fijes minihábitos.

En este post, Jordi Sánchez te explica cómo instauró una rutina de minihábitos para alcanzar su objetivo final: levantarse a las 6 de la mañana. En vez de intentar levantarse de inicio a esa hora, lo que está haciendo es lo siguiente:

  • La primera semana se obligó a irse más temprano a la cama (eso le ayudaría a estar más descansado y que le resulte más sencillo madrugar).
  • La segunda se levantó a las 07:20.
  • La tercera a las 07:00.
  • Y en las demás seguirá madrugando cada semana un poco más hasta que alcance su objetivo.

Pequeños logros que le ayudan a avanzar. En cambio, si hubiese intentado levantarse a las 6 desde el primer día, lo más probable es que al cabo de unas semanas hubiese abandonado.

Como dice él en su post, solo con que te levantes 15 minutos antes durante 5 días, ya consigues ahorrar más de una hora a la semana. Esto es un gran ejemplo del poder del hacer.


Márcate objetivos que sean sencillos de lograr y que te ayuden a llegar más lejos poco a poco
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Repite conmigo en alto: “nunca más volveré a hacer multitarea”

Ya está, hazlo.

Quiero que te comprometas a que no vas a volver a hacer multitarea dejando un comentario y diciendo conmigo “Franck, ¡nunca más volveré a hacer multitarea!” o compartiendo este tweet.


Nunca más volveré a hacer multitarea, ¡muerte a la multitarea!
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Será como firmar en un papel tu contrato con esta promesa y, de paso, ayudarás a que otros dejen de basar su tiempo en algo tan poco productivo y útil.

¿Me ayudas a difundir el mensaje?

Fotografía: overhead of office life of a businessman / businessman coffee break (Shutterstock)

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Pensar y decidir sobre objetos y significados

Por: José Miguel Bolívar

Para muchas personas, OPTIMA3® o GTD® son metodologías «complejas» o, al menos esa es la sensación que tienen. En realidad, estas metodologías son tan simples como el mecanismo de un lápiz y por eso cualquier persona puede usarlas. El motivo por el que son tan simples es que todo el mundo sabe capturar cosas, decidir sobre ellas, ponerse recordatorios, revisar listas y hacer cosas.

La supuesta complejidad de OPTIMA3®, o de GTD®, es en realidad la complejidad del día a día. La mayoría de los sistemas de organización personal fracasan, entre otras razones, porque ofrecen una visión artificialmente sobre-simplificada de la realidad, es decir, porque transmiten la sensación de que las cosas son mucho más sencillas de lo que realmente son. Por eso, cuando la gente empieza a usar metodologías «serias» como OPTIMA3® o GTD®, y descubre la complejidad real de su día a día, en lugar de admitir que han estado viviendo en algo parecido a los Mundos Pinypon hasta ese momento, lo que hace es culpar a la metodología en lugar de a la complejidad de sus vidas.

Mi sensación es que, durante el proceso de gestación de GTD®, David Allen se encontró de manera habitual, como nos encontramos todos los formadores en efectividad personal, con este tipo de queja recurrente, y que eso pudo influir en la forma final de la metodología. Insisto en que es una impresión muy personal, carente de ningún tipo de evidencia o confirmación. El caso es que, como ya he comentado por aquí, creo que determinados aspectos de GTD® pueden resultar excesivamente simplificados para determinado tipo de personas, y eso se nota en la dificultad que conlleva para ellas la comprensión y aplicación de esos aspectos de la metodología.

Uno de los objetivos de OPTIMA3® es precisamente profundizar en estos aspectos sobre-simplificados, con la intención de facilitar su comprensión y aplicación a todo el mundo. Por ejemplo, el paso de Procesar o Aclarar de GTD® es uno de los aspectos que en OPTIMA3® se aborda de forma diferente, más «compleja» dirían algunos 😉 Vamos a ver cómo.

Cuando procesamos o aclaramos en GTD® lo hacemos con cada «objeto» de la bandeja de entrada, pero también lo hacemos – simultáneamente – con su «significado». La pregunta «¿qué es?» que aparece en los diagramas de flujo de GTD® parece referirse únicamente al «objeto», pero la metodología aclara que en realidad se refiere – sobre todo – a «¿qué significado tiene esto para mí?». A partir de aquí, tenemos un problema potencial entre manos, ya que lo que hay que hacer con el «objeto» puede coincidir o no con lo que hay que hacer con su «significado». De hecho, en algunos casos coincide y en otros – en la mayoría – no coincide.

En OPTIMA3® el paso de GTD Procesar o Aclarar se llama Transformar y Concretar. «Transformar» porque se transforman «cosas» en «objetos» y «significados». «Concretar» porque cualquier Compromiso resultante de Transformar un «significado» tiene que ser «tachable», bien sea una UPA o un RAT.

En GTD®, las preguntas iniciales al Procesar o Aclarar son «¿qué es?» (que a su vez incluye «¿qué significado tiene para ti?») y, a continuación, «¿requiere acción?». Sin embargo, cuando en OPTIMA3® Transformamos y Concretamos, lo que hacemos es un proceso dual que abarca tanto al «objeto» como a su «significado», pero en lugar de simultáneamente, como en GTD®, lo hacemos por separado.

Al Transformar, primero tomamos el «objeto» y nos preguntamos «¿qué es esto?». A diferencia de en GTD®, la pregunta se refiere únicamente al objeto físico. Algunas respuestas posibles pueden ser: un email, una llamada perdida, un post-it, una foto, un folleto publicitario, etc.

En un segundo paso, pensamos en el «significado» del «objeto» y nos preguntamos «¿qué significado tiene para mí?». Algunas respuestas posibles pueden ser: una petición de mi jefe, un cliente que ha intentado localizarme, un idea para estas vacaciones, un compromiso que he adquirido, SPAM, etc.

El tercer paso sería hacernos una serie de preguntas únicamente sobre el «significado»:

  1. ¿Tengo que hacer algo con ello antes de una fecha objetiva?
  2. ¿Si no hago nada con ello en los próximos 7 días, puede tener consecuencias indeseables para mí?
  3. ¿Tengo un compromiso firme de hacer algo con ello en los próximos 7 días?
  4. Si la respuesta a las tres preguntas anteriores es «no», entonces es necesaria una cuarta pregunta: ¿Necesito revisarlo por si quiero o tengo que hacer algo con ello en un futuro?

Si la respuesta a alguna de las tres primeras preguntas es «sí», entonces ese «significado» es un Compromiso y requiere acción. En ese caso, hay que Concretar cuál es el RAT deseado y la primera UPA para alcanzarlo. Luego hay que seguir pensando y decidiendo sobre ello para, una vez decidido, generar los recordatorios correspondientes y organizarlos.

Si la respuesta a las tres primeras preguntas es «no» y la respuesta a la cuarta pregunta es «sí», entonces ese «significado» es una Posibilidad, que hoy por hoy no requiere acción. En ese caso, hay que generar el recordatorio correspondiente y organizarlo.

Como puedes ver, el resultado de Transformar un «significado» que requiere, o puede requerir acción, es decir, un Compromiso o una Posibilidad, siempre da lugar a la generación de recordatorios, que luego hay que organizar. Además, en el caso concreto de los Compromisos, antes de generar los recordatorios, hay que Concretar cuál es el RAT deseado y la primera UPA.

Si la respuesta a las cuatro preguntas anteriores es «no», entonces podemos Ignorar el «significado» y hemos terminado de Transformarlo y Concretarlo, ya que no necesitamos generar ni organizar ningún recordatorio.

Una vez Transformado y Concretado el «significado», el cuarto paso consiste en hacernos preguntas únicamente sobre el «objeto» para Transformarlo:

  1. ¿Me puede servir? Si no me puede servir, entonces ese «objeto» es Basura y hay que tirarlo.
  2. Si me puede servir, entonces la siguiente pregunta es ¿está relacionado con alguna de mis UPAs o RATs actuales?
    1. Si no está relacionado con ninguna de mis UPAs o RATs actuales, entonces el «objeto» es Material de Archivo y debo organizarlo (archivarlo) en el Archivo correspondiente.
    2. Si está relacionado con alguna de mis UPAs o RATs actuales, entonces el «objeto» es Material de Soporte y debo organizarlo (conservarlo) en el contenedor temporal adecuado hasta que se completen las UPAs o RATs correspondientes

Como ves, las únicas tres opciones aplicables a un «objeto» son tirarlo, conservarlo en un contenedor temporal, por si es necesario para una UPA o un RAT, o archivarlo. En el caso de conservarlo para una UPA o RAT, una vez completada la UPA o alcanzado el RAT, habría que tirar el «objeto» o archivarlo.

¿Dónde está entonces el problema con GTD®? Vamos a ver algunos ejemplos.

Ejemplo 1: Encuentro en el buzón de casa un folleto publicitario sobre reparación de tejados y yo estoy pensando reparar el tejado de casa este verano. ¿Cómo proceso o aclaro y, sobre todo, cómo organizo eso en GTD®? ¿Lo archivo o lo incubo? La respuesta es poco evidente y, de hecho, la opinión está normalmente bastante repartida entre ambas opciones. ¿Por qué? Muy sencillo, porque el «significado» es lo que en OPTIMA3® llamamos una Posibilidad y por tanto deberíamos generar un recordatorio y «enfriarlo» (en OPTIMA3®) o «incubarlo» (en GTD®). Sin embargo, el «objeto» es Material de Archivo y por tanto debería archivarse. De ahí surge la confusión.

Por cierto,  habrás observado que en OPTIMA3® no se «incuba», sino que se «enfría». Escribiré un post detallado sobre por qué esto es así y cómo y con qué contenedores se «enfría».

Ejemplo 2: Un amigo me recomienda una serie que le ha encantado y yo apunto el nombre de la serie en un post-it. En este caso, el «significado» es «una serie que podría querer ver algún día», es decir, es también una Posibilidad, como en el Ejemplo 1. Lo que tengo que hacer con ese «significado» es lo mismo de antes, es decir, generar un recordatorio y enfriarlo. A diferencia de lo que ocurría en el Ejemplo 1, aquí el «objeto», o sea, el post-it, es Basura, por lo que debería tirarlo.

Ejemplo 3: Mi jefe me envía un Whatsapp pidiéndome que le envíe un email con el informe final de un proyecto en cuanto lo tenga. En este caso, el «significado» es «una petición de mi jefe» y requiere acción por mi parte. De hecho, requiere varias acciones, ya que primero tengo que pedir las cifras a Finanzas, por lo que tendré que generar recordatorios para el RAT (informe final del proyecto X enviado a mi jefe) y una primera UPA (enviar email a Finanzas pidiéndoles las cifras del proyecto X), y luego organizarlos en mi sistema. Por su parte, el «objeto» no requiere ninguna acción, es decir, es Basura. No hace falta que lo borre, pero una vez Transformado, puedo olvidarme del Whatsapp.

Ejemplo 4: En lugar de un Whatsapp, mi jefe me pide lo mismo por email. Desde un punto de vista lógico, el tratamiento debería ser idéntico al del Ejemplo 3 y así suele ser en lo que atañe al «significado». Sin embargo, muchas personas considerarían que es ¿necesario? conservar el email del jefe para poder enviarle el informe. ¿Absurdo? Sin duda, pero es lo que hay. En ese caso, el «objeto» email de tu jefe sería Material de Apoyo (en GTD®) o Material de Soporte (en OPTIMA3®) y habría que organizarlo (conservarlo) en un contenedor temporal hasta utilizarlo.

Ejemplo 5: Tengo la garantía de una TV que acabo de comprar. El «significado» de la garantía es «un documento que me puede hacer falta si se estropea la TV». La respuesta de las cuatro preguntas anteriores es «no», por lo que podemos Ignorarlo, ya que no necesitamos generar ningún recordatorio ni organizarlo. Sin embargo, el «objeto» me puede servir y no está relacionado con ninguna de mis UPAs o RATs actuales, por lo que es Material de Archivo y debo organizarlo (archivarlo) en el Archivo correspondiente.

Estos cinco ejemplos nos demuestran la independencia entre los «objetos» y sus «significados»:

  • En el Ejemplo 1, el recordatorio asociado al «significado» se enfría, mientras que el «objeto» se archiva como Material de Archivo.
  • En el Ejemplo 2, el recordatorio asociado al «significado» se enfría, mientras que el «objeto» se tira como Basura.
  • En el Ejemplo 3, los recordatorios asociados al «significado» se organizan en dos contenedores distintos (el RAT en uno y la UPA en otro), mientras que el «objeto» se tira como Basura.
  • En el Ejemplo 4, los recordatorios asociados al «significado» se organizan en dos contenedores distintos (el RAT en uno y la UPA en otro), mientras que el «objeto» se conserva como Material de Soporte.
  • En el Ejemplo 5, el «significado» se ignora, al no necesitar recordatorio alguno, mientras que el «objeto» se archiva como Material de Archivo.

Muchas de las prácticas más improductivas que lastran la competitividad de las organizaciones tienen que ver con la burocracia absurda e innecesaria que se ha ido creando en torno a la gestión de «objetos» y, en concreto, del email. Una obsesión improductiva que, paradójicamente, va asociada a una gestión cada vez más superficial, ineficaz e ineficiente de los «significados».

En un mundo en el que – cada vez más – falta tiempo para tanta información, aprender a gestionar por separado los «objetos» y sus «significados» nos permite no solo una mayor claridad a la hora de pensar y decidir sobre ellos, sino que además ayuda a entender que lo que hay que hacer con los «significados» es con frecuencia independiente de lo que hay que hacer con los «objetos», y mucho más relevante. Si sabemos dónde reside el valor del trabajo en el trabajo del conocimiento, este puede ser un muy buen primer paso para dejar de prestar toda esa atención innecesaria a lo superfluo y empezar a prestársela a lo que es realmente significativo.


jueves, 26 de enero de 2017

Necesitas tomar mejores decisiones

Por:

Me ha gustado esta reflexión de David Sánchez:

Deja de pensar en lo que mereces y en lo que te gustaría. O piensa en ello si quieres, pero no te obsesiones. El pasado está ahí para aprender de él, y para nada más.

Empieza a pensar en lo que necesitas para poder vivir mejor es estos tiempos líquidos, para sufrir menos y para disfrutar más. ¿Qué te ayudaría a conseguirlo? ¿Qué está en tu mano hacer?

Hay que tomar decisiones y hay que dejar de hacer cosas que ahora estás haciendo. Eso es complicado, porque lo queremos todo.

Si no aprendes a decir «No», estás condenando a la mediocridad. La excelencia requiere sacrificios.

Sólo cuando estás preparado a tomar estas decisiones, podrás conseguir la situación que David describe al principio de su artículo…

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miércoles, 25 de enero de 2017

Qué es un vendehúmos y cómo lanzarte al mercado de forma honesta y transparente sin ser uno de ellos

Por: Franck Scipion
ser un vendehumos

Los vendehúmos son una de las grandes lacras de cualquier sector. Esas personas desaprensivas que se aprovechan del trabajo de los demás para ganar un dinerillo fácil. Pero lo peor no es eso, sino que hacen un grave daño al mercado porque generan una terrible desconfianza. Hoy te explico quiénes son realmente estos estafadores y cómo empezar tu negocio sin el miedo a que te confundan con uno de ellos.

39ª entrega del podcast Emprendedores Knowmadas D.I.Y.

Hoy te respondo a 2 preguntas realmente complicadas. Una porque supone una decisión que puede cambiar todos los estándares de tu vida y otra porque vamos a tocar la moral de mucho vendehúmos del mercado.

En la primera te contesto a una de las grandes dudas que tienen todos los neoemprendedores: cuándo dejar su trabajo y dedicarse en exclusiva a su negocio online. Y en la segunda, te doy mi visión acerca de uno de los temas más controvertidos dentro de este sector: los vendehúmos.

Estas son las 2 preguntas a responder:

  1. ¿Cuándo debo abandonar mi trabajo para dedicarme al 100% a mi blog? Nadie te va a dar una referencia exacta porque no existe. Pero en este episodio sí te doy todas las variables y circunstancias que debes tener en cuenta antes de dar el paso. Es un paso clave y no debes tomártelo a la ligera.
  2. ¿Cómo evitar transformarse en un vendehúmos? Aquí te explico qué tipo de personas son las grandes mentiras con patas de este sector y cómo se lo montan para mantener su estafa el mayor tiempo posible. Pero ojo, también te hablaré de tu responsabilidad como comprador de trainings.

¿Quieres saber las respuestas?

Pues dale al play y/o descárgate el Audio.

Nota: Ahora también puedes seguir el podcast Emprendedores Knowmadas D.I.Y en iTunes, Sticher e iVoox desde tu navegador o desde tu móvil.

Qué es un vendehúmos y cómo lanzarte al mercado de forma honesta y transparente sin ser uno de ellos

Descarga el audio

Timeline del episodio

  • ¿Cuándo debo abandonar mi trabajo para dedicarme al 100% a mi blog? – 5:31
  • ¿Cómo no transformarse en un vendehúmos? -17:24

¿Quieres profundizar más sobre los 2 temas que he explicado hoy?

Cuándo abandonar mi trabajo:

  1. Todo lo que siempre has querido saber sobre montar un negocio en Internet y no depender nunca más de una empresa.
  2. Cómo tomar decisiones: 6 consejos para pasar a la acción y tomar las riendas de tu proyecto y de tu vida.
  3. Cómo fijar tu primera tarifa como freelance y multiplicar tus precios convirtiéndote en el profesional más deseado de tu sector.

Ser un vendehúmos:

  1. El experto mínimo viable o por qué no necesitas ser un gurú para vender por Internet.

En el podcast te he explicado cuándo deberías plantearte dejar tu trabajo para dedicarte al 100% a tu negocio online. Y te lo vuelvo a mencionar, porque he visto a muchas personas dejar sus empleos sin tener un plan de marketing o una hoja de ruta que seguir con sus negocios online.

Una cosa es que emprender suponga correr riesgos y, otra muy distinta, es condenar tu proyecto al fracaso antes de haber nacido. Sin estrategia, solo conseguirás perder tu dinero, tu tiempo y tu ilusión.

Si no sabes cómo plantear la estrategia de tu negocio, descárgate esta guía. En ella encontrarás todo lo que necesitas para lanzar un blog que genere clientes desde el primer día.

¿Te ha gustado este episodio?

Si te ha gustado el episodio y quieres apoyar el podcast de Emprendedores Knowmadas D.I.Y., te voy a pedir 3 cosas:

  1. Comparte este episodio en redes sociales utilizando los botones que puedes ver al principio o al final de este artículo.
  2. Deja una review comentando por qué te gusta este podcast en iTunes. Estas reviews son muy útiles, ayudan a conseguir más oyentes y a ayudar a otras personas que están en la misma situación que tú.
  3. Envía una pregunta relacionada con el mundo de los Emprendedores Knowmadas a behappy@lifestylealcuadrado.com con el asunto “Pregunta para el podcast” y estaré encantado de incluirla en próximos episodios.

Patrocinador del episodio

webempresa

Fotografía: Businessman smoking head (Shutterstock). 

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Nuestras creencias determinan nuestra actitud y éstas influyen en nuestra productividad

Por:

Igual a los hábitos, tus creencias son un arma de doble fila. Son cosas que tenemos y que pocas veces analizamos para ver si todavía son relevantes.

Por un lado, te facilitan mucho la vida, porque no hay que invertir tiempo y esfuerzo buscando hechos. Simplemente puedes elegir un modelo que te ayuda a entender la situación y ya puedes avanzar.

El problema sale, lógicamente, cuando el modelo que has elegido no encaja con la realidad, como explica José Ignacio Azkue:

¿Tiene algún sentido buscar una mejoría cuando una persona, en realidad, está conforme con lo que es? Personalmente pienso que muchas personas no intentan el cambio porque no ven las mejoras que podrían conseguir modificando sus creencias, y por consiguiente corrigiendo su actitud.

Es como si tuvieran una venda en los ojos que les impidiera ver otra realidad distinta a la que conocen. Además, rechazan de plano toda posibilidad de ver otras opciones. Sus creencias son tan fuertes y limitantes que rechazan todo cambio. Y lo veo de continuo en los debates que provoco en mis seminarios.

Hay que revisar tus creencias actuales y crear creencias positivas.

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martes, 24 de enero de 2017

Consultorio GTD: Tareas repetitivas

Por: Jerónimo Sánchez

Radio vintageHace unos días, Jonathan me enviaba desde Buenos Aires una consulta muy interesante sobre la mejor manera de gestionar algunos tipos de tareas repetitivas que, habitualmente, a muchas personas les resulta difícil encajar en el modelo de trabajo que propone GTD:

Estoy comenzando a utilizar la metodología GTD en mi vida personal y laboral [desde] hace poco más de un mes. (…) Sobre la base de la imprevisibilidad del día a día y del uso adecuado de la agenda, me asaltan algunas preguntas básicas. Por ejemplo, estudiar para un examen universitario o desinfectar el baño una vez por semana. No debería agendar una fecha exacta, pero tampoco podría prolongarlas más de unos días. ¿Tienes alguna sugerencia basada en GTD más allá de colocarla en próximas acciones y en un contexto?

Los dos casos que plantea Jonathan tienen una naturaleza diferente, y por eso requieren gestionarse de manera distinta.

Estudiar para un examen

Como bien dices, una mejor práctica de GTD es evitar usar el calendario para las cosas que puedes hacer desde ya, independientemente de cuándo venzan. Por ejemplo, si te puedes poner a estudiar ya, aunque queden tres meses para el examen, el recordatorio debe ir en tu lista de siguientes acciones, no en el calendario.

Por un lado, evitas saturar el calendario con tareas —como estudiar para el examen—, que en realidad podrías hacer en otro momento si el día se complica, permitiéndote poner foco primero en aquellas tareas que, objetivamente hablando, solo tiene sentido hacer hoy —reuniones, llamadas comprometidas, etc. Por otro lado, si pasas «estudiar para el examen» a tu lista de siguientes acciones, automáticamente se convierte en una posibilidad más entre las que elegir a la hora de hacer, si se dan las circunstancias adecuadas, en cualquier momento a partir de ahora. Puede que no estudies hoy, ni mañana, porque haya otras cosas que deben ir primero. Pero el hecho de ver esa acción cada vez que revisas tu lista de siguientes acciones te dará la oportunidad de elegir «estudiar para el examen» en muchas ocasiones antes de que llegue el día, aumentando las probabilidades de que vayas bien preparado.

Por otro lado, estudiar para un examen es una tarea engañosa. Parece una siguiente acción, pero en realidad se trata de lo que en GTD llamamos «proyecto». Cuando decimos «estudiar para un examen», normalmente nos referimos a dominar el temario lo suficiente como para aprobar el examen. Es decir, se trata de algo que no podemos hacer en una sentada, requiere muchas horas de trabajo repetitivo, a lo largo de muchos días, consistente en leer, subrayar y resumir las distintas partes del temario, o lo que sea que cada uno haga para estudiar. Dicho de otro modo, requiere más de un paso para ser completado —aunque ese paso consista siempre en hacer lo mismo—, y eso es un proyecto en GTD.

La mejor manera que yo he encontrado para gestionar este tipo de tareas-proyecto es utilizar una siguiente acción repetitiva diaria —con matices, como ahora explicaré—, del tipo «Leer, subrayar y resumir al menos cinco páginas del libro X para aprobar el examen Y». El número de páginas de la acción debe ser lo suficientemente pequeño como para que tu cerebro lo perciba como algo que puedes completar en una sentada —esto es fundamental si quieres tener alguna oportunidad de evitar la procrastinación—, y lo suficientemente grande como para alcanzar el objetivo de terminar de estudiar el temario antes del examen.

El «secreto» para este tipo de tareas-proyecto está en hacer algo todos —o casi todos— los días, y en tachar siempre la acción como completada, independientemente de que hayas estudiado dos, cinco o siete páginas, de manera que al día siguiente la vuelvas a tener activa en tu lista de siguientes acciones, al mismo tiempo que tienes sensación de logro. El número de páginas a estudiar es orientativo. Su función es ayudarte a ir ajustando tu esfuerzo a lo largo del tiempo, conforme avances en el estudio. A medio y largo plazo, si realmente estás comprometido con el resultado que quieres alcanzar, los días que estudies menos —porque no tengas tanto tiempo o no te encuentres con la suficiente energía—, se compensarán con los días que estudies más.

Eliminar la rigidez en el cuándo y cuánto estudiar es un factor clave para generar sensación de logro —todos los días completas la acción, todos los días avanzas—, lo que influye enormemente en tu motivación. Si empiezas ya, el tiempo es tu mejor aliado. Al final, cuando quieras darte cuenta, habrás terminado de estudiar el temario sin la sensación de agobio que suele acarrear este tipo de tareas, y probablemente mucho antes de la fecha del examen.

Limpiar el baño cada semana

En cuanto a la limpieza semanal del baño, se trata de una acción genuina, ya que normalmente puede completarse en una sentada. En este caso, ponerla en el calendario o no dependerá de si existe una restricción real que te obligue a hacerlo ese día, y te impida hacerlo cualquier otro. Por ejemplo, si solo puedes hacer la limpieza, digamos, los domingos, porque es el único día que estás en casa, entonces tiene sentido que añadas al calendario una acción repetitiva todos los domingos para limpiar el baño. Sin embargo, si lo que sucede es que prefieres hacer la limpieza los domingos, pero en realidad podrías hacerla cualquier otro día en caso de ser necesario, tiene más sentido utilizar el concepto de «archivo de seguimiento» de GTD.

El «archivo de seguimiento» es un constructo que nos permite recordar cosas a partir de una fecha futura, generalmente porque no tiene sentido hacerlas en este momento. Se diferencia de la agenda en que las cosas que están en la agenda deben hacerse ese día obligatoriamente —por ejemplo, una reunión—, mientras que las cosas que están en el «archivo de seguimiento» pueden hacerse ese día, o cualquier otro día posterior —por ejemplo, para pagar los impuestos tienes una fecha de inicio de plazo, pero en realidad puedes pagarlos cualquier día a partir de esa fecha. Es decir, el «archivo de seguimiento» contiene una lista de las cosas que puedes hacer en cualquier momento a partir de una fecha futura.

Como ves, conceptualmente, «archivo de seguimiento» y agenda son cosas distintas, y la forma de gestionarse también es diferente. Sin embargo, muchas personas implementan la agenda y el «archivo de seguimiento» usando la misma herramienta —un calendario—, lo cual suele generar bastante confusión a los recién llegados a GTD.

La realidad es que, aunque el «archivo de seguimiento» se puede implementar en un calendario, también se puede implementar utilizando tu lista de siguientes acciones, siempre que la herramienta que utilices para gestionar la lista te permita asignar fechas de inicio futuras. La idea es «ocultar» las acciones hasta que llegue la fecha en que puedes hacer algo con ellas. En este caso, para acordarte de limpiar el baño los domingos, deberías crear una acción con fecha de inicio todos los domingos, que se repita cada semana. Llegado el domingo, si no puedes limpiar el baño, la acción seguiría en tu lista hasta que finalmente puedas hacerlo.

Y si lo que importa es la periodicidad y no el día concreto para hacerlo —por ejemplo, quieres asegurarte de que el baño no pase más de siete días sin limpiar—, la solución es crear una acción repetitiva a partir de la fecha de finalización de la acción anterior, algo que permite hacer muchos de los gestores de listas actuales. La utilidad de esta estrategia es más evidente, por ejemplo, si consideramos el caso de llevar el coche a la revisión anual: quieres acordarte de llevar el coche al taller en octubre; cuando llega el día se activa la acción, pero si finalmente terminas llevándolo un mes después, lo que tiene sentido es que tu sistema te lo vuelva a recordar doce meses después de haberlo llevado al taller, en noviembre y no en octubre del próximo año.

Conclusión

No todo lo que está ligado a una fecha debe estar en el calendario. Uno de los principios fundamentales de la efectividad personal es que es necesario agrupar los recordatorios de las cosas que tenemos que hacer según su naturaleza, evitando mezclar cosas que significan cosas distintas. Mezclar lo que tengo que hacer hoy sí o sí, con lo que puedo hacer hoy pero podría hacer mañana si es necesario, resulta muy poco efectivo. Mezclar cosas con significados diferentes supone someter a nuestro cerebro a un esfuerzo extra a la hora de elegir qué hacer, lo que a la postre suele traducirse en la percepción de que el el sistema no funciona y no merece la pena el trabajo de mantenerlo actualizado.

La razón por la que muchas personas prefieren planificar las tareas en el calendario, en lugar de usar sus listas de siguientes acciones es que, si usan su lista de siguientes acciones, no confían en que recordarán lo que tienen que hacer cuando llegue el momento. La mayoría de las personas ya tienen el hábito de revisar el calendario con cierta frecuencia, pero no sus listas de siguientes acciones. Y como dice mi buen amigo José Miguel Bolívar, solo se puede confiar en aquello que se revisa lo suficiente. Como solo confían que verán lo que está en el calendario, es ahí donde lo anotan, reduciendo su utilidad.

Coloca los recordatorios en los lugares donde deben ir, y luego asegúrate de revisar dichos lugares con la suficiente frecuencia. De ese modo obtendrás el máximo valor de un sistema de organización avanzado como el que propone la metodología de productividad personal GTD.


Así trabajo: mi caja de herramientas

Un nuevo día empieza, ¿qué estrategia vas a seguir?

Por: Berto Pena

Estrategia Nuevo Día

Un nuevo día empieza, ¿en qué cosas te vas a concentrar?

¿Cómo vas a distribuir el Tiempo limitado que tienes?

¿En qué cosas vas a invertir la preciosa Energía que tienes?

¿A qué actividades, momentos o personas vas a dirigir tu poderosa Atención?

¿Vas a limitarte a repetir lo mismo que hiciste ayer?

¿Qué vas a aportar de distinto a otros (jefe, equipo, clientes…)?

¿Tienes claro lo que necesitas de otros?

¿Vas a seguir la (inútil) estrategia de «ir a tope y darlo todo»?

¿Vas a dejarte guiar por el «ya iré viendo qué hago según lleguen las cosas»?

¿Qué error encontraste ayer (o la semana pasada) que vas a corregir hoy?

¿Qué elemento nuevo vas a introducir en tu forma de hacer las cosas?

¿Qué cosas has preparado antes que te van a ayudar a hacerlo mejor hoy?

¿Cómo vas a potenciar tu Atención para hacer antes y con más calidad?

¿Tienes claro lo que tienes que hacer al empezar? ¿Y lo que debes evitar?

¿A qué cosas vas a regalarle tu talento, tu creatividad y tu capacidad de solucionar?

¿Qué vas a hacer de distinto en las reuniones que tienes?

Un nuevo día empieza, ¿qué estrategia vas a seguir?

La “estrategia” es solo una manera de referirse a la intención que tú tienes al empezar tu día, tu semana… cualquier cosa a la que vayas a dedicarte. No tiene que ser muy elaborada, compleja, sofisticada. Pero antes de empezar las cosas tiene que haber algo en tu cabeza. Porque sin intención no hay dirección, y sin dirección no hay RUMBO.

Y si no tienes un Rumbo para hoy, ¿exactamente a dónde vas?

La entrada Un nuevo día empieza, ¿qué estrategia vas a seguir? aparece primero en ThinkWasabi.


Cómo obligar a tu jefe a recompensar tus bueno resultados

Por: Iago Fraga
Si le preguntas a un grupo de personas cuanto son 2 más 2, la respuesta es unánime. Basta con tirar de matemáticas o de una calculadora (si alguien es muy terco) y todo el mundo acabará estando de acuerdo. Sólo existe una respuesta. Si cambiamos la pregunta por ¿ha hecho García un buen trabajo durante […]

domingo, 22 de enero de 2017

El poder del hacer: por qué necesitas dejar de pensar tanto y hacer más

Por: Franck Scipion
el poder del hacer

Enero es un mes de metas, propósitos y objetivos.

Y esas metas pueden ser tan diferentes como:

La lista podría seguir hasta el infinito. Pero seamos sinceros: ¿cuántos de los propósitos que te has puesto durante este mes vas a cumplir?

Cuando te pongas manos a la obra empezarás a pensar que la distancia entre tu situación actual y tus objetivos es demasiado grande. Y acabarás diciendo algo parecido a esto:

Todavía no estoy preparado. Necesito saber más, comprar algún curso o formarme más para arrancar y empezar a hacer…

Mal. Muy mal. Ya sabes que el 98% del mercado sabe, probablemente, menos que tú.

expertise en el blogging

Pero tú sigues dando por hecho que si descubres la estrategia maestra, el último truco o “el objeto que brilla” vas a conseguir más resultados. Más conocimiento, más resultados.

Yo te diré otra cosa: el poder está en hacer, no en saber.

Saber más no te lleva a conseguir más resultados. Hacer más sí.


El poder está en hacer, no en saber
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¿Por qué hacer es mejor que saber?

Siempre digo lo mismo:

Mejor hecho que perfecto.

Aunque aprender algo y practicarlo parezca muy parecido, hay una diferencia abismal entre aprender y hacer. Te pondré algunos ejemplos:

  1. ¿De qué te serviría saber toda la teoría sobre cómo hacer sentadillas si no eres capaz ni de andar 15 minutos seguidos?
  2. ¿Para qué quieres saber todas las estrategias para captar visitas y suscriptores si todavía no has creado tu blog?
  3. ¿Crees que te sirve de algo leer un libro sobre finanzas si sigues desperdiciando tu dinero día tras día?

Y ahora pongámonos en el lado contrario. ¿Y si haces en vez de leer o aprender?

  1. Si haces una sentadilla hoy, mañana puede que hagas 2. Y pasado 3. Y cuando te des cuenta estarás haciendo ejercicio regularmente con facilidad y viendo resultados inmediatos.
  2. Si lanzas tu blog, escribes tu primera entrada y recibes a tus primeros lectores, estarás consiguiendo un 100% más de visitas que si siguieses leyendo otro blog, viendo otro vídeo o escuchando otro podcast.
  3. Si haces una pequeña auditoría de tus gastos y eliminas 5 de los más pequeños e innecesarios, estarás ahorrando un 100% más que si lees otro libro de Robert Kiyosaki y compañía.

¿Estos ejemplos no te han parecido suficientes?

Espera, voy a darte 4 motivos para HACER a partir de hoy.


Siempre es mejor hecho que perfecto
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#1 Tu síndrome de aprendizaje frena tu capacidad de actuar

Otro post.

Otro curso.

Otro ebook.

Y otro vídeo.

Todo… ¿para qué? Lo más probable es que solo estés poniéndote excusas y frenando tu capacidad para actuar. Estás matando poco a poco tu idea, tu proyecto o cualquier meta que te hayas puesto.

Por ejemplo, leer un post sobre cómo ganar dinero con un blog puede hacerte pensar: “ya estoy avanzando, estoy más cerca de ganar dinero con un blog”. Sin embargo, estás igual de lejos que antes.

Pero si en vez de leer, quedarte con actitud pasiva y no hacer nada, cogieras cualquiera de las técnicas y la aplicaras para ganar 1€, así sí estarías avanzando realmente.

No necesitas seguir esperando para encontrar el mejor método, necesitas avanzar. Esto no es el colegio y nadie va a ponerte un examen para poner a prueba tus conocimientos.

Aquí todo es práctica. Si quieres conseguir algo en la vida, tienes que hacer.


No necesitas seguir esperando para encontrar el mejor método, necesitas avanzar
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#2 Si haces, aprendes

Quieres sorprender a tu pareja esta noche con una cena maravillosa.

Te vas a Internet y empiezas a buscar. Esta receta tiene buena pinta, aquella otra también, esta parece sabrosa, etc. Te pasas horas y horas buscando recetas, sin hacer nada.

Al final, aunque has visto cómo se hacen 10 platos diferentes, no sabes hacer ninguno. Cuando te plantas frente a los fuegos te das cuenta de que no has aprendido nada y que, por desgracia, tu conexión a Internet se ha ido.

Vas a sorprender a tu pareja con… un huevo frito.

Si hubieras cogido una sola de esas recetas, hubieras puesto el vídeo a un lado de los fuegos de la cocina y te hubieras puesto a hacer, ahora tendrías la cena hecha. Mejor o peor, pero hecha.

Y si repites este proceso una y otra vez, cuando te des cuenta, estarás cocinando mejor que Chicote o el Chef Ramsey.

La práctica y el hacer te dan conocimiento y te enseñan cómo avanzar. Ver vídeos, leer libros y quedarte en el “aprendizaje pasivo” no.

¿De qué sirve que te unas a cualquiera de mis cursos si luego no haces nada? ¿O que compartas en Facebook un mensaje de condolencia porque hay niños pasando hambre en otro país tras leer una noticia?

Si no creas tu blog, haces una donación, te vas de voluntario o haces algo más, no servirá para nada.


La práctica y el hacer te dan conocimiento y te enseñan cómo avanzar
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#3 No hacer = no demostrar tu conocimiento

A ver si esta situación te suena.

Estás hablando sobre cómo hacer networking con algunos amigos bloggers, cuando de pronto uno parece ser un experto en lo que estáis hablando. Ha leído un libro, una noticia o un estudio sobre ello y toma el poder de la conversación con su recién estrenado conocimiento.

3 días después vais juntos a un evento. Digamos que es el TribuCamp.

Ese amigo que tanto parecía saber sobre networking, que había leído libros, hecho cursos y preparado su elevator speech, acaba en una silla mirando su móvil mientras otros hablan entre ellos.

Tú, que no has leído tanto, simplemente te lanzas a hablar con gente, acabas consiguiendo varios contactos interesantes y sales con nuevos amigos del evento. A pesar de que en algunos momentos has metido la pata, ahora te sientes más seguro.

¿De qué le ha servido todo el conocimiento a tu amigo? De nada. No hacer significa no demostrar lo que sabes. Quizás si se hubiera animado a hacer lo mismo que tú, lo hubiera hecho mejor.

Pero él no hizo nada.


No hacer significa no demostrar lo que sabes
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#4 Hacer te lleva a conseguir pequeñas victorias

Si quieres lanzar un blog y nunca lo haces, empezarás a crear en ti una sensación de desanimo.

Tú mismo empezarás a enviarte mensajes negativos, ya que ves lo que otros consiguen mientras que tú no haces nada. Y te dices a ti mismo “ellos no son mejores que yo, yo podría conseguir esos resultados”.

Pero no. Porque tú no haces nada.

Si cambias el chip y empiezas a hacer tendrás tus pequeñas victorias. Unas pequeñas victorias que te motivarán y serán tu gasolina para avanzar firme día tras día. Victorias como:

  1. Crear tu primer blog.
  2. Escribir tu primer post.
  3. Conseguir tus primeras 1.000 visitas.
  4. Conseguir tus primeros 100 suscriptores.
  5. Alcanzar por fin tu primera venta.

Una cosa te llevará a la otra. Pero si no das ese primer paso (crear el blog), nunca llegarán las otras victorias.

Cada vez que haces, te motivas y subes una pequeña montaña para plantar tu bandera victoriosa.

Deja de quedarte en la ladera y empieza a subir.


Cada vez que haces, te motivas y subes una pequeña montaña para plantar tu bandera victoriosa
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“Franck, ¿entonces aprender no sirve de nada?”

Yo no he dicho eso.

Aprender a crear un autoresponder, estrategias para conseguir visitas, cómo crear un lead magnet o un sitio de membresía, significa tener el poder de crear armas impresionantes para el crecimiento de tu proyecto.

Pero si no haces no hay progreso. Todo ese conocimiento se irá perdiendo, poco a poco, en el fondo de tu subsconciente.

Y mañana volverás a leer otra cosa, quizás contradictoria a la que leíste ayer, entrando de nuevo en un bloqueo infinito. Aprender, aprender y aprender sin acabar por hacer nada.

Aprender es maravilloso. Yo disfruto haciendo cursos online, descubriendo nuevas formas de ayudar a mis clientes y viendo mejores formas de hacer todo lo que hago día tras día.

Nunca reniegues de la formación. Pero por encima de todo, JAMÁS reniegues de aplicar y hacer lo que aprendes.


Nunca reniegues de la formación. Pero por encima de todo, JAMÁS reniegues de hacer lo que aprendes.
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Antes de acabar, esto es lo único que debes recordar de este artículo

Voy a darte una frase que resume todo lo que he escrito en este pequeño post:

Deja de pensar y empieza a hacer ahora.

Si solo lees esto y me haces caso, habré cumplido mi objetivo.


Deja de pensar y empieza a hacer ahora #elpoderdelhacer
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Y si además compartes el mensaje con ese hashtag, podremos difundir la palabra.

¡1.000 gracias si lo haces y 100 puntos de karma para ti!

P.D: ¿quieres empezar a hacer a partir de esta misma semana? Quizás puedas comenzar por crear tu blog este mismo jueves mientras Javier Gobea te muestra cómo y por qué hacerlo en directo en su webinar “Cómo crear un Blog Mínimo Viable en 28 días”. Apúntate aquí y empieza a hacer ya.

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